Los amortiguadores (IX)


Es seguro que usted se ha resbalado o caído alguna vez o bien ha sufrido algún empujón más o menos potente por parte de alguien. Tiene la experiencia de que los pequeños tropezones o empujones tienen poca trascendencia, pero es seguro que alguna vez ha estado a punto de caerse debido a alguno de estos eventos y sabe también que cuando se producen nuestro cuerpo busca -espontáneamente y de forma rauda- restableces el equilibrio y lo hace tratando de modificar -si puede- el centro de gravedad. Lo hace a través de unos patrones de acción o movimiento muscular que guardamos en nuestros ganglios basales y cerebelo. Otras veces sin embargo no tenemos tanta suerte y nos caemos, nos rompemos algo y acabamos en urgencias.

Lo mismo sucede con los contratiempos o estresores psíquicos o ambientales que tratamos de impedir que nos provoquen daños a través de un sistema de neurodefensa psíquica. Hay mecanismos conscientes y mecanismos inconscientes. Un ejemplo de mecanismo consciente es la evitación de ciertas situaciones o circunstancias, pero voy a referirme sobre todo a los mecanismos inconscientes, esos que se ponen en marcha de forma automática, tan automática como los patrones de acción muscular anteriormente citados, solo que estos patrones de acción no son musculares sino emocionales y destinados a librarnos de las consecuencias de un estresor concreto a fin de evitar una herida emocional o un sufrimiento psíquico. Aunque lo cierto es que los mecanismos de defensa no salen gratis y causan daños.

El término «amortiguadores» se debe a Gurdieff que fue el que promovió el eneagrama en Europa, pero Gurdieff y Freud no se conocieron de modo que aunque el término «amortiguador» y el término «mecanismo de defensa» son el mismo concepto (o muy parecido) fueron sus discípulos más próximos como Ouspensky los que decidieron llevar a cabo la síntesis entre un concepto místico y un concepto psicoanalítico. Sin embargo el gráfico es obra de Elen Palmer, una de las personas que han escrito sobre el eneagrama y de su historia.

En este gráfico podemos ver como se sitúan los mecanismos de defensa en cada eneatipo, sin embargo los mecanismos de defensa -tal y como yo los veo- no dependen tanto del eneatipo como de la gravedad de los conflictos a «defender», Así hay mecanismos de baja calidad y otros de mejor calidad, atendiendo al efecto que tienen sobre el principio de realidad, naturalmente los mecanismos que dañan de una manera más intensa el principio de realidad son de peor calidad que aquellos que nos sirven para navegar entre las dificultades. Así la proyección, la represión, o la negación son de peor calidad que la formación reactiva, la identificación o la racionalización.

Significa que en cualquier caso el uso de uno de estos mecanismos -al menos de forma usual- no representa al eneatipo sino a la patología asociada de ese mismo eneatipo. Por otra parte no existen correspondencias entre un tipo de conflicto y el uso de una defensa concreta y toda la paleta de posibilidades está abierta para todos, si bien es cierto que algunos mecanismos de defensa parecen especialmente diseñados para algunas personalidades, pongo el ejemplo del aislamiento y la racionalización y el TOC, o entre la represión y la identificación y la histeria.

A continuación haremos en repaso acerca de en qué consiste cada uno de estos mecanismos de defensa según el psicoanálisis:

La formación reactiva.-

Se manifiesta como comportamiento, actitud o hábito que marcha en la dirección opuesta a la de un deseo reprimido.  Por ejemplo ser muy limpio cuando lo que el sujeto pretende es «cagarlo todo». preocuparse mucho por la salud de una persona que odiamos, es otro ejemplo frecuente.

La represión.-

Es muy parecido al olvido aunque el contenido reprimido tiende a volver a la conciencia en forma de síntomas o conductas. Lo reprimido no se liquida salvo abriendo ese quiste mental y haciéndolo consciente. Por ejemplo una persona que presenta una parálisis en su brazo derecho cuando en realidad no quiere trabajar, precisamente a través del brazo que usa para ciertas tareas que detesta. Se supone que el beneficio secundario» es el que mantiene el síntoma lejos de la conciencia, es decir el beneficio de la enfermedad.

La identificación.-

A veces es un mecanismo normal como cuando un hijo elige los valores o la profesión de su padre, procede de la imitación que es una actitud vinculada con el aprendizaje, todos los humanos procedemos de una estirpe de simios imitadores y la imitación forma parte de un repertorio de conductas destinadas a progresar psíquicamente, sin embargo la identificación es algo que va mas allá de ello, se trata de una personificación del sujeto amado (u odiado), que acaba confundiéndose con los sentimientos personales o suele manifestarse en ciertos duelos donde el vinculo era ambivalente y el sujeto cae víctima de la sombra que proyecta el objeto perdido y cae sobre él. (Freud en Duelo y melancolía)

La introyección.-

Es un mecanismo mucho más primitivo y consiste en mantener «vivo» un objeto malvado, abrumador o letal en nuestro interior e intentar protegerlo de toda critica o visualización del daño que nos hizo. Mantener una mentira como esta es una de las razones por las que las neurosis graves son tan difíciles de tratar, pues el individuo tratará en todo momento de preservar sus introyectos a salvo.

El aislamiento.-

Consiste en separar la parte cognitiva de algo de su parte afectiva. Dicho asi pareciera que los E5 que son mentales podrían preferir este mecanismo de defensa para no contactar con su parte emocional, pero en realidad la excelencia en este mecanismo lo he visto en algunas psicosis y en algunos TOC severos y no tanto en personalidades comunes.

La proyección.-

Proyectar es atribuir algo propio a otra persona, es decir situar afuera de uno mismo alguna intención o estado afectivo. Es típicamente el mecanismo de defensa de los paranoides aunque no siempre es patológico, muchas personas del E6 que son muy miedosas utilizan este mecanismo para aislarse socialmente. Por ejemplo ,las personas que tienen fobias sociales o necesitan grandes dosis de señales de aceptación por parte de los demás suelen atribuir intenciones abyectas a los demás que con independencia de ser o no ser verdaderas son proyectivas.

La racionalización.-

Racionalizar es buscar explicaciones racionales para un hecho irracional o que carece de explicación, por ejemplo algunas fobias o aversiones pueden interpretarse en clave médica cuando en realidad ocultan otro sentido usualmente reprimido. Las personas que temen a los mosquitos no les temen porque piquen y les salgan lesiones importantes sino que funciona al revés: tienen fuertes reacciones porque tienen mucho miedo al contagio de enfermedades o a la parasitación por sí misma

La negación.-

Es una escotomización de la realidad que impide -por razones emocionales- al sujeto ver algo con nitidez, usualmente las razones de otro y su efecto en sí. Hay sin embargo 4 razones para decir No. Es un no querer ver o un no querer saber.

La narcotización.-

Es una especie de alelamiento, un hacerse el tonto, o hacerse el loco, un no querer saber que está más cerca de la inacción y de la evitación de los conflictos o -como se dice ahora- el deseo de permanecer en la zona de confort. El E9 a veces da la sensación de carecer de subjetividad propia y en ese sentido aparece como narcotizado, sometido, dependiente o masoquista.

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