Bergson y la neurociencia (I)


La mente consume más recursos que los que el cerebro proporciona

(Henri Bergson)

creadora

Es muy probable que usted haya oído hablar de Proust, incluso que haya leído alguno de sus tochos dedicados a la autoexploración de su memoria. Es casi seguro que usted haya oído hablar del episodio de la «madalena» que describí en este post dedicado precisamente a hablar de un libro que tiene un capitulo entero dedicado a las relaciones que hay entre las descripciones «proustianas» y lo que hoy sabemos de la memoria.

Pero lo que es casi seguro es que usted no sepa que Proust estaba muy influido por una figura filosófica francesa mal conocida, me refiero a Henri Bergson.

Y que Bergson estaba muy interesado, del mismo modo que William James por la evolución de la conciencia humana. Y que dejó escritos pasajes muy interesantes para nosotros, los que nos interesamos por el cerebro, la mente y esa intrincada relación, el problema mente-cerebro cuyos enigmas parecen no resolverse nunca del todo.

La idea fundamental del pensamiento de Bergson es la teorización conocida como «élan vital», algo que podemos traducir como «impulso creador» y que guarda ciertas semejanzas con el «conatum spinoziano» o «la voluntad» de Schopenhauer. El «élan vital» seria algo así como el «empuje a la vida» o la vida abriéndose paso a través de la materia.

Lo interesante es comprender que para Bergson materia y vida no son la misma cosa, la vida es algo que infiltra la materia, que la coloniza por así decir. Aunque Bergson no desmiente a Darwin en cuanto a la evolución de la materia y a la manera que en que la evolución introduce cambios en ella: la adaptación y la mutación, pero añade que la conciencia humana no puede explicarse tan sólo a partir de las leyes evolutivas que pueden valer para lo material pero no para explicar la consciencia humana. Para Bergson el «elan vital» penetra la materia y conduce a la evolución hacia formas de mayor y mayor complejidad, lo que es lo mismo que decir de mayor libertad, pues para Bergson la vida (el élan vital) es sobre todo libertad  y novedad.

Para un darwinista la mente humana seria una simple adaptación que evolucionó como una herramienta para afrontar con eficacia las exigencias del entorno. pero para Bergson la función del cerebro seria eliminativa, es decir operaría algo así como nuestro Gobierno actual, recortando aquella parte de la realidad que supusiera superflua.

Y es así porque -según Bergson- la actividad mental desborda la actividad cerebral, la mente tendría prestaciones más sofisticadas y una variación de estados que van mucho más allá de la necesidad de afrontar las vicisitudes de supervivencia y/o reproducción de un organismo dado. Para él la vida no se ocupa sólo de la humilde adaptación, aunque naturalmente no puede prescindir de ella para alcanzar su fin más elevado: el incremento continuo de los grados de libertad y la producción de novedad.

De manera que se opone al paralelismo psicofisológico, que viene a decir que un estado mental cualquiera «E» tiene una correspondencia cerebral «e» de donde procede. Esta es una idea muy interesante sobre la que vale la pena detenerse. Para Bergson la conciencia humana no procede del cerebro sino que utiliza al cerebro como una especie de sintonizador, una idea bastante similar a la que propone Sheldrake.

La verdadera empresa de la evolución es comprender y desarrollar la mente, de tal manera que Bergson supone como Heidegger que la evolución no ha terminado y acepta como los neurocientíficos actuales que la evolución carece de propósito pues es precisamente en este no-propósito donde reside la libertad.

La idea del no-paralelismo psicofisiológico es una idea interesante para un psiquiatra y para la medicina en general puesto que puede explicar fenómenos tan oscuros como los histéricos (los fenómenos de conversión), los psicosomáticos y aun las condiciones médicas inexplicables.

Anton Babinsky fue un neurólogo francés que ha pasado a la historia de la medicina precisamente por haber descubierto un signo exploratorio que lleva su nombre y que todavía usamos los médicos en una exploración sobre la organicidad o no organicidad de un síntoma neurológico.

Menos conocida es la descripción por parte de Babinsky de un signo sutil que predecía los trastornos de conversión histéricos y los diferenciaba -en su opinión- de los orgánicos, me refiero a la «belle indiference», es decir la indiferencia que presentaban las pacientes histéricas frente a sus déficits sensoriales o motores.

Lo interesante de esta indiferencia es que la podemos encontrar también en ciertas hemiplejias izquierdas, el paciente ignora su parálisis (esta vez orgánica), algo que se llama anosognosia junto con un síntoma que le acompaña, la anosodiaforia, una especie de «ceguera» de la incapacidad. Tal y como -entre nosotros- ha planteado Orengo, la anisodiaforia y la «belle indiference» son el mismo síntoma, una de raíz orgánica y que corresponde a una lesión objetiva) y el otro psicógena, sin lesión objetivable.

¿Como es posible que un mismo síntoma proceda de causas tan distintas?

Bergson, nos lo cuenta: la indiferencia como la preocupación (que es el síntoma esperable en un enfermo) es una emoción es decir un intangible. Lo que puede suceder es que en lugar de haber perdido memoria (la memoria de su incapacidad), el daño orgánico o el daño psicógeno impidan que la emoción intangible se exprese. En este sentido no solo no habría una expresión coherente de la emoción correcta (la preocupación) sino una expresión paradójica: la indiferencia.

Y Orengo:

En 1991 Francisco Orengo un psiquiatra español formado en Alemania  con amplios intereses y formación neurológica y también en el campo de la histeria y del trauma psíquico  publicó un articulo (abajo reseñado) donde propuso la osada hipótesis de que podía haber un mecanismo etiológico común entre síntomas somáticos (claramente neurológicos) y los síntomas de conversión en la histeria. En este sentido la hipótesis de Orengo viene a decir que la anosognosia y la negación son el mismo mecanismo, uno operaria de arriba-abajo y otro de abajo-arriba. Para apuntalar esta suposición Orengo rescató el viejo término de la psiquiatria francesa de “la belle indiference” (la bella indiferencia) descrito por Babinsky. Como es bien sabido es la emoción predominante en los déficits histéricos, el paciente parece imperturbable e indiferente a pesar de su incapacidad. Para Orengo la «belle indiference» es el mismo síntoma que la anisodiaforia observable en los déficits de carácter orgánico y descritos por la neurología.

El hallazgo de Orengo tiene un indudable interés porque viene a señalar que las especialidades médicas, la Neurologia y la Psiquiatría han descrito cosas muy parecidas con distintos nombres y una vez inventadas las etiquetas han venido a divorciarse y de ahi a pensar que una cosa es mental y la otra orgánica había solo un corto tramo que recorrer. Afortunadamente en Alemania para ser psiquiatra hay que tener una sólida formación neurológica y debe ser por eso que esa idea sólo podía habérsele ocurrido a un psiquiatra formado en Alemania, algo bien distinto a los que se han formado en USA aunque lleven apellidos españoles.

La conciencia utiliza al cerebro y no es producto lineal de éste, de hecho el enorme numero de estados mentales humanos procedentes de la libertad y la novedad no pueden sino usar el cerebro como hardware expresivo, otra cuestión es desde donde esa conciencia ejerce su poder sobre el cerebro (causación descendente) y cómo podemos explicar esa idea bergsoniana de que es la consciencia la que utiliza y se sirve del cerebro.

Pero será en el próximo post.

Bibliografía.-

Orengo García F., “Conversión y Anosognosia: Un mecanismo fisiopatológico común, PSIQUIS, año XIII, vol. 12 (1),11-26.1991.

Orengo Garcia F, “Aspectos clínicos comúnes entre síntomas de conversión y el síndrome de Anton-Babinski”. ARCHIVOS DE NEUROBIOLOGIA. LIII (5), 177-188. 1990.

Henri Bergson: La evolucion creadora. En «Clasicos del pensamiento contemporáneo» .Planeta- Agostini. 1985

17 comentarios en “Bergson y la neurociencia (I)

  1. Buenos días Francisco:
    Tengo un blog especializado en hablar en público y otros tipos de comunicación oral y escrita y tengo mucho interés en contactar contigo para proponerte una colaboración. No encuentro la forma de contactar contigo a través de tu Blog/web. Acabo de seguirte en Twitter ¿podrías decirme cómo hacerlo? Muchas gracias por adelantado.

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  2. Unos comentarios, Paco.

    La descripción que hizo Babinski estaba referida a las hemiparesias izquierdas exclusivamente. No habló de la belle indifference histérica en su presentación ante la Sociedad Neurológica y posteriormente publicada en la Rev Neurol (Paris) en 1914 (27; 845-848). Este termino parece que puede haber sido usado por Janet inicialmente y posteriormente por toda la escuela charcotiana desarrollada en Francia.

    Dicho esto, lo que realmente me interesa es volver sobre el problema de la muy posible equivalencia fenomenológica y clínica de «la belle indifference» y la anosodiafória.

    Me pregunto, ¿porqué los franceses que son tan descriptivos, llamaron a un tipo concreto de indiferencia «bella»? Y, ¿que es lo bello en ella? Deberiamos empezar por ahí un largo proceso de análisis semiológico del síntoma.

    ¿Que se te ocurre al respecto?

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      • La percepción de la belleza de una determinada forma de indiferencia implica el reconocimiento en el observador de una actitud en el otro. Esa actitud que tú bien llamas «…en cierta forma elegante no querulante o reivindicativa» es la cuestión en la que deberiamos pararnos inicialmente. Pues, ¿cómo se consigue esa actitud cuando no es producto de un acto consciente e intencionado? O, dicho de otra forma, ¿cómo es que se puede ignorar el sufrimiento y el déficit corporal graves? Esta es la cuestión.

        La respuesta a esto es que existe un mecanismo en el cerebro que se ejecuta automaticamente cuando aparece un peligro extremo o un daño severo que consiste en «separar», en «desaferenciar», las percepciones que provienen de la zona corporal dañada del resto de la consciencia. Este mecanismo o conjunto de mecanismos que John Cutting denominó «fenómenos anosognósicos» incluye lo que Gerstman denominó «somatoparaphrenia» (atribución por el paciente del miembro pléjico a otra persona) o la llamada «misoplejiia» de Critchley (aversión por el miembro pléjico).

        Pues bien, este mismo mecanismo que se pone en marcha como resultado de un ictus, puede también actuar a mi juicio sin necesidad de un ictus consecuencia de un infarto cerebral. Puede actuar a través de lo que llamaría un «ictus emocional». Con ello, me refiero a una desaferenciación másiva, aguda, de una zona corporal ligada a un contenido simbólico que ha de ser convertido. Este sería el mecanismo común entre ictus por infarto y los ictus «psicógenos».

        ¿que se te ocurre?

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      • Pues se me ocurre, lo mismo que comentas, que hay una via anatómica «natural» (con cable) que puede ser colonizada tanto por una agresión objetiva como por una «interpretación de agresión». Algo (via wifi) pone en marcha ese mecanismo que has llamado «ictus emocional». De la misma opinión es Arturo Goicoechea cuando habla del dolor, son los receptores nociceptivos los que se encienden de arriba-abajo en el dolor sin causa medica. Goicoechea piensa que «eso»que enciende esos receptores son los discursos médicos, los discursos de lo expertos que son los que crean verdades compartidas por la población, un ejemplo es la idea de que el chocolate provoca migraña.
        La misma idea puede perseguirse en el concepto de Nesse del detector de humos:
        https://pacotraver.wordpress.com/2012/12/27/el-detector-de-humos/

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      • Varias cosas.

        UNA. Es interesante constatar que cuando un observador (P.T.) percibe en una persona «belle indifference», estime que esa actitud es «…en cierta forma elegante, no querulante o reivindicativa». ¿Qué supone esto?, ¿donde se esconde la belleza de esta actitud? A mi juicio, la clave está en que la persona que sufre el défict lo ostenta pero sin padecerlo, sin expresarlo. Esto es lo que atrae. Porque la belleza atrae.

        En esa condición, el otro registra la indiferencia ante el daño en la persona, pero se admira de su capacidad de tolerarlo. Más aún: esta indiferencia deja al observador en una condición que le permite relacionarse con el que la sufre de manera mucho más proactiva. Esta es probablemente la base de la capacidad de seducción que proviene de las personas «bellamente indiferentes» (histéricas).

        DOS. Ahora un comentario respecto a la captación «via wifi» (como bien expresas). Lo curioso de este hipotetico mecanismo es que lo que se captaria «via wifi» sería una información que hace que el sistema desconecte una serie de programas. Sería como si entrase un virus por el «router social» que desaferenciara (bloqueara) una parte del sistema interno de la persona. Esta, al no poder seguir controlando conscientemente la información la deriva, automaticamente y sin filtro, al cuerpo. La membrana / diafragma de la consciencia se debilita y el cuerpo recibe toda la descarga. Esto sería una conversión / somatización en esta metáfora.

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      • ¿Y cual seria la razón orazones por las que la consciencia no pudiera «seguir controlando conscientemente la información y la derivara, automaticamente y sin filtro, al cuerpo?. ¿Y qué es ese filtro? ¿el raciocinio, el entendimiento ,la percatación, la abstraccion?

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      • P.: ¿Y cual seria la razón orazones por las que la consciencia no pudiera “seguir controlando conscientemente la información y la derivara, automaticamente y sin filtro, al cuerpo?. ¿Y qué es ese filtro? ¿el raciocinio, el entendimiento ,la percatación, la abstraccion?

        R.: La razón podría ser la incapacidad de resolución del conflicto psíquico que es el que da lugar a la llamada neurósis de conversión. Otras razones podrían ser en ese contexto:

        a) la información es tan ambivalente, paradójica y/o contradictoria que debe disociarse. Para ello se detrae de la consciencia y se «amnesifica», raptandole atención consciente. Pasa así a un «segundo estado» albergado en el cuerpo que a partir de ese momento representa ESE conflicto irresuelto.

        b) La incapacidad de control de la información es debida a una sobrecarga (emocional) de información de tal calibre (trauma directo agudo = ictus emocional) que bloquea la unidad de procesamiento y se produce un cortacircuito. Este se «deriva a tierra», es decir al cuerpo, sin más.

        En este caso hay poca capacidad de simbolización a través del síntoma y la elaboración es minima. La patologia psicosomática en este caso es menos «interpretable» aunque manifiesta.

        P.: ¿Y qué es ese filtro? ¿el raciocinio, el entendimiento ,la percatación, la abstraccion?

        R.: El filtro ese sería la propia consciencia, es decir la unidad de procesamiento consciente de los conflictos. Por tanto, es todo eso que enumeras y que constituye una mezcla y una adición de lo que llamamos «funciones psíquicas superiores» (distribuidas por todo el cerebro).

        So far.

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      • Pareceria ser el dolor fisico o emocion dolorosa que se almaceno junto con la escenografia vivida en el moemnto del impacto y que se almaceno en la memoria de modo velado quedando oculto su contenido al nivel despierto o en control del ser. Como el instinto estaria primero que la razon en la evolucion, cuando la persona esta debilitada su intensidad consciente por mala alimentacion, o por fatiga, cansancio, stress, o por ciertos sicofarmacos,, tomaria el control el subnivel institivo enraizado en el cuerpo y ejecutaria de modo automatico acciones segun lo «tapado» en la memoria por el dolor almacenado y que «vela» su contenido ante el darse cuenta de las cosas (sentir claro).del ser. Igual esto es algo muy generico que necesitaria un exposicion mas detallada.

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  3. Creo que este es el enfoque correcto que hay que adoptar si queremos salir del atolladero en el reduccionismo materialista de la VIDA, la cual para Bergson equivale a CONCIENCIA o impulso vital «prendido» a lo orgánico, es decir, al cerebro. Creo que este es el camino a seguir en el marco de la filosofía occidental para devolverle al hombre su carácter esencialmente METAFÍSICO en el sentido de ser inmaterial, singular, distinto de la materia a la que esta «prendido». Es indagando precisamente en esa naturaleza no corpórea que es la sensibilidad, el sentir, el animo, atributo central de los seres SENSIBLES implícito en la materia orgánica, que anida y ANIMA a la misma. Otro aspecto es que para confrontar el fenómeno «conciencia» como HECHO en si, siguiendo las pautas del conocimiento científico, el único camino es la introspección, es decir confrontarse a si mismo como SENSIBILIDAD de este lado del cuerpo al que estoy prendido, e indagar en su naturaleza, profundizando en la misma, implícito en la máxima socratica «conócete a ti mismo». Hay algo evidente, y es que no podemos confrontar el fenómeno CONCIENCIA (vida) en los otros, sino sus manifestaciones externas a través de sus cuerpos. Es decir, cada uno percibe al otro como conciencia «detrás» de su cuerpo desde «este lado» del propio cuerpo al que esta «ligado». Pero como CONCIENCIA, el otro esta «detrás» de su cuerpo y yo «de este lado» de mi cuerpo, y sin embargo como conciencia EN SI somos esencialmente el MISMO fenómeno singular, no material, METAFÍSICO, infinito, eterno, «prendido» a la materia.

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  4. Hola al foro y a su autor, me permito anotar algunas cuestiones.
    En otro post dedicado a Bergson se dice que no está demostrado que Bergson leyera a Freud. Sin embargo se encuentran varias referencias en sus textos. Los primero artículos, hasta 1903, toman a Freud como un indagador de los sueños (véase la conferencia sobre El Ensueño de Bergson), pero en esta época Bergson todavía no había elaborado una idea completa del inconsciente y considera el contenido de la memoria profunda como iniperante. Sin embargo en una extensa nota a pie de página que incluye en su ensayo «Introducción a la Metafísica» cuando lo incorpora al libro «El pensamiento y lo moviente» que es de 1934, anota que entre la época de escritura del ensayo (al que no le ha modificado nada) y la nueva edición, el psicoanálisis de Freud ha dado grandes pasos y se remite a una ‘simpatía’ con su noción de inconsciente. Siendo de este modo claro como para esta época el psicoanálisis se ha desarrollado, que Bergson ha estado al tanto de sus progresos y que en última instancia Bergson reconoce que ambos han recurrido a herramientas similares para adentrarse en la psique.
    En relación al comentario de un lector que se alegra de que sus comentarios ‘subjetivos’ encuentren eco en los pensamientos de otros, es precisamente una de las cuestiones que intuye Bergson: en el fondo de la conciencia no descubrimos un solipsismo, sino que descubrimos ‘algo’ que es universal, la conciencia, y que por lo tanto es común, lo común, siendo el fruto de la introspección otra forma de llegar ‘al otro’.
    Así lo entendió también Montaigne tras sus meditaciones solitarias, en el fondo, estaban los otros. Recomiendo para este punto leer el perfil biográfico que escribiera Stefan Zwieg.
    Por último anotar que el descubrimiento de las neuronas espejo está dando buenas alegrías a filósofos y neurofisiólogos, ya que han encontrado una huella de como se activa la empatía a un nivel preintelectual, siendo de alguna manera una corroboración de la intuición bergsoniana de que la empatía y el intelecto son cuestiones de orden diferente, (no me atrevería a decir de naturaleza diferente) y que responden a distintas tendencias de la vida.
    Un gusto participar

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