Delirios y distorsiones cognitivas (IV)

Aaron Beck Fue un psiquiatra norteamericano que durante la década de los sesenta planteó su celebre teoría cognitiva. A pesar de la influencia del psicoanálisis en aquella época en la sociedad americana: desarrolló una terapia centrada en los pensamientos para abordar las distorsiones cognitivas que provocan y mantienen patologias bien distintas como la depresión, la ansiedad,o la fobia social, dando lugar a lo que conocemos hoy como terapia cognitivo-conductual que no pone el foco en el pasado del individuo o en los procesos inconscientes sino que es una especie de tecnología para modificar los pensamientos que resultan en anomalías o deformidades del proceso del pensar.

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Sobrevivir en el colegio (III)

Los que leyeron el post anterior ya saben que existe una brecha de género en el suicidio consumado y que esta brecha señala favorece a las mujeres. Las razones conocidas de esta diferencia son múltiples:

  • Está demostrado que las mujeres tienen más depresiones que los hombres, pero también es cierto que buscan más ayuda profesional que los varones y consumen más terapias y psicofármacos que ellos..
  • Las cifras de suicidio consumado aumentan con la edad y son más numerosas en los hombres.
  • Los hombres utilizan métodos más letales que las mujeres, sin embargo los parasuicidios o los intentos de suicidio son más frecuentes en las mujeres.
  • En el rango de edad 12-19 parece que ha habido un aumento de los suicidios de las chicas hasta el punto en que parecen haberse igualado las cifras.
  • Esta ultima evidencia ha sido señalada por múltiples autores del mismo modo que el aumento de problemas de salud mental ha sufrido un incremento de frecuencia entre las chicas jóvenes al menos desde 2020 (el año de la pandemia) hasta hoy.

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Generaciones y patologias mentales (I)

Aunque la segmentación de la población en «generaciones» es bastante arbitraria, lo cierto es que cada generación posee una mentalidad que le es propia, como sabemos todos los que hemos tenido hijos, por eso decimos en psiquiatría que las enfermedades mentales son patoplásticas, no porque las enfermedades cambien (en realidad cambian muy poco) sino que cambian las razones para enfermar de esta patología y no de aquella. Así, hay autores como Enric Novella que hablan de que el siglo XIX fue el siglo de la sifílis cerebral y de la histeria, el sigo XX es el siglo de las psicosis funcionales y la esquizofrenia y el sigo XXI será el siglo de la depresión.

Sucede porque cada generación se caracteriza por unas creencias concretas que la diferencian de sus antecesoras. Asi consideramos que existen pliegues en las subjetividad humana que cambian con la época o zeitgeist, el espíritu de cada tiempo. Asi podriamos hablar del siglo XIX como una especie de caldo de cultivo relativo a la emancipación de la mujer en forma de bovarismo que en cierto modo nos explicaría la histeria y los trastornos psicosomáticos como una forma de protesta. En el siglo XX lo que emergió fue lo que Novella lama la reflexividad, es decir la preocupación por la vida interior y una sobrepreocupación sobre nosotros mismos y nuestros procesos interiores, mientras que en el siglo XXI la preocupación es la identidad y cómo nos ven los demás.

El individualismo nos legó el genio creador y la melancolía, la reflexividad nos dejó la vida interior y la esquizofrenia y la búsqueda de una identidad propia nos legó la emancipación y el vacío.

Enric Novella

Pero en realidad las características psicológicas de la población no se miden según el siglo en el que hayamos vivido, sino en qué generación lo hemos hecho. Es lógico, cada generación tiene unas preocupaciones distintas a las anteriores, y en cierto modo suponen una ruptura con un orden anterior, si bien estas características generacionales no son universales, sino más bien locales, de modo que cuando hablo de generaciones, el lector deberá entender que estoy hablando de nuestro entorno europeo. Ni siquiera estoy seguro de que esa clasificación sea útil en otros entornos como USA, si bien es cierto que casi todas las innovaciones culturales -salvo excepciones puntuales- proceden de aquel continente por la influencia que ejercen sobre Europa.

Una generación se define por las cosas en las que cree, las cosas que le gustan y sobre todo los mitos que comparten. La música que escuchamos es diferente en cada generación puesto que el gusto musical se apaga después de los 30 tal y como nos contó Sapolsky: un boomer enamorado de James Taylor. «Dime que musica te gusta y te diré de qué generación eres». Y hay además otra manera de contar las generaciones en función de la natalidad aunque para entender de qué estamos hablando mejor será hacer una breve distinción sobre las cuatro generaciones que he tenido oportunidad de observar a lo largo de mi vida.

Los boomers.- .

Hay dos tramos de boomers, por una parte está los que nacieron durante la segunda guerra mundial, desde 1940-1945. Podríamos decir que estos fueron los precursores del fenómeno baby boom que aconteció después de la guerra. Y son un montón de ciudadanos muy prolíficos, tuvieron muchos hijos. Recordar que todos los héroes del rock y con una procedencia británica fueron los adelantados de este fenómeno y recodar también la gran escabechina que hubo de británicos en esa guerra.

El segundo tramo es de los que nacimos entre 1950- 1970, es decir los boomers retrasados que llegaron con la bonanza de la postguerra (poco obvia en España). Los que entramos en la universidad alrededor de 1968 coincidiendo con la revolución del Mayo francés y del flower-power. Una generación muy rebelde que inventó la revolución sexual y la minifalda, los anticonceptivos y el amor libre. En realidad lo que nos interesaba más era escapar de la influencia tiránica de nuestros padres que habían visto demasiadas atrocidades en las guerras tanto mundiales como civiles en nuestro país como para renunciar a su poder familiar.

Se trata de una generación que solo tardíamente entró en contacto con las drogas, mucho más frecuentemente y peligrosamente lo hicieron aquellos boomers que se dedicaban al mundo de la musica, la poesía, o la literatura. pero el fenómeno de la droga tardó algunos años en democratizarse y pasar a ser una conducta típica de las clases medias aquí en en España.

Vale la pena señalar que la antipisiquiatría y la demolición de los manicomios pertenece a nuestra generación, lo que es lo mismo que decir que fuimos los precursores del trato igualitario a nuestros pacientes, para mi algo a destacar en comparación con las generaciones que nos precedieron.

La generación X.-

Fue la generación que nos sucedió a los boomers, los que nacieron en torno a 1970 hasta 1990. Algo heredaron de nosotros fenómenos como la movida madrileña tiene su origen en aquellos años donde la libertad campaba a sus anchas. Hay que recordar que nunca en España habíamos tenido un periodo de libertad tan intensa como en aquella década prodigiosa. Sin embargo las drogas, el terrorismo de ETA y la guerra fría seguían existiendo. Sin embargo los X nunca fueron especialmente políticos ni decididamente combativos.

Los gustos musicales fueron cambiando y apareció el grunge y el hip hop, quizá también el heavy metal pero descendió el pop-rock y otros estilos que tanto nos gustaban a los boomers, como el country o la polifonía vocal . Al mismo tiempo las tasas de fecundidad bajaron mientras que los contactos sexuales aumentaron. Se han descrito como una generación acelerada. Es también la generación que vio aumentar entre sus padres las tasas de divorcio y la incorporación de la mujer al mundo laboral. Políticamente hubo un giro neo-conservador y aparecieron por primera vez los ordenadores personales domésticos y los viajes a Inglaterra para abortar.

Los millenials.-

Se trata de la cohorte demográfica que aparece después de la generación X, los nacidos entre 1980-y 1995 ,en gran parte hijos de los boomers y es la primera generación que podemos nombrar como nativos digitales. Es raro encontrar millenials que no sepan algo de un ordenador aunque dependiendo de las condiciones sociales, económicas y culturales (puede haber jóvenes que, sin posibilidad de acceso a las tecnologías digitales, presenten unas competencias muy limitadas o nulas),7​ la generación ha estado generalmente marcada por un mayor uso y familiaridad con las comunicaciones, los medios de comunicación y las tecnologías digitales.

Son los hiperpadres de la generación siguiente los i-gen o generación Z. Una generación -la primera- donde trabajan ambos padres, y ambos se encuentran muy comprometidos e involucrados con la educación, la salud y los rendimientos de sus hijos.

Otros les denominan como generación bumerán o generación Peter Pan, por su infantilismo en sus gustos que a veces coincide con el de sus hijos. Es también la generación que más ha tardado en emanciparse de sus padres y probablemente la que más empleo inestable ha conocido de todas las anteriores. hasta el punto de que muchos de ellos han tenido que inventarse su propia profesión. Gran parte de los influencers de hoy son millenails.

Pero si hago esta reflexión sobre las generaciones es para llegar a un lugar concreto. Me refiero a los i-gen o generación Z que son los que nacieron alrededor de 1995 y que algunos de ellos hoy están en la universidad. Son la generación del selfie y de las redes sociales. ya veremos en el próximo post la influencia que han tenido estas redes sociales en el desarrollo de múltiples patologías mentales relacionadas con la depresión o la búsqueda de identidad. Hoy estamos muy preocupados por el hecho de que los adolescentes presentan cifras de depresión inimaginables desde el punto de vista epidemiológico hace unos años. ¿Qué está sucediendo con esta generación?¿Por qué hay más niñas que niños con depresión? ¿Cómo podemos ayudar a estos muchachos que presentan además grandes ratios de suicidio, de intentos de suicidio.

En el próximo post abordaré este problema que viene bastante bien detallado en el libro de Haidt y Lukianoff que preside este post.

El deseo mimético

La palabra «deseo» es rara en neurociencia y su uso se limita sobre todo al psicoanálisis y sin embargo contiene matices que no podemos despreciar asimilándola a la palabra «instinto» que por cierto también es muy poco usada en entornos académicos quizá porque el instinto se lo atribuimos a los animales y no queremos usarlo en ciencias humanas. Pero daré inmediatamente una definición de deseo: «el deseo es la franquicia que la naturaleza posee en nuestra mente«, no hay mente sin deseo y cada deseo es diferente en cada mente, en todas y cada una de nuestras mentes habita uno o varios deseos que no son deterministas (no están enfocados por ninguna instancia externa a su propio campo) y suelen ser intercambiables. Nada que ver son el instinto que podemos clasificar en dos tendencias: una que sirve para la preservación de la especie (instinto sexual) y otra que sirve para preservarnos a nosotros mismos.

El deseo es epistemológicamente algo que va más allá del instinto y más allá del apego en tanto que podemos desear cosas que no están relacionadas de forma inmediata con el sexo o la preservación ni con la necesidad de subsistencia, pues el deseo admite a trámite muchas demandas que hacemos a los demás empezando por nuestra madre: la gemela original. Lo importante es que el deseo es siempre el deseo del otro. Dicho de otra forma, el deseo se forma por mimetismo, deseamos lo que desean los demás, valoramos las cosas en función de lo que los demás valoran, algo es deseable en tanto muchos piensan que es deseable. El problema es que no nos limitamos a desear lo que el otro desea sino que el deseo de algo incluye además al sujeto que desea ese algo.

Naturalmente esta cuestión ya estaba planteada por muchos filósofos, la novedad que plantea Girard es que el deseo es siempre triangular. Es decir no se plantea de forma lineal entre sujeto deseante y objeto deseado sino que precisa de un modulador, otro vértice en el triángulo .

Para René Girard, deseo es la influencia, la contaminación recíproca de imitación y de apetitos; el yo que desea porque imita a un otro. En este sentido, “el hombre es entendido como un sujeto imitador”[1]. Nuestro deseo proviene del otro, siendo éste “eminentemente social”[2], es decir, no deseamos independientemente del grupo social al que pertenecemos, sino que nuestro deseo se deriva —principalmente— de adoptar al otro como modelo. En otras palabras, nuestro deseo no nos pertenece sólo a nosotros, no depende de una propiedad especial que podamos tener, sino que siempre se nos será sugerido por otra persona en quien tenemos premura por imitar.

¿Qué deseamos? Hay que aclarar que para René Girard desear no es lo mismo que necesitar. Necesidad se refiere a los requerimientos para la vida como son la comida, líquidos y el cobijo, mientras que los deseos se dirigen hacia bienes u objetos con un significado simbólico y que son conformados y aprendidos al imitar el deseo de otros.

Triángulo de deseo.-

El deseo de aquellos objetos siempre será triangular en la medida que aquello que deseamos (porque lo imitamos) está mediado por Otro. Los vértices de éste triángulo son: a) el sujeto que desea el objeto, b) el objeto que desea y c) el modelo, cuyo propio deseo designa el objeto como deseable y que el sujeto señala como deseable porque quiere imitarlo (e.g. si deseo poseer el chocolate que tiene María no es sólo porque me gusta el chocolate sino porque, principalmente, también lo desea María), copia al modelo incluso en la forma en que éste desea, a tal grado que el objeto mismo pasa a un segundo plano de interés y el sujeto se interesa en la rivalidad que le representa el modelo, transformándose en un modelo-obstáculo a medida que se va desarrollando la relación.

Los publicistas conocen muy bien este mecanismo cuando nos presentan un coche no tanto en sus consideraciones técnicas sino con una bella señorita que posa junto a él. El mensaje subliminal que lleva consigo esta publicidad es «si compras el coche te llevas también a la señorita». Naturalmente la señorita es el mediador, el coche el objeto y yo el sujeto que deseo ese coche y no otro.

Para René Girard, el carácter mimético del deseo es la causa primordial de la violencia humana. “La violencia surge como una derivación no calculada del carácter mimético del deseo”]. De esta manera, la rivalidad tiene como punto de partida no la violencia en sí, sino la imitación per se. Dicha rivalidad por el objeto (oculta con mucha frecuencia) suele desembocar en una destrucción del otro y, paradójicamente, en la destrucción del sujeto mismo.

Surge entonces, para René Girard, un sentido ético: reconocernos en el comportamiento de los demás pues los otros desean lo que nosotros tenemos (somos) tanto como nosotros deseamos lo que los otros tienen (son). “Lo esencial, en este sentido, para cada uno es tomar conciencia de su propio deseo mimético.

René Girard es un polímata, sería dificil definir su profesión, y podriamos liquidar el asunto diciendo que era un filosofo francés, critico literario, antropologo, escritor, en suma un pensador que ha recorrido e investigado múltiples campos del saber desde la mitologia hasta la novela moderna. Personalmente le definiría como un antropólogo de las creencias religiosas.

En La violencia y lo sagrado, Girard trata de entender científicamente la religión como fenómeno intrínsecamente relacionado con la violencia y su control. Para el antropólogo galo, la religión emergió espontáneamente en la vida del hombre como medio para aplacar la violencia social desbocada, no como respuesta a un supuesto «más allá» divino. Según Girard, la función secreta de los mitos y los ritos antiguos era preservar, mediante el sacrificio de chivos expiatorios, el orden social amenazado por la violencia; el chivo sacrificado era divinizado posteriormente. Ciertamente, los conflictos animales, siempre frenados por los resortes de la biología, no llegan a poner en peligro la integridad de la especie. Por eso, los animales no tienen religión: porque no la necesitan. Sin embargo, el proceso evolutivo que desemboca en el ser humano está caracterizado por una mayor libertad respecto a las constricciones del instinto y lo somático. Este desapego de lo meramente animal supone más posibilidades de realización existencial, pero también implica la creación de un tipo violencia que es ajena al mundo natural: la venganza.

Su teoría del dese mimético explica gran parte de las violencias actuales y como no de las patologías individuales y sociales. Hasta ha escrito un libro sobre la anorexia mental como paradigma de la mimetización que nosotros los psiquiatras llamamos histeria, aunque e concepto es bastante similar a su planteamiento: ciertas patologías se contagian. Sucede con el suicidio, la violencia de genero y los trastornos alimentarios. También otros fenómenos son contagiosos si bien hasta el momento nadie que yo sepa había publicado una teoría para explicar esta manía de los humanos en plagiar conductas aberrantes que paradójicamente nos llevan a la autodestrucción. No es raro; cuando caemos en la cuenta de tal y como decía más arriba, la mimesis de algo del otro desatasca la caja de Pandora de la violencia y la agresión, es decir no mimetizamos al otro porque nos guste sino que nos gusta para hacer nuestro lo que el otro posee, y como ciertos bienes son incompartibles, no queda más remedio que competir con aquellos que en un principio fueron nuestras almas miméticas, nuestros pares, nuestro gemelo mimético. Es precisamente esta rivalidad la que hace emerger una violencia directa o al menos velada detrás de una enfermedad, un comportamiento, una elección o una causa cualquiera.

Cualquiera de nosotros tiene la experiencia de haber tenido cierta clase de amigos en nuestra juventud o adolescencia que admirábamos mucho por lo que fuere. Cómo quisimos ser cómo ellos y cómo ellos quisieron – a su vez- ser como nosotros si bien por otras cosas bien distintas. Esta gemelaridad en el deseo funciona durante cierto tiempo hasta que llegan a emerger ciertas dificultades, ciertos desencantos o frustraciones. El otro a su vez tiene otros deseos dirigidos a ciertas personas distintas, o bien somos nosotros los que nos dirigimos a otros objetos, la gemelaridad se resiente y comienzan los acúmulos de decepciones las pequeñas agresiones, olvidos y ataques infundados. Más tarde la distancia.

Pero también tenemos la experiencia contraria: amigos con los que hemos compartido algunos tramos de nuestra vida, afinidades o incluso compañerismos de vivienda, pisos alquilados o trabajo. Pero si yo no quise nunca ser cono él y él no quiso ser nunca como yo, no somos gemelos miméticos y estas relaciones suelen durar mucho más que las anteriores donde la gemelaridad es la norma.

Muchas veces me he preguntado porqué los grupos musicales se separaban, aun aquellos donde el éxito les acompañó durante mucho tiempo. ¿Qué sucedió para que Lennon y Mc Cartney se pelearan?, ¿qué pasó para que Roger Waters y David Gilmour estén aun hoy todo el día a la greña? ¿por qué la mitología está llena de hermanos gemelos donde uno da muerte al otro? ¿Qué papel juega el sacrificio de algo que funcionaba bien, para que se rompa? ¿Es siemre necesario el sacrificio?

De todas estas cosas habla Girard en su obra, pues sus principales hallazgos no son solo este que he planteado en este post, sino al menos dos más importantes para nosotros, el concepto de chivo expiatorio, que tiene mucho que ver con lo que arriba me preguntaba y por qué las matanzas de inocentes o sacrificios humanos sirven mejor a la armonía de una civilización que el perseguir a los culpables.

Por ultimo, y este será el próximo tema que abordaré en mi siguiente post será el tema de la hominización, pues René Girard es el único autor que tiene una hipótesis verosimil de qué nos hizo humanos, con permiso de Freud y su «Totem y tabú».

Aconsejo a mis lectores aprovechar esta lección de Stephane Vinolo de youtube, muy bien explicado y fácil de comprender para todos.

Bibliografia.-

René Girard. La violencia y lo sagrado. Anagrama.