Shutter Island, la psiquiatría y el delirio compartido


Trauma significa, en griego herida y en alemán sueño.

(En Shutter island, diálogo)

La psiquiatria y algunos de sus mitos han sido abordados por el cine con distinta suerte, quizá la pelicula mas conocida y con más éxito de todas fuera la protagonizada por Jack Nicholson y dirigida por  Milos Forman titulada «Alguien voló sobre el nido del cuco». Se trataba de una denuncia sobre el sistema manicomial que Reagan desmontó con las conocidas consecuencias de desatención a los enfermos mentales y que vino en llamarse «reforma psiquiátrica».

En aquella película se denunciaba el hecho de que un delicuente de poca monta pero rebelde y díscolo una vez ingresado en una institución psiquiátrica iniciaba una escalada de desafios que terminaban con el electrochoque y más tarde con la definitiva lobotomia y que le transfromaba en un ser dócil y obediente.

Lo cierto es que esta pelicula, «Shutter island» Scorsese vuelve a tocar este tema de las lobotomias que por si alguien aun lo ignora no se realizan en el mundo desde los años 60. Lo cierto es que la psiquiatría -sea por los mitos que se han difundido sobre ella, sea por los siniestros entornos donde hemos tenido que practicar nuestro profesión o sea por el miedo que cada individuo tiene el loco que lleva dentro- da miedo y da mucho juego para las ficciones de miedo.

Y es por eso que el espectador de la pelicula duda durante toda la proyección respecto a si el protagonista -encarnado por un fofo Leonardo Di Caprio- es o no es quien dice ser. Duda si padece un delirio o si en realidad es victima de una conspiración de nazis y de siniestros intereses que pretenden estudiar a los seres humanos a través de intervenciones quirúrgicas en el cerebro.

Y ahi está precisamente la gracia de una película de suspense: la de mantener la atención del espectador de principio a fin. De manera que como pelicula del género de suspense la pelicula llega a ser notable.

Lo curioso de esta película que me recomendaron una media docena de conocidos casi al mismo tiempo, como si se hubieran puesto de acuerdo en hacerlo, es que fueron ellos  los que me advirtieron de la ambigüedad de su final. «No sabes si el tio está loco o si en realidad es la víctima de una conspiración». Eso me advertian los que aseguraron que me gustaria pues «se desarrolla en un manicomio en una isla perdida» y ni que decir tiene que en una primera encuesta que realicé a pie de barra de bar es que son mayoria los que caen de parte de la teoria de la conspiración.

Los que asi piensan no saben que están compartiendo el delirio de Teddy Daniels porque se han identificado con él, un mecanismo muy usado en el cine para conseguir atrapar la atención del espectador, un recurso honorable por otra parte.

Y lo cierto es que la pelicula da muchos datos sobre el mundo obsesivo y onirico de Teddy Daniels que el lector conoce desde el primer plano como un agente federal enviado a aquel lugar para investigar la desaparición de una paciente que habia matado a sus tres hijos.

El espectador no puede dudar ni por un momento a partir de las escenas de sus sueños, sus pesadillas y sus recuerdos que a Daniels le pasa algo. Algo muy gordo por otra parte.

Y es precisamente esta duda inicial transformada en certeza con la que resuelven algunos espectadores lo que me parece más interesante de la trama: la complicidad entre la historia y el espectador.

Y lo que me hizo entender la mecánica del contagio del delirio, es decir de la locura compartida, conocida tambien como folie a deux.

Naturalmente no quiero decir que los espectadores dubitativos desarrollen un delirio similar al de Teddy Daniels pero me parece entender el por qué algunas personas que conviven con pacientes delirantes acaban compartiendo el mismo delirio: lo hacemos por simpatía con el delirante en cuestión que acaba por convencernos de su verdad.

Porque lo cierto es que en realidad fue la esposa de Daniels la que mató a sus tres hijos y que fue el propio Daniels quien en un ataque de rabia mata a su esposa y es por eso que se encuentra en aquella institución penitenciaria ingresado involuntariamente.

El delirio en este caso es la forma en que Daniels enfrenta su propio crimen que repudiado por su conciencia vuelve continuamente en sueños y pesadillas aterradores, en una persona que ya habia participado en la segunda guerra mundial en multiples atrocidades bien como testigo o bien como perpetrador.

El sueño, es el trauma como dice la inscripción de este post y nos recuerda el psiquiatra alemán protagonizado por Max Von Sydow.

Del final de la pelicula no diré nada por si hay alguien de ustedes que quiere verla, pero  es un guiño. Un guiño destinado a que el espectador dude de que va a suceder a continuación, y ahi si que no hay duda.

19 comentarios en “Shutter Island, la psiquiatría y el delirio compartido

  1. Gracias Paco por este artículo. Excelente película y excelente comentario.

    Me gustaría la opinión de algún cineasta al respecto, porque profesionalmente estoy totalmente de acuerdo con tus ideas.

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  2. Estimado Paco, me apunto la película para verla enriquecida con los comentarios de su entrada.

    Abusando un poco de su amabilidad, quisiera saber si tiene usted alguna referencia sobre una terapia denominada “Somatic Experience” de Peter Lavine utilizada para la superación de experiencias traumáticas. La tesis inicial, la cual me pasaron el otro dia via email es la siguiente:

    «Los animales se liberan del trauma de forma espontánea con la descarga de temblores liberando del sistema nervioso toda la excitación que implica y despierta la experiencia de riesgo: lucha/huida. Cuando ninguna de las dos salidas es posible sobreviene el trauma, la congelación, como salida de autoprotección.

    En general los humanos somos más torpes. Y la “culpa” -estudia Levine- la tiene el neocortex (por ser tan listos o ir de listos). El cerebro racional al haberse desarrollado tanto, controla, inhibe el impulso -mucho más sutil- proveniente del cerebro reptiliano. Es toda esa energía bloqueada a nivel de sistema nervioso que desencadena en multitud de síntomas.

    Se puede abordar incluso aunque la persona no haya podido reconocer el episodio traumático . No busca desencadenar una catarsis emocional, sino ir más profundo: a una catarsis “reptiliana”, reactivar lo pulsátil, vibrátil, cerrar el círculo, culminarlo.»

    Un saludo.

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  3. Hola:

    Su reflexión sobre la película me recuerda dos cosas:

    – en primer lugar a otra película, «Michael Clayton», que viene a desarrollar la idea siguiente: «que estés paranoico no excluye que te persigan»
    – en segundo lugar, que el «contagio» del delirio excluye ciertas tesis genéticas y biologicistas sobre el hecho delirante.

    Pues nada más, saludos y hasta pronto.

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  4. Lamento contradecirte Pepa, pero:
    1) Que te persigan no excluye la paranoia. La paranoia es una construcción delirante defensiva que sirve para eludir una verdad que ha sido repudiada.
    2) el contagio del delirio no excluye nada porque hay siempre un inductor primario que no ha sido «contagiado».

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  5. Que crees que podría ser un delirio? Pagar una hipoteca a mi me parece un acto delirante. ¿Donde está el principio y el final de tus propias ficciones? La cuestión es que ya eras psicótico hasta que te diste cuenta. La fantasía gobierna la realidad.

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  6. Ah! y otro comentario sobre Peter Levine y su entorno:

    El Dr Bob Scaer (neurólogo y rehabilitador así como psicotraumatólogo) y que estuvo en Madrid impartiendo un taller organizado por SEPET hace unos años, ha publicado un fantastico libro llamado «The body bears the burden» muy relacionado con el trabajo de Levine con el que colabora habitualmente. Este último es el autor de «Walking the tiger» otro texto esencial para trabajar c0n la llamada «huella somática de lo traumático».

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  7. Bueno, en cuanto a que a la paranoia no la excluye el hecho de ser perseguido…la paranoia puede ser una reacción defensiva al hecho de sentirse amenazado, y la «verdad repudiada» puede ser la propia amenaza (amenaza metafórica, en el mundo real, que se transforma en amenaza real en el mundo delirante)
    Por otro lado, la «construcción delirante», como tal construcción, refiere siempre, como usted bien ha dicho, a un inductor primario, esto es, foco real de la construcción, esto es, circunstancia, motivo, causa, detonante, no necesariamente humano pero sí habitualmente existencial, y remisible (hasta donde yo tengo noticia, y salvo renuentes excepciones).
    Un placer saberme contradecida.
    Saludos

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  8. Estimado Paco, la entrada del post que me das como referencia (Bailando con lobos) me ha parecido interesantísima. Muchas gracias.

    ¿Crees que las terapias corporales pueden ser también de utilidad para otras patologías en las que hay cierta desconexión con la realidad como por ejemplo, la depresión? ¿Por qué estas terapias no se emplean en la práctica médica habitual?

    Un saludo.

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  9. Cuando estudié guión cinematográfico mi maestro me advurtió que jamás debía contar la película desde la mirada del loco,porque cualquier interpretación es posible. NO he visto la película pero lo haré y luego dejaré mi comentario . Gracias por todos tus aportes
    Adriana

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  10. pues yo pienso que se trata de una conspiración, porque me creo todo lo que ocurrió en aquella caverna cuando se encontró a rachel. Ella le previno de lo que iba a ocurrir. Tanto vale una opción como la otra, es un juego que hace el director.

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  11. Pues yo no tengo mi puñetera idea de psicología pero no me gusta un pelo el fondo de la película porque, al no saberse si es el tio el que esta loco, o son todos los demás, deja pie a la posibilidad de que en vez de lobotomizar al tio lobotomizen a todos los demás, cosa un poco drástica. Por otra parte queda la duda si USA es heredera de las practicas totalitarias nazis, o peor aún si Europa lo es…

    Por último comentar como anecdota que lo de Laedis Daniels es similar a lo de Disney-Yensid que era el apellido original de la familia Disney

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  12. Bueno he tardado un año y medio pero acabo de ver la película. A mi me ha parecido claro como el agua que el protagonista sufre un delirio. Solo tras ver la película me he permitido leer el post que no había leído en su momento. Es realmente llamativo que alguien pueda pensar en la «teoría conspirativa» de la peli y me parece totalmente acertada la hipótesis de la identificación del personaje arrastre a los espectadores a compartir el delirio.

    Y unas sincronicidades curiosísimas (para mi): Justo al mes de comentar aquí, hace ya año y medio, precisamente alguien de personalidad paranoide me arrastró en un delirio parecido al de la película, lo curioso es que esa misma persona fue la que me informó de lo que pregunto más arriba: la «somatic experience» de Levine
    Y por si fuera poco acabo de darme cuenta que el guardian que hace de «malo» en esta peli de Shutter ISland se llama Ted Levine, y que rizando el rizo ya había participado en el Silencio de los Corderos.

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