Subjetividad e identidad


Dale a tu subjetividad lo que es de tu subjetividad y a tu identidad lo que es de tu identidad.

Aquellos de mis lectores que hayan leído mis post anteriores y más concretamente el ultimo que titule´: «Las personas del pronombre» ya habrán comprendido cómo el lenguaje articula la subjetividad y la agenticidad, algo que permite reconocerse como autor de algo que se ha hecho o llevado a cabo a través del tiempo y al mismo tiempo reconocerse como autor de algo que simplemente se pensó o imaginó.

Por ejemplo podemos reconocernos a nosotros mismos en un hecho pasado pero también podemos desconocernos con un sentido de extrañeza. “No era yo el que hablaba” “No se como pude decir eso”, “No se como pude hacer tal cosa” etc. Por el contrario, en otro tipo de experiencias, nuestra identidad narrativa construye relatos que comienzan como “Yo soy”. Yo soy médico y recuerdo de manera secuencial algunas de las intervenciones que he llevado a cabo en mi vida como tal. Hay una narrativa de continuidad en esa manera en que el I (yo) y el me (soy) construyen relatos.

De manera que existen al menos dos formas en las que el I (yo) se relaciona con el resto de instancias, el me y el myself. Se trata de dos experiencias del sujeto relativamente distintas, una que provee la experiencia de un “yo” en relación a “soy” (“I” in relation to “me”) y otra que provee un “yo” en relación a “mi mismo/a” (I in relation to myself). De acuerdo a esto, el yo en relación con soy es relativamente invariable, mientras que el yo en relación a mí misma/o es variable y está en constante cambio.

Esta es la idea de Russell Meares tal y como conté en este post, pero yo me he permitido reducir esta complejidad entre el Yo y el Me que yo llamo «sujeto». Y me parece pertinente hacerlo así para discriminar aquello que pertenece al Yo /subjetividad) y aquello que pertenece al sujeto (la identidad). Y tal y como conté en mi anterior post, la identidad es anterior a la subjetividad y lo es porque la identidad no precisa de lenguaje para formarse pero si cuerpo, mientras que la subjetividad -el nacimiento del Yo- exige de un cierto desarrollo del lenguaje.

La identidad es sobre todo una continuidad biológica y una continuidad cultural, la identidad es: «ese sentido de continuidad en la experiencia de nosotros mismos, una continuidad histórica, generacional, nacional, que incluye valores, creencias y un sentido de pertenencia a algo supraindividual, a algo que está más allá de nosotros mismos trascendente o inmanente pero que en cualquier caso es una experiencia compleja que incluye a la memoria, a la autoimagen, a la vivencia del tiempo y a las emociones y valores, sobre todo a esa difícil síntesis entre el apego y a la autonomía personal.

Es por esta razón por la que el concepto ericksocniano de «difusión de la identidad» me parece oscuro y sobre todo confuso pues ¿qué significaría que nuestro sistema inmunitario estuviera difuso?, podrá estar sobre estimulado o deprimido pero nunca difuso. O sirve para reconocer lo extraño y atacarlo en lo propio o no sirve para nada. Para Erickson la difusión de la identidad es:

«La difusión de la identidad es un constructo y que se manifiesta en un sentimiento subjetivo de incoherencia , en una dificultad para asumir roles y elecciones laborales u ocupacionales y sobre todo en una tendencia a confundir en las relaciones íntimas los atributos, emociones y deseos propios con los de otra persona y temer por tanto la pérdida de la identidad cuando la relación termina. Erickson describió también cómo algunos individuos tratan de escapar de este estado de confusión de la identidad merced a la asunción de una identidad negativa, esto es, con roles que resultan antivalores, inapropiados o inusuales dadas las características socioeconómicas o de formación cultural de un determinado individuo».

Para mi la identidad es algo que se tiene o no se tiene y nace -emerge- del cuerpo, la primitiva identidad es esa identificación que tenemos con nuestro cuerpo, una especie de amor a nuestro propio cuerpo , un reconocimiento de que nuestra mano es nuestra mano y que la mano de otro es la mano de otro y que cuando nos damos un golpe nos duele la nuestra. Un reconocimiento que hemos convenido en llamar ipseidad y que con el tiempo va acumulando capas sucesivas de «identificaciones» o «asimilaciones» de otros.

¿Qué es identificación o asimilación?

Es importante señalar que:

El amor emergió para minimizar las diferencias, la identificación para maximizar las similitudes.

Véase como cada una de estas versiones de nuestro psiquismo se ha especializado en una cuestión, cada una lleva su propia melodía neuronal. Constatamos las diferencias (de tamaño, de fuerza, de poder y sexuales entre nosotros y los adultos que nos cuidan) y al mismo tiempo queremos ser como ellos, en el supuesto de que esos modelos nos resulten atractivos. Por eso hablamos de identificaciones primarias (con el propio cuerpo y con nuestro linaje) y secundarias con los sucesivos objetos cuidadores presentes en nuestra vida infantil y juvenil. Se trata de dos pulsiones en cierto modo antagónicas. Queremos ser «iguales a» y «diferentes a» que es lo mismo que ser único. Lidiar con las diferencias y con las semejanzas es un proceso que llevaremos a cabo a lo largo de nuestra vida.

Algunas personas y también según etapas de la vida nos sentiremos más cómodos en entornos de semejanza (por ejemplo los niños gustan de jugar con niños y las niñas con niñas, pero más adelante los chicos y las chicas (la diferencia más radical), se buscan y se encuentran cuando las hormonas comienzan a tomar presencia en los cuerpos de ambos.

Lo interesante de la atracción sexual es que nos impulsa a sentirla con otro más diferente, con ese otro que no es un familiar, ni un conocido sino un extraño. ¿No sería más cómodo sentirse atraído por alguien conocido, algún primo lejano, alguien de nuestro pueblo,o mejor aun alguien de nuestro mismo sexo?

Desde luego lo sería, al fin y al cabo no sabemos nada de esa desconocida o desconocido por el que nos sentimos atraídos, no tenemos ni idea de como siente, qué piensa, qué planes tiene, qué cosas compartimos, etc.

Dicho de otro modo: la heterosexualidad es una alteridad radical.

Precisamente porque nuestra cultura nos impulsó hacia la exogamia al tiempo que ampliaba los perímetros de sociabilidad de todos y cada uno de nosotros, necesitamos de un pegamento que una aquello tan lejano y extraño en: a ese pegamento le llamamos amor.

El amor no hay que confundirlo con el apego de los niños pero obviamente evolucionó a partir de aquel. Es importante saber que un niño no ama a sus padres sino que se encuentra apegado a ellos por una necesidad se supervivencia, los que si aman al niño son los padres (solo los adultos pueden amar) y de ahí surgen muchas confusiones que Sandor Ferenczi exploró en «Confusión de lenguas», un texto donde el autor explora lo traumático en el abuso sexual infantil.

Pues el amor es una estrategia evolutiva que los individuos hemos desarrollado para disminuir las diferencias.

Cualquier de ustedes si ha estado alguna vez enamorado o si está felizmente o infelizmente casado sabe que las diferencias entre usted y su pareja son significativas cuando no abismales: diferencias de opinión sobre los amigos, el dinero, las salidas, los gastos, las tareas de la crianza o de la casa , cuando no diferencias de formas de pensar, políticas o incluso visiones del mundo antagónicas. Naturalmente la mayor parte de las parejas que tienen tantas diferencias acaban separados, pero lo que nos interesa ahora es saber por qué siguen juntos aquellos que no se separan. No lo hacen porque a pesar de todo se aman y si se aman es muy probable que puedan aceptar esas diferencias que no aceptaríamos en ningún caso en alguien que no queramos al menos un poco.

Lo importante es recordar ahora que el amor procede del Yo y no puede existir antes de que el Yo no se haya establecido completamente. Y el amor es absolutamente subjetivo. Nadie sabe porque ama a quien ama ni porque nos aman los que nos aman a diferencia de la amistad donde sabemos muy bien porque somos amigos de nuestros amigos.

No es que los motivos del amor sean inconscientes, es que son arbitrarios, por la misma razón que preferimos los macarrones al sushi. Pero en la amistad no hay arbitrariedad, hay afinidades con lo semejante. Necesitamos tener amigos sobre todo cuando nos estamos agenciando una identidad, allá por la adolescencia, los amigos son el soporte de nuestra identidad cuando ya los padres dejan de ser nuestro referente.

Las melodías neuronales de la identidad y de la subjetividad son muy parecidas, en realidad son la misma melodía en distinta tonalidad, son versiones del apego evolucionadas. Lo importante es saber que la identidad es en realidad una tonalidad de soporte de identificaciones mientras que el Yo, la subjetividad, es una tonalidad de agencia, quien piensa, decide, planea y ejecuta es el Yo. Pero quien sabe quien es ese Yo, es el sujeto, es decir la identidad, el mentor del Yo.

La identidad (el sujeto) no ama, solo busca parecidos, afinidades y se apropia – de ahí viene el termino asimilación- de los aspectos que quiere para si y que son de otro. A veces se confunde de registro y trata como amor a lo que es una simple asimilación de rasgos. Querer ser como otro, implica hurtarle a ese otro ese rasgo, de ahí que el Yo moral (Superyó) castigue ese tipo de conductas como el que le roba un juguete a un amigo. Identificarse con alguien es siempre una forma de eludir una diferencia, es por eso que la identificación es un mecanismo de defensa y no un acto de amor. En cualquier caso la ambivalencia está servida cuando nos identificamos con alguien, si bien podemos hacerlo también para protegernos como sucede con la identificación con el agresor.

Para un niño de pocos años cuando algo, como un juguete le resulta atractivo quiere poseerlo si es un rasgo de un amigo querrá imitarlo o parecerse a él.. Es equivalente decir “me gusta esto” y “quiero ser esto” o “quiero tener esto”. Para un niño de esa edad, lo que desea es aquello que le resulta atractivo y le resulta atractivo porque posee o significa algo más que él mismo. No seria posible sentirse atraído por algo en déficit, por algo que nosotros ya poseemos o por algo que los demás consideran banal. Admiramos aquello que es más grande, tiene más poder, belleza, bondad, valor o sabiduría que nosotros mismos, esta es la regla que nos ocupará durante toda nuestra vida.

Pero eso no es amor sino un intento de maximizar las semejanzas.

Y aunque maximizar las semejanzas o disminuir las diferencias puedan parecer melodías parecidas en realidad son versiones (borradores) de una antigua melodía ancestral que nos acompaña desde siempre y que llamamos pertenencia y filiación.

Para ejemplificar esta diferencia diré que hay dos formas de envidia, una que se alegra de los fracasos de nuestro envidiado y otra envidia que se entristece de sus éxitos. Una es la imagen en espejo de la otra pero son melodías parecidas en distinta clave.

9 comentarios en “Subjetividad e identidad

  1. Estoy muy de acuerdo con tu visión a la vez que contento por encontrar una perspectiva nueva.

    Es cierto lo de Erikson y su nomenclatura difusa y confusa acerca de lo que denomina como «difusión de identidad » y «confusión de identidad».

    Me gustó mucho lo de: «El amor emergió para minimizar las diferencias, la identificación para maximizar las similitudes». A colación de esta frase, y, de lo que comentas de Murray, hace tiempo que me di cuenta de que la estrategia fundamental del nacionalismo consiste en maximizar las diferencias y minimizar las similitudes, todo ello a tope a través de «ingeniería social» muchas veces muy sutil, otras no tanto, que se ejecuta a través del sistema educativo y de los medios de comunicación principalmente.

    La consecuencia no puede ser otra que la enfermedad personal y colectiva, lo estamos presenciando.

    Me gusta

    • Exactamente esa es mi hipótesis, la patologia mental que vemos hoy en las sociedades avanzadas procede en parte de esa maniobra de tratar de subvertir la identidad con la subjetividad, llamar identidad a cosas que son elegibles, caprichosas u opinables. Dicho de otra manera: la patología mental de nuestro tiempo es debida a esas obras de ingeniería social que nos cambian por dentro.

      Me gusta

    • Exactamente esa es mi hipótesis, la patologia mental que vemos hoy en las sociedades avanzadas procede en parte de esa maniobra de tratar de subvertir la identidad con la subjetividad, llamar identidad a cosas que son elegibles, caprichosas u opinables. Por ejemplo ser negro u homosexual no confiere identidad porque aunque nadie elige ser negro y probablemente tampoco homosexual este rasgo no significa nada en relación al resto de la personalidad, lo local no se transfiere en global, la anécdota no crea categoría salvo en los prejuicios de los otros, pero que haya prejuicios tampoco confiere identidad salvo si uno se lo cree.

      Me gusta

  2. Erik Erikson me gusta a pesar de todo, a pesar de su nomenclatura confusa y difusa y a pesar de la crítica, a mi juicio, sin fundamento que hace de Jung (soy bastante junguiano, no es secreto)

    En cuanto a la confusión de identidad grave, creo que Erikson hay un detalle que no aclara bien (al menos en el libro que tengo). Por un lado habla de lo que comentas como «identidad negativa» como manifestación de este problema de identidad y por otro señala y toma como ejemplo del mismo problema a William James.

    Desde luego que William James en absoluto es un caso de «identidad negativa» como sería, por ejemplo, un delincuente juvenil, pero, sin embargo Erikson cataloga a ambos con la misma nomenclatura.

    Arrimando el ascua a mi sardina, como hipótesis veo como principal diferencia la siguiente: El caso del «delincuente juvenil» se debería a un fracaso en el proceso de individuación común, mientras que el caso de Williams James se debería a un fracaso en el proceso de individuación alquímico.

    Mientras que en el primero lo que se eterniza es la adolescencia social, en el segundo se eterniza la adolescencia psíquica (Peter Pan versus Puer Aeternus). A su vez el primero creo que no llega al nivel medio de desarrollo de las estructuras de la Conciencia, mientras que el segundo lo supera ampliamente.

    ¿A donde conduce el proceso de individuación común? Pues, si todo va bien, conduce a una identificación del Yo lo mas funcional posible con la persona (máscara social) de tal manera que al inicio de la edad adulta, el sujeto, fundamentalmente, estaría lo mejor encaminado posible a la hora de poder trabajar y formar una familia.

    Y como de lo que se trata es de intentar garantizar o facilitar el desempeño social y la supervivencia lo antes posible, el sistema consiste en lograr una simulacro de identidad que haga como si esta fuera auténtica, ya que para conseguir una identidad basada en la individuación psicológica, que sería la “verdadera”, no habría tiempo material, ni capacidad personal para llevarla a cabo al principio de la edad adulta, suponiendo una grave interferencia para el sujeto, por eso mismo la individuación alquímica se deja para mas tarde, en la mediana edad, una vez que el sujeto se ha desarrollado socialmente.

    Pero ¿Que pasa si el sujeto experimenta una potente ampliación de conciencia “antes de tiempo”? Pues que probablemente de forma espontánea se daría cuenta y no podría creerse ese simulacro de identidad, entraría en crisis y no podría ingresar en la polis

    Y por otro lado ¿A donde conduce el proceso de individuación alquímico? Pues es el proceso que conduce a la consecución del individuo psicológico junguiano, del Centauro o del Hombre Cósmico.

    (Aunque lo cierto es que no conozco, que yo sepa, a ningún Hombre Cósmico ni tampoco a ninguna persona que esté atascada en el proceso de serlo, por lo que no puedo estar seguro de nada con respecto a este tema, solamente puedo mantener una actividad filosófica mediante hipótesis)

    Me gusta

      • Si, el término Hombre Cósmico puede desencadenar risitas en personas no duchas en el lenguaje metafórico, llamarlo Centauro tampoco sería bien entendido, pero, es indiferente, se trata de personas que no saben nada del tema y me parece bien, porque, si no saben nada, es porque no lo necesitan.

        Que yo no conozca a ningún Hombre Cósmico, no quiere decir gran cosa, ya que la realidad es que me relaciono con muy poca gente, pero, si sería de mi interés saber de personas actuales o personajes históricos que accedieron a esa condición.

        Me gusta

    • La asunción de una «identidad negativa» como una manera de eludir la confusión de identidad grave, no es el sistema más usual.

      El sistema preponderante es la paralización, llegado el momento, del desarrollo de las estructuras de la conciencia.

      Como había comentado, un desarrollo consciente mas de la cuenta perjudica o impide el proceso correcto de identificación del Yo con la persona.

      Esta identificación tiene una lógica y legítima razón de ser, por lo que no debe ser menospreciado y si favorecido de que se haga de la forma correcta.

      Lo cierto es que desconozco las razones evolutivas del porqué solamente una mínima parte de la población desarrolla la Conciencia y por lo tanto se ven obligados a iniciar el penoso proceso de trascender la identidad personal.

      Ken Wilber atribuye la confusión de identidad grave al desarrollo de las estructuras de la Conciencia y a la aparición en el sujeto de la posibilidad de auténtica autorreflexión, cosa de la que carece la gran mayoría de la población por lo que, está población, permanecería inmune a este problema concreto de identidad.

      La confusión de identidad grave, y me refiero exclusivamente a la descripción que hace Erikson y no a su etiología con la que no estaría de acuerdo, concuerda de una forma casi perfecta con las características que describen al sujeto en crisis de individuación, al sujeto que careciendo de identidad personal, tampoco ha accedido a una identidad transpersonal, al sujeto que ni es hombre común ni tampoco Hombre Cósmico.

      ¿Puede un sujeto común presentar una confusión de identidad eriksoniana? Creo que si, pero, entonces, como siempre comento, habría que hacerle un estudio y comprobación de sus estructuras de conciencia para ver de donde parte el problema.

      Me gusta

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s