En el nombre del padre


«Un mito es un suceso que nunca aconteció pero que es condición del acontecer humano.»

«Se y no seas como tú padre» (Freud, el Yo y el Ello).

«Madre es aquella mujer que da Padre al hijo» (Freud, Tótem y tabú).

«¿Quien soy? En que otro ser se encuentra mi ser? (Aristóteles).

ojo

El ojo que todo lo ve, está inscrito en el triángulo que forman madre, padre e hijo y representa la divinidad.

Si yo preguntara a mis lectores qué es el complejo de Edipo, la mayor parte de ellos contestarían que consiste en una fase del desarrollo sexual en el que el niño quiere matar a su padre y acostarse con su madre. Si a continuación les preguntara si creen en él, la mayor parte de ustedes contestarían negativamente y que a ustedes no les sucedió nada de eso. Nunca anduvieron enamoriscados de su madre ni fueron mayormente hostiles con su padre.

Si hiciera esta misma pregunta a un adulto que convive con un hijo adolescente de su pareja pero con el que no mantiene lazos genéticos, aparecería otro tipo de contestación. «Me tiene celos, eso está claro» dirían tanto los padrastros como las madastras. «Debe ser una especie de complejo de Edipo», zanjaría mi interlocutor/a.

De manera que podemos decir que hay cierta diferencia entre el caso I y el caso II. El padastro o madastra si creen en el Edipo. Pero hay algo que es verdad en ambos casos Edipo no es un Complejo, ni una fase, ni un lugar y es muy poco probable que un niño quiera acostarse con su madre porque no sabe la mecánica del coito, también es raro que albergue potencialidad homicida tanto de su padre biológico como de sus padres adoptivos, sin embargo en este segundo caso sucede algo fundamental, el chico sabe que ese padre no es su padre, y esta cuestión no es baladí, porque entonces puede matarle, pues Edipo no sabia que Layo era su padre cuando le asesinó en aquel cruce de caminos. Edipo no sabe quién es, Edipo sufre de anagnorisis.

La anagnorisis es un recurso narrativo presente en muchos mitos y leyendas, tanto en Moisés como en Edipo y significa «reconocimiento»,el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento.

Edipo sabe resolver los enigmas que le plantea la Esfinge, sabe lo que los tebanos ignoran pero carece de un saber esencial, esa pregunta que hace Aristoteles cuando plantea:»

¿Quien soy? En qué otro ser se encuentra mi ser? (Aristóteles).

Edipo no sabe quién es, es decir desconoce su linaje, desconoce a su padre y madre verdaderos. Edipo es su propio enigma. Y su búsqueda mítica representa ese camino errático que acaba en tragedia según Sofocles en Edipo Rey.

Un mito es algo que nunca sucedió, algo que es mentira, una leyenda, un relato. Nunca existió Edipo y sin embargo su peripecia es la peripecia misma de la humanidad, la tarea del héroe: descubrir en qué otra parte se encuentra su Ser. Pues el ser en nosotros los hombres no solo es parido sino que viene partido (La Spaltung o escisión primordial). Nadie posee en sí mismo su propio Fundamento que en cualquier caso hay que buscar en un Otro. Ese otro se llama la función paterna.

Hay dos clases de padres, el que engendra al hijo y el que separa al hijo de la madre, este padre que separa es un Tótem y es anterior al orden genésico de la paternidad biológica. Un tótem casi siempre está representado por un animal y es una forma muy original, una genética estimativa para evitar las relaciones incestuosas, de tal modo que si mi madre es tótem avestruz yo soy tótem avestruz y por tanto no puedo yacer con ella. Es una forma de prohibición incestuosa aproximativa que incluye a la madre y a los hijos de esa misma madre (mis hermanos y hermanas). El tótem de mi padre que es oso está sin embargo prescrito para mi, puedo buscarme una esposa oso, del mismo modo que mis hermanas o cualquier otro tótem. Pero tanto yo como mis hermanas estamos divididos entre oso/avestruz. Y por tanto la prohibición del incesto incumbe tanto a unos como a otros. Se trata de un relato fundacional de la exogamia teniendo en cuenta de que los tótems eran compartidos por todos los miembros de un clan, en este sentido poco importa quien era mi padre real, puesto que el resto de mi clan está lleno de otros hombres-oso que operan separándome de mi madre, dándome identidad.

La humanidad se hubiera extinguido de no llevar a cabo esta prohibición que incluye tanto la prohibición del incesto como la del parricidio.

Una institución (la de la prohibición del incesto) universal y que inaugura la cultura:

«La prohibición no tiene un origen puramente cultural ni puramente natural; tampoco es una combinación de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura. Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual pero sobre todo en el cual se cumple el paso de la naturaleza a la cultura». (Levy-Strauss).

«Dice el dicho popular que todo hijo es de madre conocida y padre desconocido (la patria es incierta decía Virgilio), Se quién es mi madre, puesto que formamos un mismo tótem, pero mi padre se limita a ser el Otro, el Otro que me separa de mi madre, por eso en psicoanálisis se dice que «soy hijo de mi madre y del padre que me dio mi madre». Se inaugura la Ley cuando el niño acepta «no te acostarás con tu madre» y a la madre le dice «no reintegrarás tu producto». Esta es la ley del deseo o las relaciones entre la Ley y el deseo, la madre que no realiza este mandato obtura el deseo del hijo, literalmente lo engulle y los deshumaniza. Por eso se puede decir que la madre es quien da Padre al hijo, quien enuncia el Nombre del Padre en cuanto que ella se conforma a la ley, sin la cual no hay en literalidad, hijo». (Francisco Pereña)

Bibliografía.-

S. Freud: «Totem y tabú» (1912)

S. Freud «El Yo y el ello. (1923)

Francisco Pereña: «El reino del padre: Ley, identidad y gozo».  revista de la AEN Mayo-Agosto 1982

 

 

3 comentarios en “En el nombre del padre

  1. La huella del Padre la encontramos en esa insistencia lunática de dar sentido a los sentimientos y emociones que a la postre son los estilistas de nuestro comportamiento. Lo hace a través de una narrativa. En cierta forma esta huella del padre es un pequeño paso para la identidad psicológica y, también un gran paso a nuestra humanidad cultural. La naturaleza es menos compasiva, su talante femenino no le permite estar para hostias, o sirves o no sirves. Que le pregunten a Darwin el primer y gran feminista de la historia, en tanto supo entender la psicología letal de lo natural femenino a través del cuento mítico de la evolución. Veamos que dar sentido a través de una narrativa a los sentimientos y emociones implica una fractura, una división, una separación con los mismos. El sujeto analiza al objeto de estudio, y para ello necesita espacio de observación «método científico». Esto en si ya implica que la huella del padre en su afán de entender «Cultura» crea la separación con las emociones y sentimientos «Naturaleza» pura, a través de una narrativa analítica. Sin embargo una cosa es la historia de lo sensible y otra bien distinta sus punzadas, ellas acaban ocultas en capas de cebolla bajo la estrategia de la evitación, y contar historias es una tentación muy evitativa.

    Ahora bien existen planetas mas allá de la Luna y, a mi corto modo de ver, el ser humano se encuentra en una terrible encrucijada. Retomar la senda de retorno a la madre naturaleza sin renunciar a la cultura, aunque esto implique que viva de papa secundario, no es necesario eliminarlo «Risas», o transitamos hacia un mundo cultural totalmente ideologizado que elimina a la madre de la ecuación por irracional «risas», o le permite sobrevivir en silencio con una maceta y un gato en casa.

    La cuestión es si alguien se puede fiar de este peculiar elemento?, cuando se camina en el nombre de un Padre lunático e ideologizado?.

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