Una tarea entre varios


Fruto de la colaboración entre varios amigos on line surgió esta idea del GMS (Global Mind Squeezing) que dio sus frutos con un trabajo colaborativo transdisciplinar que titulamos «Cerebro y códigos» que he resumido en este pdf que abajo cuelgo y que es el resultado de múltiples y saltigrados post que fueron publicándose en este blog durante 2011 y 2012.

Los autores que han participado en esta fórmula «entre varios» son: Agustin Morales, Antonio Grandío, Patricia Cantú, Ana di Zacco, Antonio Rodriguez Sellés, Belen Nieto, Gonzalo Haro, Rosana Peris, Cristina Bernard y yo mismo.

A todos ellos les doy las gracias por su dedicación y entusiasmo por lo nuevo.

Para ser la primera vez que se intenta ir más allá de la multidisciplinariedad el resultado es bastante provechoso, pero debemos seguir investigando las posibilidades de un enfoque entre varios.

GMS (Cerebro y códigos)

13 comentarios en “Una tarea entre varios

  1. ¡felicidades por el exitoso esfuerzo conjunto!

    La primera parte del documento me anima, a toro pasado, a escribir el siguiente comentario respecto al tema del «trauma», las pesadillas recurrentes y…el pensamiento obsesivo, en otras palabras un comentario sobre «el retorno de lo recurrente».

    la pregunta que se me planteó hace algún tiempo es la siguiente: ¿qué es lo que hace que en algunas personas se establezcan trastornos mentales, a veces muy incapacitantes para la mente en su conjunto, consistentes en repetir una y otra vez secuencias de contenidos mentales determinados por lo demás absurdos. ¿Qué finalidad adaptativa tiene o tendría esto?

    Tras darle muchas vueltas y analizar la forma que los obsesivos graves tienen de ser recurridos una y otra vez por sus mentes automatizadas, creí colegir la siguiente hipótesis:

    la obsesividad, pero también las pesadillas recurrentes postraumática, serían formas de reencendido cerebral a base de crear un circuito que va cargándose de tensión hasta que se libera en forma de una acto compulsivo o de una pesadilla. La parte «negativa», es decir de tensión psíquica desagradable, es necesaria para ir cargando el circuito de más y más tensión que necesita ser liberada. Esta escalada hasta la liberación placentera, bien es verdad que transitoria, es la esencia de un «mecanismo adictivo del cerebro a sí mismo» cuando ha quedado definitivamente lesionado el mecanismo regulador de la relación placer – dolor. En otras palabras, es la única manera de producir placer y dolor y placer etc.

    El obsesivo y, en otro orden, el que tiene pesadillas continuas es alguien que necesita estar «excitándose y desexcitándose» continuamente y de manera cíclica para no caer en la anergia absoluta del que lo traumático ha llevado al terror, a la evitación fóbica máxima o, en algunos casos, a lo contrario: a la hiperactivación loca, paranoica, violenta.

    Por otro lado, hay una extensa «interface» entre los enfermos obsesivos y que además han padecido severos traumas…

    En resumen, las pesadillas y la obsesividad severa tiene una función de supervivencia en la medida que permiten mantener, aunque sea como una «simple» adicción la función del equilibrio placer / dolor…eso sí, a costa del sacrifico restante de la mente. Al parecer, se exige…!?

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    • Elaboro mi conjetura centrándome solo en la obsesión derivada del trauma. Considero que las otras tienen distinta naturaleza, aunque gozas seguramente de algún elemento común.
      Cuando un sistema cibernético debe atender un asunto de la máxima importancia lo coloca en memoria residente, es decir en un área de la memoria volátil que es ejecutada continuamente en segundo plano.Un ejemplo típico de programa residente es el antivirus. El equivalente humano de la memoria residente es la propia conciencia.
      Tras un acontecimiento que pueda comprometer nuestra vida, el sistema humano se vale de un mecanismo (la obsesión) que inserta en el pensamiento una y otra vez la alerta, el antivirus. Es este bucle continuo el que caracteriza a la memoria residente. La expresión que utilizas: «Mecanismo adictivo de cerebro a sí mismo», recuerda también mucho a este mecanismo que es en cierto modo recursivo. Hemos de recordar aquí que los programas recursivos son evitados por muchos programadores por ser «devoradores de recursos».
      Las pesadillas son un subproducto de la tarea en las que el sistema vuelca información del inconsciente traumático a la conciencia primaria . Esta como presente recordado (Edelman), crea una realidad que en algunos casos necesita de la obsesión para perpetuarse cumpliendo así su objetivo de permanecer continuamente accesible.
      No cabe duda de que el costo para el individuo es muy alto.y que el sistema es ineficiente en tanto que sacrifica la salud mental del individuo por una mera posibilidad, pero tiene sentido que ante una evaluación que comprometa la vida, el sistema asigne una prioridad infinita.

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      • Bien, Agustín, entiendo que tus comentarios cibernéticos se complementan y encajan bastante bien con las hipotésis expresadas.

        Quisiera añadir algo más:

        La descripción de este postulado funcionamiento del cerebro en los fenómenos de «retorno de lo recurrente» trata de explicar la fisopatologia cerebral en este tipo de conflictos de supervivencia.

        Otra cosa es, desde luego, el contenido de la obsesión o de las pesadillas. El miedo que menciona A. Planas, es un simple indicador de la relevancia que para el cerebro tiene el tema recurrente. Sin embargo, la «raíz del miedo», es no solo «criterio A» (en el DSM – TEPT), sino también una elaboración subjetiva que es el territorio donde trabajan las psicoterapias.

        Pero el verdadero problema grave aparece más allá de la frontera de las psicoterapias, es decir, cuando la fisiopatologia cerebral ha «montado» una circuiteria especial para que reverbere el circuito crónicamente. Ahí es donde se hace inexorable el «retorno de lo recurrente»… ahí empieza la verdadera incapacidad de modular la relación placer / dolor o, en otras palabras, seguridad / miedo.

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      • Entretanto he realizado una nueva observación personal en relación con el tema. Es la siguiente:

        de vez en cuando me gusta irme al monte y «darme una paliza» caminando. Ayer me metí por un vericueto dificil que me exigió un esfuerzo no planeado y suplementario para acceder a una pequeña cima. Cual no sería mi sorpresa cuando, en los momentos de mayor dificultad, me encuentro que mi cerebro ha «montado» una secuencia de tres o cuatro palabras que repito constantemente mientras dura el tránsito. Exclamé para mis adentros una especie de «¡evreka!» interno cuando pude así constatar que, efectivamente, cuando se produce un estrés importante, cuando hay que estar mucho más atento de lo normal para no caerse uno, el cerebro empieza a producir una «coletilla obsesiva» que tiene claramente la finalidad de regular la relación placer (por ir subiendo hacia la cima) y dolor (el miedo a estamparse uno y el esfuerzo grande por evitarlo) y mantener el cerebro absolutamente concentrado en la acción necesaria para sobrevivir.

        Naturalmente, la «coletilla obsesiva» desapareció en cuando llegué a la cima y se acabó la penuria.

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  2. Pues me parece muy interesante lo que dices Paco, es seguro que el cibernetista de nuestro grupo Agustin Morales podria iluminar mas aun si cabe ese procedimiento de reencendido (flaming) que termina por quemar el resto de estructuras y dejarlas sin contenido.

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