El factor Munchausen: la neurosis del creador

El barón Munchausen existió realmente, no es solo un cuento de fantasia para niños, es probablemente cierto que era un embustero que disfrutaba contando sus batallitas a quien quisiera escucharle y que inventaba cosas tan fantasticas como que viajaba a lomos de una bala de cañón o bien que se salvó de morir ahogado en una ciénaga tirándose de los pelos a sí mismo.

De manera que el barón era un mentiroso.

Debe ser por eso que en psiquiatría llevan su nombre un par de síndromes bastante perversos: uno de ellos, el que consiste en personas que fingen tener una enfermedad para conseguir atenciones médicas, ingresos e incluso intervenciones quirúrgicas que no necesitan. Recuerdo el caso de un hombre que visitaba las urgencias diciendo que tenia una pancreatitis y que debía ser ingresado y dormido con sedantes. Todos le conocíamos ya, supongo que cambiaría de Hospital o de ciudad. Otro es el caso más común de cuidadores que fingen una enfermedad en su custodio a veces su hijo a quien le provocan toda clase de síntomas con el fin de conseguir su ingreso. Este es un caso que siempre acaba en los tribunales cuando se descubre la trampa. Lo inimaginable es que con frecuencia es la propia madre la que provoca estas dolencias en su hijo, se llama Munchausen por poderes.

Quizá ustedes traten de explicarse estos sintomas inducidos. Es bastante fácil, la madre o cuidadora busca el reconocimiento de buena cuidadora, busca aumentar su prestigio acudiendo al hospital preocupada por sintomas alarmantes en su hijo. Que ella misma ha provocado.¿Perverso no?

El pobre barón ha quedado como una reliquia psiquiátrica que exagera bastante sus intenciones reales que no debieron ser otras sino hacerse un hueco como narrador de historias fantásticas.

La neurosis del creador.-

Lola Lopez Mondejar es una psicoanalista y escritora que divulga mucho y bien sobre psicoanálisis, de ella ya hablé en otro post anterior donde hablé de otro de sus libros: «Invulnerables e invertebrados» y recientemente me he vuelto a encontrar con ella a raíz de mi investigación sobre autores y narrativas como la que expuse en mi post anterior. Así me enteré de que había escrito una serie de artículos que son los que componen el libro que preside ese post y otros que hablan de las confluencias entre literatura y psicoanálisis. Y que titula como factor Munchausen como etiqueta descriptiva que trata de explicar la neurosis de los creadores.

En síntesis la idea de la Mondejar es la siguiente:

Un creador es un niño herido que ha tenido una primera fase de crianza suficientemente buena, es decir es un niño que creció en un entorno de cuidados y amor suficientes pero que con el tiempo desarrolla un «trauma» que le provoca una disociación. Así en el niño viven dos niños, el niño que fue feliz en el «paraíso perdido» que definitivamente se perdió pero conserva una inscripción que llamamos Yo ideal y otro niño, hijo del Ideal de Yo que gracias a las actividades de Yo ideal (yo narcisista y grandioso) es instalado en algún lugar de la mente como guardián, tutela y cuidado del niño herido. El acto creador seria un dialogo entre ambos, el niño herido crea y el cuidador vigila su tarea, pues el cuidador se percata pero no sabe, el único que sabe es el Yo. Sin esa herida fundacional no hay acto de creación.

Yo creo que esto es verdad pero haré ciertas objeciones.

1.- No es necesario apelar al trauma para explicar este fenómeno, el niño no fue abandonado, maltratado, violado o ninguneado. La fragmentación del Yo no siempre es consecuencia de la disociación sino del enfrentamiento del niño con esa bruja que llamamos sociabilidad. Encajar en el mundo con reglas arbitrarias o injustas no es tan fácil como que te acepten en tu familia. Nadie volverá a quererte sin condiciones como tu madre, esa es la perdida que todo niño siente al escapar de la díada madre-hijo, esa separación que no se concreta en nada mórbido sino en la rutina normal del neurodesarrollo.

2.- Todos tenemos la posibilidad de fragmentar nuestro Yo. No solo existe tres instancias como supuso Freud sino múltiples. Hoy son muchos los autores que hablan de la multiplicidad del Yo y de roles procedentes de distintas identificaciones que en otro lugar he llamado zombies. La novedad que introduce el futuro creador es que genera un Yo muy especial que no procede tanto de identificaciones concretas sino de la omnipotencia grandiosa del Yo ideal, una especie de divinidad interior, un cuidador y un mentor o guía que nos tira de los pelos cuando estamos a punto de hundirnos en el lodazal como esa imagen que simboliza al barón Munchausen.

Son muchas las figuras poéticas que nos hablan de ese otro Yo como Antonio Machado «Converso con el hombre que siempre va conmigo», Pessoa o en este poema de Juan Ramón Jimenez:

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.

Otros incluso lo personifican en otro Yo que es visible, como hacen los niños con su amigo invisible o como la voz que a veces conversa con nosotros y a veces nos advierte de un peligro, no es un doble en el sentido literario ni de Dios que siempre nos protege como piensan algunos, ni el ángel de la guarda dulce compañía, es el resultado de esa fragmentación que lleva a cabo un niño en la cima de su narcisismo y que logra desdoblar su Yo en una instancia bienhechora, bien al contrario de lo que hacen los esquizofrénicos que repiten este mismo fenómeno aunque invertido. La voz en estos casos es diabólica, persistente y malhechora.

La sociabilidad es la herida.-

En un niño hay dos niños, el niño de casa y el niño de la escuela y a veces son tan diferentes que cuando los profesores llaman a los padres para comunicarles alguna disfunción detectada en ese ámbito como por ejemplo meterse en peleas, los padres suelen quedarse estupefactos descreyendo casi siempre la opinión de los cuidadores.

Pues hay siempre dos niños, el del Yo ideal (omnipotente), y el del ideal del Yo (socializado)

La sobresocialización es un concepto inventado por un terrorista conocido con el nombre de Unabomber. (de verdadero nombre Ted Kadzinsky) que escribió desde la cárcel un manifiesto donde pone en blanco y negro sus ideas sobre la sociedad de la tecnología a la que considera el origen de todos los males sociales. En este post de Agnosis podemos refrescar las ideas sobre socialización y sus efectos sobre la política y sobre nuestro psíquismo.

«Sugerimos que la sobresocialización está entre las crueldades 

más serias que los seres humanos se infligen unos a otros.«

T. Kaczynski, Manifiesto de Unabomber. La sociedad industrial y su futuro

Si pensamos un poco el mundo en el que habitamos coincidiremos en que está presidido de instituciones totales secuenciales que están dirigidas o bien a separarnos o bien a integrarnos con nuestros semejantes. Desde la guardería, hasta el hospital nuestra vida transcurre de forma institucionalizada y dirigida casi siempre a socializarnos, es decir a interactuar con otros, y sobre todo a admitir reglas y reglamentos a veces injustos o que son tan exigentes que casi nadie encaja en ellos. Nuestros creadores y también los psicóticos son la población que va sufrir esta dificultad de encaje.

Los niños antes de cumplir un año ya están en la guardería y allí seguirán hasta que entren en pre-escolar hacia los 3 años y ya ha habido autores como Janet Belsky que han investigado sobre el efecto poco saludable de las guarderías. Lo cierto es que los veterinarios no aconsejan a los propietarios de cachorros jóvenes sacarlos a la calle antes de destetarse y que reciban completamente su calendario de vacunación, pero también tratan de evitar malos encuentros con otros chuchos y sobre todo los contagios. Entre nosotros socializarse en una guardería es la mejor forma de contagio de toda la panoplia de virus conocidos, pero pasar 8 horas en una guardería tiene otros efectos, y el peor de ellos es el hacinamiento, el ruido y el trato impersonal de los cuidadores.

Los niños aprenden a relacionarse o a aguantar a otros bien pronto, antes de saber hablar, controlar esfínteres o estarse quieto sentado, no es pues de extrañar que los niños se resistan a hablar, a abandonar el pañal o a no soportar la separación de la madre. Nuestra vida transcurre en relación con otros, iguales o figuras paternales o maternales desconocidas. No cabe duda de que el Estado ha irrumpido en todos los niveles de la educación configurando individuos supuestamente sociales que aprenden a compartir con sus semejantes y que necesariamente han de sacrificar parte de su psíquismo cuando no son adoctrinados directamente desde la escuela y les imponen un tipo determinado de pensamiento. El Estado ya no se conforma con socializarnos quiere enseñarnos a pensar.

Naturalmente los niños han de jugar con otros niños, eso es obvio pero la duración de las estancias en esos lugares siniestros que llamamos guarderías exceden en mucho al tiempo que cada niño necesita para no ahogar su subjetividad en el grupo, someterse a una disciplina a veces feroz u obedecer ordenes cuando a sufrir malos tratos. Es en la escuela donde los niños -con más frecuencia- van a sufrir malos tratos o exclusiones por parte de sus iguales, de manera que la socialización tiene una parte bien oscura: el mobbing y el patio del colegio, un lugar peligroso para aquellos que sienten por unos motivos u otros que no encajan.

Genio y locura.-

No es de extrañar pues que la locura —fundamentalmente la maniaco-depresiva— y el genio creador sean tan comórbidos. Ni tampoco es de extrañar que grandes poetas como Dickinson, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton o Silvia Plath acabaran suicidándose durante la evolución de su patología. Y no solo poetas, sino escritores, y músicos y sin hablar del daño que han hecho las drogas a generaciones enteras.

El genio creador y la locura se encuentran emparentados no sólo en el mito y la imaginación humanas desde tiempos ancestrales sino que también guardan entre si un extraño parentesco, ambigüo y paradójico en tanto que las pruebas de su asociación son incuestionables al mismo tiempo que sabemos que la enfermedad mental por si misma es devastadora para la creatividad.

La locura bipolar de Van Gogh, Schuman, Virginia Wolf, Silvia Plath o Emily Dickinson, la esquizofrenia de Syd Barret o Hölderlin, el trastorno esquizoafectivo de Brian Wilson de Beach Boys, la sifilis cerebral de Goya y Nietzsche, el alcoholismo de Edgar Allan Poe, la esquizotipia de Dali, la psicopatia de Caravaggio y de François Villon, por no hablar del peaje que las drogas han exigido en los músicos de rock, blues y jazz que son incontables.

Hace un tiempo planteaba esta misma cuestión en un post dónde presenté las investigaciones de la Dra Nacy Andreasen sobre este mismo asunto, me refiero a un post que titulé: «Creatividad y espectro depresivo».

Y aun existe un ultimo refugio para los creadores: el misticismo.

El retorno a lo Absoluto.-

  • El proceso creativo, los arrebatos místicos o el talento artístico tienen cierto parecido con las enfermedades mentales y existe un solapamiento evidente entre ellos y ellas.
  • Parece sin embargo que la eclosión de una enfermedad mental inhibe y destruye las potencialidades creadoras de las personas que las sufren disminuyendo y aun clausurando la actividad artistica «per se».

Lo que nos lleva a una profunda contradicción ¿es o no es la enfermedad mental o algunas de sus caracteristicas condición para llevar a cabo una tarea creadora, revolucionaria, reformadora o artística? ¿Como conjugar los hallazgos de unos y otros si parece que ambos extremos, aun contradictorios, responden a la verdad?

Hasta que me encontré este texto de Ken Wilber yo andaba todavia poniéndome mas del lado de Arietti que de aquellos que pretendian asimilar los estados místicos con las enfermedades mentales, lo cierto es que aunque mi intuición y mi práctica clínica me habian llevado hacia el camino de no identificar ambos fenómenos, es que la ausencia de una teoria sobre los fenómenos de conciencia suprareales hacía imposible una distinción entre ambos tipos de experiencias.

Es evidente que la psicologia evolutiva profunda ha avanzado lo suficiente para conocer bien los estadíos de la conciencia prepersonal o los estadios mas bajos de la evolución de nuestra mente pero ha avanzado muy poco en el entendimiento de los fenómenos más elevados de nuestra conciencia y que algunos psicólogos llaman transpersonales. La distintión entre «pre» y «trans» se hace en este momento esencial para entender que ante cualquier calamidad o dificultad no es lo mismo hacer una regresión masiva a la infancia en busca de seguridad que una elevación hasta la divinidad, el punto omega o la fusión con la Unidad. El error ha sido considerar que todo abandono de la conciencia lógico-racional llevaba necesariamente hacia atrás, a una especie de vuelta oceánica al Yo urobórico, ese periodo de felicidad ignorante en el que creímos ser dioses.

Y aunque en realidad en ese periodo urobórico fuimos uno y aduales, esa unidad «pre» es bastante distinta de la unidad «trans», la primera es una unidad estúpida e ignorante y la segunda es una unidad noética, basada en el conocimiento y en la sabiduria, la primera es un atajo, la segunda una escalada.

El articulo de Wilber titulado «Esquizofrenia y misticismo» publicado en «El proyecto Atman» está completo en la red, aqui.

Fueron los psicoanalistas los primeros en hablar de una regresión al servicio del Yo, es decir una regresión momentánea y adaptada que no destruía las conexiones con el principio de realidad y que permitian al sujeto volver sanos y salvos después de una excursión seguramente liberadora a su estadío normal de conciencia que suele ser siempre el logico-racional. Algo de esto sucede con ciertas experiencias psicodélicas causadas por drogas, se trata de regresiones con red.

Sin embargo y tal como el propio Arietti señala, el diagnóstico de psicosis es posible en el caso de ciertos creadores o místicos pues el elemento de fanatismo se encuentra compartido tanto en los enfermos mentales paranoicos como en los reformadores, sin embargo en estos ultimos es notable la ausencia de amargura y resentimiento.

Para Arietti la distinción entre ambos puede hacerse desde la clinica:

  • Las alucinaciones de los místicos suelen ser visuales y no auditivas (verbales).
  • Las alucinaciones invocan a personas protectoras y no amenazadoras o torturantes.
  • Su contenido suele ser grato.
  • Se experimenta un profundo aumento de la autoestima.
  • Un imporante sentido de misión.
  • Insight especiales y significativos.
  • Experiencias que aportan conocimiento.

Lo cierto es que es verdad que tanto en las experiencias psicóticas como místicas existen elementos que proceden de estadíos suprareales como prepersonales, las invenciones de los delirantes, el sentimiento de haber sido escogido por la divinidad para una importante tarea, la identificación con la divinidad misma,  las inspiraciones delirantes de los paranoicos, las torturas psicosomáticas y cenestesias delirantes, la hiperconexión con poderes sobrenaturales e invisibles son producciones que en su mayor parte no pueden ser explicadas a través de la regresión simple a la infancia e invocan una infiltración de niveles supra o transreales. Al mismo tiempo es imposible desconocer que muchos místicos presentan severas patologias narcisisticas, megalomanías irreducibles que proceden de los niveles más bajos de la evolución de la conciencia, lo que nos permite aventurar la hipótesis de que ambas poblaciones -psicóticos y místicos- pueden compartir experiencias «pre» y experiencias «trans» sin dudar de que ambas experiencias son distintas y que pueden identificarse clinicamente.

Más allá de eso es posible aventurar que la psicosis es un atajo a la propia evolución de la conciencia y que sucede más frecuentemente al alcanzar el desarrollo egoico o lógico-racional. Todo parece indicar que este estadío es un cuello de botella evolutivo que provoca atascos en la evolución individual hacia el nivel superior (el meme verde en la terminologia de Wilber) porque supone el abandono de determinadas certezas basadas en el egocentrismo, el etnocentrismo y el paso a una ecología mundocentrica, donde el Yo y el Tu quedan obsoletos por el nosotros y el Todos.

Significa que cuando una estructura egoico-racional se tambalea se abren compuertas por arriba y por abajo, las de arriba inspiran determinadas cogniciones trans-reales que pueden resultar amenazantes o incomprensibles a la vez que el flujo regresivo impele al individuo hacia abajo en busca de seguridad y quizá también en busca de la ignorancia primordial.

Sísifo y el absurdismo

No es algo que nos suceda a todos, ni tampoco al mismo tiempo, tampoco es una inspiración momentánea sino una molesta evidencia que va colándose en nuestro entendimiento: la vida es absurda. Somos una minoría los que percibimos esta realidad y sentimos ese extrañamiento tan característico de nuestros años jóvenes, lo sé porque —entre mis conocidos— solo a mi me sucedía tal cosa a pesar de que confronté esta idea con aquellos que quisieron escucharla. Noté que mi idea les incomodaba, era una rareza, nadie hablaba de ello y por tanto era algo insólito, algo que procedía de una mente calenturienta como la mia.

Sigue leyendo

Enfermedades complejas, médicos descomplejizados

Existen tres clases de enfermedades, las simples, las complicadas y las complejas.

Las enfermedades simples tienden a curarse solas o bien con remedios caseros, forman parte de la cultura popular o tradicional de una comunidad, pocas veces necesitan de remedios potentes o de criterio medico y su etiología (causa) está a la vista, se trata de las conocidas enfermedades estacionales, las de la primera infancia, las heridas simples, los resfriados, catarros y los conocidos dolores posturales. Una enfermedad simple sin embargo puede complicarse.

Las enfermedades complicadas pertenecen a la cultura médica, son necesarias habilidades y conocimientos concretos, pero su causa es bien conocida y también su tratamiento. Para tratarlas es necesario ser médico y haber adquirido unos conocimientos y habilidades concretas que se van refinando con el tiempo y producen un buen cuerpo de saberes y de modificaciones de la técnica haciéndolas más predecibles y casi siempre con éxito. Salvo complicaciones.

Las enfermedades complejas se caracterizan porque su causalidad no está nada clara y admiten muchas hipótesis que las expliquen: los sospechosos habituales, virus, tóxicos, nerviosismo, exageración, somatizaciones de raíz psíquica, simulaciones, es decir sospechas de que la patología no es una patología médica: algunos investigadores las nombran como no-enfermedades, hay casi siempre una atmósfera de negación sobre su existencia.

¿Cómo identificar una enfermedad compleja?

Las enfermedades complejas se caracterizan por ser proteiformes, es decir presentan una clinica distinta en cada individuo y más allá de eso son multisistémicas, es decir presentan anomalías en varios aparatos. Un ejemplo es el lupus eritematoso o bien la fibromialgia-fatiga crónica con las que en ocasiones se solapan. Pueden afectar al sistema músculo-esqueletico, a la piel, al sistema digestivo, al urinario, al maxilo-facial y sobre todo a las percepciones dolorosas (alodinia) en ciertos puntos del cuerpo que operan como gatillos, pero sobre todo: el paciente es muy sensible a pequeños roces o traumatismos leves en la piel que provocan un dolor inexplicable.

Lo importante es comprender que esta enfermedad en realidad forma parte de un cluster que algunos llaman encefalopatía miálgica que se supone tiene dos causas bien diferentes: una sensibilizacion central para el dolor y una patología periférica a nivel del sistema nervioso autónomo. Es decir se trata de una disautonomia.

Y este cluster que nombré se compone de ciertas patologías como las que siguen:

  1. Sensibilidad química múltiple con presencia de hiperosmia, meteorosensibilidad, aftas en la boca. Ciertos alimentos ligados a la cadena del frio (como el marisco) pueden desencadenar estas aftas que muy probablemente están relacionadas con metales pesados como el cadmio.
  2. Cistitis intersticial, es decir cistitis sin infección. A esta patología se la conocía como cistitis de la luna de miel y he visto muchos casos en jovencitas con o sin actividad sexual coital por el medio (no olvidemos la masturbación), muchas veces va unida a la dispaurenia y no es una forma de histeria, es —una disautonomia—
  3. Colón irritable. He hablado mucho en este blog sobre esta patología y aunque hoy los digestólogos ya no la usan y la han sustituido por otras hipótesis que conllevan cambios en la nomenclatura (usualmente relativos a las disbiosis de la flora bacteriana), lo cierto es que el colón irritable sigue existiendo aunque hoy le llamemos SIBO o de cualquier otra forma. Y es una disautonomia.
  4. Patologías mentales como ansiedad o depresión, la discusión sigue estándo en relación sobre si estas patologías son primarias o secundarias, al dolor o a la impotencia de la enfermedad, pero lo cierto es que estas discusiones son banales, porque son síntomas mentales que coexisten con la patología antes dichas. estamos hablando de patologías complejas. Y son complejas porque se presentan en muchos sistemas o en casi todos. Los desarrollos fóbicos e incluso los trastornos de la serie evitativa-obsesiva (cluster C) son otras posibilidades de desarrollo junto con el ya conocido rasgo de perfeccionismo y autoxigencia.
  5. Piel extremadamente sensible, como por ejemplo la piel de la cabeza o cuero cabelludo. He conocido casos de chicas que se rapan la cabeza por no soportar el cabello y su incontrolable movimiento autónomo que se vuelve doloroso. Se debe a una neuralgia del occipital.
  6. Neuralgias en la cara que simulan una neuralgia del trigémino, con dolores de dientes y síntomas (parestesias) de esa serie.
  7. La conocida cefalea de tensión, en casco.
  8. Extrema susceptibilidad a los medicamentos y reacciones paradójicas que hacen que los relajantes musculares —por ejemplo— propicien nuevas contracturas o los sedantes seden demasiado y proporcionen malestar más allá de su metabolización.
  9. Neblina mental y trastornos cognitivos leves. Y la fatiga inexplicable

El saber médico es las enfermedades complejas.-

Es obvio que las especialidades medicas han aportado buenas soluciones asistenciales a ciertas patologías pero también es cierto que este modelo es un modelo taylorista, es decir un modelo ideal para fabricar coches, una cadena de montaje pero no tan útil para el abordaje de ciertas patologías como la que acabo de nombrar. En un periplo simulado de una paciente con FM ¿A cuantos especialistas debería visitar nuestro paciente virtual? Prácticamente debería visitarles a casi todos sin que ninguno de ellos «tomara a cargo a esa paciente». Y no lo haría por varias razones, la primera porque este tipo de patologías dificiles no le gustan a nadie, la segunda es por la confusión ¿de qué especialista debería correr con el gasto? ¿El reumatólogo, el psiquiatra, el neurólogo?

No existe un consenso sobre qué especialista ha de tomar a su cargo a este tipo de pacientes donde la yatrogenia, el desinterés o la sospecha de simulación de ciertos galenos opera en contra de la confianza y la comprensión que se supone ha de tener siempre el médico. No olvidemos que todavía hay médicos que piensan que la FM es un forma de histeria. El paciente lo que necesita sobre todo es validación, reconocimiento y esto es algo que no podrá obtener de un profesional negacionista o de un especialista «solo en lo suyo».

Necesitamos un cambio en la organización de los servicios médicos, y mi propuesta es que las actividades holísticas sean prestadas por neogeneralistas. Es decir médicos que sepan de todo, incluyendo alguna disciplina no médica, y que su saber no esté aprisionado en «las practicas optimas» sino en las practicas suficientemente buenas pero que mantengan un amplitud en su forma de conocer. Un médico humanístico por así decir y con buenas practicas de pensamiento lateral. Un médico descomplejizado, abarcativo de saberes pero nada de erudición..

Los neogeneralistas.-

La tesis que sostiene David Epstein en su libro «Amplitud», es que existe un futuro para los generalistas, pues serán los generalistas los que tendrán un mejor perfil para abordar problemas complejos. Pero para eso deberemos entender qué es y que no es un generalista.

Un medico de familia es un generalista que en teoría es el que tiene la mayor parte de información sobre un paciente, es algo así como el dueño de los procesos, el que sobrevuela por encima de los especialistas y es capaz de tratar no un órgano o un hueso roto, sino el todo de las patologías del paciente y a lo largo del tiempo. Es el que conoce mejor a un determinado paciente y el que -de alguna manera- tutela su salud a largo plazo. Los especialistas solo conocen pequeñas partes o trozos de ese mismo paciente y están profundamente desinteresados por la personalidad o las circunstancias vitales de ese mismo paciente. Son esos que suelen decir «la operación fue un éxito pero el paciente murió».

Claro que los especialistas son necesarios, no estoy abogando por su extinción, lo que creo es que un especialista requiere de un tutor que en teoría debiera ser el jefe de servicio dotado de un perfil de liderazgo y que impusiera una determinada cultura orientada a los pacientes. Pero para eso sería necesario que cumpliera ciertos requisitos que se encuentran presentes en los neogeneralistas.

Principales ideas de ‘The Neo-Generalist

  • La sociedad valora al “especialista” sobre el “generalista”. Esto lleva a las organizaciones a formar silos que no comparten conocimientos ni perspectivas.
  • La educación formal se enfoca en «canalizar» a los estudiantes hacia las especialidades.
  • La especialización es un remanente de las teorías de administración científica de principios del siglo XX.
  • Los “neogeneralistas” combinan conocimientos especializados con una amplia gama de intereses.
  • Cambian entre información general y especializada según lo requiera la tarea.
  • Su visión general, que les permite moverse entre silos, es importante en un momento de cambio acelerado.
  • Los neogeneralistas participan en el aprendizaje autodirigido, continuo y permanente.
  • Aprovechan su conocimiento para enseñar a través de silos y cultivar nuevos líderes.
  • Los neogeneralistas persiguen las «buenas prácticas», el grial abierto de la mejora incremental constante, en oposición a las «mejores prácticas», cuyo objetivo es encontrar el mejor camino.
  • La definición de buenas prácticas de un equipo evolucionará a medida que cambie su desempeño.

En próximo post os hablaré de otro concepto que necesita de una revisión en el orden de la complejidad, me refiero al estrés. No es estrés solo lo que estas pensando, no es solo una sobrecarga, un trauma, o una perdida significativa. Estrés es sobre todo contingencia y la contingencia está relacionada sobre todo con la subjetividad.

La neurastenia

Mi abuela solía catalogar con frecuencia a la gente con palabras que ni ella misma entendía, por ejemplo solía decir de esta persona «este es un neurasténico». Por supuesto yo tampoco sabía que significaba esa palabra que asimilaba a algo inmoral, un borracho o un tuberculoso. Con el tiempo comprendí que la neurastenia era una enfermedad, que consistía en una especie de holgazaneria y de cansancio difícilmente justificable por la actividad realizada.

Lo que quiero decir es que la palabra —ya en desuso— había sido sustituida por una versión moral: la neurastenia se sustituyó —se moralizó—por la palabra pereza. Había personas perezosas, un vicio capital y estas personas eran dadas a presentarse como cansados, fatigados y poco trabajadores. Lo que caracterizaba a los neurasténicos era la indolencia, el aburrimiento y la autoindulgencia.

Cuando fui adolescente me volví a encontrar con la palabra, fue en una canción de Rolling Stones donde hablan de la neurastenia pero ya a través de un curso mórbido de ataques. La neurastenia cursaba con achaques y Mick Jagger nos la trajo de nuevo a la memoria.

Cuando estudiaba medicina la palabra ya no se usaba y a nivel del DSM-2 fue expulsada del manual de los trastornos mentales. La neurastenia dejo de existir a pesar de que había sido descrita a finales del siglo XIX (1886) por un médico americano llamado George Millard Beard.

Recordando a Beard:

Hace mas de cien años George Beard describió una enfermedad “nueva” a la que bautizó con el nombre de neurastenia, curiosamente Beard creía que era una enfermedad que se presentaba con mayor frecuencia en hombres y que procedía de un sobreesfuerzo intelectual, incluso se habló de que la neurastenia era la enfermedad de moda en el siglo XIX, la “peste del siglo” y otros adjetivos similares cosa que también mereció otra curiosa enfermedad: la clorosis que parecía cebarse más en el sexo femenino. No interesan demasiado las tesis de Beard sobre su posible etiología pero si interesa señalar que el cuadro clínico descrito por el médico americano se parece o es absolutamente igual que a lo que hoy llamamos fibromialgia, si bien parece que Beard enfatizó más en su aspecto asténico, el cansancio inexplicable que afectaba a estos enfermos y no tanto el dolor. Sin embargo hoy según dicen los investigadores la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica serian la misma enfermedad o al menos se trataria de patologías comórbidas. Recordemos sus síntomas principales:

  • Dolor músculo-esqueletico que empeora con mínimos esfuerzos.
  • Sensación de enorme fatiga que no se corresponde con el esfuerzo realizado.
  • Sin ningún hallazgo orgánico u objetivo que justifique esta sintomatología.

Síntomas mayores que van casi siempre asociados a otros: trastorno del sueño y del humor, foto y audiofobia, colón irritable, migrañas, síndrome de Raynaud, incapacidad para relajarse, aftas bucales, irritabilidad y otros.

La neurastenia ha cambiado de sexo.

Pero no solos los médícos se han ocupado de la neurastenia también los poetas como Pessoa que escribió un texto sobre «Genio y locura¨ la nombran entre sus paginas, si bien ya no la catalogan como una enfermedad sino como una disposición, como una especial constitución tal que:

Los epilépticos suelen ser gente de acción, los histéricos gente de emoción y los neurasténicos gente de pensamiento.

Más acorde con el sentir de sus tiempos, nos vienen a la cabeza las ideas de Sheldon y de Kretchsmer con sus constituciones, pícnica, atlética y leptosómica. Hubo un tiempo en que los psiquiatras atendían y mucho al fenotipo de las personas, no como ahora que se supone que todas las personas pueden tener todas las enfermedades y nadie atiende a su constitución. También es cierto que entonces la psiquiatría era una disciplina fundamentalmente observacional y sin las teorías psicológicas y médicas que hoy le sirven de soporte. Los médicos de entonces creían que todo podía explicarse a través de lo constitucional y que las enfermedades respondían a causas endógenas, es decir desconocidas.

La mayor parte de nosotros no somos casos puros en esta clasificación, sino mixtos, tenemos un poco de aquí y otro de allá pero lo que yo creo hoy es que estas constituciones generan síntomas y enfermedades propias de ellas, así se sabe que el hábito picnico esta relacionado con el trastorno bipolar y el hábito leptosómico con la esquizofrenia. Dicho de otra manera la neurastenia está relacionada con la esquizofrenia en los casos más extremos y con un sin fin de padecimientos y de enfermedades y rasgos de la personalidad. Así como de rasgos físicos como ser alto, longuilíneo y delgado.

El caso de Santiago Ramón y Cajal.-

He elegido el caso de Ramón y Cajal por dos cuestiones, la primera porque su vida está muy bien documentada por él mismo y segundo porque no cabe duda de que es una de las personas más importantes desde el punto de vista intelectual, científico y literario de nuestro país. recordemos que recibió el premio Nobel por su teoría neuronal, algo que solo se le podía ocurrir a un neurasténico con su pensamiento lateral. Pues ¿a quién iba a ocurrírsele que las neuronas se comunican sin tocarse cuando todos los científicos de la época hablaban de un retículo? A un histérico nunca se le hubiera ocurrido. Pensar fuera de la caja es una virtud de los neurasténicos.

Cajal fue un polímata, uno de esos seres excepcionales que han tocado todos los palos en su vida, un ser renacentista con una curiosidad intelectual fuera de todo limite. Estuvo interesado en la observación de la naturaleza, la ornitología, el dibujo, la guerra, la fotografía, la hipnosis y por fin la histología. Durante su vida militar (fue capitán médico en Cuba) desarrolló el paludismo y la disenteria que estuvieron a punto de terminar con su vida y desarrolló un síndrome de inanición por el que fue devuelto a la península, no sin antes criticar fuertemente las tácticas militares que nuestros oficiales utilizaban en aquella guerra absurda, hasta que todo se perdió en 1898: el Gran desastre que dejó una España consumida por las deudas, la miseria y el deshonor, un bucle melancólico al decir de Jon Juaristi, responsable de no pocos males actuales. de Imperio pasamos a ser una nación esquilmada. Y en esa nación brilló no obstante D. Santiago gracias a una voluntad de hierro que heredó de su padre, un hombre severo pero omnipresente en su educación.

El propio Cajal nos cuenta en sus memorias no pocas claves de su personalidad y de su falta de habilidades sociales de las que se queja amargamente no sin contarnos algunas de sus ideas sobre la conversación y la vida social:

«Fui criatura díscola misteriosa y retraida y deplorablemente antipática. Aun hoy consciente de mis defectos y después de haber trabajado heroicamente por corregirlos perdura algo de esa arisca insociabilidad tan censurada por mis padres y amigos.

Hay sin embargo, un egoismo refinado en rumiar las propias ideas y en huir cobardemente del comercio intelectual de las gentes. Ello aporta cierto deleite morboso, solo disculpable en caracteres celosos de conservar su individualidad. Lejos de los hombres nos hacemos la ilusión de ser completamente libres. Solo la soledad nos pone en plena posesión de nosotros mismos. En cuanto un diálogo se entabla nuestras palabras responden al pensamiento ajeno, se pierde la iniciativa mental; las asociaciones de ideas suceden en el orden marcado por el interlocutor que viene a ser en cierto modo dueño de nuestro cerebro y nuestras emociones. No podremos evitar ya en adelante que evoque con su chachara indiscreta e impertinente recuerdos solorosos que quisieramos enterrar en las negruras del inconsciente. Y esa sensación de esclavitud perdura horas y horas. pero lo más grave de esta vibración parasita es que turba las polarizaciones ideales y nos distrae del trabajo».

Nótese la capacidad de introspección y la lucidez de D. Santiago a la hora de autoanalizarse.

Y así y todo merece la pena recordar que Cajal escribió libros de tertulias y charlas de café, aunque utilizara la retirada social (withdrawal) como mecanismo de defensa esquizoide. Dicho de otra manera, se expuso a esa dificultad durante mucho tiempo a pesar de afirmar que:

«Solamente el hombre aislado y entregado a sus pensamientos le es dado gozar de calma inalterable y de un humor uniforme»

Aquí nos da una receta que vale para todos los neurasténicos si tienen algún prurito intelectual: solo la simple conversación trivial era capaz de sacar a Cajal de sus casillas y a pesar de eso la prodigó aunque creo que su virtud literaria más importante la extrajo precisamente de esas conversaciones y esos descubrimientos sobre sí mismo. Pues escribir no es lo mismo que conversar: escribir supone una re-flexión sobre la conversación y los pensamientos que quedaron paralizados durante la misma. El diálogo es muchas veces la soga que detiene el pensamiento creativo.

En conclusión:la neurastenia ha desaparecido de nuestra jerga psiquiátrica pero ¿qué otra entidad clínica la vendrá a sustituir? Las entidades tienen una verdadera aversión al vacío. Todo pareciera indicar que las enfermedades mentales nuevas ocupan los intersticios que la ciencia deja vacíos en sus conceptualizaciones y cuando digo ciencia me refiero a las creencias compartidas por una población cualquiera, de manera que la palabra ciencia es intercambiable con la palabra religión. Como si los individuos en nuestra capacidad de fabricar símbolos nos ocupáramos preferentemente de inventar inquilinos para llenar los vacíos que quedaron sin ocupar en una teoría u otra. Como si fuéramos hermeneutas profesionales.

Bibliografia.-

Un buen articulo sobre el concepto de neurastenia

Las relaciones entre neurastenia y fibromialgia.