Craneos comparados del Neandhertal y del Sapiens.
Nikolaas Timbergen fue junto a Konrad Lorenz y Karl Von Frish uno de los que inventaron una nueva disciplina que desde entonces conocemos con el nombre de etología y que merecieron -pese a ser biólogos- el premio Nobel de medicina en 1973.
La etología se dedica a estudiar la conducta animal sin separar a los animales de su entorno ecológico y social a diferencia de su disciplina predecesora la zoología que se limitaba a estudiar a los animales en su forma, función, costumbres o hábitos en condiciones de cautividad o bien en estudios postmortem.
Entre otras actividades y experimentos Timbergen estudió a ciertas gaviotas (gaviota argénterea) para demostrar su hipótesis de que los estimulos ambientales operaban como signos lingüisticos y que existía una coordinación entre las señales externas y los procesos cerebrales de reconocimiento. Así observó que estas gaviotas al nacer atendian sobre todo a una marca roja que sus madres ostentaban en el pico, al picotear alli la madre regurgitaba la comida que llevaba predigerida para brindársela a sus polluelos.
Lo primero que observó fue que si sustituía a la madre real por un palo con un círculo rojo los polluelos respondían del mismo modo que hacian con la madre: picoteando el círculo rojo.
Este experimento que también replicó Lorenz y Von Frish en otras especies dieron lugar al concepto etológico de «imprinting» o impronta: los animales de forma innata parecian responder a determinados estimulos y coloridos, es decir parecia que sus cerebros estuvieran diseñados para responder a esas señales y no a otras, las gaviotas responden al color rojo, como si fuera la madre.
En este video pueden observar el imprinting de los archiconocidos gansos de Lorenz y como le siguen «como si» fuera su madre.
Pero Timbergen decidió llevar la experiencia más lejos y lo que hizo fue ofrecer a los polluelos un palo de escoba con varios circulos pintados de rojo, cayó en la cuenta de que los polluelos acababan prefiriendo al palo en lugar de a la propia madre y bromeó diciendo que aquellas gaviotas habian desarrollado cierto talento artistico y que hizo exclamar a Ramachandran:
“Si las gaviotas argenteas tuvieran una galería de arte, colgarían en la pared un largo palo con tres rayas rojas; lo venerarían, pagarían millones de dólares por él, lo llamarían un Picasso, pero no entenderían por qué… por qué quedan hipnotizadas por esta cosa aún cuando no se parece a nada”.
Se trata de una experiencia universal bien conocida y extensiva a casi todas las especies estudiadas, asi Harlow en una experiencia muy citada descubrió como los chimpancés preferían ciertas texturas en lugar de los cuidados impersonales de sus cuidadores, un mocho de escoba era preferible a la comida porque en él habia tacto y seguramente para los monos el sensorio critico era el tacto como para las gaviotas era el color rojo o para las cebras son las mil rayas.
Ahora vamos a realizar cierto experimento mental: supongamos que un grupo de esas gaviotas a raiz de una mutación genética fueran capaces no sólo de reconocer circulos rojos en palos de escoba sino que fueran capaces de dibujarlos.
Algo asi fue lo que le sucedió a nuestra estirpe humana, al Homo Sapiens.
Y por eso estamos fascinados por el arte, aun sin entenderlo evoca en nosotros respuestas fisiológicas y emocionales intensas cercanas a la fascinación de las gaviotas.
Roger Bartra es un antropólogo mexicano de origen catalán que escribió un libro titulado «Antropologia cerebral» donde presenta la osada hipótesis de que el cerebro del Sapiens no representa una ventaja evolutiva sino una desventaja, o mejor una desventaja que se transmutó en ventaja, a partir de lo que él llama exocerebro.
Aqui en esta web hay un buen articulo de la teoria de Bartra y aqui el blog del propio Bartra
La idea central de su teoría es que nuestro cerebro es en realidad un cerebro bastante deficitario si lo comparamos con el de un perro o con nuestro pariente cercano el Neandhertal. Si comparamos los cráneos de más arriba entre el Sapiens y el Neandhertal observaremos que a pesar del crecimiento cuantitativo que nuestro cerebro ha sufrido a lo largo de la evolución no podemos sólo con este crecimiento entender ni la rapidez evolutiva de nuestra especie ni las prestaciones de nuestro cerebro.
Para empezar hemos perdido y atrofiado casi toda nuestra capacidad olfativa, no somos capaces de seguir rastros, ni podemos marcar con ferormonas nuestro territorio. Auditivamente hablando tampoco somos nada del otro mundo: mi perro es capaz de detectar sonidos inaudibles para mi y saber cuando llego a casa aun estando en la calle, sabe quien hay al otro lado de la puerta e incluso parece entender las señales que le llegan desde el ascensor, casi toda nuestra corteza cerebral está destinada a procesar estimulos visuales aunque nuestra visión es bastante deficitaria si la comparamos con la de las aves. Dicho de otra forma, no parece que nuestro cerebro sea lo más adaptativo que hay en la naturaleza.
Por otra parte nuestro cerebro es braquicefálico y ha perdido grosor parietal (en lo alto de la boveda cerebral y ha aumentando su grosor frontal. Seguramente este corrimiento ha tenido consecuencias tanto deseables como indeseables para nuestra economía psíquica, somos capaces de planear, predecir, anticipar, simbolizar, decodificar señales, señalizar, etiquetar, etc, pero somos bastante torpes a la hora de procesar nuestro propio cuerpo (la corteza somatosensorial ha sido quizá la mas afectada por el proceso de hominización) y nuestro contacto con la Totalidad y con el Cosmos es bastante precario sólo comparándonos con nuestro primo Neandhertal.
¿A que se debe pues el éxito de nuestra especie?
Que un hándicap se convierta en una ventaja no es nada nuevo y ya fue descrito por un primatólogo llamado Zahavi, cuyos descubrimientos sobre el éxito de las plumas en los pavos comenté pecisamente en este post a propósito del fitness, otro de las grandes descubrimientos de los etólogos.
Parece ser que el éxito de nuestra especie -segun Bartra- estuvo relacionado con el hecho de que aquellos déficits debieron ser compensados de otra manera. Las dificultades para orientarse en un ambiente hostil, en un pequeño grupo de mutantes con olfatos atróficos y oidos casi sordos precisaba de una prótesis externa, una especie de disco duro portador de datos que hiciera las veces del procesamiento cerebral que otros animales poseen de serie.
Este disco duro externo es el símbolo que induce representaciones del objeto en su ausencia, con su escisión entre señal y signo y cuya herramienta portadora fundamental fue el lenguaje. La cultura humana y el grupo social fueron los depositarios de esa prótesis cerebral ajena al cerebro pero en continua comunicación con el mismo. Según Bartra es muy posible que la creación de ese entorno cultural relleno de costumbres, mitos, creencias, presagios, prohibiciones o tabúes estirara a su vez del cerebro llevándole al desempeño de prestaciones a través de cogniciones, sentimientos y pensamientos cada vez más elaborados hasta las abstracciones más complejas.
Es pues el exocerebro lo realmente adaptativo y no el cerebro humano en sí que es, como sabemos, muy vulnerable. Al mismo tiempo es precisamente este exocerebro -nada natural por otra parte- el resultado de todos los sufrimientos individuales de los humanos y probablemente -tal y como sostienen los psicólogos evolutivos- el responsable de las enfermedades mentales de nuestra especie.
El Sapiens es un especialista sin especialidad tal y como sostenía Lorenz, nuestra apuesta de forjar una cultura poblada de signos, señales y símbolos que no se corresponden con la forma de procesar la información en nuestro cerebro (que procesa señales químicas y eléctricas pero no símbolos) es nuestra grandeza adaptativa y tambien nuestra derrota como especie.
Y un corolario se desprende de esta teoria: construyamos un entorno a escala humana, benévolo para el hombre y el sufrimiento y la enfermedad mental disminuirán.
¿Por qué buscar dentro del cerebro lo que está afuera?
Me gusta la teoría de Bartra.
En cuanto a los sentidos, recuerdo ahora que hay una teoría (MAT) según la cual hay un sexto: el sexo.
Y en relación al DD externo… abogo por la base de datos cósmica, otra teoría que aún está por perfeccionar acaso.
Me ha encantado, aplausos al mayor 🙂
Me gustaMe gusta
Interesante y sencillo.
Un saludo
Me gustaMe gusta
Pingback: uberVU - social comments
Aunque nunca me ha convencido del todo esa idea del ser humano como animal débil esperando a que surja «algo» para salvarse… un artículo muy interesante.
Me gustaMe gusta
Bueno yo no he hablado en ningún momento de salvación sino de supervivencia y de que algunos handicaps pueden ser la clave del exito de una determinada especie. Nunca terminé de aceptar la idea de que el Sapiens fuera un éxito evolutivo de lo contrario no tendriamos tantas enfermedades, tanto sufrimiento, inadaptación y estulticia.
Me gustaMe gusta
Exactamente, habrá que tener en cuenta lo que está dentro, pero hay que buscar fuera, en la cultura, en los símbolos, en el lenguaje…..
Me gustaMe gusta
Los añadidos recientes en el proceso evolutivo suelen tener más defectos que los antiguos, ya que han tenido un menor tiempo de prueba y perfeccionamiento… Se podía poner como ejemplo la bipedestación, un caracter «reciente» en términos evolutivos que explica la gran frecuencia de las lumbalgias en nuestra especie y otros handicaps. ¿Cree que igualmente el hecho de que el cerebro constructor de símbolos sea reciente evolutivamente genera las enfermedades mentales? ¿O estas enfermedades son inherentes a este tipo de pensamiento y no podrían ser atajadas por un proceso evolutivo ulterior?
Enhorabuena por la entrada, es sencillamente genial. Un saludo!
Me gustaMe gusta
Gracias Aledo, es muy evidente (y eso sostienen los genetistas) que las enfermedades mentales humanas están relacionadas con el proceso de hominización, algunos como Crow sostienen que es el lenguaje la mutación donde hay que ir a buscar el supuesto gen de la esquizofrenia por ejemplo. Personalmente creo que la aparición del lenguaje no fue brusca sino gradual, no creo pues en una mutación especifica ni en un gen del lenguaje. mas bien creo que el lenguaje apareció poco a poco como una forma de señalizacion y posteriormente de cooperación, más tarde de abstracción. Creo que los sapiens no somos mas que un prototipo faliido de la evolucion y es precisamente en nuestros deficits donde se encuentran nuestra frotalezas. la evolucion no ha terminado.
He colgado tu blog en Neurociencia.neurocultura
http://www.facebook.com/home.php?#!/pages/castellon/Neurociencia-neurocultura/255364290274?ref=mf
Me gustaMe gusta
La evolución no ha terminado es cierto. Especialmente en lo que respecta a las marcas epigenéticas, y a los cambios socioculturales que también modulan la evolución cerebral y la aparición de enfermedades, como comentó en una entrada anterior. Y aún así la esquizofrenia continúa presentando tasas invariables… Es realmente sorprendente.
Muchas gracias, ya me he hecho miembro del grupo en facebook 🙂
Me gustaMe gusta
Pingback: Placebo, sugestión e intención « neurociencia-neurocultura
» ¿Por qué buscar dentro del cerebro lo que está fuera ? » Porque lo que está fuera se interioriza dentro, se inscribe simbólicamente dentro mapeando topográficamente el cerebro mediante señales químicas y eléctricas.
Como las hadas cuyo imaginario no sé si fue interiorizado desde el exocerebro o más bien exteriorizado a partir de nuestro psiquismo más primitivo.
» Ellos no saben lo que hacen, pero aún así, lo hacen » Esto lo dijo Marx para definir lo que es la ideología : conocimiento de las ideas, y se relaciona perfectamente con el comportamiento de las gaviotas y con muchos comportamientos del ser humano lo que lleva también a pensar en los distintos estados de conciencia en cuanto a su conexión – comprensión de la realidad física.
http://carmesi.wordpress.com/2012/01/05/suenos-y-exocerebro/#comment-2930
Me gustaMe gusta