El héroe, el anti-héroe y el villano

Todos los héroes son el mismo héroe, eso aprendimos leyendo «El héroe de las mil caras» de Joseph Campbell, un libro esencial para comprender el periplo del héroe y del que no voy a hablar en este post demasiado porque el lector interesado puede seguir esta conferencia que di a propósito de este viaje que es en realidad el viaje de la humanidad.

Lo que caracteriza al héroe es el idealismo, la moralidad y el coraje. Podemos encontrar héroes no solo en la mitología sino en un sin fin de peliculas y novelas sobre todo en las del oeste y señalar a John Wayne como el representante más arquetípico de los héroes.

El western es uno de los mejores géneros para articular los mitos arcaicos con la realidad actual. El mito original de toda esta serie de películas es «Jason y los argonautas», el argumento matriz de todas las películas de aventuras, cuyos argumentos arcaicos son.

1.- Una tierra sin fronteras -el lejano oeste- que representa la Naturaleza en su estado primordial, con sus peligros, sus fenómenos naturales omnipresentes, el exotismo de lo inexplorado, la enormidad inhóspita de la tierra,  y la presencia continua de indios que objetivan el riesgo que corren los aventureros.

2.-El encargo o misión, usualmente se trata como en Jason de un objeto con mucho valor o que conferirá a su portador de poderes especiales.

3.- El protagonista es lo más cercano a un psicópata, un ser solitario, de vuelta de todo, traumatizado o cínico, un ser antisocial o alcoholizado como el Tom Cruise de «El ultimo samurai. Otras veces es un dechado de virtudes morales que son puestas a prueba.

4.-El camino lleno de peligros y de aventuras.

4.- La conquista del objeto propiamente dicho, el objeto puede carecer de valor en sí mismo o ser él mismo un mito como el Santo Grial o simplemente no existir como El Dorado (Aguirre y la cólera de Dios).

5.- El retorno a casa y el premio que aguarda al héroe. Un premio que a veces es moral: la redención espiritual del héroe.

De manera que los héroes verdaderos son una verdadera arqueologia del estilo moral que caracteriza al mito. Y además han perdido vigencia, lo que ahora se consume en el cine, y la literatura es el anti-héroe. El héroe no es el indicado para enfrentarse al villano.

El anti-héroe se parece mucho más todos nosotros, carece de idealismo y su sentido moral es bastante corruptible pero tiene agallas para conseguir lo que se propone. En realidad los antihéroes nos atraen porque nos liberan. Rechazan las limitaciones sociales y las expectativas que se nos imponen. Los antihéroes dan voz a nuestras quejas. Nos hacen sentir que se está haciendo algo bien, incluso si está legalmente mal. Los antihéroes hacen cosas que tenemos miedo de hacer. Por eso comprendemos sus motivaciones, son muy parecidas a las nuestras. ¿Quién no comprende al anti-héroe profesor de química con un cáncer diagnosticado y que no tiene dinero para pagarse su tratamiento y recurre al tráfico de drogas? De eso va la serie «Breaking bad», una serie que ha tenido mucho éxito gracias a la condición de paria-héroe que la protagoniza. Lo mismo sucede con «Los soprano», con «Harry el sucio» y con otros antiheroes que luchan contra la corrupción, contra un sistema invivible o contra la estúpida maldad de los muchos villanos que pueblan nuestro mundo.

En realidad el anti-héroe no es un producto de la modernidad, ya existía con anterioridad, recordemos a Alonso Quijano o a Hamlet que busca vengarse del asesino de su padre haciéndose el loco y que muere en el intento. ¿Pero quién no comprende y comparte sus motivaciones?

Y ahora vamos a hablar de un libro de Antonio Maria Saviano sobre el gran negocio de nuestro tiempo: el narcotráfico y a ver si estamos tratando con un héroe o un anti-héroe.

¿Alguien puede creer que se puede combatir el narcotráfico con los instrumentos del estado de derecho?

Si, ya se que muchos de ustedes pensarán que la mejor forma de combatir el narcotráfico seria legalizar las drogas pero yo creo que esta opinión no está los suficientemente pensada y madurada, de manera que si usted es de esta idea, le propongo que la meta en el frigorífico de momento.

Hay dos maneras de contar algo, una forma fisiológica:  metérselo en la boca, saborearlo y luego escupirlo. La otra manera es tragarlo y sufrir las indigestiones de lo que se ha comido. Saviano es de los que han tragado sus propias historias, sus propias letras. Descender a los abismos para luego emerger con escolta. Sus reportajes le han cambiado, arruinado la vida como a Salman Rushdie, uno no puede recobrar su vida anterior después de contar lo que Saviano ha contado. Ya desde su primera novela «Gomorra», su cabeza tiene precio. Saviano perdió su vida, su novia, sus amigos, todos le abandonaron por miedo. es lógico, la decisión de abismarse fue suya, una obsesión, algo que no se hace por dinero o notoriedad, se hace porque si. La verdad es tan adictiva como la cocaína.

La novela de Saviano contiene no pocas ideas interesantes, una de las que más me llamó la atención es el concepto de banalidad del mal, algo que Arendt ya había adelantado: en realidad el tráfico de cocaína es una actividad tan parecida al comercio de sustancias o productos banales que nos hace pensar ya no sobre la ilegalidad del narcotráfico sino de la banalidad del mal que se encuentra en cualquier forma de comercio.

Y hay una ley elemental de cualquier tipo de comercio: los productores y los consumidores de cualquier producto no ganan apenas nada. Hay que situarse -sean naranjas o cocaína- en el eslabón adecuado para ganar dinero. Son los distribuidores los que se enriquecen con el trabajo de los productores y son los consumidores los que en definitiva consumen el producto final aun adulterado. Así y todo para un campesino colombiano o mexicano siempre será mas rentable cultivar cocaína o adormidera que cereales. Son los distribuidores los que controlan el flujo, el precio y la pureza de la droga que llega a la calle.

Y luego está el tema del consumo. hay una creciente demanda de drogas, hay como una demanda golosa de drogas, mas concretamente de cocaína. La cocaína empasta bien con nuestro tiempo, con la velocidad y la globalización. Todo sucede deprisa, deprisa. Hay un ansia por correr más, por consumir más, por llegar a tiempo, por rendir más ,por aparentar más y por tener mas bienes de consumo al alcance de la mano.

Nosotros los médicos solemos ver las consecuencias de la adicción a las drogas en la escala de los consumidores, tenemos -en este sentido- un sesgo profesional. Pensamos que el uso y abuso de drogas es pernicioso para la salud y sabemos que es muy difícil escapar de una adicción. Casi todos nosotros estamos persuadidos de que las drogas son nefastas no sólo para nuestro cerebro, sino también de nuestro corazón, nuestros riñones y nuestro hígado. Sabemos bien cuales son sus consecuencias a corto, y a largo plazo. Es poco probable encontrar un medico que defienda su legalización. También sabemos de las dificultades para rehabilitar a un drogadicto.

Sin embargo después de leer el libro de Saviano, he construido otro panorama aun más desolador: el narcotráfico no sólo es perjudicial en el entorno de salud de los consumidores, sino que tiene al menos otras dos consecuencias, más graves:

  • El narcotráfico tiene consecuencias sobre los mercados financieros y contamina a través del blanqueo otros negocios que dejan de ser rentables en comparación con los beneficios de la droga. La mayor parte del dinero de la droga se blanquea en los bancos (a pesar de leyes como la Patriot Act) y acaba en el cemento de las inmobiliarias de zonas de lujo en entornos privilegiados de ocio. El dinero del narcotráfico termina por arruinar cualquier tipo de negocio legal a la vez que da trabajo a grandes cantidades de personas enroladas en el negocio de la droga, que pasan a ser delincuentes desalmados.
  • Con todo, el dinero no solo contamina a los capitales legales sino que pervierte a las instituciones: policía, jueces, funcionarios, políticos, funcionarios de prisiones, etc. Cualquiera puede ser arrastrado por el dinero fácil a corromperse.

Suele decirse que los gobiernos de nuestros estados democráticos tienen muchos limites a su poder, que en realidad quienes mandan son las grandes corporaciones eléctricas, petroleras, bancos y grandes constructoras. Es verdad, lo que no suele decirse es que la corporación más imperante del mundo es el narcotráfico, son ellos los que aportan liquidez al sistema y financian guerras bien directamente aportando armas o bien a través de ciertos intermediarios comunes.

Visto de esta manera la adicción de los individuos consumidores es solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor, de un problema global. Un daño colateral como se dice en el Ejército.

Abordar este problema desde la bienintencionada prevención del uso de drogas de nuestros gobiernos se revela como una estrategia pueril. Ninguna política conseguirá nunca reducir la demanda de drogas a no ser que…no haya drogas en las calles. Sin embargo la lucha contra el narcotráfico está destinada al fracaso, no tanto por la ineptitud de las agencias destinadas a tal fin sino por las dificultades jurídicas, los entramados burocráticos, las trampas procesales, la mentalidad democrática y la protección del delincuente es el mejor escondite para los narcos, incluyendo las complicidades que encuentran dentro de las cárceles para seguir con sus negocios en medio de una condena casi siempre benigna y apelable

La democracia es el mejor aliado del narcotráfico que naturalmente no puede progresar allí donde el Estado no tiene leyes, sino reglas mafiosas.

Es por eso que los países totalitarios no tienen drogas.

Leí con avidez el libro de Saviano con tal de llegar al final. ¿Qué propone Saviano?

Lo que propone es una solución que el propio Saviano detesta y que a su parecer es en sí misma inmoral: legalizar el tráfico de drogas siendo el Estado el que monopolice su venta y distribución.

Para hacerse una idea de esta solución: el tráfico de cocaína que se vende en España podría sufragar los gastos en sanidad y educación juntos. 

En España cerca de la mitad de los presos que cumplen condena en la actualidad son delincuentes relacionados con drogas. Son consumidores al mismo que tiempo que pequeños traficantes. Recientemente ha saltado a la prensa el caso de una mujer con un niño de corta edad que había sido condenada a 6 años de cárcel por tener una plantación de cannabis en una nave de su propiedad. Cultivaba cáñamo y al mismo tiempo elaboraba haschis para el consumo y venta. ¿Era una traficante esta mujer?

¿Hay proporción entre su condena y las condenas que se llevan a cabo con los grandes traficantes que cuentan con abogados especialistas en encontrar todos los resquicios a la ley?

En realidad no era más que una consumidora que había aprovechado la facilidad con la que el cáñamo prende en nuestro país para consumo propio y que más adelante había encontrado una forma de ganarse la vida vendiendo sus excedentes. ¿Puede considerarse un delito plantar cáñamo o adormidera, especies bien adaptadas a nuestro clima?

Para mi, esto no debería ser un delito, no más grave que tener una piraña o una boa en casa.

La batalla está pues perdida y da lugar a injusticias sobre el peldaño más débil de la cadena. La democracia y el Estado de derecho han fracasado y cuanto más tiempo tardemos en reconocerlo más víctimas habrá.

Como Saviano, que nunca podrá recuperar una vida normal, ese tipo de vida de los que no quieren ver.

Ha visto más allá de lo tolerable y ya no puede seguir callado. Es un héroe.

Nota liminar.-

El problema de legalizar las drogas es que el negocio acabaría en las mismas manos que está ahora, sin contar con los cadáveres y enfermedades mentales que generaría un consumo libre.

Un poco de politica ficción.-

El país productor de cannabis más importante del mundo es Marruecos, donde el cannabis es legal. ¿Qué sucedería si en España se legalizara las plantaciones de cannabis?

Pues lo mismo que sucede con los tomates, las judías y las naranjas. Que la UE les compraría a ellos y no a nosotros y a nosotros nos obligarían a consumir el de ellos.

¿Dónde están los verdaderos villanos?

Delirios y distorsiones cognitivas (IV)

Aaron Beck Fue un psiquiatra norteamericano que durante la década de los sesenta planteó su celebre teoría cognitiva. A pesar de la influencia del psicoanálisis en aquella época en la sociedad americana: desarrolló una terapia centrada en los pensamientos para abordar las distorsiones cognitivas que provocan y mantienen patologias bien distintas como la depresión, la ansiedad,o la fobia social, dando lugar a lo que conocemos hoy como terapia cognitivo-conductual que no pone el foco en el pasado del individuo o en los procesos inconscientes sino que es una especie de tecnología para modificar los pensamientos que resultan en anomalías o deformidades del proceso del pensar.

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Generaciones y patologias mentales (I)

Aunque la segmentación de la población en «generaciones» es bastante arbitraria, lo cierto es que cada generación posee una mentalidad que le es propia, como sabemos todos los que hemos tenido hijos, por eso decimos en psiquiatría que las enfermedades mentales son patoplásticas, no porque las enfermedades cambien (en realidad cambian muy poco) sino que cambian las razones para enfermar de esta patología y no de aquella. Así, hay autores como Enric Novella que hablan de que el siglo XIX fue el siglo de la sifílis cerebral y de la histeria, el sigo XX es el siglo de las psicosis funcionales y la esquizofrenia y el sigo XXI será el siglo de la depresión.

Sucede porque cada generación se caracteriza por unas creencias concretas que la diferencian de sus antecesoras. Asi consideramos que existen pliegues en las subjetividad humana que cambian con la época o zeitgeist, el espíritu de cada tiempo. Asi podriamos hablar del siglo XIX como una especie de caldo de cultivo relativo a la emancipación de la mujer en forma de bovarismo que en cierto modo nos explicaría la histeria y los trastornos psicosomáticos como una forma de protesta. En el siglo XX lo que emergió fue lo que Novella lama la reflexividad, es decir la preocupación por la vida interior y una sobrepreocupación sobre nosotros mismos y nuestros procesos interiores, mientras que en el siglo XXI la preocupación es la identidad y cómo nos ven los demás.

El individualismo nos legó el genio creador y la melancolía, la reflexividad nos dejó la vida interior y la esquizofrenia y la búsqueda de una identidad propia nos legó la emancipación y el vacío.

Enric Novella

Pero en realidad las características psicológicas de la población no se miden según el siglo en el que hayamos vivido, sino en qué generación lo hemos hecho. Es lógico, cada generación tiene unas preocupaciones distintas a las anteriores, y en cierto modo suponen una ruptura con un orden anterior, si bien estas características generacionales no son universales, sino más bien locales, de modo que cuando hablo de generaciones, el lector deberá entender que estoy hablando de nuestro entorno europeo. Ni siquiera estoy seguro de que esa clasificación sea útil en otros entornos como USA, si bien es cierto que casi todas las innovaciones culturales -salvo excepciones puntuales- proceden de aquel continente por la influencia que ejercen sobre Europa.

Una generación se define por las cosas en las que cree, las cosas que le gustan y sobre todo los mitos que comparten. La música que escuchamos es diferente en cada generación puesto que el gusto musical se apaga después de los 30 tal y como nos contó Sapolsky: un boomer enamorado de James Taylor. «Dime que musica te gusta y te diré de qué generación eres». Y hay además otra manera de contar las generaciones en función de la natalidad aunque para entender de qué estamos hablando mejor será hacer una breve distinción sobre las cuatro generaciones que he tenido oportunidad de observar a lo largo de mi vida.

Los boomers.- .

Hay dos tramos de boomers, por una parte está los que nacieron durante la segunda guerra mundial, desde 1940-1945. Podríamos decir que estos fueron los precursores del fenómeno baby boom que aconteció después de la guerra. Y son un montón de ciudadanos muy prolíficos, tuvieron muchos hijos. Recordar que todos los héroes del rock y con una procedencia británica fueron los adelantados de este fenómeno y recodar también la gran escabechina que hubo de británicos en esa guerra.

El segundo tramo es de los que nacimos entre 1950- 1970, es decir los boomers retrasados que llegaron con la bonanza de la postguerra (poco obvia en España). Los que entramos en la universidad alrededor de 1968 coincidiendo con la revolución del Mayo francés y del flower-power. Una generación muy rebelde que inventó la revolución sexual y la minifalda, los anticonceptivos y el amor libre. En realidad lo que nos interesaba más era escapar de la influencia tiránica de nuestros padres que habían visto demasiadas atrocidades en las guerras tanto mundiales como civiles en nuestro país como para renunciar a su poder familiar.

Se trata de una generación que solo tardíamente entró en contacto con las drogas, mucho más frecuentemente y peligrosamente lo hicieron aquellos boomers que se dedicaban al mundo de la musica, la poesía, o la literatura. pero el fenómeno de la droga tardó algunos años en democratizarse y pasar a ser una conducta típica de las clases medias aquí en en España.

Vale la pena señalar que la antipisiquiatría y la demolición de los manicomios pertenece a nuestra generación, lo que es lo mismo que decir que fuimos los precursores del trato igualitario a nuestros pacientes, para mi algo a destacar en comparación con las generaciones que nos precedieron.

La generación X.-

Fue la generación que nos sucedió a los boomers, los que nacieron en torno a 1970 hasta 1990. Algo heredaron de nosotros fenómenos como la movida madrileña tiene su origen en aquellos años donde la libertad campaba a sus anchas. Hay que recordar que nunca en España habíamos tenido un periodo de libertad tan intensa como en aquella década prodigiosa. Sin embargo las drogas, el terrorismo de ETA y la guerra fría seguían existiendo. Sin embargo los X nunca fueron especialmente políticos ni decididamente combativos.

Los gustos musicales fueron cambiando y apareció el grunge y el hip hop, quizá también el heavy metal pero descendió el pop-rock y otros estilos que tanto nos gustaban a los boomers, como el country o la polifonía vocal . Al mismo tiempo las tasas de fecundidad bajaron mientras que los contactos sexuales aumentaron. Se han descrito como una generación acelerada. Es también la generación que vio aumentar entre sus padres las tasas de divorcio y la incorporación de la mujer al mundo laboral. Políticamente hubo un giro neo-conservador y aparecieron por primera vez los ordenadores personales domésticos y los viajes a Inglaterra para abortar.

Los millenials.-

Se trata de la cohorte demográfica que aparece después de la generación X, los nacidos entre 1980-y 1995 ,en gran parte hijos de los boomers y es la primera generación que podemos nombrar como nativos digitales. Es raro encontrar millenials que no sepan algo de un ordenador aunque dependiendo de las condiciones sociales, económicas y culturales (puede haber jóvenes que, sin posibilidad de acceso a las tecnologías digitales, presenten unas competencias muy limitadas o nulas),7​ la generación ha estado generalmente marcada por un mayor uso y familiaridad con las comunicaciones, los medios de comunicación y las tecnologías digitales.

Son los hiperpadres de la generación siguiente los i-gen o generación Z. Una generación -la primera- donde trabajan ambos padres, y ambos se encuentran muy comprometidos e involucrados con la educación, la salud y los rendimientos de sus hijos.

Otros les denominan como generación bumerán o generación Peter Pan, por su infantilismo en sus gustos que a veces coincide con el de sus hijos. Es también la generación que más ha tardado en emanciparse de sus padres y probablemente la que más empleo inestable ha conocido de todas las anteriores. hasta el punto de que muchos de ellos han tenido que inventarse su propia profesión. Gran parte de los influencers de hoy son millenails.

Pero si hago esta reflexión sobre las generaciones es para llegar a un lugar concreto. Me refiero a los i-gen o generación Z que son los que nacieron alrededor de 1995 y que algunos de ellos hoy están en la universidad. Son la generación del selfie y de las redes sociales. ya veremos en el próximo post la influencia que han tenido estas redes sociales en el desarrollo de múltiples patologías mentales relacionadas con la depresión o la búsqueda de identidad. Hoy estamos muy preocupados por el hecho de que los adolescentes presentan cifras de depresión inimaginables desde el punto de vista epidemiológico hace unos años. ¿Qué está sucediendo con esta generación?¿Por qué hay más niñas que niños con depresión? ¿Cómo podemos ayudar a estos muchachos que presentan además grandes ratios de suicidio, de intentos de suicidio.

En el próximo post abordaré este problema que viene bastante bien detallado en el libro de Haidt y Lukianoff que preside este post.

Placebo y psicodelia

Lo que leyeron el post anterior ya habrán comprendido que este concepto de placebo es muy escurridizo y lo es porque no podemos separarlo del efecto «verdadero» de un principio cualquiera, sea farmacológico o de cualquier otro. Vienen en el mismo paquete por así decir. Cuando le damos un fármaco a un paciente no podemos separar los efectos del fármaco de que hayamos sido nosotros quien lo prescribimos y eso vale tanto para el placebo como para el nocebo. No somos solo capaces de inducir efectos placebo sino también efectos adversos (efecto nocebo). De hecho los efectos adversos son para quien los siente una prueba de que lo que está tomando tiene alguna actividad farmacológica.

Pero no solo son los fármacos los que ocultan ciertas variables del efecto placebo, también las personas. Hay médicos que nos curan solo de verles, escucharles o hablarles, sin embargo otros nos enferman, nos angustian, sentimos que no comprenden nada de lo que decimos, etc. Dicho de otro modo: la variable -el factor humano- es algo a considerar en el efecto placebo-nocebo.

De hecho para demostrar la actividad biológica de un fármaco, los investigadores han de compararlo con el placebo y demostrar que es superior a él en sus efectos. Para ello se dispone de una tecnología llamada «doble ciego».

En el doble ciego, ni el administrador-evaluador de la respuesta ni el paciente saben si lo que están tomando es el principio activo o un placebo. Al terminar la investigación un evaluador reunirá todos los datos sabiendo ya que sujetos tomaron uno o el otro y evaluará la respuesta terapéutica. Concluirá con estos datos si la terapia concreta es similar o superior al placebo, pero en ningún caso puede afirmar que la respuesta placebo no esté presente en el caso en que el principio haya demostrado actividad. Dicho de otro modo. siempre habrá una coexistencia del efecto químico y del efecto placebo o nocebo.

El lector podrá observar que los controles para discriminar los efectos «verdaderos» de los efectos «falsos» son en la farmacología moderna esenciales a la hora de admitir que un fármaco determinado se venda en las farmacias, antes ha de demostrar que es más eficaz que el propio placebo. Lo que supone admitir a regañadientes que los placebos curan, en una u otra proporción según la dolencia que se trate, es evidente que algunas enfermedades como las emocionales son más susceptibles al placebo que el cáncer, efectivamente la depresión por ejemplo responde al placebo en un 60% lo que añade una dificultad a la investigación de nuevos antidepresivos.

Aunque lo cierto es que los experimentos controlados por si mismos son también una fuente de efecto placebo:

Los sujetos que forman parte de un grupo de investigación -por ejemplo de un antidepresivo- son objeto de una atención personalizada y pormenorizada. Son vistos a diario por sus terapeutas que registran la menor molestia, el menor cambio, la más mínima condición adversa para retirar el fármaco (o el placebo) al menor indicio. Es decir son objeto de atenciones especiales, más especiales que cualquier enfermo verdadero en cualquier consulta médica. Es evidente que esta atención especial tiene efectos terapéuticos por sí misma aunque esta variable no se computa en las investigaciones de nuevos fármacos, debe ser por eso que los fármacos en investigación prometen más de lo que demuestran cuando ya están en el mercado, sólo entonces solemos descubrir que no aportan nada a lo que ya teníamos en las farmacias pues los pacientes que lo toman ya no forman parte de ese grupo de elegidos que formaron parte del grupo control.

El placebo como engaño.-

Supongamos que usted padece de insomnio y un médico le receta sin que usted lo sepa una cápsula de azúcar, y que tras su ingestión usted duerme a pierna suelta. ¿Cómo ha podido suceder esto? No cabe ninguna duda- y este es el efecto placebo más conocido-  que el efecto somnífero de la cápsula de azúcar no es atribuible a la propia cápsula sino a alguna operación mental que usted ha realizado incluso inconscientemente. Esta operación parece que tiene que ver con la expectativa: usted espera que la cápsula le de sueño y esta predicción acaba dándole realmente sueño. En este sentido el efecto estaría relacionado con la anticipación placentera o nociva (efecto nocebo) de un efecto cualquiera.

La segunda acepción del placebo es el efecto por sugestión que evidentemente se solapa con el anterior, aunque personalmente creo que el efecto placebo y la sugestión son fenómenos distintos o que al menos la sugestión es el antecedente mentiroso del placebo.

El placebo como sugestión.-

La sugestión es un fenómeno de seducción bien del paciente hacia el terapeuta o bien del terapeuta hacia el paciente, se trata de un fenómeno que tiene como objetivo agradar y eludir la responsabilidad y no tanto anticipar una respuesta positiva. La sugestión es un fenómeno que tiene poco que ver con cápsulas azucaradas y más bien entronca con entornos complejos con sentido. El paciente puede ser atraído hacia atmósferas, creencias, maniobras, rituales, prácticas o ambientes con intenso significado para el sujeto individual. La sugestión es un fenómeno hipnótico que se da espontáneamente en muchos de nosotros y que se aprovecha de la manera en que nuestra conciencia crece: por disociación es decir dislocando contenidos que deberían ir unidos o anidados unos en otros. La sugestión tiene que ver con la identificación y la adhesión a un determinado culto, muy frecuentemente el culto a la autoridad, al prestigio, el poder, el éxito o el atractivo de alguien que opera como «sugestionador» y que pone o sustrae significados en nuestra mente con métodos persuasivos.

Naturalmente los efectos de la sugestión son poco duraderos y volátiles y poco eficaces si además el sujeto no pretende -simultáneamente- eludir la responsabilidad de sus actos. La hipnosis y la sugestión sirven para que el paciente haga o diga (o deje de hacer o decir) cosas que no diría si tuviera que asumir las responsabilidad de lo que dice o hace. Es por eso que usualmente la hipnosis deja amnesia post-trance y algo que los hipnotizadores aprenden a hacer bien pronto: de lo que se trata es de que el paciente no recuerde lo que dijo o hizo en el estado de trance.

Dicho de otro modo: la sugestión es un autoengaño al servicio de hacer creer a alguien que un síntoma (o sufrimiento cualquiera) es genuino y que el sujeto no tiene más remedio que sufrir pasivamente eludiendo el hecho que un síntoma no es algo que sólo sucede sino algo que está contando una historia, algo que comunica algo a alguien y que además de simulacro está -a veces muy claramente- destinado al beneficio.

Existen enfermedades médicamente inexplicables del mismo modo que existen remisiones médicamente inexplicables, pero ambas forman parte del mismo fenómeno : la enfermedad o el síntoma dicen algo que no se dice con un texto de palabras y la curación dice algo que usualmente elude estas mismas palabras y utiliza el mismo recurso tramposo del paciente, un engaño se opone a otro engaño. Es un fenómeno que está relacionado con lo que entendemos como placebo débil, del que he hablado hasta el momento (engaños y autoengaños) pero existe otro efecto placebo autoinducido y que es el verdadero plato fuerte de esta cuestión y sobre el que se apoyan las remisiones espontáneas a las que aludí en este post.

Efectivamente existe una tercera versión – la versión fuerte del placebo- que es la capacidad de curarse a través de ciertos fenómenos mentales, algunos de los cuales son aun poco conocidos.

El placebo como intención.-

Una mente es sobre todo intención, sin intencionalidad no podríamos hablar de un mente, al menos no cómo las conocemos en nuestra especie.

¿Es posible curarse a través de la mente? ¿Basta con la intención?

Naturalmente depende de enfermedades y de individuos, algunas personas sólo son capaces de introducir cambios benéficos en su vida después del diagnóstico de una enfermedad grave, otras personas parecen ser inmunes a determinados padecimientos a partir de una filosofía de vida muy especial, otras son capaces de curarse espontáneamente de enfermedades sin que sepamos a ciencia cierta como lo hacen y la mayor parte de las enfermedades son sensibles a pequeños cambios creenciales que arrastran grandes cambios de estilos de vida.

Seguramente usted habrá oido muchas veces este tópico «Solo usamos la mitad de nuestro cerebro» ¿Es esta afirmación cierta?

¿Tenemos una parte del cerebro inactiva que nos permitiría grandes prestaciones en cuanto a librarnos de la enfermedad?

Para contestar esta pregunta necesitaremos hacer una pequeña incursión evolutiva: el paso de un cráneo neanderthaliense a un craneo braquicefálico que ya mostré en este post. Y adentrarnos en un concepto planteado por Ian Tatershall y Jay Gould al que llamó exaptación. A diferencia de la adaptación, aquí se trata de innovaciones espontáneas que carecen de función o que juegan un papel muy diferente al que finalmente tienen. El ejemplo más conocido son las plumas, que mucho antes de ser útiles para volar funcionaron como una capa para mantener el calor del cuerpo. Tattersall cree que los mecanismos periféricos del habla no fueron una adaptación sino una mutación que ocurrió varios cientos de miles de años antes de que quedaran circunscritos por la función de articular sonidos. Y posiblemente, según este científico, las capacidades cognitivas de que nos jactamos fueron también una transformación ocurrida hace 100 o 150 mil años que no fue aprovechada (exaptada) sino hasta hace 60 o 70 mil años cuando ocurrió una innovación cultural, el lenguaje, que activó en algunos humanos arcaicos el potencial para realizar los procesos cognitivos simbólicos que residían en el cerebro sin ser empleados.

Dicho de otra forma el lenguaje es algo así como un «genoma lag», es decir una prestación basura que sólo se desarrolló cuando encontró en el medio ambiente y en la tecnología previa un entorno suficiente para que se desarrollara.

Los sonidos hablados no comenzaron a emplearse hasta que nuestra especie se vio sometida a retos que superaban los recursos normalmente usados. Lo importante en un proceso de exaptación es la refuncionalización de las modificaciones no adaptantes llamadas spandrels por Jay Gould, que toma un término de la arquitectura: esos espacios triangulares que no tienen ninguna función y que quedan después de inscribir un arco en un cuadrado (tímpano, enjuta) o el anillo de una cúpula sobre los arcos torales en que se apoya (pechina). Las pechinas cerebrales podrían haber sido circuitos neuronales abiertos a funciones inexistentes o desaparecidas, a memorias inútiles o a señales externas que no llegan, o bien a mecanismos no relacionados con procesos cognitivos.

Naturalmente esta idea no es baladí porque supone modificar nuestro punto de vista sobre la evolución de nuestra especie. Siguiendo esta teoria de Roger Bartra sobre la conciencia tendremos que modificar nuestro punto de vista sobre la hominización: un proceso que no estaría relacionado tanto como saltos evolutivos provocados por mutaciones sino por evoluciones graduales lentas de cambios que ya estaban preinscritos en el cerebro como una prestación basura que no pudo ser utilizada más que a partir del momento en que se hizo necesaria.

En este sentido la evolución del Homo erectus o el Habilis hasta el Sapiens tendría menos saltos evolutivos de lo que los neodarwinistas suponen y que más allá de eso: el éxito evolutivo del sapiens estaría relacionado con sus hándicaps más que con sus logros cerebrales.

Hándicaps que se neutralizaron con una extrema dependencia de los símbolos que vinieron a sustituir nuestra incapacidad para orientarnos con nuestros órganos de los sentidos (olor, visión, tacto, audición), símbolos en transformación y que se encuentran en dependencia de la cultura de donde el individuo concreto extrae el diccionario transductor entre el afuera y el adentro. Un diccionario que llamamos sentido.

Todo lo que tiene sentido, resuena con el individuo, opera como un transductor de señales y es esta la razón por la que cualquier cosa puede operar como un catalizador de respuestas tanto terapéuticas, como creativas, motivadoras o intencionales.

Y todo lo que tiene intencionalidad tiene un enorme poder de transformación.

La cultura humana según este punto de vista es una -la auténtica- fuerza evolutiva. Y es muy posible que en nuestro cerebro exista una reserva de conectividad sin uso todavía que se encuentre esperando la ocasión de manifestarse cuando sentido e intencionalidad puedan operar en sincronía.

A las medicinas alternativas hay que tomárselas muy en serio, tanto como tomamos en serio las enfermedades sin explicación médica o a las que contradicen los circuitos nerviosos conocidos, no debemos exigirles que demuestren su eficacia (del mismo modo que no exigimos a nuestros pacientes que objetiven sus dolores inexplicables) pues quizá estén señalando hacia el lugar donde efecto placebo e intención puedan algún día encontrarse, es decir cuando aprendamos a usar nuestra mente como lo que es : un interface perfecto para sintonizar el cerebro con la información del medio.

Placebo y sustancias psicodélicas.-

Si hay una sustancia que pone patas arriba el concepto de placebo como juez de un potencial beneficio farmacológico, estas son, sin duda las drogas psicodélicas. Pues estas drogas proporcionan experiencias concretas distintas para cada persona e independientes de sus efectos químicos.

Todas las sustancias tienen efectos químicos pero muy pocas proporcionan experiencias subjetivas. Cuando nos tomamos un paracetamol si tenemos dolor de cabeza, puede que el dolor disminuya o desaparezca pero el paracetamol no nos proporciona ningún efecto cerebral subjetivo.Sus efectos son desconocidos para nuestra conciencia. No sucede así con las sustancias psicodélicas. Después de la toma de cualquiera de ellas sobreviene una tormenta de experiencias subjetivas que «a posteriori» habrá que dar forma. Por eso Hubbard propone que estas experiencias precisan de un pre-operatorio por así decir, un acompañamiento y una discusión posterior sobre la propia experiencia.

El protocolo Hubbard.-

Si recordamos e Hubbard que fue el primer investigador que trató de protocolizar los viajes psicodélicos empezaremos a entender cómo el placebo forma parte de la experiencia psicodélica pero un placebo de motor a reacción. Recordemos:

Los efectos de estas drogas dependen del tipo de experiencia que proporcionan y no tanto de su efecto químico. Una de las cosas que más llamaron la atención a sus exploradores fue que el efecto no era siempre el mismo. Debemos a Alfred Hubbard, el protocolo que lleva su nombre y que caracteriza la evidencia de que sus efectos dependen de dos variables: Actitud y escenario. A lo que yo añadiría otra: la edad. Los sujetos jóvenes son más vulnerables que aquellos adultos que ya han cimentado su psiquismo y que son los que no suelen naufragar a la experiencia psiquedélica.

Actitud significa que lo que se haya leído, lo que se sepa, el pánico moral social, los prejuicios y temores, las sugestiones recibidas y en suma lo que el sujeto piense sobre lo que va a suceder junto con lo que puede haber de amenazador en su inconsciente tiene mucho que ver con la experiencia que tendrá y que esta experiencia puede ser liberadora o aterradora. El escenario se refiere a cómo se consume el psicodélico, no es lo mismo tomarlo en un bosque con arroyos y flores alrededor que en una discoteca, con un acompañante o guía que sugiere y tranquiliza o solo. Actitud y escenario tienen mucho que ver con sus efectos y seguro que volveré mas adelante sobre esta cuestión cuando plantee qué es eso de una experiencia espiritual.

La clave está en sumergirse o abandonarse a la experiencia.

La experiencia ha de experimentarse de forma pasiva.

Lo que contradice completamente la prueba del doble-ciego. No se pueden hacer comparaciones entre un psicodélico con un placebo (aunque quizá sí con otra droga) porque el entorno necesario para la seguridad del paciente es todo él un modelo de sugestión. Hay más placebo en la barba de un chamán que en una píldora roja de azúcar.

Dicho de otro modo: tomar un psicodélico es enfrentarse cara a cara con el placebo y su poder.

Bibliografia.-

Jay Gould, Stephen. The structure of evolutionary theory, Cambridge, Harvard University Press, Mass, 2000.

Tattersall, Ian. The monkey in the mirror. Essays on the science of what makes us human, San Diego, Harcourt, 2002.

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