La fiebre del género (IV)


Abigail y su libro en español

Abigail Shrier es una periodista estadounidense de la vieja escuela, de ese tipo de periodismo de investigación que es hoy una «rara avis», en un mundo donde el periodismo se encuentra atrapado entre las noticias de agencia y lo políticamente correcto. Shrier ha escrito este magnifico libro sobre la epidemia transgénero que estamos viviendo tanto en EEUU como en Europa, en los últimos años.

Y lo ha escrito con las herramientas de su oficio: las entrevistas. Entrevistas a niñas trans, a adultas trans, a padres y madres de adolescentes trans, a médicos favorables a las transiciones de género y a médicos y psicólogos disidentes. A cirujanos especialistas en mastectomias y faloplastias trans, a psiquiatras y a activistas. Un libro de investigación que es absolutamente necesario para desentrañar qué es lo que está sucediendo con este fenómeno que ha pasado de ser algo raro y exótico a convertirse en una epidemia en ciertos entornos académicos y que al parecer se solapa con la anorexia mental, la bulimia y las autolesiones. Y lo hace con un absoluto respeto hacia el fenómeno trans a pesar de haber sufrido el acoso que estos colectivos llevan a cabo para intimidar a todos aquellos que osan poner en tela de cuestión sus argumentos.

Estado de la cuestión.-

La disforia de genero existe, se trata de una patología mental que se manifiesta ya en la primera infancia, lo que señala hacia el hecho de que se trata de un fenómeno biológico del mismo modo que la homosexualidad. Es conveniente decir ahora y antes de seguir, que el hecho de que se trate de un hecho biológico no significa que no se pueda inducir en personas que no son portadoras de este hecho biológico, sea el que sea. La disforia de genero es un malestar con la propia asignación de genero y no sólo con la orientación sexual (que puede estar presente o no) y debe cumplir ciertos requisitos para ser diagnosticada. Este malestar puede diagnosticarse tanto en la infancia (de forma precoz) como en la adolescencia.

Lo interesante desde el punto de vista epidemiológico es que es una afección poco frecuente con una prevalencia del 0,01% y es más frecuente en niños que sienten que son en realidad niñas. La novedad es que está frecuencia se ha disparado en los últimos años, siendo Suecia una de las naciones -que tienen mayor experiencia en transiciones de genero (y puso en funcionamiento las primera leyes)- quién dio la voz de alarma ante el inquietante numero de personas que declaraban pertenecer al sexo opuesto, sobre todo chicas adolescentes. Un aumento espectacular en 1500% en 10 años en niñas de 13-17 años.

Naturalmente esto no está provocado por el azar, ni por la genética. Aquí pasa algo más. Es posible que se trate de un contagio explicable desde el punto de vista psicosocial.

Dos poblaciones bien distintas.-

No es lo mismo que la disforia de género se diagnostique en la infancia que en la pubertad-adolescencia. Ambos grupos pueden estar señalando hacia fenómenos distintos, pues la disforia de género puede ser fácilmente reconocida en un niño pero es difícil de discriminar objetivamente en un adulto y separarla de la ansiedad social, la ansiedad generalizada, los trastornos con la imagen corporal o los trastornos de identidad que aparecen en los TLPs, a veces es incluso difícil discriminarla de la depresión y para complicar más el asunto es muy posible que todas estas patologías sean comórbidas. Para concluir diciendo, que es muy posible que en la adolescencia se produzcan transiciones de género en personas que no hayan tenido disforia previa. Esta es la hipótesis que maneja Shrier y que viene a decir que las niñas adolescentes pueden encontrar en la transición de género un pretexto para escapar de los confilctos -inespecificos- que abruman a las niñas de esas edad y de los que ya hable en el post anterior .

Es usual que lo trans aparezca en la adolescencia como una epifanía, una ocurrencia, después de haber visitado ciertas webs o escuchado algunos videos de activistas youtubers, haber asistido a una serie de conferencias sobre diversidad de género o tener una amiga o amigas que se encuentren haciendo la transición de genero, después de caer en la cuenta de que son en realidad hombres a pesar de no haber tenido jamás en su infancia una idea tal. Las niñas y chicas trans salen del armario casi de la noche a la mañana.

La transición de género incluye -en una primera fase- la toma de testosterona y la transición social: el cambio de nombre y de pronombre, tanto en clase, como en las amistades y las redes sociales donde la muchacha encontrará refuerzos constantes en la comunidad trans a su decisión. Y estos cambios pueden darse en USA sin la aprobación de los padres. Las autoridades académicas por lo general se ponen de parte de las transicionadoras y ocultan a los padres esta información, así sucede en casi todas las universidades americanas.Además la toma de testosterona mitiga la ansiedad y la depresión en una primera fase y se prescribe y dispensa sin ningún tipo de control, basta con que la demandante declare ante el psicólogo que es transgénero.

Sin embargo Ray Blanchard, uno de los expertos mundiales en este tema tiene otra clasificación bien diferente: más que clasificar las disforias en infantiles o juveniles lo que hace es clasiificar a los disfóricos en dos grupos, los homosexuales y los no-homosexuales. Cualquier persona no experta en este tipo de temas puede pensar que para un homosexual puede ser mejor -adquirir mayor estatus- siendo transexual que gay o lesbiana. Pero lo cierto es que no todos los transgéneros son homosexuales o bisexuales. Existen heterosexuales que también hacen la transición y de los cuales ya hable en este post, sobre la autoginefilia. y que curiosamente no se manifiesta en niñas ni en mujeres biológicas.

Para entender mejor esta fiebre por el cambio de genero es necesario tener en cuenta algunos aspectos:

1.- La hiper-psicologización.

Una de las características de la crianza de hijos actual en las sociedades opulentas, es la idea de que cualquier malestar, enfado, discrepancia, sufrimiento, comparación o conductas inapropiadas de nuestros hijos son debidos a una patología. Los padres actuales están muy involucrados en la crianza de sus hijos y no toleran la mínima adversidad en su trato ofreciendo continuamente explicaciones psicologicas a su malestar y consultando todo tipo de especialistas en edades muy tempranas. hay un horror al TDH, a los trastornos del aprendizaje o del espectro autista. Los padres aspiran a que sus hijos sean felices y que tengan éxito, sobre todo éxito. Estas niñas con frecuencia no hay tenido escarceos sexuales, ni se han masturbado nunca y por supuesto no fuman. Sin embargo son capaces de declararse del otro sexo sin saber muy bien como llevar adelante su propio proceso de identidad.

Los psicólogos, que están omnipresentes en toda universidad que se precie, por su parte brindan diagnósticos compasivos y tolerantes ante la minima insinuación, a veces de una forma tan poco profesional como sugerir ¿No serás transgenero? ¿Lo has pensado alguna vez? Si no lo han pensado lo pensarán.

2.- La terapia afirmativa.

Significa que cuando una persona acude a un profesional de genero ya lleva su autodiagnóstico. «Soy transgénero». Se trata de una novedad en la historia de la medicina el paciente ya sabe su diagnóstico y acude al médico o psicólogo simplemente para que le acompañen su proceso de transición y le proporciones las recetas para el cambio. Ningún terapeuta cuestionará esta decisión y darán por buenas las razones de su paciente. «nadie sabe mejor que yo si soy hombre o mujer».

Esta cuestión no es nueva y ya la hemos observado también en USA con la epidemia de adictos a los opiáceos. basta declarar soy adicto para salir de la consulta con una receta de algún opiáceo sintético bajo el brazo. Hoy se ha convertido en una verdadera epidemia de casos y no parece que haya terminado.

3.-El activismo de los grupos trans.

Naturalmente no se puede entender el fenómeno sin atender a la presión que los grupos activistas han llevado a cabo en la universidad desde donde este fenómeno se ha generalizado. El miedo a ser señalado de intransigente, de intolerante o de fascista explica la razón por la que la mayor parte de las autoridades académicas han terminado por divorciar a las niñas de sus padres ubicándose en un lugar de policías buenos aunque faltando a su responsabilidad de una forma muy grave, del mismo modo que los médicos que en lugar de explorar las patologías o los simples desajustes que las niñas pueden tener se apuran en darles la razón con el fin de aparecer como demócratas y progresistas. Hay otra razón que puede explicar esta renuncia de los médicos ante la ideología woke y es que en USA existen leyes antidiscriminación, significa que al profesional que cuestionara la decisión de la paciente se le podría llevar a jucio por discriminar a alguien por razón de su genero (verdadero).

La opinión de Shrier está relacionada con la idea de que esta fiebre de genero está relacionada con la pubertad y las dificultades de las muchachas de encajar su cuerpo en una sociedad donde ciertos valores han caído en desgracia, por ejemplo ninguna de estas niñas se plantea ser madre y no dudan en castrarse para seguir adelante con su proyecto de ser hombres, sin saber nada de qué cosa es un hombre, todo parece indicar que en cualquier caso lo que no quieren es ser como su madre, cada una por una razón. Parece que el contagio es la forma que puede explicar este aumento explosivo de casos en ciertas sociedades. Para ello Shrier ha trazado un perfil de las familias que mayormente se enfrentan a este problema que a veces oscurece para siempre las relaciones entre padres e hijos pues como en la sectas los activistas tratan de separar a las hijas de sus padres bajo el pretexto de que no les comprenden y no admiten su «verdadera» identidad.

Perfil de las familias según Littman.-

  • Mas del 80% de los adolescentes era mujeres, con una edad media de 16,4 años
  • Vivían en el momento de salir del armario, con sus padres.
  • La gran mayoría no había tenido en su infancia indicadores de disforia de genero.
  • Casi un tercio de las adolescentes no padecía -según los padres- disforia de genero antes de anunciar que eran trans.
  • La mayoría habían recibido dos o tres diagnósticos psiquiátricos antes de la aparición de la identificación transgénero.
  • Casi la mitad había sido evaluado como un alumno especialmente dotado.
  • Solo el 41% eran no heterosexuales.
  • El 70% pertenecía a un grupo donde al menos un amigo había salido anteriormente del armario.
  • El 65% de los adolescentes utilizaban las redes sociales y había aumentado el tiempo que pasan on-line, inmediatamente antes de declararse transgénero.
  • El 88% de los padres declaraban apoyar los derechos de los transgénero.
  • El 85% de los padres apoyaban el matrimonio homosexual.
  • El 70% de los padres tenían al menos un titulo universitario.
  • Más del 90% eran blancos.
  • Casi el 64% habían sido calificados de transfobos o intolerantes por estar en desacuerdo en la forma en que los profesionales habían evaluado a sus hijos.
  • Solo el 13% creía que la salud mental de sus hijos hubiera mejorado tras la identificación transgénero. Más del 47% aseguraron que había empeorado.

Uno no puede dejar de preguntarse cómo es posible que las autoridades, tanto académicas, como médicas y políticas miren en dirección opuesta a las evidencias.

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