El no-inconsciente (I)

En este post me propongo hacer un experimento mental o filosófico, mejor sobre filosofía de la mente. Empezaré por plantearos esta pregunta.

En el siguiente trataré de alumbrar algunos fenómenos relacionados con esta pregunta.

La anatomía es el destino (S. Freud)

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Entropía y complejidad

Hace unos días publiqué en twitter este tuit antiguo que me recordó Timehop, una app que nos recuerda a diario las sentencias y aforismos que vamos dejando en las redes. A este recuerdo contestaron algunos de mis seguidores aclarando o dándome la idea de que en realidad mi descripción apela a una cuestión física llamada entropía. Pero parte de estos comentarios apelaban además a otra cuestión: la complejidad. La complejidad no es un concepto físico sino informacional aunque en realidad ambos conceptos están relacionados. La ganancia de entropía aumenta la complejidad y el desorden.

Esta es la idea:

Cuanto más complejos son los sistemas, mejor solucionan los problemas pero tienen un coste creciente.

Veamos algunos ejemplos.

No cabe duda de que el capitalismo ha tenido mucho éxito, y que la revolución industrial rompió la trampa malthusiana. Se pueden fabricar muchas cosas y hacerlas accesibles y baratas. Elija usted cualquier utensilio o alimento, todos comemos pan o tenemos móvil, gracias a que se fabrican muchas unidades y a un precio asequible para todo el mundo. Es posible afirmar que existe una relación directa entre capitalismo y excedentes, «aquí hay de todo» como suelen decir mis pacientes extranjeros. No cabe duda de que el capitalismo es lo mismo que decir opulencia y en algún post anterior ya me preguntaba ¿Por qué la opulencia sienta tan mal a nuestro cerebro?

Pero ahora vienen las malas noticias.

La respuesta está en la 2a ley de la termodinámica, la entropía tiende a aumentar y por eso la complejidad tiene un coste energético creciente… la época global es la más compleja (próspera) y la que tiene un coste energético mayor. (Tomo este gráfico y la consideración de @navelglas)

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Dicho de otra forma el capitalismo provee mejor que cualquier sistema económico a las necesidades de las personas, pero cuesta mucho de mantener. La máquina de vapor fue -desde luego- un gran invento pero necesita energía para moverse, carbón, petroleo o gas, en cualquier caso el gasto energético de mantener un horno encendido todo el día como sucede en las fabricas de azulejos es costosísimo energéticamente.

Pensemos ahora en el turismo. es verdad que viajar y hacer turismo es algo que agrada mucho a casi todo el mundo. Incluso ciertos países o territorios se dedican a él, estoy pesando en las Baleares o en la costa valenciana. Alli casi todo está orientado hacia el turismo y la cantidad de viajeros durante casi todo el año es una de las fuentes de riqueza de esos lugares. Estoy ahora pensando concretamente en Ibiza. Una especie de parque temático de vacaciones donde se dan cita casi toda la gente guapa y que busca mostrarse bronceados y dispuestos a bailar y drogarse todo lo que puedan. ¿Cual es el problema? Pues para que toda esa muchedumbre se divierta hace falta mucho personal de servicio (camareros, limpiadoras, fontaneros, alicatadores, camioneros, repartidores, barrenderos, mecánicos, etc) y viviendas caras, pero precisamente el éxito turístico de la isla propicia que suban los alquileres de la vivienda, con lo que la amenaza es que hayan muchos turistas y nadie para servir el cubata. Y eso sin hablar del daño que toda esa afluencia de publico le hace al medio ambiente. Me pregunto de dónde sacaran el agua este verano en esas islas paradisiacas. Dicho de otro modo: el turismo puede enriquecer a mucha gente pero puede morir de éxito al colapsar la burbuja. Y las burbujas colapsan cuando ya no pueden dar más de sí.

Y colapsar nos lleva a otro punto: simplificar. hasta los Imperios colapsan cuando ya cuesta demasiado mantenerlos a pesar de que produzcan beneficios. naturalmente el beneficio no es igual para todos. Tener un restaurante familiar en Ibiza sin necesidad de contratar a ningun extranjero siempre será un buen negocio, el problema es para aquellos que necesitan trabajadores de otro sitio y estoy pensando ahora en el Hospital de Ibiza, ¿alguien ha pensado en las circunstancias de ese Hospital? Lo cierto es que nadie quiere ir allí y más desde que el catalán-mallorquin ha impuesto barreras. Los que allí ejercen lo hacen de paso, nadie -que no sea oriundo- pretende establecerse en ese lugar, pero no crean que es el único hospital con este tipo de problemas, aquí en Castellón tenemos otro, el de Vinaroz con similares problemas. Siempre en déficit de especialistas y problemas para organizar las guardias.

Otro de los sinónimos que aguardan y relacionados con la entropía es el desorden. No cabe duda de que vivimos en una época de mucho desorden y que desde el punto de vista profesional pareciera que la gente -al menos la que sale en TV o en las redes- parece haberse vuelto loca. No es cierto que estén locos y para ellos hay que recurrir a la psicología evolucionista.

La psiquiatría evolutiva puede aclarar por qué la desviación social y otros desajustes problemáticos entre la naturaleza de los individuos y las demandas sociales actuales no son necesariamente trastornos mentales, y revelar la importancia del contexto para reconocer el funcionamiento emocional normal.

Randolph Nesse

Dicho de otro modo: no es que haya hoy más patología psiquiátrica que ayer, sino que colectivamente parecemos más enloquecidos que nuestros padres porque es el mundo el que ha enloquecido (se trata de una metáfora, en realidad se ha desordenado). Más claramente: hemos llegado a un punto máximo de complejidad-desorden-entropía.

Mientras los veraneantes de Ibiza puedan encontrar otros lugares de fornicio la cosa parece estar controlada, se cambia de playa de moda y ya está. Mientras el capitalismo pueda periódicamente sufrir crisis financieras o de la bolsa todo parece ir bien. Pero es seguro que después de una crisis vendrá otra, crisis de bancos, crisis de papel moneda, crisis de beneficio. Ya no hay beneficio en la productividad, de modo que es de esperar que pronto no haya ninguna forma de eludir las crecientes y geométricas deudas que unos mantienen con otros. No cabe duda de que el sistema colapsará, de tan complejo que es.

A la mente humana individual le pasa un poco lo mismo que al capitalismo que recordemos es una buena estrategia para hacer más cosas y más baratas: necesita límites para que fabricar cosas o ideas no resulte más caro y genere detritus imposibles de reciclar.

Y no cabe duda de que hay mucha basura y detritus en las ideologías actuales y más allá de eso generan disfunciones en la mente individual a través de la indefensión aprendida y las distorsiones cognitivas.

Es recomendable moderar y simplificar la vida.

Necesitamos limites y más que nunca en una sociedad liminar pues nos hemos quedado sin mediadores simbólicos.

La liminalidad.-

La liminalidad es cuando no se está ni en un sitio ni en otro. Este «sitio» puede ser tanto un lugar como un estado mental. El termino fue descrito por un antropólogo francés llamado Arnold Van Gennep muy poco conocido a pesar de que su libro -escrito en 1909- es reconocido hoy como un clásico en el estudio de los ritos de paso.

Un rito de paso es sinónimo de «iniciación» y es un conjunto de actividades simbólicas que marcan y dirigen la transición de un estado a otro, como por ejemplo la transición de la juventud a la adultez o de la niñez a la adolescencia. Advierta el lector que la mayor parte de los trastornos psiquiátricos de los que estoy hablando en este post suceden en esas transiciones.

Liminalidad además señala hacia actividades donde parecemos flotar y fluir sin necesidad de pensar demasiado en nosotros mismos: el servicio militar, el viaje, la enfermedad, el ingreso en un hospital o el domestico duermevela son situaciones o sitios donde parece abrirse un paréntesis en nuestra vida. Un paréntesis que puede cerrarse o no pero en cualquier caso una interrupción a veces liberadora y otras veces trágica y que casi siempre nos cambia para siempre. Lo liminar es la liquidación de lo viejo sin saber donde vamos a llegar, pues lo nuevo todavía no ha aparecido y es evidente que vivimos en una época liminar, de transición y de cambio.

Este concepto de liminalidad ha sido abordado por otros pensadores como Xavier Trias del que ya hablé aquí. La idea fundamental del profesor Trias es la diferencia que encuentra entre el concepto de muro y el concepto de puerta. Un muro no se puede franquear pero una puerta se puede atravesar:

Ante todo esto tenemos que ser capaces de rescatar la vigencia de las formas simbólicas, de las comunidades de relato, de la propia tradición, tan olvidada por la modernidad”. “También hay que rescatar el concepto de persona, en su sentido etimológico, es decir la máscara a través de la cual una voz propia se expresa”.

Lo que Trías quiere señalar es que en nuestra vida necesitamos «iniciaciones» o «ritos de paso» que nos permitan atravesar de forma segura esas transiciones de la vida y propone que hemos quedado desnudos en cuanto a mediadores simbólicos.

Y eso es simplificar la vida, aunque la gente prefiera irse de vacaciones a Ibiza.

La doble cara de la evolución

La civilización fue impuesta por una minoría a la mayoría, esta que supo apoderarse de los medios de poder y coerción. Esto no es inherente a la cultura, sino que depende de las formas imperfectas de la cultura desarrollada hasta ahora. Parece que toda civilización ha de basarse sobre la coerción y la renuncia a los instintos. Todos los hombres integran tendencias destructoras, antisociales y anticulturales.

Sigmund Freud. En: El porvenir de una ilusión

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La locura de los tontos o la insensatez de los necios

De Robert Trivers ya he hablado en algún lugar de este blog pero le vuelvo a citar en relación con este libro que preside este post por sus aportaciones sobre engaño y autoengaño. Trivers es un conocido biólogo y sociobiólogo estadounidense que mantiene una hipótesis evolucionista muy incomoda. Sostiene que el engaño y el autoengaño son estrategias evolutivas que permiten a los seres vivos obtener ventajas en la competencia de recursos y reproducción. El engaño se refiere a la manipulación de la información que se presenta a los demás mientras que el autoengaño implica la manipulación de la información que se presenta a sí mismo. Ambos procesos pueden tener efectos perjudiciales o beneficiosos dependiendo del contexto y la situación en que se utilicen.

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