¿Por qué la opulencia sienta tan mal a nuestro cerebro? (II)


La libertad sexual ilimitada no hace más que quitar valor a la vida erótica misma y a los objetos en los que buscamos satisfacción. (Sigmund Freud)

La gorriona merodeadora

2.-El sustrato sexual.

El sustrato sexual puede contemplarse desde el punto de vista de un subproducto del deseo del que hablé en el post anterior pero si construyo un item nuevo especial para él  es por la importancia de este sustrato que por si solo podria atravesar transversalmente al resto de los sustratos.

Sin embargo la sexualidad contiene al menos tres acepciones enredadas, la primera es la sexualidad como identidad, nos sentimos hombres o mujeres. Lo interesante de esta primera variante es que el hecho de ser macho o hembra nos viene de serie pero la «identidad sexual» no se solapa completamente con su origen biológico y está sometida a vaivenes subjetivos. Dicho de otro modo la identidad sexual es un constructo individual, uno ha de inventarse su identidad, pues nadie sabe en qué consiste la masculinidad ni la femineidad tal y como contamos en este post.

La segunda acepción es la orientación sexual, homo o heterosexual. No existen diferencias importantes en cuanto a los conflictos que presentan los sujetos homo y heterosexuales pues el encuentro, mantenimiento y conservacion de una pareja a largo plazo es una tarea que consume enormes cantidades de recursos y que se malogra muy frecuentemente tanto en homos como en heteros.

La tercera acepción es el gusto individual, la construcción de la sexualidad desde el punto de vista individual, nuestra presentación ante los demás y nuestra posición total ante el hecho consumado de la sexuación.

No cabe ninguna duda de que la sexualidad humana tiene un propósito y a la vez una condición: la reproducción. Somos seres sexuados porque procedemos de una estirpe de simios sexuados y nuestra sexualidad está orientada al propósito de reproducirnos, construyendo cerebros orientados al hecho de poder replicar nuestros genes. La novedad es que la conciencia humana puede alejarse de aquel propósito gracias a una razón fundamental: somos mas inteligentes que nuestros genes y podemos desviarnos del telos reproductivo, utlizando el sexo para divertirnos. Es más, podemos incluso elegir quedarnos sin descendencia, aunque no debemos sobrevalorar demasiado en este caso nuestra capacidad de decidir, al fin y al cabo en todas las especies animales, no todos se reproducen, pues -como ya he dicho en alguna ocasión- la mayor parte de los machos son superfluos.

La opulencia ha introducido el suficiente número de variables en las relaciones sexuales humanas, me referiré a ellas, sin ánimo de ser sistemático, a continuación:

  • Primero aludiré a una cuestión evolutiva esencial: el número de hembras y de machos en una especie determinada suele estar repartido en torno al 50%  sin embargo el «reparto» de mujeres no es 1:1 tal y como podría parecer sensato sino que hay un amplio grupo de hombres que acaparan dos o más mujeres tanto en las sociedades polígamas como en las monógamas. Lo que significa que existe una bolsa significativa de hombres (o machos) que no llegará a reproducirse, tal y como cuentan en este articulo,  las cifras de probabilidad reproductiva son un 80% `para las mujeres y un 40% para los hombres. A la evolución no le interesan los repartos justos sino asegurar la diversidad.
  • Lo que significa que las mujeres tienen más probabilidades de reproducirse que los hombres, pero las mujeres no buscan sólo reproducirse sino hacerlo con un macho alfa, entendiendo como machos alfa a aquellos más atractivos y que ocupan la cúspide de la piramide social o del estatus. Es aqui donde se encuentra oculta la variable de la rivalidad entre mujeres de la que hablé en este post sobre anorexia y trastornos alimentarios en general.
  • La novedad que ha introducido la opulencia es la infertilidad electiva, gracias a pildoras, preservativos y abortos las mujeres pueden copular con sucesivas parejas sin miedo a quedar embarazadas y solteras, algo que en otros entornos estaba asociado a la pobreza y a la exclusión social.
  • La infertilidad electiva favorece la independencia de la mujer con respecto al hombre y el desembarco en el mundo laboral precisamente en la época en que nuestras abuelas ya estaban rodeadas de retoños. La consecuencia de este fenómeno es la baja natalidad y la subfertilidad.
  • En caso de llegar a un tardío matrimonio las mujeres ya traen consigo una amplia experiencia sexual con multiples parejas. No hay que olvidar que las mujeres son tan «merodeadoras» como los hombres (y de un modo muy parecido a los gorriones) cuando lo que está en juego es la reproducción. Y que sólo han podido desplegar este efecto a partir de su independencia económica y/o su infertilidad inducida. La consecuencia de este fenómeno está relacionado con el número de divorcios promovidos por mujeres que correlacionan tanto con la baja natalidad como con el número de parejas previo al matrimonio.
  • La cuestión se agrava si contamos con el hecho de que cada vez las niñas llegan de forma más temprana a tener escarceos con la sexualidad. Justo en el momento en que deberían estar estableciendo alianzas con sus iguales es precisamente cuando su entorno les comienza a hablar de sexo y/o de ser/no ser atractiva y comenzar a compararse codiciosamente con otras. No se trata sólo de que el sexo -gracias a los metodos anticonceptivos y a la laicizacion del mundo- haya devenido «libre» sino que ha devenido tambien en una «lolitizacion» de la sexualidad. Cada vez vemos más conflictos emotivo-social-sexuales en niñas prepúberes.
  • Es algo que naturalmente tiene consecuencias para la salud mental de esa población: en primer lugar porque la «libertad» sexual no garantiza la liberación de los problemas emocionales relacionados, y por otro lado, las niñas son requeridas al mercadeo sexual demasiado pronto en un momento crítico para su desarrollo.
  • La desaparición de las prohibición sexual no ha promovido una mejor salud de los niños y las niñas (ni de los adultos) sino todo lo contrario: el levantamiento de la prohibición sexual ha promovido nuevos malestares. La laicización del mundo opulento no ha logrado sino transferir las creencias religiosas a otro tipo de creencias, como por ejemplo la adoración por la ciencia, la moda, el cuerpo o los logros. Aunque el sexo no está ya prohibido por instancias religiosas o juridicas, lo cierto es que sigue desempeñando un papel primordial en cuanto a los conflictos humanos que genera.
  • La diseminación de oportunidades («eres lo que quieras ser») de ser -sexual es una de las caracteristicas de nuestra sociedad opulenta, la disponibilidad casi universal de amantes, la longevidad y la sucesividad electiva de las parejas introduce lo que algunos autores han llamado «el nuevo desorden amoroso» y hace que las personas no se sientan ya cómodas con una sola pareja de por vida, lo que facilita la irresponsabilidad con hijos, patrimonios y compromisos, algo que llega a ser un bien mercantil, consumible o intercambiable. Nadie ya parece creer en una pareja estable de por vida, lo que hace que la profecia llegue a ser autocumplidora.

Conclusiones.-

La diseminación de las «oportunidades de ser» genera problemas en la identidad y la orientación sexuales, algo que se elige a la carta promovido por las narrativas sociales procedentes del género, de las historias míticas narradas en TV o en el cine e imbuidos  y reforzados por la idea de que «todas las identidades deben tener las mismas oportunidades y que se trata de un derecho inalienable del hombre el poder elegir.

Una ingenieria social ginecocéntrica que ha disminuido el valor de los hombres y tambien el modelado social de las identificaciones de los adolescentes. Vivimos en una sociedad matriarcal, permisiva, excesivamente tolerante, donde el papel de lo masculino ha sido «tunelizado» por el poder femenino y donde practicamente ha desaparecido de las familias el padre protector, normativizador, sancionador y justo en aras de un padre de comic incapaz de transmitir la idea de esfuerzo, templanza y paciencia. La mayor parte de los padres de hoy son mequetrefes dominados por esposas caprichosas y estresadas que somatizan toda clase de temores y que suelen quedar viudas precozmente.

Es la opulencia por sí misma y no los discursos feministas o de izquierda la que ha logrado poner la civilización patas arriba a través de modificaciones en los distintos sustratos que sostienen el imaginario de los humanos. Un efecto común que podriamos nombrar es el debilitamiento de lo simbólico entendiendo lo simbólico como todo aquello que nos permite tamponar el efecto directo de lo real sobre nuestro cerebro, una especie de toldo o sombrilla que ha sido removido y nos ha dejado a la intemperie, a merced de los elementos o si se quiere de los mercados, que son a fin de cuentas la versión económica de lo real y los que mercadean con el deseo individual.

Muchas veces me he hecho la siguiente pregunta respecto a la rápida abosorción de los niños en los enredos del sexo. ¿Existe alguna causa económica en tal precocidad?

A lo que podria contestar con otra pregunta ¿Si los niños no fueran un mercado emergente hubieran sido forzados a abandonar la niñez antes de que estuvieran preparados para discriminar el capricho del deseo?

No cabe ninguna duda de que los niños-adolescentes de hoy configuran un mercado muy poderoso y se encuentran sometidos a sus embates. No cabe tampoco ninguna duda de que los padres de hoy han sido incapaces de mantenerlos alejados de este mercadeo y no cabe ninguna duda de que existe una relación causal entre esta pertenencia al mercado de cosas que se pueden comprar, consumir y desperdiciar y las frustraciones que comporta una vida sexual adulta en toda regla.

La opulencia socava, corrompe y destruye la delicada trama que hemos tejido en torno a los grandes temas sociales y los consensos de sentido comun sobre la educación y el modelado de conductas en nuestros hijos. Ha abierto brechas de agua todos los campos de la vida la a través de los cuales interactuamos los humanos de una forma casi tan virulenta como la hace la pobreza, la miseria y la ignorancia.

8 comentarios en “¿Por qué la opulencia sienta tan mal a nuestro cerebro? (II)

  1. Sociedad matriarcal, solamente las hembras que saben establecer un orden en casa, son las que pueden tener hijos capaces de llevar una vida ordenada. Si no hay disciplina y personas de valor nuestra sociedad se irá al garete. El esfuerzo la disciplina y el trabajo, asi como la buena Direccion de personas compromentidas son las que pueden generar una sociedad fuerte. Ahora mismo desde mi perspectiva el sufrimiento que esta generando para el futuro la falta de valores es apabullante. Políticos, padres y madres deberíamos ingrasar en un monasterio en busca de valores, esfuerzo y disciplina, todo eso si los monjes aún se encuentran con una buena educacion monacal.

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  2. Cuando dices: «el hecho de ser macho o hembra nos viene de serie pero la “identidad sexual” no se solapa completamente con su origen biológico y está sometida a vaivenes subjetivos.»
    Me parece que es bastante aventurado decir esto porque es lo mismo que pensar que el constructo sexual se construye desde la narratividad que se hace cada uno, como si el individuo dependiendo del cuento que se cuente a lo largo de la vida puede elegir ser hetero u homo. Me parece mucho más lógico pensar que independientemente de los órganos sexuados, macho o hembra, hay otras variantes biológicas que inclinen a las personas hacia relaciones sexuales con hombres o con mujeres. Los genes no son ni femeninos ni masculinos pero los cerebros sí pueden tener una disposición que se acerque más o menos de la feminidad o masculinidad y no por narratividad.

    En cuanto a los patriarcado o matriarcado creo que hace mucho daño la utilización de estos términos para definir la lucha de poder establecida entre hombres y mujeres porque en primera instancia tanto el término » patriarcado» como «matriarcado» hacen referencia a la primera institución social que da origen e identidad a la persona que es la familia, que es la encargada de proteger a los menores de los embates del sistema. Creo que las luchas de poder deben darse fuera del ámbito familiar incluso en la elección de los términos utilizados porque sino estamos hablando de otra cosa y se corre el riesgo de que ser «madre» o «padre» acabe siendo sólo una metáfora.

    Sobre patriarcados y matriarcados: https://pacotraver.wordpress.com/2011/11/28/la-metafora-paterna-y-el-orden-olimpico/

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  3. Veo que la sexualidad incluye una invitación a encontrar nuestro destino espiritual no en la soledad, sino en la relación profunda con los otros. Ella nos invita, nos urge y nos persuade a las personas espirituales para que salgamos de nuestra soledad y entremos en relación con Dios y los hombres nuestros hermanos a través de una sexualidad sana en nuestro proyecto de vida espiritual.

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  4. La Iglesia cristiana desempeña el papel configurador central en la limitación y frustración de nuestras imágenes sexuales y espirituales. Las actitudes sexuales de la historia occidental y la historia cristiana están unidas íntimamente hasta tal punto que son indistinguibles. Esto equivale a decir que la Iglesia cristiana ha sido el artífice principal de una determinada actitud hacia la sexualidad y la vida espiritual durante los últimos diecisiete siglos. Actitud antisexual, obsesiva y de condena de la sexualidad como algo esencial de la espiritualidad cristiana. La actitud religiosa en el pasado ante la sexualidad en la vida espiritual era igual a genitalidad, y la genitalidad es intrínsecamente incontrolable y contraria a la autentica espiritualidad cristiana. El pene en erección que no se puede controlar es la imagen exacta de lo que es un cristiano con respecto a Dios: un rebelde. En esta imagen del historiador francés Michel Foucault intenta resumir en buena parte el legado cristiano de S. Agustín aceptado sobre la sexualidad del varón. Su caricatura en la mujer la hace Tertuliano en Eva, quien, como mujer, era más sensual y carnal que su compañero y, por consiguiente, era el lugar particular de la rebelión y pecado contra Dios.

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  5. Uno de sus mejores titulos y un articulo bien ordenado en su exposicion que baila y se mueve al son de la realidad. Fuera de mi mundo un caos absurdo se va forjando. Con mis esfuerzos por mantener actitudes y actos, veo que la tónica general es una actitud de alerta debido a que se cae todo por falta de disciplina y compromiso y abnegado esfuerzo. La qpulencia se equilibra con la mesura y el ahorro, posiciomarse en los altos y avisar de los excesos y mantener el timon tranquilo en el camino del presente hacia lo que está bien y es excelente. La generosidad es mantenerse uno en su sitio. Mas tarde llegará la crisis.

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