Neolenguajes


Antonio-Gramsci

La idea del neolenguaje fue popularizada por George Orwell (1903-1950) en aquella novela de politica ficción y de culto titulada 1984. Orwell adelanta en ella una distopía futura en la que el pueblo es mantenido en la idea de una conflagración continua de guerras para justificar una economía restrictiva y un totalitarismo completo que incluso prohibe el amor, una intromisión continua del «Gran hermano Estado» en nuestras vidas.

Una guerra que en realidad no se está llevando a cabo y que es mantenida por los informativos omnipresentes en la vida diaria de los ciudadanos comunes a través de la manipulación de la verdad, de la historia y de las noticias, desde un infame «Ministerio de la verdad», destinado a convertir los hechos reales en mentiras consumibles.

Antonio Gramsci (1891-1937) fue en realidad el inventor del neolenguaje, de lo que se trata es de cambiar a través de las palabras el significado de una anterior aunque conservando algo de su esencia.

Una especie de traslación, de phoroi o de mudanza entre un significado viejo y su permuta por otro nuevo. Algo asi como una metáfora, sin intención poética sino de perversión del lenguaje y del sentido de las palabras.

Recordemos el concepto gramsciano de «hegemonía»:

«Hegemonía es un conjunto de ideas dominantes presentes en la

sociedad, a las que la gente da un consentimiento

aparentemente natural.
La hegemonía manda, no por poder coercitivo económico o político,

sino a través de un discurso, o a traves de significados con el que logra un consenso libre y cómplice».

O lo que es lo mismo si logramos cambiar el discurso y sus significados es posible cambiar el poder de manos. Necesitamos pues una nueva «hegemonía», en el caso de Gramsci, el ascenso del proletariado al poder. Y para cambiar ese discurso hace falta agitación social, es decir repetir hasta el paroxismo esos nuevos significados a fin de socavar la linea de flotación del poder constituido.

Esta es la idea fundamental de la teoría política de masas que según Gramsci sustituiría paulatinamente a la vieja clase dominante por una clase nueva, que naturalmente y con todo el derecho del mundo barrería a la antigua, lo que no dice Gramsci es qué sucedería en el futuro con esa clase de nuevo poder que una vez establecido tendería a comportarse como el anterior, con formas tiránicas, no hay que olvidar que Orwell era un comunista que escribió 1984 después de su experiencia en España durante la guerra civil. Orwell no hablaba de oídas, estaba hablando en su libro del comunismo real.

Lo que importa comprender en este momento es que, efectivamente el lenguaje tiene diversos niveles de consciencia. Las palabras no son nada neutrales y nos cambian la percepción que tenemos de las cosas. Todos sabemos como los políticos hacen uso malabar de esta propiedad de las palabras, de sus acepciones y sustituciones, de sus desplazamientos, mudanzas y semejanzas; baste recordar que los «recortes» son «ajustes presupuestarios» que la construcción de bloques de cemento en las playas son «crecimiento sostenible», que el aumento del precio de la energía eléctrica es en realidad «un déficit tarifario» o que el referendum de independencia es simplemente el «derecho a decidir».

Pero este neolenguaje del telediario es en realidad «pecata minuta» si lo comparamos con el «agit prop», con la agitación que ciertas ideologías llevan a cabo con percepciones más cercanas a la identidad, a la mismidad por así decir. Me referiré a eso que ha venido en llamarse «ideología de género».

Piense usted en esta palabra: «PAREJA», ¿qué le sugiere?:

  1. Una pareja de la guardia civil
  2. Una pareja de huevos
  3. Mi perro y yo
  4. Dos amigos
  5. Una pareja de novios
  6. Una pareja de gemelos, etc

Ahora compárela con esta otra palabra: «MATRIMONIO», ¿qué le sugiere?. A mi solo una cosa, un matrimonio es una pareja formada por un hombre y una mujer que firman un contrato-consentimiento a largo plazo para formar una familia.

Naturalmente ahora alguien podrá decir que un matrimonio puede ser también homosexual o bien que se puede ser un matrimonio sin hijos, por lo que es conveniente analizar esta otra palabra: FAMILIA. ¿qué le sugiere a usted?

  1. La familia barcelonista o madridista.
  2. La familia socialista.
  3. La familia cristiana.
  4. La familia que formamos los que trabajamos en un proyecto.
  5. Los compañeros de trabajo.
  6. Los camaradas en el ejercito, etc
  7. Dos hermano/as viviendo juntos con o sin parejas o hijos.

Nótese que la palabra «Familia» puede ser desnaturalizada al hacerla extensible a situaciones ajenas a la propia esencia de la familia quedando la «FAMILIA» natural como un hecho más o menos trasnochado, tal y como han señalado acertadamente algunos autores que hablan del fin de la familia biológica.

Pero la amenaza para la familia biológica no procede de que la palabra «FAMILIA» haya sido tomada metafóricamente como un sinónimo de solidaridad, asistencia o de identificación fraternal entre los que comparten una misma forma de vivir. La amenaza procede del otro escalón, de aquellos que pretenden sustituir la palabra «MATRIMONIO» por la palabra «PAREJA» o «RELACION». Esta sustitución no es una metáfora más o menos inocente, responde a un plan bien gramsciano y premeditado de modificar la percepción individual y llevarla a las posiciones que defienden los ideólogos del género.

¿De qué se trata?

Se trata de socavar la percepción sensata de que la mejor estrategia para las parejas que quieren formar una familia es la monogamia a fin de adquirir un compromiso a largo plazo para dar estabilidad a los hijos y dotar de coherencia su educación y cuidado. Cuando la palabra MATRIMONIO no exista entonces todas las identidades periféricas tendrán lugar en el mundo, se abrirá, por así decir un menú desplegable donde cada uno de nosotros podrá ubicarse adquiriendo si es necesario una nueva identidad. Esta es la utopía de la ideología de género.

Así habrá parejas de gays y lesbianas, con compromisos de corto o medio-largo plazo, parejas heterosexuales de «tocar y salir»,  convivencias en grupo, compromisos con fecha de caducidad, hermanos que ejaran de ser hermanos para convertirse en «parejas», etc. Dicho de otra manera, se abrirá un abanico de nuevas posibilidades de identidad diádica, ya no habrá hermanos, cónyuges, amigos, compañeros o padres sino parejas, algo que sólo puede lograrse mediante la diseminación de estas nuevas oportunidades de ser, al decir de Foucault, y que por cierto ya dejó escrito que esta seria una de las estrategias del poder para seguir siendo Poder aunque no advirtió el cambio de manos (Foucault era también comunista como Gramsci).

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Otra de las sustituciones que no son exactamente metáforas es la que sustituye la palabra «SEXO» por la palabra «GÉNERO». El sexo es algo cerrado, o se es hombre o se es mujer, (la anatomía es el destino, decía Freud),el género es algo abierto: se puede ser hombre con preferencias de mujer, con la sensación de vivir apresado en un cuerpo que no corresponde a la «verdadera identidad», se puede ser hombre con orientación sexual inversa a la esperada, se puede ser bisexual, pero se puede ser también un hombre que se siente atraído por las mujeres para hacerlo desde el punto de vista femenino -lesbiano-. vale la pena leer el libro de Jose Luis Sampedro, «El amante lesbiano» para advertir la multiplicidad de identidades que pueden apresarse solo cambiando una palabra de sitio.

De manera que como el sexo no puede cambiarse lo mejor es cambiar la palabra que lo define, ya no hay sexos sino géneros que incluyen todas las diversidades del deseo, cualquier cosa puede ser formulada con esta permuta, basta con desearla y hacer agitación social para que sea aceptada por la mayor parte de una población aturdida y con pocas ganas de ser señalado como «intolerante».

Pero este cambio tiene efectos secundarios, el principal de ellos es lo que Erickson ha llamado la difusión de la identidad. Este concepto es muy fácil de apresar y puede hacerse contestando a la siguiente pregunta:

¿Si puedo elegir ser cualquier cosa entonces quién soy yo?

El asunto es que si puedo elegir cualquier identidad a la carta como sucede en los restaurantes entonces se nos plantea un problema, ¿Cómo distinguir el capricho del deseo? ¿Cómo puedo estar seguro de quién soy?  Si no existe esa plomada del cuerpo (de la sexuación) que nos enmaraña con un cuerpo determinado, entonces no puedo estar seguro de nada, se ha emborronado la mismidad.

Y puedo ser cualquier cosa, lo que es lo mismo que decir que no sé quien soy, mi identidad de ha esfumado en la pira de las oportunidades de ser.

 

1 comentario en “Neolenguajes

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