Suicidios existenciales

El suicidio es el problema filosófico por excelencia; una pretensión de solucionar el carácter absurdo de la existencia humana. (Albert Camus)

El suicidio es una conducta compleja, que tiene muchas derivadas, es decir razones para llevarlo a cabo, los más frecuentes son los suicidios en el contexto de patologias mentales pero no es este el único territorio donde anidan las conductas autodestructivas, existen suicidios impulsivos, por venganza (morales) y los suicidios altruistas. Aquí hay un buen post sobre las clases de suicidio más frecuentes, los suicidios con intención hostil y que han sido identificados a través de la observación y la llamada autopsia psicológica, es decir la construcción de una teoría psicológica que añada comprensión a esta conducta generalmente incomprensible sobre todo para los más cercanos.

Pero yo voy a hablar de otro tipo de suicidio, el suicidio existencial, descrito por Albert Camus y que de alguna manera es la conducta relacionada con el hecho de no encontrar sentido a la vida. ¿Pero la vida debería tener algún sentido?¿Qué queremos decir con esa palabra: sentido?

La creación de sentido.-

La idea de Camus es que la vida es absurda es decir carece de sentido pero al mismo tiempo estamos condenados a encontrárselo.

Existen tres soluciones al absurdo de la vida: pero es condición inicial que el sujeto acepte esta falta de sentido, como algunos de nosotros hicimos en nuestra adolescencia, pues aceptar el sentido prefabricado que nos venía de serie era inadmisible. Ni la musica militar me supo levantar (como dice el poeta) ni las creencias de mi familia me parecían algo más que supersticiones, ni las reglas, reglamentos, leyes y costumbres de mi alrededor me parecían algo más que arbitrarias o injustas, que la amistad es muy poco duradera, que los intereses de cada cual mandan sobre las ideas, que hasta el amor que recibimos es dudoso o limpio, que nuestros méritos están sobrevalorados, que somos invisibles para casi todo el mundo, que solo se valoran los vicios. Por tanto y después de haberme impregnado de todas ellas y no hallar lugar alguno para mi decidí exiliarme, no a la montaña sino que me refugié en la música, así anduve un tiempo hasta que encontré otro sentido en mi profesión: duró muchos años este sentido. Pues el sentido puede crearse ex profeso. Un sentido a la medida de cada cual, después de aceptar el sin sentido claro. Después de una travesía por el desierto como Zaratustra en Nietzsche.

Camus nos da tres soluciones para enfrentar ese sinsentido:

1.- El suicidio.

Para Camus se trata de la pregunta filosófica fundamental. ¿Por qué se suicida la gente? ¿Por qué los profesionales que se dedican a la psiquiatría no han leído a Camus? ¿Qué hacemos los psiquiatras cuando alguien nos dice que quiere suicidarse? Naturalmente el suicidio es la forma de resolver esta incógnita de la vida: su falta de sentido, su absurdidad, algunos lo descubren de una forma abrupta o traumática a través de una ruptura sentimental, la ruina económica o la culpa real o imaginaria por algo que se hizo o no se llevó a cabo. Es decir: nunca habían caído en la cuenta de que era absurda desde mucho antes.

Lo cierto es que el suicidio no resuelve esta absurdidad sino un sometimiento a este mismo principio de absurdidad pues:

¿Si la vida es absurda qué te hace pensar que la muerte le dará sentido? La muerte no tiene ningún sentido del mismo modo que la vida.

De alguna manera se parece siniestramente a la paradoja del mentiroso. No podemos huir de esa mentira sino a través de otra mentira.

2.- La trascendencia a través de Dios.

Dios resume en si mismo tres variedades de la experiencia cognitiva: la ontológica, la epistemológica y la moral, por tanto la idea de Dios es falsa, si bien es muy protectora y muy eficaz a la hora de tranquilizar y de ofrecer explicaciones a todas las contrariedades que podamos suponer y que nos pueden suceder. las contingencias quedan en manos de una Voluntad sobrenatural que nosotros no podemos entender, pase lo que pase la causa última siempre estará en manos del Creador y a nosotros no nos es posible entender sus designios. La explicación es muy clara: «porque Dios así lo quiso». El sentido queda así a salvo de la contradicción. Simplemente no podemos encontrarlo y lo delegamos en El.

3.- La aceptación.-

La aceptación requiere dos tiempos, uno primario en el que el sujeto sufre por no encontrar su lugar en el mundo que se le antoja absurdo. Tiene una experiencia primaria del sin sentido y quizá se retire o quizá mantenga vivas sus esperanzas y que algún que otro éxito o recompensa le acompañe en su devenir proporcionándole una experiencia de plenitud. En un segundo tiempo y después de traer la buena nueva a sus conciudadanos y de fracasar en esa tarea el sujeto acepta la situación. En el mundo hay quien ya ha tenido también esa experiencia, una minoría, una elite de supervivientes aguarda para cerrar filas en torno a esa idea para lo que es necesario hacer lo contrario del Sr K en el Castillo de Kafka.

Se trata de un agrimensor que ha sido contratado para hacer una tarea a un conde que vive en un castillo y que cuando llega a ese pueblo no puede ponerse en contacto con quien le contrató. A través de ciertas cartas le dicen que ya no cuentan con él, pero el Sr K lo que quiere ahora es pertenecer al castillo, ha abandonado su propósito por el que fue contratado y se conforma con pertenecer, con ser una especie de numero más en ese pueblo brumoso y oscuro donde todos parecen temer al susodicho conde.

Dicho de otra forma: no hay que esforzarse por pertenecer a nada, mas allá de los íntimos, porque te reconozcan, por formar parte de algo, hay que abandonar toda idea de trascendencia, de esperar agradecimiento o gratitud por parte de los otros. Hay que vivir en el mundo sin estar en él como dice Junger. El mundo es una trama de reglas consensuadas que son casi siempre falsas, otras arbitrarias.

Y aun así, ¿cómo podemos aceptar una vida alienada, sin sentido y vacía de experiencia humanas?

Aunque Camus pensara que en realidad esta alienación era propia de la clase trabajadora, los trabajadores manuales, la historia ha demostrado que no se trata de un sin sentido que afecte solo a una clase social sino que es transversal, ni tampoco a las amas de casa que son las que se encuentran más cercanas a las tareas de Sísifo, pues el destino de lo limpio es ensuciarse y el destino de lo sucio es volverse a limpiar, siempre del mismo modo, la misma tarea sin fin, un bucle repetitivo y alienante. No es de extrañar que las amas de casa y los diagnósticos de ansiedad-depresión sean tan frecuentes entre ellas, pero Camus vuelve a darnos la receta.

Nada te impide que una tarea repetitiva no pueda convertirse en un goce o en una creación si se logra salir del bucle. Una vez más Camus vuelve sobre la idea de que el sentido se puede construir y si no eres creyente o un suicida, lo mejor es que comiences a transportar el tedio y el vacío a algún lugar de sentido y de placer.

En realidad buscar un sentido externo a la propia vida a la que somos arrojados sin pedirlo es un poco absurdo, puesto que la vida carece —mas allá de sí misma— de sentido. Sin embargo venimos de serie con un enorme apego a la vida que vigila nuestra tendencia tanática —compañero eterno de Eros—. La vida es un conatum, un élan vital al decir de Bergson, una corriente continua que no requiere explicaciones de sí misma, solo atiende a ella misma. No necesita ningún apoyo de sentido.

Una vez aceptes el hecho de que es inútil buscar sentido externo a la propia vida, ya estás en condiciones de buscar ciertas experiencias para rellenar ese espacio-vacío que deja la convicción de nuestra finitud y de que una vez desaparecidos nadie nos recordará más allá de algunos familiares y amigos que pronto nos desdibujaran de su memoria,

La vida es pues absurda pero suicidarse es plegarse ante ese absurdo para hacer de él un absoluto.

Lecturas recomendadas: Demian de Herman Hesse y Sísifo de Albert Camus

Sísifo y el absurdismo

No es algo que nos suceda a todos, ni tampoco al mismo tiempo, tampoco es una inspiración momentánea sino una molesta evidencia que va colándose en nuestro entendimiento: la vida es absurda. Somos una minoría los que percibimos esta realidad y sentimos ese extrañamiento tan característico de nuestros años jóvenes, lo sé porque —entre mis conocidos— solo a mi me sucedía tal cosa a pesar de que confronté esta idea con aquellos que quisieron escucharla. Noté que mi idea les incomodaba, era una rareza, nadie hablaba de ello y por tanto era algo insólito, algo que procedía de una mente calenturienta como la mia.

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Una psicosis desencadenada si no va seguida de suicidio u homicidio siempre tendrá mejor pronóstico que una psicosis negativizada,

Confieso que voy a escribir este post aun impactado por la terrible noticia que nos llega de Sallent donde un par de gemelas se precipitaron al vacío con intención letal. Una intención que llegó en el acto a una de ellas y la otra parece que se encuentra aun en estado grave ingresada en un Hospital. Yo he visto a lo largo de mi vida varios intentos de suicidio por precipitación y otros suicidios consumados por la misma técnica: arrojarse al vacío desde un piso alto.

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