¿Es el lenguaje un hándicap?


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El celebre cuadro de Magritte: «Esto no es una pipa» que viene a referirse al hecho de que entre un pipa y la representación de la pipa existe una brecha fundamental que el cerebro humano sabe discriminar.

No sabe ninguna duda de que la hominización es el resultado de varias innovaciones en nuestro cerebro y parece que es el lenguaje el responsable de que hayamos ido tan lejos como especie. Pero tampoco cabe ninguna duda de que el lenguaje es también un hándicap en tanto que nos hace vulnerables a un sin fin de desencuentros y patologías mentales, siendo la esquizofrenia el paradigma de todas ellas.

Pues nuestra mente está dividida por una barra que separa significante y significado. Un significante puede llevar colgando infinidad de significados y al revés, un mismo significado puede apelar a varios significantes. Freud habló ya de ello mucho antes de que Ferdinand de Saussure (un lingüista estructural señalara esta disociación). La llamó Spaltung que puede traducirse por escisión y no debe confundirse con el concepto de disociación. La escisión nos viene de serie, es un subproducto de la adquisición del lenguaje.

¿Pero qué diferencias hay entre el pensamiento y el lenguaje? ¿Es el lenguaje y el pensamiento la misma cosa? ¿Están hechas palabras de pensamientos previos?¿Hablamos después de pensar en lo que vamos a decir?

Esas preguntas andaba haciéndome yo cuando leí este articulo del blog de Roberto Colom. El post habla de Jeff Hawkins sobre el cual ya colgué yo mismo un post después de haber leido su libro seminal «Sobre la inteligencia».

inteligencia

Hawkins es un ingeniero que trabaja con ordenadores inteligentes y está muy interesado en descubrir como funciona el cerebro humano a fin de emularlo en sus máquinas, en realidad lo primeros ingenieros cognitivistas trataban con la hipótesis de que los ordenadores podían trabajar con millones de datos y que podrían superar a los cerebros humanos por su velocidad y capacidad de procesamiento, pero los ingenieros de segunda generación cayeron en la cuenta de que la inteligencia humana es inteligente porque no se ocupa de procesar tal cantidad de datos sino que más bien opera por descarte.

En su libro “Sobre la inteligencia” (On intelligence) Hawkins propone su teoría de la memoria predicción que es muy parecida a la hipótesis de Llinás de la que ya hablé en este post y también muy similar a la idea de enacción-autopoiesis de Maturana-Varela. Viene a decir que lo que percibimos visualmente no es solo una percepción pasiva, el cerebro no se limita a representarse el mundo sino que lo recrea a través de dos movimientos, uno percibir-memorizar y otro recobrar-predecir. Significa que cuando vemos una cara lo que estamos adelantando es ver una cara y esa es la razón por la que nos resulta insólito encontrar una nariz allí donde debería haber un ojo. No podemos dejar de mirar porque no lo hemos visto nunca, se trata de un conocimiento nuevo que debemos memorizar para cuando lo volvamos a encontrar y que de alguna manera entra en contradicción con nuestra idea de qué cosa es una cara.

Hawkins pese a ser ingeniero propone una hipótesis neurobiológica a fin de construir un modelo cientifico acorde con la anatomia de la visión y explica en su libro precisamente como hace el cerebro para memorizar, recobrar y predecir y se vale de la metáfora visual, en la consideración de que los algoritmos por los que el cerebro comunica una neurona con otra son invariables (algoritmo de Mountcastle), significa que la corteza auditiva trabaja con un algoritmo igual que la corteza visual o la somatosensorial, pero en unas hay visión, en otras audición y en otras sensaciones táctiles.

Pareciera que cada zona de nuestra corteza cerebral se hubiera especializado en notar o percibir una entrada sensorial distinta, a pesar de que la comunicación de neurona a neurona se produce siempre con el mismo algoritmo de corriente. Esto solo puede suceder por una razón, determinadas columnas de la corteza cerebral esta´especializadas en construir “representaciones invariables del mundo” y otras se dedican a representar las variedades, se representan trozos variables de esa realidad. Además existe conectividad cruzada entre unas columnas y otras lo que le da al sistema cortical una enorme potencia de cómputo dado que una columna determinada contiene millones y millones de asociaciones con otras columnas no visuales, es por eso que la visión de algo arrastra otro tipo de asociaciones que no son imágenes y que pertenecen a otra localizaciones cerebrales (de la corteza o subcorticales).

En suma la idea de Hawkins es la siguiente: nuestra corteza cerebral es lo que nos hace inteligentes aunque se pueden hacer muchas cosas sin corteza cerebral, por ejemplo respirar, andar, comer, hacer el amor, o montar en bicicleta son cosas que hacemos de modo automático sin necesidad de inteligencia humana, las hacemos con nuestro cerebro primitivo con nuestro cerebro reptiliano. Sólo los mamíferos alcanzamos una cierta sofisticación en nuestra inteligencia gracias a ese cerebro aun joven que posee sólo algunos millones de años de vida y que en nuestra especie recubre todo el parénquima cerebral y lo divide -a través de la cisura de Silvio- en dos partes, una frontal donde se encuentran todas las funciones superiores (planear, pensar, predecir) de forma solapada con la corteza motora y otra caudal que es donde se encuentra precisamente la corteza visual.

Para Hawkins es un error suponer que la inteligencia se demuestra a través de la conducta. Turing se equivocó, pero, además, despistó a los científicos durante décadas (“la conducta es una manifestación de la inteligencia, pero no la característica central o la definición primaria de ser inteligente (…) la inteligencia es algo que sucede dentro del cráneo. La conducta observable es un ingrediente opcional”). 

La esencia de la inteligencia residiría en la capacidad del cerebro para predecir el futuro a partir de la ingente cantidad de información sobre el mundo que va acumulando en su memoria (memory-based model). Una cosa es ser inteligente y otra ser humano. (Tomado de Roberto Colom)

«La mayor parte de la corteza está formada por áreas de asociación. Su estructura jerárquica promueve que a medida que se sube los detalles de lo que se percibe sean irrelevantes. El sistema hace constantemente predicciones multi-sensoriales: “lo que veo lleva a predicciones precisas sobre lo que sentiré y veré (y al revés) (…) todo el neocórtex, todas las áreas de asociación, actúan como una unidad”.

Las regiones situadas más arriba en la jerarquía cortical reciben información de dos o más regiones sensoriales situadas por debajo. Cualquier región averigua de qué modo se relaciona la información que recibe, memoriza la secuencia de correlaciones y usa esa secuencia para predecir cómo serán las cosas en el futuro: “la corteza es corteza, y, por tanto, actúa el mismo proceso en cualquier sitio, existe un mismo algoritmo cortical (…) todas las regiones de la corteza forman representaciones invariantes del mundo situado por debajo en la jerarquía. Hay belleza en ese proceso”.

La estructura jerárquica de la corteza replica la que se observa en el mundo real. Todos los objetos del mundo real se componen de sub-objetos unidos espacio-temporalmente. Un rostro humano presenta siempre los mismos elementos: “el mundo es como una canción”. La predictibilidad define a la realidad. Cuando se viola ese principio, se vive en el caos».

El cerebro recuerda el mundo como es, no como parece. Al pensar sobre el mundo se recuerdan secuencias de patrones sobre cómo son y actúan los objetos (y esos objetos pueden ser una mesa o una frase), no cómo se presentan a un determinado órgano sensorial.

El cerebro es además un órgano muy curioso pues puede representarse cualquier cosa del cuerpo a través de aferencias sensoriales pero tienen un defectos, no puede representarse a sí mismo. Predice sabiendo qué está sucediendo alrededor, de ahí que cada columna cortical se encuentre densamente conectada con el resto (el 90% señalado antes): “pensar, predecir y hacer son parte de la misma secuencia (…) la corteza crea un modelo sobre el cuerpo, pero no puede crear un modelo sobre el cerebro. Los pensamientos, localizados en el cerebro, están físicamente separados del cuerpo y del resto del mundo. La mente es independiente del cuerpo, pero no del cerebro”.

Esto es muy importante porque viene a decir que la mente es indivisible de nuestros pensamientos pero que no tiene efectos sobre el cuerpo. El lenguaje en este sentido seria conducta y no representaría en absoluto la inteligencia de nuestro cerebro. Ahora podemos comprender porque el lenguaje es convencional, insuficiente y equívoco y no sirve para el propósito de informar sobre nuestra mente si no es absolutamente preciso aun tolerando fallos.

Significa que para entenderse y hacernos entender por otros es necesario compartir algunos procesos cerebrales situados en el nivel de memoria-predicción. No es necesario pensar lo mismo sobre cualquier tema pero es necesario compartir una misma base para poder llegar a algún tipo de entendimiento con nuestros interlocutores. Si hay muchos grados de separación el lenguaje no sirve como herramienta de comunicación, decimos entonces que estamos en un «dialogo de besugos» que es como llamamos hoy a la torre de Babel..

Pues como tal conducta el lenguaje no representa fidedignamente nuestros pensamientos que antes de hacerse conscientes han sufrido ya sucesivos pasos para hacerse «decibles». Existen patologías del decir, como por ejemplo sucede con la esquizofrenia y no cabe duda de que a juzgar por las irracionalidades que caben en un discurso cualquiera -y que proceden de cerebros inteligentes- no es posible adherir en una linea continua pensamiento y lenguaje; entre ambos puede abrirse una discontinuidad, una brecha pero también una continuidad de baja definición.

Lo que sucede es que el pensamiento tiene un menor nivel de definición pragmática que el lenguaje que siempre es de alguna manera irrefutable. Pero no decimos siempre lo que pensamos, es más muchas veces decimos sin pensar y cosas totalmente opuestas a las que pensamos. Pero también podemos decir tonterías.

En realidad lo que presta definición al pensamiento es el propio lenguaje, es decir sus leyes gramaticales, hablando y escuchando lo que decimos (y escribiéndolo) nos entendemos mejor que dejando vagar nuestras ideas. Sin semántica no hay discurso pero puede seguir habiendo inteligencia, algo que podemos observar en ciertos discursos esquizofrénicos, descritos con el nombre de esquizoafasia o pensamiento disgregado, donde el contenido de lo dicho se vuelve indescifrable.

S deseante

La escisión original (Spaltung)

No es que Dios nos castigara por nuestra hybris, confundiendo las lenguas en aquella torre de Babel, es que en realidad cualquier cosa dicha puede referirse a múltiples significados introduciendo ese desencuentro de los lenguajes no compartidos que no tienen relación solo con el idioma sino con los símbolos compartidos. Significados que adelanta el oyente a través de sus propias predicciones llevadas a cabo por su memoria. Las palabras (significantes) remiten a múltiples significados y es por eso que existe la perversión del lenguaje. No es sólo que el lenguaje pueda pervertirse, es que sin lenguaje no seria posible pervertir nada. Tampoco existirían las neurosis, ni las psicosis puestos que neurosis es una ignorancia que pregunta, psicosis es un saber que niega todo saber al otro y perversión es un saber y no saber al mismo tiempo. No se trata de nichos nosográficos sino de operaciones que podemos llevar a cabo con el lenguaje y sus leyes.

Y muy probablemente tampoco el deseo.

Y por eso las creencias que no son sino paquetes de información sobre lo que debemos creer y decir tienen tanto éxito: facilitan a las personas que no han sido capaces de configurar un pensamiento de alta definición la posibilidad de aparentar que piensan cuando en realidad solo siguen consignas dictadas desde algún lugar no muy lejano. Y es por eso también que nuestros mejores amigos son aquellos antiguos de nuestra infancia y adolescencia cuando aun andábamos configurando el mundo y no teníamos prejuicios que defender.

Bibliografía.-

Francisco Traver (2002) El extraño caso del Sr Broca

CROW. T. J (2000): «La esquizofrenia como el precio que paga el Homo Sapiens por el lenguaje: una solución a la paradoja central en el origen de la especie». En Sanjuan (ed): Evolución cerebral y Psicopatología . Triacastela. Madrid.

5 comentarios en “¿Es el lenguaje un hándicap?

  1. En todo esto existe una influencia ajena al circulo de las consecuencias del lenguaje que nos limita, ese es el hándicap en si. No tengo ni idea profesor sus causas, pero parece hacer referencia a nuestra insaciable necesidad de identificarnos con nuestra propias producciones. Si mis ideas no me limitan, si comprendo que ninguna idea es mía si no simplemente que me he adueñado de ellas, que todo no son mas que opiniones basadas en influencias y mis propias coloraciones, no ha lugar a la neurosis, psicosis ni perversión. Es decir en la niñez no es que se carezca de prejuicios, de lo que se carece es de una identidad psicológico narrativa a través del lenguaje que me define objetivamente y objetiviza el mundo que por identificación necesito defender. Lo que fija ideológicamente, lo que lo hace predecible a las cosas. En la niñez por el contrario se vive a través del sentir y el impacto es mayor, mas vital e intensa toda relación. Se siente la vida no se piensa. La predictibilidad es intuitiva.

    Creo deducir por lo leído en esta estupenda entrada tan inspiradora, que el motivo reside en que en el universo del sentir no existe dualidad alguna. La dualidad es el hijo artificial del lenguaje que junto a la necesidad de identificación crean nuestra matrix dual a imagen de lo que me cuento a mi misma de como soy y como es el mundo. Vivo a su nivel de artificialidad y su moralidad bipolar.

    No hay mejor terapia frente a la neurosis, psicosis y la perversión en lo mundanal y manejable que la propia Autocracia que se instala en el sentir y abandona el mundo ideológico dejándose de identificarse con el. En el arte. En la emoción. Atmosferas, espacios, formas, silencios.

    Autocracia en su sentido mas espiritual, sin dualidad todo se vive en unidad. Nada me es ajeno, por tanto el lenguaje es un hándicap si hay apego e identificación. Es una valiosa herramienta cuando es impersonal.

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  2. En realidad, yo aún diría más que «a un significante se le puedan asociar multitud de significados», sino que en sí, el significante es un vacío, del que se desprende un efecto de significación, al ponerse en relación con otros significantes.
    Así, la constitución del yo se juega en el advenimiento de un símbolo, yo soy x, que «per se» está vaciado de contenido, es decir, sin ninguna significación inicial, y que supone la muerte de la cosa (hace agujero en la cosa). El vacío inicial del yo soy x, puede abocar a un vacío existencial, pero depende del giro que se produce cuando el verbo ser pasa de ser un elemento que conecta dos significantes a cargarse de ontología, «pienso luego soy». Por eso, la enfermedad está relacionada directamente con un marco «cultural», en nuestro caso como sujeto de la ciencia.
    Nunca me dejarán de crujir los planteamientos de la enfermedad que se basan en «creencias erróneas», o cualquier tipo de planteamiento que plantea la enfermedad como «defecto», o como exceso «energético», etc. sino que todo discurso, responde a una lógica que a veces no resulta fácil desentrañar.

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  3. Además de la escisión o Spaltung de Freud y Saussure, y viendo al lenguaje como una conducta, persiste otro problema. Si a Saussure se debe la diferenciación entre significante y significado que determina la base de nuestra habla y, por ende, de nuestra parcial capacidad comunicativa, a otro lingüista, Charles Sanders Peirce, se debe el añadido de un tercer elemento lingüístico: la referencia.
    Para que pueda haber una interrelación (entendimiento) entre el significado y el significante, también es imprescindible que haya una referencia en la vida real, un objeto al que referirse pues, sino, no habría relación posible. Con este tercer elemento, Sanders incorporó la realidad en esta concepción lingüística, algo imprescindible. Así pues, la estructura del signo lingüístico sería una interrelación entre significado, significante y referencia.
    Si no tenemos una referencia que nos sirva de base es cuando no nos entendemos y entablamos un diálogo de besugos. El problema es que, a menudo no tenemos referencia, bien por qué no existe, bien por qué nos referenciamos en cosas o símbolos totalmente distintos.
    Nuestra mente, como seguramente la de muchos animales, puede pensar significados, esto es idear cosas, sin necesidad de tener un significante, incluso sin tener referencia para ello. El significante y la referencia lo podemos construir posteriormente cuando tengamos necesidad de ello. A esto lo llamamos inventar, esto es construir nuevos significados, a los que les ponemos luego nombres significantes.
    Pese a que un pensamiento pueda ser de alta definición para una mente, el lenguaje nunca nos servirá como herramienta de comunicación inequívoco con otra mente, ni tan siquiera la referencia nos asegura una comprensión igual del significado, porque la experiencia de las mentes nunca será la misma. Seguramente, solo mediante la sincronización cerebral podemos acceder a un máximo entendimiento mediante el lenguaje, que quizás podría llegar a ser total mediante un proceso de comunicación telepática.
    Podríamos resumir, pues, que el lenguaje nos sirve para relacionarnos, pero no para entendernos, de ahí que nos cause ciertos problemas.

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  4. Pingback: Ciertos grupos interesados pervierten la lengua de todos - Disidentia

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