Cuando era estudiante de medicina vivía en un piso con otros compañeros y tenia una vecina con la que llegué a tener cierta amistad, basada en sus confidencias y mi disposición a escucharla, (entonces ya señalaba mis preferencias por la psiquiatría). Un buen día ella me llamó por teléfono urgiendo a que subiera a su casa para ayudarla: al parecer estando en el WC había tenido un desvanecimiento motivado por el gran dolor que le provocaba su colón irritable. Entonces no tenía una idea muy clara de qué era eso del colón irritable y me limité a constatar que mi vecina era una histérica que exageraba, Más tarde comprendí que sufría un colón irritable completo con dolor, espasmos y desvanecimientos que nada tenían que ver con la histeria sino con el síncope vagal y los espasmos dolorosos de colon.
El síncope vagal es uno de esos cuadros mal comprendidos en toda la historia de la medicina junto a sus correlatos menores: la lipotimia y el desvanecimiento donde no se llega a perder del todo la conciencia. Usualmente los médicos de entonces tendían a diagnosticar epilepsia o histeria cuando alguien perdía el conocimiento, sin caer en la cuenta de que el sincope vagal y la bradicardia acompañante es la principal causa no epiléptica de perdida de conocimiento cuando no es de causa cardiaca, la otra gran responsable de las perdidas de conciencia, de manera que hoy sabemos que en un episodio de perdida de conciencia sin convulsiones o hay una causa cardiaca o nerviosa (vagal)
Lo cierto es que al ser ya médico me encontré con una gran cantidad de personas que se desvanecen, marean o pierden el conocimiento en el WC, es decir cuando defecan y ahora ya sabemos porqué es: basta con que el lector eche un vistazo al post anterior donde hablé de la teoría polivagal de Porges y entenderá porque algunas personas -aun sin colón irritable- pierden el conocimiento cuando están en aquella fase de la jerarquía de Porges en la que:
5.- Inmovilización-amenaza vital. se caracteriza por un estilo que podríamos llamar “hacerse el muerto” o freezing (congelación). Se caracteriza por anestesia-analgesia siendo la disociación su característica psíquica mejor conocida. Es muy inadaptativo entre los mamíferos. Y tiene además equivalentes en la defecación, desvanecimientos y sincopes vagales.
Dicho de otra manera la defecación requiere conectar esa quinta marcha donde el vago toma el mando del cuerpo y que requiere inmovilización. Es imposible defecar corriendo o huyendo de algo a pesar de que la defecación y el miedo están relacionados como veremos más tarde. Sin embargo la diarrea de los que padecen colón irritable o espástico no está producida por el miedo. Mi vecina no padecía esta enfermedad por ser timorata ni por ser algo histérica (lo era en realidad) ni porque buscaba mi atención sino porque su nervio vago tenia demasiada tonalidad. es decir padecía de una disfunción autonómica que disregulaba su sistema nervioso vegetativo como les sucede a muchas personas que no tienen este síndrome digestivo pero si otros músculo-esqueleticos por ejemplo.
Malestares en la defecación.-
La defecación es de todas las funciones psicobiológicas la peor conocida, quizá porque se da por sentado que es un mecanismo puramente mecánico, es decir que cuando las heces son suficientes estimulan el peristatismo intestinal hasta su evacuación y es verdad que el mecanismo mecánico sería el más importante si nuestra alimentación fuera suficiente en residuos. Si así fuera defecaríamos cada vez que comemos, pero no es así. Los mas regulados entre nosotros lo hacemos una vez al día, generalmente después de desayunar ese café con leche que estimula nuestro reflejo gastro-cólico como les sucede fisiológicamente a los bebés.
La verdad es que no comemos los alimentos con fibra suficiente para alimentar a nuestro colon. ¿Con garbanzos, lentejas, judías, verdura, plátanos y semillas quién tomaría probioticos? Lo cierto es que los alimentos de cuchara no suelen estar entre nuestras preferencias y es por eso que no defecamos lo suficiente y nuestras heces son miserables si las comparamos con cualquier africano medio.
Por otra parte hay ciertos hábitos que influyen en una mala higiene de la defecación: el más importante es lo que yo llamo «la ética de la defecación». ¿está la defecación sometida a una ética? No cabe ninguna duda, no podemos defecar en cualquier sitio, ni podemos hacerlo en publico; de modo que nuestra tendencia es suprimir el reflejo intestinal cuando estamos en algún lugar no seguro. ¿Qué es un lugar no seguro? Pues cualquier lugar donde nuestra intimidad se vea amenazada. Hay personas que nunca defecan en un lugar publico, un restorán, o en el trabajo. La mayor parte del personal solo defeca en condiciones de pulcra intimidad, es decir en su casa. esto significa que estamos acostumbrados a reprimir el impulso a defecar all dónde se produce.
Y no solo eso, sino que necesitamos estar solos, nadie puede defecar con alguien mirándole o hablándole pero no es por una cuestión de pudor sexual sino por algo más complejo: se trata del quinto pilar de la moral según J. Haidt, una reserva de la pureza.
Defecar es una necesidad vital que nos produce una ambigua sensación, pues al alivio de lograr deshacernos de algo sucio y molesto, se une la angustia de dejar partir una parte de nosotros que hasta ese momento, participaba en la integridad de nuestra identidad.
Quizás deberíamos contemplar la defecación a la antigua usanza: como nuestra particular ofrenda de retorno a la naturaleza, luego de haber procesado los alimentos que la madre naturaleza nos ha proporcionado. Claro está, que esta visión puede pecar de ser un tanto idílica cuando nuestro ofrecimiento se realiza en un altar consistente en un retrete.
En cualquier caso, la intima contemplación a modo de despedida de nuestras heces, siempre puede aportarnos una interesante información sobre el estado de nuestra salud. Sobre este aspecto, esperemos que el próximo post sobre el sistema de neurocepción asustado, nos aclare más cosas sobre la defecación, pues nunca nos olvidemos de que todos somos ‘caganers’.
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He padecido respuestas vagales debido a mi colon irritable. Afortunadamente hace años que ya no se me presentan aunque ignoro la razón pues el problema de mi colon continúa y lleva más de 20 años.
La sensación es muy desagradable y produce miedo. Yo no tenía idea de lo que me estaba sucediendo, estaba segura que iba a perder el conocimiento, no sucedió pero llamé a los paramédicos quienes me explicaron el evento.
Más tarde el médico lo confirmo y me dijo que no era peligroso. Aun así creo que es obligación del especialista alertar al paciente que el nervio vago puede hacer de las suyas. Por lo menos a mi me hubieran evitado un gran susto.
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