Duelos crónicos y crónicas del duelo


Hace algunas semanas me fue remitida por una de las psicólogas de mi equipo una paciente de 25 años a la que llamaremos Lola con un diagnóstico concreto: «duelo no elaborado» para ser vista por mi y en cualquier caso iniciar un tratamiento antidepresivo.

La paciente estaba ya diagnosticada de «trastorno alimentario no especificado», es decir una especie de anorexia mental que no cumple todos los criterios para ser considerada como tal y que manifiesta sobre todo una disconformidad crónica con su cuerpo, una insatisfacción general por su volumen o peso y ciertas maniobras restrictivas con los alimentos que de forma episódica operan sobre su psiquismo entorpeciendo su vida y generando malestar psiquico sobre su desarrollo.

La razón por la que no puede diagnosticarse de anorexia mental es un consenso: la paciente no presenta amenorrea (el síntoma clave en una anorexia mental) aunque su pulsión hacia la delgadez y sus maniobras restrictivas, asi como su malestar con su propio cuerpo hacen pensar en una anorexia mental. Aunque el diagnóstico es lo de menos en este caso, como se verá a continuación.

Lola ha cambiado de chip patoplástico. la psicóloga que la atiende ha llegado a la conclusión de que ha empeorado desde la muerte de su padre añadiendo una depresión a su desarrollo psicopatológico. Y es evidente que asi es : Lola está francamente deprimida, presenta anhedonia (incapacidad para el placer), hipersomnia y clinofilia (tendencia a permanecer acostada y con exceso de sueño), fatiga incomprensible en una muchacha que hasta hace poco tiempo era la base de un equipo de baloncesto y que era una buena estudiante de la licenciatura de Historia. Ahora y a falta de dos asignaturas, la paciente parece vivir en un impasse, ni termina sus estudios, ni sale de casa, ha renunciado a sus amistades y a sus aficiones y sólo parece estar a gusto durmiendo y compartiendo su vida con la madre y su novio que convive con las dos mujeres.

Cuando un estudiante se atasca en esa asignatura que parece maldita para terminar su ciclo de grado hay que pensar que en realidad estamos asistiendo a una resistencia activa a mudar de estado. Efecetivamente, Lola es capaz de aprobar esas asignaturas pero se resiste a ser un adulto: no se trata de incompetencia sino de miedo, una inhibición al progreso, Lola es una «bella durmiente» una especie de cadaver andante, un zombie que sigue con la apariencia de viva por sus propios automatismos vitales aunque su aspecto es de una profunda desvitalización, una tristeza inexplicable que la convierte en un ser dependiente e incapaz de autogobernarse. ¿Qué le ha pasado a Lola? ¿Cual es la causa de su profunda depresión?

Entre sus antecedentes figura algo sospechoso, el padre de Lola era un alcohólico crónico y segun ella declara ahora se encontraba rehabilitado. Es precisamente ahora cuando la familia se habia vuelto a organizar cuando un cáncer inesperado hace su aparición y se lleva por delante y de forma rápida e inesperada la vida de su padre.

Si alguno de mis lectores ha tenido la mala suerte de tener un padre alcohólico ya sabe cuales son las circunstancias de la crianza de un niño con ese entorno. No se trata solo de los malos tratos fisicos o de los abusos sexuales (que en este caso no se habian producido) sino de haberse criado en un entorno de incertidumbre continuo, donde la expectativa habitual es que no habia expectativa sólida sobre la que crecer, ese no saber qué sucederia esa noche, qué comerian al dia siguiente, cuantos empleos más se verian despreciados o dilapidados por esa impredictibilidad que los alcohólicos generan en su hogar o en su entorno laboral, las continuas discusiones, las ausencias del hogar, los ataques de llanto, las borracheras diarias, la perdida de contractualidad social, la escasa fiabilidad de los vecinos, la imposibilidad de admirar y enroscarse en la figura de un padre predecible.

Lola vivió una infancia de esta guisa y el padre comenzó a mejorar cuando ya Lola no lo necesitaba tanto, siendo ya adolescente. Fue precisamente entonces cuando comenzó con sus problemas alimentarios y su rechazo o disconformidad con su cuerpo, algo tan frecuente en nuestros dias que no podemos atribuirlo a esta circunstancia aunque tampoco podemos descartarlo. Lo cierto es que la depresión melancólica de Lola aparece tras la muerte de su padre y es por esa razón que el enlace entre la desaparición del padre y su cuadro clinico actual es coherente con la lógica de la psicóloga que me la remitió, con este comentario adicional: la causa de la depresión de Lola es su profunda ambivalencia con el padre.

Ambivalencia con el padre significa que por una parte se le ama y por otra se le odia o se mantienen deudas emocionales con él, es desde luego legitimo pensar en ello y bastante coherente pero lo cierto es que en sucesivas exploraciones sobre los sentimientos de Lola no me ha sido posible encontrar ese tipo de deudas o reproches hacia el padre, todo parece indicar que hay algo más que se nos escapa y que aunque la depresión de Lola está relacionada con la muerte del padre no parecen existir en ella aquellas condiciones que ya Freud (En Duelo y melancolia en 1917) describió como condiciones para que un duelo no siguiera su proceso fisiológico hacia la extinción: la ambivalencia y la identificación. Lola no parecia guardar ningun rencor a su padre ni parecia tampoco especialmente identificada con él. ¿Qué le sucedia pues a Lola y que la habia llevado a aquella situación de marasmo?

Un terapeuta a veces tienen que operar como un detective y me propuse averiguar qué clase de dinámica existia en su hogar. El panorama era este:

Lola es hija única y vive con su madre y con su novio. Me los imaginaba a todos comiendo en el salón de su casa con las cenizas de su padre presidiéndolo y guardadas en una especie de relicario de la Virgen de Lidón (la patrona de Castellón) sin que a nadie se le ocurriera la idea de deshacerse ritualmente de ellas. El padre aun muerto seguia vivo en el imaginario de aquel hogar como un icono religioso, de modo que me propuse averiguar en qué medida su muerte habia afectado a la madre. Mi hipótesis en aquel momento era una especie de coalición de lutos superpuestos entre madre e hija, de manera que me imaginaba a una madre desolada, postrada y fantasmal como Lola, atravesada por el dolor de la perdida.

Pero me equivoqué, la madre estaba fresca y lozana como una rosa. Era una viuda jóven y bastante abrumada por problemas económicos pero en absoluto deprimida por la pérdida del marido. Descartada quedaba pues la hipótesis de una alianza contra el dolor aunque teóricamente me resultaba poco creible pensar que la muerte del padre habia supuesto un dolor inadmisible en aquella familia: todo parecia indicar que -por el contrario y aunque de una forma extemporánea- la desaparición del padre pudo resultar un alivio.

Usualmente pensamos que la depresión por duelo es el resultado de una pérdida significativa, pero pocas veces caemos en la cuenta de que la mayor parte de las pérdidas son encajadas por las personas de una forma natural y que despues de un tiempo de desprendimiento somos capaces de «borrar» los enlaces que nos mantenian con ellas, sin embargo la evidencia clinica señala en otra dirección: la mayor parte de las depresiones por pérdidas, no se producen a causa de la pérdida por sí misma sino por la pérdida de estatus social. Lo cierto es que las pérdidas económicas o los descensos en el rango percibido son más frecuentes como causa de depresiones que las pérdidas de seres significativos en nuestra vida. Aunque naturalmente preferimos pensar que la causa de una posible depresión está asociada a la pérdida personal que pensarlo desde el lado prosaico y material del dinero, el poder, el honor o el prestigio.

Tampoco caemos en la cuenta de que el que se deprime no lo hace por solidaridad con el que se ha ido sino por su propio dolor y preocupación por sí mismo. He conocido a pocas personas que digan «que mala suerte ha tenido mi hijo, lo que se va a perder en la vida» sino este otro lamento: «que será ahora de mi». Dicho de otra manera la depresión está fuertemente unida al egoísmo. Naturalmente no todas las pérdidas son iguales, unas son esperadas y otras inesperadas, las perdidas de los hijos son más impactantes que las perdidas de los padres y las pérdidas multiples son más traumáticas que las simples como las que solemos ver en ciertos accidentes que implican una amplificación de la desgracia, pero las complicaciones psiquiátricas de los duelos que acaban en depresiones como el caso de Lola desafían todas las estadisticas. Se trataba de la perdida de un adulto, el padre, no especialmente amado o respetado en el seno de la familia. No habia pérdidas significativas de tipo económico, ni descenso del estatus y sin embargo el impacto causado en Lola era severo.

Pero a estas horas yo ya habia elaborado otra hipótesis: la de depresión por poderes.

La depresión por poderes no está establecida en las clasificaciones psiquiátricas y se refiere a qué un miembro de la familia asume el dolor que le corresponderia a otro tal y como propone la teoria sistemica con el rubro «paciente designado». Un elemento de la familia se erige como «chivo expiatorio» de un dolor que no ha sido explicitado colectivamente, ni asumido por ningún individuo concreto sino que se encuentra vacante de destinatario como aquella carta robada de Edgar Allan Poe (el lector puede visitar este enlace donde hablé precisamente de la construcción de lo imaginario). ¿Pero por qué Lola asumió el dolor que le hubiera correpondido explicitar a la madre?

Los niños que se crian en ambientes impredecibles tratan de articular su vida en torno a ciertas expectativas y a entornos donde sea posible la predicción de los resultados de sus conductas. No es raro que estas personas desarrollen un carácter ciertamente perfeccionista o hiperresponsable, rigido, ordenado, exigente u obsesivo. Han aprendido a parar el movimiento de las cosas de tal modo que los virajes inesperados sean poco probables. Viven en la realidad pero han logrado detener las consecuencias del cambio implícito en toda realidad psiquica, es asi como Lola aparece como un muerto en vida, profundamente desvitalizada y clinicamente deprimida, aunque ni ella ni un observador neutral (en este caso yo mismo) logren encontrar razones para su profunda depresión. Una depresión que no procede de la ambivalencia (aunque pudo haberla) o de la identificación (que tampoco se puede descartar del todo) sino con la necesidad de vivir en un universo estable donde la tristeza de la madre falta y ese es e lugar donde Lola se ubicó: en esa Falta con objeto de taparla.

Y es por eso que la depresión puede ser considerada como una alucinación emocional, en este caso lo que se alucinaria seria la tristeza que faltó para completar un mundo predecible.

Lola alucina su tristeza como los pacientes de dolor neuropático alucinan su dolor, los amputados alucinan su miembro fantasma, o los ciegos del sindrome de Charles Bonnet alucinan sus visiones.

Una alucinación puede definirse como una percepción sensorial sin objeto que la respalde, una percepción sin estímulo. Algo muy parecido a lo que sucede en un sueño donde las imágenes que vemos no responden a estimulos del ambiente sino a formaciones del inconsciente procedentes de los bucles de nuestra memoria. Lo cierto es que hoy aun no sabemos como se forman las alucinaciones aunque hay muchas teorias sobre ello y desde luego -que yo sepa- nadie ha formulado jamás la idea de que las emociones tambien pueden ser alucinadas y no sólo los estimulos visuales, auditivos, gustativos, olfativos, propiceptivos o tactiles.

El caso es que Freud allá por 1900 desarrolló una teoria sobre la formación de imagenes alucinatorias u oniricas en su ya clásico tratado de «Interpretación de los sueños» donde en el esquema que fue llamado «en peine», elaboró una teoria acerca de la formación de estas imagenes. Dicho de una forma fácil de entender: la alucinación recorreria el camino inverso al de la estimulación sensorial. Mientras el estimulo sensorial recorre el camino desde lo motor hasta lo preconsciente, la alucinación recorreria el camino inverso: desde el preconsciente hasta lo motor usando la via eferente nerviosa en lugar de la via aferente.

La alucinación está destinada a dejar las cosas en orden, en su sitio. Hay un duelo en la familia y con un individuo que lo lleve a cabo es suficiente sólo que es el duelo de otro, un trabajo que uno de sus miembros realiza ante la falta de sentimientos del otro. El lector deberia leer ahora este post donde hablé precisamente de cómo se contagian los sintomas psíquicos y retener una idea fundamental: identificarse no siempre es copiar (mimetizar) aspectos del otro sino muchas veces operar como prótesis de ese otro y lo que les falta. A veces identificarse es asumir lo que no existe y sucede porque algunas personas son capaces de transmitir una señal – en este caso los sentimientos de dolor por la perdida del marido- sin verse afectados por ella.

Mientras otras son capaces de detectar esa señal sin saber de donde viene y ofrecerse como sacrificio en la pira familiar.

Bibliografia.-

Freud, S. “La interpretación de los sueños”(1.900-01) Obras Completas. Tomo IV. Cap. I, “La bibliografía científica sobre los problemas del sueño”, pto. E, pág. 85, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1.987.

Aqui hay un buen resumen de la obra de Freud y de su «esquema del peine».

28 comentarios en “Duelos crónicos y crónicas del duelo

  1. La idea sistémica del chivo expiatorio está clara. Lo que me deja pensando es lo de «asumir lo que no existe», y lo enlazo (si me lo permite) con la manía de la mente de predecir, anticipar. De modo que ¿podría decirse que la doliente sufre en su carne lo que *cree o imagina o prevé* que la madre habría hecho? (aún cuando esté equivocada)

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  2. Ella se deprime en lugar de la madre y de paso le reprocha lo que no hizo. Fijate en que la identificación es un mecanismo de defensa y por tanto ambivalente: nos identificamos con lo que los otros tienen (mas que nosotros), con lo que tememos (para dejar de tener miedo) o con las Faltas (los defectos) de los demás. Lola asume en si el dolor de su madre porque es asi como logra «parar» el movimiento del mundo y hacerlo predecible. Con su dolor las cosas vuelven a estar ordenadas.

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  3. La hipótesis planteada es muy elegante.
    Aparte de esto yo sé que es muy frustrante que tu padre se muera cuando estás a punto de terminar la carrera sin poder demostrarle así que los pecados de la familia serán redimidos a través de ella. Es posible que el padre tuviera más expectativas en la carrera de la hija que la madre. Y por otro lado, el alivio por la muerte del padre, no deja de ser un cambio, la casa cambia y aunque sea para bien, no deja de ser como una mudanza.

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  4. Así es Paco, Lola se «sacrifica», «sostiene» esa imágen que protege del dolor…hay un vacío que solo es llenado con dolor, no con comida.
    Con ella hay mucho por analizar, lo mismo con su novio y el rol que va a ocupar en dicho hogar.
    La madre, tranquila, la hija sufre por ella…si no hay un corte, las alucinaciones serán mucho más importantes!

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  5. Desde luego Agustin, perder a un padre, madre o lo que sea es siempre muy decepcionante, pero no causa episodios psiquiatricos en casi nadie. Como habrás visto en el post Lola no enferma a causa de la perdida del padre sino de otra cosa.

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  6. Me ha gustado eso de » identificarse no siempre es copiar (mimetizar) aspectos del otro sino muchas veces operar como prótesis de ese otro y lo que les falta » pero a mí me parece que habría que especificar que la valoración de lo que les falta es subjetiva y que la madre no tiene la culpa de sentirse fresca como una lechuga sino que la hija no soporta la incertidumbre y genera un comportamiento obsesivo marcado por una conducta hiperperfeccionista que le lleva a sufrir por todos juntos. Convirtiéndose en víctima consigue la atención de todos y así culpabilizar al resto por no sentir un dolor que deberían haber sentido, según su propia visión.

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  7. Tengo la impresión, es sólo eso pues carecemos de más datos, que entre otras cosas, Lola no tolera la idea de quedarse sola con su madre. Anteriormente estaba el padre, que aun siendo alcohólico, triangulaba la relación, y ahora hay un novio de por medio.

    También sabemos que la anorexia puede estar relacionada con fallas (y faltas, huecos), en la capcidad de las madres de nutrir al hijo. La comida que provee la madre es interpretada como dañina para el cuerpo y por lo mismo se rechaza. ¿Pdrá estar la depresión de Lola ligada a estos puntos? Tal parece que Lola rechaza cualquier posibilidad de seguir adelante con su vida, desde comer, terminar sus estudios, tener una realción más independiente con el novio, y enfrentar la separación con la madre que tiene que empezar con una confrontación entre las dos para poder después despedirse.

    Pacp. me parecen muy interesantes estas aproximaciones a la psicodonamía de los duelos. Gracias por los aportes, me resultan de gran utilidad.

    Ety

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  8. Me ha impresionado su elegancia en la elaboración de la hipótesis y se me ha pasado en un suspiro la lectura de la entrada (como casi todas las que amablemente nos regala en este blog).
    Me gustaría conocer cual fue su planteamiento terapéutico del caso y la evolución posterior.
    Muchas gracias.

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  9. Pues en estos casos Guillermo lo que va muy bien es la «intención paradójica», es decir no nos preocupamos de cómo, cuando y por qué se deprimió sino que (en presencia del mayor número de familiares) se le prescribe el sintoma al paciente, es decir el mismo que nos trae (nadie puede resistirse a hacer algo que ya está haciendo), se le dice que debe seguir sacrificándose «espontaneamente» (énfasis en el entrecomillado) por el bien de la familia, que todavia no está preparada para el cambio. Dejo para tu imaginación lo que sucede después de esta intervención, pero no te puedo dar más datos porque aun está en tratamiento.

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  10. Hace tiempo atendí a un joven con un acceso de pánico: palpitaciones, sudoración, taquipnea, parestesias en labios y manos, opresión en el pecho, sensación de muerte… después de explorarle, hacerle un electrocardiograma y una radiografía de tórax y comprobar que eran normales. La información de los resultados tranquilizó al paciente y fué dado de alta. Al cabo de +/- 3 horas el paciente volvió a presentarse con los mismos síntomas. Se le administró Alprazolam 1 mg vía oral y se quedó en observación hasta que el mismo solicitó el alta.
    El Psicoanalisis y el conductismo son formas diferentes de acercarse al problema; en mi opinión no debieran de estar enfrentadas. Tengo que reconocer que la Biología es mi escuela y si tuviera que definirme sabría posicionarme. Las palabras son palabras, las drogas son drogas (hablo de neurotransmisores). Permitanme una reflexión: Vds los psicólologos saben muy poco de drogas y nosotros los biólogos muy poco de palabras.
    Abrir nuestra mente, eliminar prejuicios nos puede ayuda a mejorar en nuestros procesos. Muy dificil: uno siempre tira para «casa» -> interpretar lo que tenemos delante bajo nuestro punto de vista (PERSPECTIVA).
    En el tercer mundo, en zonas de conflicto/guerra, la presión por sobrevivir no genera un incremento excesivo de la patología mental. La depre es un lujo que NO se pueden permitir. La capacidad del los humanos a adaptarse a diferentes habitats hace de ellos, nosotros los humanos, «una plaga». Los problemas de su inadaptación alimentan nuestro tiempo/bolsillo= los terapeutas????

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  11. Bueno Josu, yo no soy psicologo sino psiquiatra y aprovechando tu inclinación biologica, te diré que ese paciente atendido por ti y con un trastorno de pánico volverá a tener ataques a menos que inicie un tratamiento psicoterapeutico (con bolsillo o sin él) y que el alprazolam puede yugular una crisis aguda pero no previene las siguientes. Por otra parte y debido a sus efectos secundarios (adicción y amnesia), las benzodiacepinas no son una buena alternativa para el tratamiento del pánico.

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  12. Hola Paco. Una vez más estamos de acuerdo.
    Disculpa mi torpeza al mentaros como psicólogos (hay muchos a los que admiro).
    Y puestos a aclarar perfiles: confesar que yo tambien soy médico -> «generalista».
    Es seguro que tu conocimiento de drogas con acción psicotropa supera a la mía y te pido disculpas por la mención «Vds no saben de drogas», yo menos.
    Tus post me encantan pero no me puedo despegar del determinismo, ni tampoco dejar de manifestarme crítico (Siempre desde el respeto).
    Un saludo afectuoso. Josu Abecia.

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  13. Gracias por la aclaración, Paco…
    «Bella Durmiente», me remite a Ignatia, que puede tener insomnio, pero también en el duelo, duerme profundamente largas horas…y evita hacer sufrir a los demás con la pena en silencio…
    Alopáticamente, que usas en lugar de las benzodiacepinas?
    Un abrazo, Guillermo

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  14. Ciertamente, los entornos inestables en la infancia son la causa de muchos desequilibrios en la edad adulta. Siempre se tiende a buscar lo que no se tiene.

    Me llamó la atención lo de la proyección sin bucle de las imágenes de los sueños. Encuentro una analogía clara con las descargas colorarias…

    Saludos.

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  15. Me parece interesante el simil que habéis planteado, y de hecho he pensado en eso es muchas ocasiones . Si no me equivoco el parelelismo a que se alude es via lo dicho acerca de la alucinación:
    «la alucinación recorreria el camino inverso al de la estimulación sensorial.» (copia eferente)
    «Mientras el estimulo sensorial recorre el camino desde lo motor hasta lo preconsciente, la alucinación recorreria el camino inverso: desde el preconsciente hasta lo motor usando la via eferente nerviosa en lugar de la via aferente.» («descarga corolaria»)
    Si junto a esto, tomamos lo dicho en el texto de que «la depresión puede ser considerada como una alucinación emocional» entonces deberíamos contemplar que la depresión sea un componente no pasivo sino activo-predictivo (del mismo modo que lo es la percepción o la alucinación). Lo percibido por el deprimido es indistinguible de la realidad, por eso esa via es difícil de trabajar, pero esa via es solo una de dos vias posibles que se autorregulan y aun puede trabajarse con la otra, es decir con la forma en que esa alucinación es interpretada.

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  16. Gracias por tu comentario Agustin, ahora si que lo comprendo. estaba precisamente mirando esta definición mal traducida del inglés de la wikipedia y estaba precisamente estrujandome los sesos para entender lo que tu tan bien acabas de explicar:

    «Corolario de descarga se caracteriza por ser una copia aferencia de un comando de acción para inhibir una respuesta a la propia señal generada sensorial que interfiera con la ejecución de la tarea del motor. Las órdenes inhibitorias vienen en el momento mismo que el comando de motor y objetivo de la vía sensorial que se informe de cualquier reaferencia a los niveles superiores del sistema nervioso central. Esto es único de la copia efference, ya que la descarga corolario llegue efectivamente a la vía sensorial, para anular las señales reafferent generada por el movimiento. Por otra parte, en pocas palabras las descargas corolario altera generado respuestas sensoriales-yo para reducir la desensibilización inducida por uno mismo o ayudar a distinguir entre la auto-generados y externamente la información sensorial».

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  17. Bueno Agustin, lo cierto es que sabemos que las emociones son «movimientos interiorizados», lo que significa que antes de emerger como emociones subjetivas fueron conductas destinadas a mostrarse. ¿Que es lo que se muestra en una depresión? Pues la derrota, un mensaje como este: «No vale la pena que te metas conmigo porque yo no represento ninguna amenaza para ti, yo no compito». Esta podria ser una información que «viaja» junto a la depresión.
    Si te das cuenta esta conducta tienes muchas ventajas desde el punto de vista evolutivo: permite sobrevivir y medrar en grupos siempre y cuando los demás crean manso al que asi aparece. Permite predecir que nadie se meterá con uno y esa creo yo que es la función de la copia eferente, predecir, conseguir una expectativa razonable. Os dejo aqui este post de Arturo Goicoechea donde explica precisamente esta función de la copia eferente de donde procede creo la descarga corolaria.

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  18. Paco, es muy cierto que estas maniobras son mensajes que «viajan» con la depresión. El «yo no compito» es muy práctico en mi humildísima opinión tanto para la depresión como para el TEPT. Se evitan ciertos aspectos de la realidad y se aprende a vivir con ellos de tal manera que la vida puede aparentar ser normal para casi cualquier observador e incluso en ocasiones para uno mismo.
    Ya que has tenido a bien mencionar a Arturo, la tesis que yo mantengo es que hay un paralelismo entre la depresión y el dolor (en ausencia de daño). En particular para mi hay una realidad que se construye a través de información codificada y que también puede ser contrarrestada con la cierta información adecuada . La información es adecuada, no por ser objetivamente verdadera, sino porque dispara (trigger) el programa necesario que desactiva y reescribe justo lo que tiene que desactivar y reescribir.

    Para no repetirme, expuse una mínima parte del tema en los comentarios de:

    http://arturogoicoechea.blogspot.com/2010/05/fobias-internas.html
    http://arturogoicoechea.blogspot.com/2010/05/que-te-cuentas.html

    Mantengo un compromiso con ambos que pretendo saldar. Llevo tiempo elaborando, incorporando y descartando información en este sentido y retroalimentandome de vuestra sabiduría para poder afinar mejor en torno al procesamiento de la información que puede producirse a estos niveles y en relación a los conocimientos inherentes a mi profesión y experiencia propia. Mi impresión es la de que hay una ingente cantidad de información interdisciplinar que hay que ordenar y de la que quizás se puedan sacar conclusiones útiles.

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  19. Discrepo en algunas cuestiones con el Dr. Goicoechea. La copia eferente tiene como función primordial la eficiencia y, por ende, la eficacia de la función, pero nunca en un contexto de evitación del fallo catastrófico (sistémico). Pero no voy a entrar en diatribas inútiles ya que esto está siendo aún muy discutido en la literatura…

    Saludos.

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  20. Efectivamente Liberalis, la copia eferente es una especie de resguardo de una acción que en terminos facticos se resuelve directamente a través de la via eferente. Su función tal y como dices consiste en asegurar la eficiencia de la realimentación y lo sobre todo a través del descarte de la información redundante o inncesesaria, su función es sobre todo inhibir la via eferente. ¿Pero qué sucede cuando el mensaje del borrador y el mensaje de la definitiva versión motorica no coinciden o existen discrepancias entre ellas?
    Hay que estar en contra de las diatribas inutiles pero a favor de expresar las opiniones de cada cual.

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