Victimas de la moralización.


Para hacer predicciones hacen falta leyes y no tenemos leyes de la evolución de la sociedad. (Mario Bunge)

doble_moral

Moralizar es el proceso contrario a naturalizar y podemos definir la moralización -siguiendo a Paul Rozin- como la adquisición de cualidades morales por parte de objetos y actividades que previamente eran moralmente neutras. Un ejemplo de ello es la esclavitud.o el consumo de tabaco, actividades neutras antes del siglo XVII o XX pero que hoy han pasado a ser actividades inmorales tanto la una como la otra.

Por contra la naturalización o amoralización según Rozin es el proceso inverso, algo que se consideraba que caía dentro del campo de la moral pasa a ser visto como algo natural, algo que va implícito en la condición humana. Un ejemplo seria el adulterio, considerado un delito aun hoy en ciertas culturas sobre todo si lo comete una mujer, es la norma en paises libres, o al menos ha dejado de llevar adosado un estigma moral. Otro ejemplo es el alcoholismo, que ha pasado de ser un vicio perseguido por la ley y la religión a una conducta adictiva que precisa tratamiento médico y comprensión social.

Hay que recordar ahora que la medicalización es una forma de amoralización que lleva implicito no ya un castigo pero sí un tratamiento médico a veces forzado.

Con respecto al asunto de la moralización hay dos tipos de maneras de pensarla, por una parte están los que creen que el mundo camina inexorablemente hacia un estado de cosas que podriamos llamar bienestar moral y que llevaria consigo, una disminución de la violencia, un mayor sentido de la igualdad, un mayor respeto por todas las formas de vida y una mayor tolerancia hacia lo diferente que necesariamente llevarian adosado un coste en moralizacion de las conductas individuales. Y en el otro lado están, estamos los que pensamos que la moralización sigue un camino en cierta manera arbitrario que se parece mucho a la deriva genética y que no hay un telos, una dirección en las conductas morales sino una especie de impredictibilidad de este conjunto de actitudes y que por otra parte lo que hoy entendemos como una conducta moral mañana puede pasar a formar parte de una conducta neutral.

Uno de los autores que defienden esta teoria de la deriva moral es John Gray cuyas ideas el lector puede seguir en este post.

La deriva genética o deriva génica (traducción del término genetic drift) es una fuerza evolutiva que actúa junto con la selección natural cambiando las frecuencias alélicas de las especies en el tiempo. Es un efecto estocástico que es consecuencia del muestreo aleatorio en la reproducción y de la pérdida de unos alelos por azar y no por selección natural. Se trata de un cambio aleatorio en la frecuencia de alelos de una generación a otra. Normalmente se da una pérdida de los alelos menos frecuentes y una fijación (frecuencia próxima al 100%) de los más frecuentes, resultando una disminución en la diversidad genética de la población.

Dicho de otra manera, la fijación de la frecuencia genética de un determinado alelo se produce al azar: las buenas ideas pueden fijarse llegando casi al 100% de la población o desaparecer del patrimonio cultural de la humanidad. Un ejemplo de esta cuasi universalización de ciertas ideas es la prohibición del homicidio o el tabú del incesto. Instituciones universales que llegan al casi al 100% de implantación. Pero no es solo el azar el que juega a los dados en la persistencia y adopción de ideas morales en la población humana.

La idea moral no ha de estar demasiado lejos de su rastro biológico para que pueda ser adoptada como tal de forma universal, pues la cultura no es sino es la reinterpretación simbólica de imperativos biológicos. (Walter Goldschmidt).

Es por eso que no todas las ideas morales prevalecerán.

Lo interesante de la moralización de algo es que conlleva necesariamente víctimas, pues todo proceso de moralización –tal y como conté en el post anterior– divide el mundo en dos: los que comparten mi sistema de creencias morales y los infieles.

Las victimas de la moralización.-

Los que compartimos una determinada cultura compartimos también valores morales, pero no todos los individuos participamos de igual modo en un sometimiento acritico a los mismos. Es por eso que existen transgresores incluso a los mandatos biológicos mas implantados en nuestra especie: hay asesinos, ladrones y pederastas, claro pero existe un amplio consenso universal en torno a la idea de que robar, asesinar o violar niños son cosas malas y que se deben evitar.

Se deben evitar por cuestiones morales pues matar, robar o abusar de niños perturban gravemente a cohesión de los grupos y hacen desaparecer los incentivos para una vida cooperativa y laboriosa. Es decir socavan el eje de torsión de los intercambios humanos: la sociabilidad, la confianza y la cooperación. Son malos para el grupo luego son malos.

La mayor parte de nosotros estamos bien lejos de ese tipo de actividades porque las hemos internalizado, un proceso ex novo que cada persona tiene que llevar a cabo con las normas sociales. Algo que no nos viene de serie y que adquirimos a través del proceso de socialización.

Socializarse consiste en internalizar las reglas morales de una determinada cultura.

Ahora bien, no todos los individuos tienen la misma facilidad para identificarse (internalizar) estas normas. En los extremos de la curva están los que no son capaces de internalizar ninguna de ellas y los que, por el contrario, son hiper-internalizadores y operan casi siempre en overdrive moral, es decir son personas que se rigen por el principio del deber o bien enferman a consecuencia de un exceso de moralización.

En el Emilio, Rousseau se pregunta: “¿Por qué los reyes son despiadados con los súbditos?” “¿Por qué los ricos son tan duros con los pobres?” “¿Por qué la nobleza siente un desprecio tan grande por el pueblo?” A lo que él mismo responde: “porque cuentan con no ser nunca subditos o pueblo llano”, “porque no temen volverse pobres”,. A parte de exhortar al alumno a que no se sienta invulnerable, puesto que las desgracias que le sobrevienen a otro en cualquier momento pueden acontecerle a él, lo que Rousseau parece querer poner de manifiesto con estas preguntas es que se necesita algún tipo de identificación con la persona que sufre para que uno se sienta conmovido por ella.

Tanto el asco como la empatía son moduladores morales y en cierta manera son opuestos: la empatía sirve para ponernos en el lugar del otro, pues entre el otro y el Yo hay siempre una grieta insalvable sobre todo cuando el otro es cosificado o animalizado como sucede en todos los regímenes que logran moralizar el crimen o el asesinato a favor de creencias etnocéntricas que privilegian el grupo frente a lo Otro.

La empatía sirve para acercarnos al otro y sufrir en su sufrimiento, pero el asco sirve para todo lo contrario: para evitar a lo Otro o bien para aniquilarlo.

Pero volviendo a la pregunta que hacía más arriba, es obvio que ciertas personas son  victimas de la moralización con más frecuencia que otras: se trata de las personas hiperempáticas.

No cabe duda de que este tipo de personas son las mas vulnerables a enfermar de moralidad. No debe interpretar el lector que estas personas son necesariamente hipermorales individualmente hablando sino que son capaces de internalizar con más frecuencia y más profundamente rasgos morales que están en la sociedad, en su cultura y no tanto en su cerebro: enferman de moralidad ajena, de esa escisión del mundo que llevan a cabo los procesos de moralización, como veremose en el próximo post.

Sin olvidar que lo que puede ser beneficioso para el grupo puede ser letal para el individuo y al contrario.

5 comentarios en “Victimas de la moralización.

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