La agonía de Eros


eros

Eros es el remedio de la melancolía (Han)

Recientemente alguien me recomendó leer este articulo publicado en «el Confidencial», donde se pasa revista al ultimo libro de este coreano del sur afincado en Alemania de nombre tan dificil que nos contentaremos con llamarle Han.

En realidad este ensayista ya era conocido por mi -aunque no pude retener su nombre- por un ensayo anterior que me interesó especialmente «La sociedad del cansancio» donde aborda en clave filosófica uno de los malestares omnipresentes en nuestras sociedades opulentas, eso que llamamos estrés y que en realidad representa ese mandato del Poder (el poder del poder) que ha venido a suplantar a este otro mandato: «el deber» en que crecimos aquellos que cumplimos la mayoría de edad en los 70.

Ahora en esta «Agonía de Eros» retoma algunas de sus ideas de «La sociedad del cansancio» y les añade algunas gotas de esencia, ideales para los psiquiatras que como yo beben más a gusto de la fuente de la filosofía que de la neurobiología.

Para entender mejor las ideas que Han vierte en este ensayo cortito (y bastante caro) hay que refrescar la identidad de Eros, ¿Quién es Eros?

La mejor manera de entender este concepto que nos legaron los griegos a través de múltiples mitos es asimilarlo a nuestro concepto de Amor. Pero no de cualquier tipo de amor, puesto que Eros va mucho más allá del amor, de la atracción física, del sexo e incluso del nepotismo materno-filial. Eros es un psicopompo.

Y tampoco vale con asimilarlo a la idea de placer o de bienestar, al contrario, Eros puede representar algo bien distinto al placer, Eros puede doler, no es necesario recordar que es un arquero y que lleva flechas en su carcaj. Eros hiere o incluso mata.

Eros es como un saltador de altura que es capaz de disminuir la distancia entre el Yo y el otro, dicho de otra manera Eros es el que es capaz de atravesar la alteridad.

Qué es la alteridad.-

La alteridad es un concepto poco conocido y menos publicitado, puede equivaler a la «otredad», esa insoportable sensación de que los otros son inalcanzables, que no les podemos atrapar en su esencia más intima, que no piensan ni sienten como nosotros, que son inaccesibles a nuestras maniobras para adoctrinarles, que son «otros» y muchas veces, la mayor parte de ellas inaccesibles y ni siquiera con el coito nos es posible saltar esa distancia. Es ahí precisamente donde Eros funciona a la perfección pues se encarga de saltar, ese abismo que nos separa del otro y a través de ciertos dardos, nos posibilita el acceso a ese otro, si bien por sus bordes y nunca en su esencia más intima.

Naturalmente este abismo insondable es un tormento para los menos sociales de nosotros.

Lo contrario de la «alteridad» es la «mismidad«, lo que Han llama, el infierno de lo igual.

O también lo que nosotros los psiquiatras llamamos narcisismo. El narcisismo es un repliegue libidinal a través del cual el individuo «invierte» toda su libido en sí mismo y la retira de los objetos de su alrededor con tal de atender a su «aquí y ahora», a su placer, a sus caprichos o a sus ideas o creencias. El narcisismo es como una contracción de la mente que nos hace independientes de lo externo y nos intoxica con nuestra mismidad.

Una intoxicación que psiquiátricamente podemos identificar con la melancolía y todos sus derivados clínicos: la depresión, el TLP (el trastorno limite de la personalidad), la esquizofrenia y el trastorno bipolar entre otros. Dicho de otra manera Eros es el remedio más corriente y barato para enfrentar estos males de nuestro tiempo, no solo las enfermedades mentales señaladas sino otras condiciones no patológicas pero desconcertantes como la violencia anómica o el sinsentido de ciertas decisiones políticas..

El narcisismo es la matriz de casi todos los males que aquejan a las sociedades avanzadas, uno de los malestares en la cultura y no se trata solamente de un fenómeno intrapsíquico puesto que la sociedad en que vivimos, me refiero a las sociedades occidentales están infiltradas de valores narcisistas, de valores anti-Eros, es por eso que Han sostiene que Eros ha muerto o está en trance de desaparecer.

Y en ocasiones aparece a través de ciertos disfraces, por ejemplo «amar lo que es igual a nosotros mismos» es narcisismo y ahí no aparece sino un Eros castrado, amar lo similar, lo que se nos parece o lo que es «nuestro», o amar nuestras prolongaciones en otros no es Eros sino nepotismo o narcisismo extendido. Eros sólo funciona cuando amamos lo diferente, lo inconveniente como diría Freud. Amar como fechoría como diría Bataille.

Hace pocos dias hablaba de esto con una amiga mía médico y me decía precisamente a propósito de su pareja (con la que no tiene hijos):

«Es que somos iguales»

Ella hablaba sin saberlo de la isosexualidad y no del Eros.

Los enemigos de Eros.-

1.- Los estímulos supernormales.-

Extraigo algunos párrafos de este post de Pablo Malo acerca de este concepto.

«En nuestra civilización opulenta en la que vivimos, los humanos estamos expuestos a cantidad de estímulos supernormales sin que seamos conscientes de ello. Yo voy a mencionar algunos pero dejo a la imaginación del lector buscar muchos más:
Alimentos artificiales: Un bollo de chocolate relleno de chocolate y con chocolate caliente por encima, es un estímulo supernormal. La Coca-Cola es otro…la comida basura…Todos estos productos se aprovechan de una característica humana que es la apetencia por los dulces que se ha desarrollado tras millones de años de evolución. Los alimentos dulces, como las frutas, indicaban un alto valor calórico y por lo tanto hemos desarrollado una preferencia por ellos. La industria alimentaria diseña, apoyándose en este instinto, productos, como las bebidas dulces hipercalóricas, que gustan más a los niños y adultos que el agua».
Pornografía. El varón humano está diseñado para responder a los estímulos procedentes de una hembra humana real, pero no para excitarse ante pixels en una pantalla, o manchas de tinta en una revista pornográfica. Sin embargo, como el macho humano está diseñado para responder ante claves visuales principalmente, es fácil engañarle con imágenes de una película o una revista.

Los implantes mamarios de silicona, son un estímulo supernormal

La novela romántica, es un estímulo supernormal y ha sido llamada la pornografia de las mujeres.

Naturalmente hay otros, como las drogas, el consumo compulsivo, los placeres de la mesa y los estímulos sobre apetitos faústicos como la delgadez y sobre todo la juventud, estar en forma, alimentos saludables, viajes exóticos, juergas nocturnas, etc.

2.- La sociedad del rendimiento y del consumo.-

Insistir en el rendimiento no puede sino hacernos caer una y otra vez en la decepción, no sólo porque la opulencia mata el deseo y jubila a Eros, sino porque obtener todo lo que uno desea nos lleva al marasmo por la vida de la sustitución del deseo. El exceso de oferta mata a Eros y arruina la vida erótica como ya señaló Freud.

Al deseo sexual le viene bien cierta represión, las prohibiciones se pueden transgredir, pero ¿cómo transgredir una prescripción de goces continuos y disponibles?

Es precisamente por eso por lo que la población opulenta de Europa moraliza cada vez más otras causas distintas al sexo como el animalismo, la alimentación, las psicologías positivas («si quieres puedes») y reniega de la ciencia y del saber robusto y lo sustituye por experiencias subjetivas new age que llevan el rótulo de experiencias casi sagradas.

«Para mi es verdad porque lo he experimentado en mi mismo».

3.- La ilusión de alternativas.-

Por ultimo hay que señalar la abundancia de oferta como uno de las variables que socavan el poder casi homeopático de Eros. Eros es enemigo del exceso y de las amplias expectativas. Demasiada oferta, por ejemplo de parejas hacen que aparezcan todos los inconvenientes. Nuestra era de Internet favorece conocer a mucha mas gente que en entornos rurales donde casi los emparejamientos estaban señalados desde la infancia. Ahora se abre una amplia oferta, casi infinita de posibilidades. La paradoja es que este aumento de la oferta no lleva aparejada un compromiso a largo plazo entre parejas que se eligen mutuamente sino más bien propicia escarceos sexuales de pocas o una sola noche. Y divorcios y desengaños.

Psycheabduct

Eros desaparece cuando las urgencias sexuales se solapan con otras necesidades humanas fundamentales. Eros no trabaja si hay multitud y esto es lo más importante que puede rastrearse en el mito de Eros y Psyche- Eros desaparece si se le mira a la cara.

Otra cuestión fundamental: Psiché sufre un rapto, una abducción, un arrebato, así parece que funciona Eros: a través de una fascinación a la que uno no puede sino someterse.

Pero a  Eros no se le puede comprar, ni obtener, ni consumir pues no es una mercancía hay que merecerlo.

Volviendo al tema del autor, ese Han que hemos convenido en llamar para entendernos decir que aunque se trate del filósofo de moda, nada en él me parece original. Bebió en fuentes diversas: Freud, Foucault, Baudrillard, Lyotard, Bataille, etc, si bien empaquetó aquellas diversas propuestas en un buen libro de divulgación. Por otra parte el recurso a acusar al neoliberalismo -esa entelequia tan recurrida- me parece un recurso fácil.

No es el neoliberalismo el inventor de todas estas disonancias sociales que he señalado más arriba sino la voluntad de las personas individuales que han optado por el bienestar «aqui y ahora», un bienestar compulsivo y han rechazado los necesarios sacrificios que beneficiarían a las generaciones posteriores. No es el Capital el responsable de todos estos malestares sociales sino el apetito de placer que anima a los seres individuales que sin coerciones de ningún tipo solo aspiran a embriagarse haciendo desaparecer la inhibición de la mesura y la saciedad.

44 comentarios en “La agonía de Eros

  1. Hola,Carlos:
    Yo también caí en la compra y lectura del primer «ensayito» carísimo de Hans. Pasmada además por lo que auguraba la sinopsis de la contraportada,que envidentemente no asumíaporqueno era posible. Al respecto escribí una crítica en mi blog, que ante mi sorpresa la editorial Herder difundió, junto a otras en las páginas de difusión de llibrito. Si eres tan amable, desearía que me dijeras,si en lo fundamental coincides en mi apreciación. Gracias.

    https://nomecreocasinada.wordpress.com/2014/03/20/critica-a-la-sociedad-del-cansancio/

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  2. Me ha gustado su explicación de la «mismidad» y la «otredad».
    Aquello de que el narcisismo es la matriz de todo el malestar social, cultural, individual…

    También la diferencia entre isosexualidad y Eros.

    Me gusta la disección que usted hace, la visión psicológica y filosófica de cada uno de estos «estadíos» (le llamo yo ahora), del círculo completo que va de un punto a otro de la otredad a la mismidad, y vuelve para formar uno sin ser lo mismo.

    Para mi, ahí está la clave.

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      • En mi opinión la reconciliación de los pares de opuestos (otredad-mismidad), no se puede resolver desde la mente, (más que por un ratito y superficialmente), si no se echa mano del corazón y del estómago.
        Algo que vaya más allá de los significados y sentidos lógicos.
        Las metáforas son más y más sutiles. Pero el «salto» lo hace el corazón.
        Es también el juego de lo trascendente y lo inmanente. 🙂

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  3. Sr. Traver …

    Yo he leído el libro de Han y lo he encontrado muy interesante en bastantes puntos además de esa idea central expuesta en el título, la idea de un Eros que saturado hasta el hartazgo por una sociedad «de la opulencia y del exceso» se bate en retirada. André Malraux a este respecto ya dijo que «No hay personas mayores» por esta misma inclinación que tiene el capitalismo de convertir a los adultos en niños siempre ávidos y al acecho de las novedades.

    Dice usted en el post:

    «Eros es como un saltador de altura que es capaz de disminuir la distancia entre el Yo y el otro, dicho de otra manera Eros es el que es capaz de atravesar la alteridad. Es ahí precisamente donde Eros funciona a la perfección pues se encarga de saltar, ese abismo que nos separa del otro y a través de ciertos dardos, nos posibilita el acceso a ese otro, si bien por sus bordes y nunca en su esencia más intima».

    Cierto, porque la mente crea muchos abismos, pero el corazón los cruza ya que cuando la mente se instala en el corazón, que en la antigüedad era la verdadera sede intelectual, se consideraba a esa mente una «mente en paz».

    Han recoge estas alas de psicopompo, de puente entre abismos, que es Eros al decir que …

    «De Eros emana una fuerza ascensional hacia el espíritu. El alma impulsada por el Eros, produce cosas bellas pero sobre todo acciones bellas que tienen un marcado carácter universal, y «que si el amor se profana para sólo convertirse en sexualidad, pierde su impulso y carácter ascensional y degenera así en la «mera sensibilidad».

    Total, que el infierno puede que no sean los otros como dijo aquel sino que el infierno y la jaula y la celda (todo en uno) sean la «misma mismidad», esa de la que Eros nos invita a arrojarnos fuera, con su tierna invitación a la mezcla…

    Por otra parte, me resultó muy interesante por las consecuencias que tiene respecto al tema, la clásica y triple partición platónica del alma, siendo Eros el capitán que la dirige y que tiene valor sobre todas sus partes y que son: la Epithymia (deseo anhelante), la valentía y el orgullo (Thymos) y la Razón (Logos). Dice Han que la Epithymia, el deseo, está hoy superactivo e hipertrofiado en el alma humana y que por su «inflamiento» es hoy quien emerge sobre las otras partes (valentía y razón) y que por eso Eros parece estar focalizado sólo hacia la experiencia del placer,…

    Aquí está, para mi, uno de sus aportes más relevantes, ya que me recuerda una máxima esotérica que afirma que «sólo el alma está sujeta a persuasión», ya que a la vista está que el alma sensitiva como Sophia parece haber caído presa de los Arcontes (etimologicamente «gobernadores») subyugada (y por lo tanto atrapada) en ese imperativo que planea sobre nuestras cabezas bajo el mandato y la orden de «Gozad, gozad malditos» … 🙂

    Con esta embriaguez y empreñamiento (permanente) de estímulos Eros tiende al hartazgo y al hastío y los que han ordeñado la vaca más que libado la miel, (que son muchos) pues comienzan a dar síntomas inequívocos de que Eros bien haya podido darse a la fuga , pero es que bien pensado es lo que conllevan todas las «industrias mecanizadas», como la industria pornográfica, que al levantar los velos y arrojarse de morros en el puro descarne, pues atrofia no sólo el ojo, porque con el ojo van parejas otras tantas cuestiones, pues es bien sabido que quien atraviesa ciertos templos sólo para profanarlo recoge ciertas tempestades …que es precisamente lo que recoge Han en el segundo capítulo, las consecuencias del carácter profanador de la pornografía.

    Pero a mi me gustaría señalar otra paradoja que existe aquí y es que al amante postmoderno tan orgulloso (y osado) para quitar velos al Misterio también es cierto que tiene cierto gusto por ponerlos allí donde precisamente nunca los hubo ni falta hacen. Estoy hablando del gusto «moderno» por el semblante (imposturas, apariencias y postureos varios entre otras muchas cosas) y la retracción ante el rostro, que paradojas de la vida, «no conoce la desnudez puesto que siempre está desnudo», y que quizás precisamente por esto, el hombre postmoderno gusta de «velarlo», de ponerle velos al balcón y a las ventanas del alma, ya que precisamente la presencia del rostro tiene la función de poner límite a las «consumaciones fantasmáticas», y esto se evade con mucha premeditación, nocturnidad y alevosía ya que «el baile de los malditos» debe continuar, por lo que el antiguo linde, el Rostro, se difumina y desvanece, el Stop se salta a la torera, y todo «porque yo lo valgo» como dice esa campaña narcisa de champús …

    Es cierto que «Eros despierta ante el semblante, en el que el otro se da y al mismo tiempo se oculta». Sí. Pero esto llevado al paroxismo, lo único que invoca es un misterio de grado bastante menor, y con consecuencias más grave que la hipervisibilidad o exceso de información visual, pues si se ama «sólo por el misterio», «el misterio de desconocer el rostro y operar por el semblante», todo esto no supone más que confesar que se ama porque no se conoce y cabe entonces pensar que no se ame al conocer, ya sabe, esa fascinación y magia atractiva de lo que no se comprende, ese amor que sólo ama lo que ignora … El verbo Conocer ya refleja, desde mi perspectiva, el gran significante que contiene cuando en la Biblia se dice «Y la conoció». Que es conocer en muchos ámbitos, no sólo en el sexual … 🙂

    Lacan dice que el discurso capitalista excluye al amor, que los enamorados se bastan a sí mismos y que por esto se alejan del consumo, ya que en el amor el otro no es una moneda de cambio sino que se revela como insustituible, intercambiable.

    De todas formas, en una sociedad y en unos tiempos narcisistas como constituyen los actuales, considero que Eros aunque no se de a la fuga del todo, está así como «desmineralizado y desvitaminado», como si hubiera perdido todo su empaque y figura, como si estuviera anoréxico, y hubiera pasado a convertirse en una sombra de lo que fue, una sombra fantasmática que «deambula por todas partes hasta que se ahoga en si mismo, pues amar es perderse en el otro, alejarse de uno mismo» (Han).

    Ya lo dijo Rumí: «Allí donde nace el Amor, muere el Yo, sombrío déspota».

    Los escolásticos distinguían entre el amor de «concupiscencia o de codicia» (amor concupiscentiae) y el amor de benevolencia (amor benevolentiae) y aunque no se corresponde totalmente con la oposición éros/philia, si es verdad que para este caso se parecen, pues aunque fluctuamos entre la carencia y la potencia del amor, la posmodernidad gusta de navegar en las escalas más bajas de Eros como hijo de la Necesidad, el que vive para la carencia, el que se goza en el sufrimiento de nunca «poder poder», el que se instala en el goce de la pasión más tanática, puesto que la carencia no es la esencia del deseo, sino su accidente o su sueño … 😉

    Este amor «carencial» sólo se regodea en la carencia y no en la presencia. Es un amor herido de muerte, propio de los letraheridos, ya que cuando Eros se tranquiliza, es decir, cuando ya tiene lo que ya no echa de menos, pues Eros se aburre y si no hay drama, pues viene el hastío, pues a ver cuántos Límites se sostienen sin él con lo que les gusta una buena tragedia… Y cuando se le resiste el objeto de su amor, es cuando se encela, que es decir cuando el Límite «se vivifica», pues se pone ávido y codicioso, y todo es un puro desear, un vampiro enganchado a dosis letales de «puro sinvivir». 🙂

    Así que si el amor sólo es carencia, si sólo se mueve en esta coordenada, está condenado al fracaso (en la vida) o a triunfar sólo en la muerte. 🙂

    Este amor como carencia y ausencia se contrapone a Philias pues éste sólo ama «lo actual y lo presente». Spinoza dice a este respecto que el amor ha de ser potencia, alegría, una alegría que se añada al placer y que así lo ilumine y lo refleje en el espejo del alma. Que Amar es siempre alegrarse. Que Amar es potencia.

    La solución a este Eros ávido y carencial, pasa dice Platón, por aplicarle una lógica ascensional, discriminar en lo que nos falta y hace falta, y que en esa operación discriminatoria tender cada vez más alto, y más alto, y más alto … hasta llegar a lo Transcendente, y allí anegarse y anularse para finalmente ser saciado, «calmado, muerto y feliz».

    Si Eros sólo bulle como Ephytimia vuelve al alma totalmente bipolar, puesto que como Deseo su destino es estar incompleto y puesto que hace discurrir al alma sólo en la esfera de lo sensitivo, la del placer, y al ser éste un arroyo poco profundo aunque muy glorificado, dice que por eso mismo Eros así escindido se condena a la desgracia: a un hambre crónica (carencia) pero también a la condena de verse colmado y saciado fácilmente en su sed (recurso).

    «Duerme a cielo raso, junto a las puertas y en los caminos, pues se parece a su madre (Penia, la pobreza), y la indigencia es su eterna compañera, tan pronto está floreciente y lleno de vida, como tan pronto muere para después renacer, pues tiene el carácter de su padre Poros (el recurso): siempre se le escapa aquello que consigue…»

    Así pues, Eros sin valentía y orgullo (Thymos), sin discurso o razón (Logos), sin ser ese Hálito que como estrella de tres puntas le oriente en el camino sólo conduce, mas tarde o más temprano, a convertirse en un verdugo de uno mismo …

    Cuántos poemas da Eros en su vertiente de Deseo … 🙂

    “Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve
    como el hacha a la herida en una amarga visitación de la
    medianoche…”
    JC

    Pero si no se reúne con sus hermanos Thymos y Logos, caminará ciego y cojo ….

    “Tú sabes que ponerse a querer a alguien es una hazaña. Se necesita una energía, una generosidad, una ceguera… Hasta hay un momento, un principio mismo, en que es preciso saltar un precipicio; si uno reflexiona, no lo hace».

    (La Nausea” Jean-Paul Sartre)

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    • Me encantó Isabel

      » pues si se ama “sólo por el misterio”, “el misterio de desconocer el rostro y operar por el semblante”, todo esto no supone más que confesar que se ama porque no se conoce y cabe entonces pensar que no se ame al conocer, ya sabe, esa fascinación y magia atractiva de lo que no se comprende, ese amor que sólo ama lo que ignora … El verbo Conocer ya refleja, desde mi perspectiva, el gran significante que contiene cuando en la Biblia se dice “Y la conoció”. Que es conocer en muchos ámbitos, no sólo en el sexual » 🙂

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  4. Muy interesante y muy lleno de contenido este post (en comparación con otros de Paco que, aunque muy eruditos, parecen más de literatura y opinión).

    «El narcisismo es la matriz de casi todos los males que aquejan a las sociedades avanzadas, uno de los malestares en la cultura»

    Sin embargo, no todo el narcisismo es patológico. Al fin y al cabo, si el narcisismo surge como reacción a la «otredad», entonces también podemos verlo como una reacción lúcida y sana. No podemos caer en la fantasía de identificarnos con los demás sin dejar de tener en cuento de que tal identificación siempre es muy imperfecta. Somos individuos, somos subjetivos, y lo que tenemos del mundo exterior es una imagen. A la hora de relacionarnos con nuestros semejantes (algo imprescindible para la mera existencia) tenemos que partir de arquetipos, de ideales, de formulaciones psicológicas complejas. La mente humana se basa en el desarrollo de narraciones. La «otredad» propiamente no existe.

    «Eros funciona a la perfección pues se encarga de saltar, ese abismo que nos separa del otro y a través de ciertos dardos, nos posibilita el acceso a ese otro, si bien por sus bordes y nunca en su esencia más intima.»

    Sí, Eros funciona pero no hay un salto real del abismo porque tal cosa es imposible. El acceso es relativamente ilusorio. Por eso lo conveniente es construir nuestro propio personaje (lo cual implica cierto necesario y benévolo narcisismo), identificar otros personajes (que nunca serán propiamente «el otro») y construir en torno a todo ello una narrativa feliz.

    «los humanos estamos expuestos a cantidad de estímulos supernormales sin que seamos conscientes de ello»

    Sería estupendo que fuéramos conscientes, porque los «estímulos supernormales» son los que construyen la civilización. La vida normal es la que hacían en el Palelolítico, y a nosotros nos gusta más la vida «supernormal». Pongamos por ejemplo el amor: en el Paleolítico, el amor eran unos episodios fugaces de ternura, originados en su mayoría durante la maternidad. Ahora en cambio hemos construido civilizaciones enteras basadas en el idealismo del amor (cristianismo). Los homicidios son escasísimos, nos angustiamos por el acoso sexual, la crueldad mental, el mobbing o el maltrato a los animales… ¿No es todo esto «supernormal»? Y todavía nos parece poco. A mí, de hecho, aún me parece poco…

    Que vivan el narcisismo y la supernormalidad…

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    • Bueno, eso que los estímulos supernormales construyen la civilización, no es cierto, construyen nuestra civilización, no todas las civilizaciones. En realidad no hay dos civilizaciones iguales, al menos hay otras dos, una construida sobre el conformismo (los orientales) y otra construida sobre lo tribal, etnocéntrica. La nuestra es efectivamente egocéntrica, ni los chinos ni los arabes tienen «Yo» en el mismo sentido que nosotros le atribuimos existencia a ese ente.
      Hay muchas maneras de imaginarse una «civilización», basta con recordar el mundo en que vivian nuestros abuelos para caer en la cuenta de que no siempre fue como ahora vivimos.
      Por otra parte es cierto que existe un narcisismo «guardian d ela vida», un narcisismo normal. Es por eso que me siento apabullado cuando dices que:
      «Muy interesante y muy lleno de contenido este post (en comparación con otros de Paco que, aunque muy eruditos, parecen más de literatura y opinión».
      Lo que Lacan llamaba «El discurso del Amo»

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  5. A veces pienso que casi es lógico que vivamos el hoy y el ahora en una mismidad enfermiza cuando la sociedad en la que nos movemos nos bombardea con mensajes de «no-futuro» y si alguno cabe por ahí, es casi mejor que no llegue: crisis climáticas, crisis demográficas, crisis políticas, crisis, crisis y más crisis… Como si de un mal endémico se tratara, la especie humana vive atenazada, un día si y otro también, a duras pruebas de supervivencia. Pareciera que ya no vivimos, sobrevivimos para solo existir. Y mientras un organismo está abocado a su supervivencia no queda ningún resquicio para nada más. ¿Cómo pretender, así, que Eros no agonice?

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  6. Muy interesante.

    A la hora de dar el salto hacia la alteridad, es necesaria una cuota de mismidad en la alteridad, sino resulta una experiencia enajenante.

    La etimología de la palabra noble proviene del término nobilis (conocido, ilustre) del latín, que derivó del verbo noscere (conocer). Un corazón noble, es un corazón conocido, un corazón que dentro de la alteridad, posee la mismidad. Por eso son los corazones nobles los que nos inspiran confianza.

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  7. «eso que los estímulos supernormales construyen la civilización, no es cierto, construyen nuestra civilización, no todas las civilizaciones»

    Me refería en efecto a nuestra civilización, la que no se conforma con ser «humana», sino que llega a la exageración de calificarse de «humanista» (el «humanismo» me parece un caso evidente de «supernormalidad»).

    «me siento apabullado cuando dices que:
    “Muy interesante y muy lleno de contenido este post (en comparación con otros de Paco que, aunque muy eruditos, parecen más de literatura y opinión”.

    Lamento el apabullamiento, pero no esperaba que señalar que un autor de ciencias sociales brillante puede elegir entre el contenido científico, la opinión y la literatura, fuese a apabullar a nadie. Yo creo que demuestra un enriquecimiento intelectual que a todos puede beneficiarnos.

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  8. Reflexión: La mismidad tiene que ver con el uno, con lo primero, que supondría egoísmo, pero a la vez es una paradoja porque en el centro de la mismidad esta la alteridad.
    O sea que cuando más uno se conecta con uno mismo más se conecta con el otro.
    Es por eso que el centro de la mismidad está rodeado por un umbral de fuerte egoísmo que se debe trascender.

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  9. Reflexión hiperica:
    Los puentes afectivos que se forman entre la mismidad/alteridad desde/hasta la alteridad/mismidad pueden aplomarse hasta ser de acero macizo, pero esto solo puede ser visto con ojos de Princesita/Princesito.

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  10. Confieso que la lectura de este post y sus comentarios me ha embrujado. Desde que lo leí no he podido dejar de pensar en él. Aunque la mayoría lo sabe, profesionalmente estoy en el área de la salud mental y mi formación es psicoanalítica, así que es muy poco lo que conozco acerca del material del que se habla en el post y el contenido me rebasa. Me he llenado de dudas que tienen que ver con mi desconocimiento de ciertos temas. Pero he logrado hilvanar algunas preguntas y con la libertad que Paco nos da para intervenir en su blog, me permito exponer mis confusiones. De antemano pido disculpas por si les resulto ignorante y aburrida, pero al mismo tiempo agradezco la posibilidad de pasearme por este espacio. Voy a tratar de ser precisa.

    Desde mi punto de vista, Eros no es un sinónimo de goce, de placer o de erotismo. Eros es un impulso, una fuerza, hacia la vida y aquí se incluyen todas las vicisitudes por las que atravesamos, algunas efectívamente dichosas hasta llegar a las más dolorosas pero con el ímpetu que aporta Eros, nos ayuda a levantarnos y seguir viviendo. Siendo así, me parece extraordinario y sumamente ilustrativo el comentario de Isabel al explicar la trayectoria y éxito de Eros a partir de la integración de Thymos, Logos y Deseo (placer).
    Pero, pregunto, ¿es posible esta integración en el ser humano como acto cotidiano?-

    Isabel habla de la capacidad del Eros con la ayuda de sus hermanos para saltar el abismo y llegar a los bordes del otro (enfatizo el concepto de bordes pues también me parece magistral). Y aquí surge mi confusión: ¿acaso no estamos saltando y cayendo al abismo constantemente, y es precisamente la pulsión de vida la que a veces (o la mayoría de las veces en el mejor de los casos) nos ayuda a salir del precipicio? Cada quien en la medida de sus posibilidades por supuesto.

    Otra confusión de ideas, o quizás un aprendizaje equivocado en mi forma de comprender la función de los instintos en la mente humana, lo encuentro en el concepto de «amor carencial», que también menciona Isabel. Un amor que se regodea en la ausencia, o tal vez en la creación de una fantasía de un amor que de tan ausente sólo puede existir fuera de lo terrenal.
    Hace muchos años, la Editorial Paidós publicó una compilación que contenía varios trabajos de psicoanalistas argentinos que hablaban de la fascinación de la muerte, y ese era el título del libro. (No recuerdo de momento a los autores, pero la mayoría venía de la escuela Kleiniana). En resumen todos se referían a la fuerza de Thanatos para alcanzar a través de la muerte, o de la fantasía de muerte, el amor perfecto y absoluto.
    En caso de que realmente se diera una fascinación por todo lo tanático, ¿podríamos equiparar al amor carencial con una búsqueda idealizada de la muerte?. ¿Tendría esto algún equivalente en el suicida?.

    Paco, me pareció espléndida pero además muy didáctica tu respuesta para defender a tu narcisismo apabullado. El narcisismo normal es parte del Eros. Y si, que viva el narcisismo que nos hace sentir que nuestra presencia en el mundo es valiosa y querida sabiendo que el sol brilla para todos.

    Aquí hago un alto. A pesar de haber intentado plasmar parte de mis pensamientos enredados, no se si lo que anoté tiene sentido. Pero se los dejo, no sin antes aplaudir de pie a todos los que están participando en este post, y desde luego mi agradecimiento de siempre a nuestro Maestro.

    Por último, y de nuevo inspirada en las poesías que nos regala Isabel, les dejo otra que me ha venido a la mente, por asociación libre quizás, mientras escribía este comentario.

    ¿De qué modo te amo?
    How Do I Love Thee?, Elizabeth Barrett Browning (1806-1861)

    ¿De qué modo te amo? Deja que cuente las formas:
    Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta
    que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
    las fronteras del Ser y la Gracia.

    Te amo en el calmo instante de cada día,
    con el sol y la tenue luz de la lámpara.
    Te amo en libertad, como se aspira al Bien;
    Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria.

    Te amo con la pasión que antes puse
    en mis viejos lamentos, con mi fe de niña.
    Te amo con la ternura que creí perder
    cuando mis santos se desvanecieron.

    Te amo con cada frágil aliento,
    con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
    y si Dios así lo desea,
    tras la muerte te amaré aun más.

    How do I love thee? Let me count the ways.
    I love thee to the depth and breadth and height
    My soul can reach, when feeling out of sight
    For the ends of Being and ideal Grace.
    I love thee to the level of everyday’s
    Most quiet need, by sun and candle-light.
    I love thee freely, as men strive for Right;
    I love thee purely, as they turn from Praise.
    I love thee with a passion put to use
    In my old griefs, and with my childhood’s faith.
    I love thee with a love I seemed to lose
    With my lost saints, — I love thee with the breath,
    Smiles, tears, of all my life! — and, if God choose,

    I shall but love thee better after death.

    Elizabeth Barrett Browning (1806-1861)

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  11. Ety …

    Se te echaba de menos por aquí. Qué bien que apareciste … 🙂

    Yo no estoy en condiciones de responder a tus interrogantes, plantean preguntas en clave psicoanalítica a las que no me veo capaz de dar respuesta, eso le corresponde al Sr. Traver, lo que sí puedo hacer es divagar de forma más mundana sobre ellos que es lo que voy hacer.

    Dices:

    «Eros es un impulso, una fuerza, hacia la vida y aquí se incluyen todas las vicisitudes por las que atravesamos, algunas efectívamente dichosas hasta llegar a las más dolorosas pero con el ímpetu que aporta Eros, nos ayuda a levantarnos y seguir viviendo».

    Sí, así es, esa fuerza de vida es la contraposición típica entre Eros y Tánatos. Y por eso recogí ese párrafo de Han sobre el atributo más característico de Eros que como un dios alado, sobrevuela como impulso vital y ascensional en oposición a Tánatos que es una fuerza descendente, incluso regresiva. Fíjate que se nos habla de Tánatos como una criatura, no un dios, y que anque a veces nos lo figuren con alas, su vuelo es nocturno y descendente, igual que «caemos» en el sueño, y fíjate que tiende también a representárselo con una antorcha que no sabemos si por descuido o qué tiende a perder o a caérsele, es decir, una tendencia a caer en la oscuridad como hijo que es de Nix (la Noche) y gemelo de Hynos. Su «toque de muerte» es un toque leve, suave, casi hipnotizante, y por eso se distingue de la muerte violenta, que son sus hermanas, las Keres. En estos detalles chorras hay miga, pues ya nos habla de Tánatos como un embrujo, un fascinum … 😉

    «¿Acaso no estamos saltando y cayendo al abismo constantemente, y es precisamente la pulsión de vida la que a veces (o la mayoría de las veces en el mejor de los casos) nos ayuda a salir del precipicio?».

    Fíjate que en tu pregunta ya está implícita la respuesta. 🙂

    Así es o así lo veo yo, en eso consiste vivir, en vivir continuas y constantes caídas y muertes continuas. El mundo de la existencia en el subciclo de la Edad de Hierro es el camino de los Héroes. O caminas o revientas … 🙂

    «En caso de que realmente se diera una fascinación por todo lo tanático, ¿podríamos equiparar al amor carencial con una búsqueda idealizada de la muerte?. ¿Tendría esto algún equivalente en el suicida?».

    Para mi sí, es un amor suicidario, de amor y goce por lo «Tamásico», que es Tanático, y que es caer de lleno en la atracción de la inercia de la experiencia abisal. Milan Kundera lo dice así de bonito:

    «El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados».

    Es evidente que no todos son espantados ante el vórtice. Aman el espanto, y no por nada el nombre en egipcio de la Esfinge es «Padre del Espanto», pero esto ya es otro desbarre. 🙂

    El equilibrio está en saber cuándo ceder y caer y cuando apartarse y ascender. Cuándo coger el relevo del amor como fuerza potente, que da alegría y asciende y cuándo hay que saber morir, ceder y caer. Evidentemente, el que ya sólo desea caer y ceder a la embriaguez y a la fascinación del abismo, es ya un zombi, un Novio de la Muerte, pues para saber encontrar vida en la muerte, hay que saber algo del arte de la alquimia espiritual y no todas las naturalezas abisales saben nadar o surfear. El mundo está lleno de zombis y de vampiros en este sentido, son lo que Zaratustra llamaba «parásitos», aquellos que no quieren amar pero sí vivir del amor de otros … 😉

    «El narcisismo normal es parte del Eros. Y si, que viva el narcisismo que nos hace sentir que nuestra presencia en el mundo es valiosa y querida sabiendo que el sol brilla para todos».

    El narcisismo maligno es el narcisismo patológico. No sé cómo se llama esto en psicología, si el narcisismo del bebé es el narcisismo primario, se llama ¿narcisismo secundario?. No lo sé, no quiero decir alguna tontería. 🙂

    Me han encantado estos versos:

    «¿De qué modo te amo? Deja que cuente las formas:
    Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta
    que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
    las fronteras del Ser y la Gracia.

    Te amo en el calmo instante de cada día,
    con el sol y la tenue luz de la lámpara.
    Te amo en libertad, como se aspira al Bien;
    Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria».

    Fíjate lo que aquí se dice: Desde el hondo abismo hasta la región más alta. Con el sol y la tenue luz de la lámpara …

    Creo que tu misma te contestaste al elegir esta poesía y que en esta poesía están ya contenidas todas las posibles respuestas.

    Hay que saber caer, dejarse llevar, pero también hay que saber que ciertos obstáculos que se nos presentan en la vida no están para que los saltemos, sino para que los bordeemos. No todos los abismos merecen nuestra inmersión. Algunos sólo son arenas movedizas con apariencia de agujeros. Alicia ha de aprender a qué conejos ha de seguir hasta su madriguera.

    🙂

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    • Esa es la clave: lo que no interesa, no interesa como decia mi abuela:

      Hay que saber caer, dejarse llevar, pero también hay que saber que ciertos obstáculos que se nos presentan en la vida no están para que los saltemos, sino para que los bordeemos. No todos los abismos merecen nuestra inmersión. Algunos sólo son arenas movedizas con apariencia de agujeros. Alicia ha de aprender a qué conejos ha de seguir hasta su madriguera.

      Hay que saber discriminar a Eros de Tanatos y de Hypnos, pues muchas veces anda con el disfraz de su hermano, precisamente esos amores carenciales son los más sospechosos de andar teñidos de muerte.

      “En caso de que realmente se diera una fascinación por todo lo tanático, ¿podríamos equiparar al amor carencial con una búsqueda idealizada de la muerte?. ¿Tendría esto algún equivalente en el suicida?”.

      «Para mi sí, es un amor suicidario, de amor y goce por lo “Tamásico”, que es Tanático, y que es caer de lleno en la atracción de la inercia de la experiencia abisal».

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  12. «Hay que saber discriminar a Eros de Tanatos y de Hypnos, pues muchas veces anda con el disfraz de su hermano, precisamente esos amores carenciales son los más sospechosos de andar teñidos de muerte».

    Sí, Sr. Traver, así es. 🙂

    Ety, me gustaría hacer una matización. Ese triunvirato o partición que señaló Han en su libro es la partición del alma, no de Eros, Eros es Uno, pues esas tres partes son realmente las facciones del alma o Psiché. Utilice esa figura y me permití esa licencia «de la hermandad» para expresar que si el alma se asienta sólo en una de ellas resulta por una parte ciega para reconocer a Eros y cobarde y coja para seguirlo. Es Eros, el espíritu, quien comanda según Platón al alma, quien la impulsa y rescata de su «caída» y es él quien le insufla el beso de amor. Eso es lo que representa la famosa escultura de Eros y Psiqué, una preciosa alegoría del Rescate de la Amada.

    🙂

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    • Gracias Isabel, me has contestado a todo. Aunque mis cuestionamientos son psicoanalíticos, tus respuestas integran lo que supuestamente sabía con lo que es nuevo para mi.

      «Hay que saber discriminar a Eros de Tanatos y de Hypnos, pues muchas veces anda con el disfraz de su hermano, precisamente esos amores carenciales son los más sospechosos de andar teñidos de muerte». Una frase llena de sabiduría que nunca debemos olvidar.

      Isabel, tu cita de Kundera me recordó otra del mismo autor. En el «Libro de los amores ridículos», en uno de sus cuentos relata los peligros que puede entrañar el «juego». Dice: (también de manera muy bonita) «…Y era inútil invocar la razóny advertir al alma alocada que debía mantener las distancias con respecto al juegoy no tomárselo en serio. Precisamente porque se trataba sólo de un juego, el alma no tenía miedo, no se resistía y caía en el como alucinada».

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      • Muy buena y esclarecedora de lo ambiguas que son algunas relaciones en segun que contextos: Y era inútil invocar la razóny advertir al alma alocada que debía mantener las distancias con respecto al juegoy no tomárselo en serio. Precisamente porque se trataba sólo de un juego, el alma no tenía miedo, no se resistía y caía en el como alucinada”.

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      • Sí, Sr. Traver …

        La frase es muy buena en el sentido que usted dice pero también es buenísima en el sentido esotérico. Fíjese que viene a decir que «una vez hecho el juego, una vez hecha la trampa». 🙂

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  13. Cuando el alma se suelta al juego, sabe que ya no responde más a la razón, ya que sabe que no encontrará el límite allí. … Sabe que el límite surgirá de Eso, a través de lo neumónico traducido en lo fenoménico, el límite fáctico de los seres y las cosas. … El alma en juego implica la promesa de un salto al abismo, ya que corresponde al amor carencial fundacional, el del alma con Eso. … Un salto necesariamente exitoso, porque así como el principio esta contenido en el fin, este fin bienaventurado que es Eso, esta inscrito en el inicio del juego.

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