Lolita y la moral desconcertada


La razón es y solo debe ser la esclava de las pasiones

David Hume

Jonathan Haidt es un psicólogo que se dedica a cuestiones de eso que ahora se llama neurofilosofía, que es otra forma de hablar de decisiones morales desde un prisma psicológico. Aqui en Tercera cultura hay un articulo muy reciente de este autor donde se habla de su último libro «La hipótesis de la felicidad», que por sí mismo mereceria un post aparte.

En este post voy a referirme a sus ideas sobre moral relativas al tema del incesto y propondré un experimento mental que es el siguiente:

Dos hermanos muy unidos entre sí y adultos deciden en un viaje al extranjero tener una relación sexual. Se protegen para evitar un embarazo doblemente, con píldoras y con condones. Deciden igualmente no volver a hablar de este tema y no volver a repetir la experiencia jamás a fin de no sucumbir a «enamoramientos» más o menos letales que pudieran oscurecer aquella experiencia, para ellos imborrable.

La pregunta que hace Haidt a sus alumnos es ésta. ¿Qué opina usted de esta decisión? ¿La condena o la tolera? Y ¿por qué?

Naturalmente casi todo el mundo condena esta historia, pero lo que Haidt pretende averiguar es en nombre de qué lo hacemos.

Como el lector ya habrá podido entender el experimento (mental) se hace en unas condiciones casi quirúrgicas, evitándose los embarazos (que pudieran dar pábulo a las explicaciones sobre malformaciones) y evita tambien la repetición de la conducta que pudiera llevar a la pareja a un callejón social sin salida. Lo que Haidt quiere saber es qué hacemos para justificar ciertas decisiones. Más concretamente Haidt quiere saber ¿por qué aceptamos la prohibición, el tabú del incesto de una forma casi universal y sin rechistar?

Lo cierto es que sea como sea no existe ninguna otra prohibición que haya tenido tanto éxito como la del incesto, aunque es cierto que existen excepciones, la mayor parte de las personas comunes aceptamos sin pestañear y casi sin pensar esta prohibición, casi tanto como la del parricidio. Pero Haidt lo que quiere es precisamente hacerles pensar. Saber por qué respetamos esa prohibición de forma casi universal, es decir en todas las culturas humanas. En un post anterior ya abordé las insuficientes razones que se han dado desde la ciencia, la antropologia y el psicoanálisis sobre esta cuestión.

Lo que Haidt pretende demostrar es que existe un juicio moral desconcertado cuando se hacen ciertas preguntas como ésta, aparece una especie de disonancia cognitiva pues el individuo no puede dar razones racionales para justificar su rechazo. Es por eso que Haidt apela a la intuición: hay algo en nuestra intuición que nos hace rechazar este tipo de relaciones, primero las rechazamos y después las racionalizamos o apelamos a la repugnancia, etc.

Para Haidt la mayor parte de nuestras decisiones morales se encuentra en nuestras intuiciones automáticas, no en la razón. Después podemos razonarlo, desde luego, pero sólo para preparar la interacción social y no la búsqueda de la verdad. Asi el tabú del incesto es una prohibición automatizada, pero no se encuentra homogéneamente distribuida segun los actores que intervienene en la interacción. De hecho el incesto es más frecuente de padre a hija que de madre a hijo. Y mucho más si el padre es adoptivo.

El lector interesado en averiguar los costes segun los actores intervinientes en el incesto les recomiendo que lean este post.

Padre adoptivo es precisamente Humbert Humbert el profesor de la novela de Vladimir Nabokov, la fascinante Lolita, probablemente la novela mas profunda y bella de todas las que han abordado este espinoso tema del incesto, en este caso entre padre e hija-stra.

¿Cuales son las razones de esta fascinación del viejo profesor por la núbil Lolita?¿Por qué algunas personas son especialmente sensibles a los encantos de muchachos o muchachas prepúberes? ¿Qué hay en las ninfas -muchachas a medio hacer- de atractivo?

Se trata de preguntas imposibles de responder desde la ciencia. Para entender algo de las cárceles del alma no tenemos más remedio que recurrir al arte, en este caso a la literatura, al relato subjetivo de Nabokov. Es obvio que el drama de Humbert es quizá el mismo drama de Nabokov, nada en él hace sospechar que se trate de un psicópata, pero Humbert sabe que es un pederasta, bien distinto al que le roba su «preciosa posesión», pero un pederasta como él al fin y al cabo. Racionalmente Humbert sabe que lo que hace con Lo es algo execrable, sabe que se llama incesto y que se trata tanto de un delito como de una lacra moral, sabe que no hay lugar para ellos en el mundo y por eso se pasan la novela errantes de aqui para allá, de motel en motel sin encontrar un lugar que les ubique como pareja.

Pues carecen de futuro.

Lo sabe y sin embargo no puede hacer otra cosa sino obedecer a su pasión infantil, viviendo en una continua disonancia cognitiva, una moral desconcertada que no puede sino obedecer al Amor.

¿Pues no es amor lo que siente Humbert por Lolita?

Observe la cara de Jeremy Irons y digame ¿qué ve?

Lo que podemos aprender de la lectura de esta novela y de las reflexiones de Haidt es que el tabú del incesto es un hecho a medio camino entre lo biológico y lo social, pero discrepo con él cuando dice que es un constructo social, la fuerza del tabú no podria proceder tan sólo de esta fuente y necesitamos meter alguna otra cosa en la ecuación. Nada hay de monstruoso en esta conducta que casi siempre está vinculada al amor, un amor inmaduro psicosexualmente hablando pero amor al fin y al cabo. No podemos especular que este automatismo se encuentre en nuestros genes, pero tampoco podemos rechazar de plano las hipótesis evolucionistas que han explicado que esta conducta ha sido seleccionada negativamente por la evolución (dando castigo evolutivo). Lo más probable es que la aceptación de este tabú ancestral sea la consecuencia de la presión social sobre las conductas sexuales individuales y que dicha presión se encuentre facilitada por mecanismos biológicos relacionados con el apego, el reconocimiento de parientes destinado a proteger ciertos alelos letales y a promover la diversidad. Es necesario apelar a un constructo intermedio, donde el automatismo encuentre oportunidades para desplegarse en los cerebros individuales sin necesidad de pasar por el raciocinio. A este constructo le llamamos exocerebro.

Postdata.-

La primera versión de Lolita fue realizada por Stanley Kubrick en 1962, se trata de una versión mucho más contenida y ambigua que la realizada por Adrian Lyne en 1997 y a la que pertenece esta secuencia de youtube.

10 comentarios en “Lolita y la moral desconcertada

  1. Yo en la cara de Jeremy Irons veo amor, mucho más profundo que el de una relación «normal». Siendo el amor consentido por ambas partes, no veo razones para prohibir un amor así, salvo que se demuestre que es nefasto para el menor. Digo lo mismo del experimento mental que se expresa en el post. En el caso de que no haya razones objetivas para condenarse no debería hacerse por las mismas razones que no cabe condenar la homosexualidad o el no tener hijos: ya que «el hombre es más inteligente que sus genes».

    Me gusta

  2. Para comprender la naturaleza del tabú del incesto no hay que olvidar lo que algunos llaman ahora «atracción sexual genética», que es la atracción sexual entre familiares que fueron separados en la niñez y se reencuentran en la etapa adulta. Por ejemplo, hermano y hermana que no se han criado juntos y al conocerse cuando ya son adultos, sienten atracción sexual porque se ven mutuamente como almas gemelas (hay un documental muy interesante al respecto que emitieron hace poco por la tele). Tal fenómeno sugeriría que el rechazo sexual a los familiares cercanos se produce más por el roce y la convivencia que porque dos individuos con genes parecidos se repelan por instinto.

    Me gusta

  3. Ivan, no me queda claro lo que comentas. Dichos hermanos al conocerse se ven mutuamente como almas gemelas sabiendo que son hermanos o sin saber que lo son? ¿Cuándo es que sienten atracción sexual?
    Gracias mil!
    p.d. ¿Conoces el título del documental, o la cadena en que lo emitieron?

    Me gusta

  4. Con respecto a lo que dice Ivan, estoy de acuerdo en que la atracción no es genética, de hecho cuenta Pinker en uno de sus libros (no recuerdo cual) que bastaria con comunicar a esos hermanos adultos que son hermanos para desactivar el enamoramiento y la atracción. Lo cual habla en favor del control social como potente inhibidor del incesto. Claro que yo tambien vi un documental (creo que el mismo que citas) donde cada persona se lo toma de una manera distinta y algunos incluso se ponen a militar en esa causa.

    Me gusta

  5. Gracias, Ivan, por el enlace al documental. Y sí, está bien el documento, pero no veo el por qué denominar ‘atracción sexual genética’ a lo que sienten esas personas. En el vídeo se empeñan una y otra vez en clasificar de genética a esa atracción. Y se contradicen así algunos al mencionar que si hubieran convivido siempre con esos familiares sería impensable que sintieran esa atracción. Más bien al contrario, algún entrevistado dice que hubiera sentido rechazo, asco..
    Creo que si el incesto no fuera tabú y delito en la mayoría de culturas, no estaríamos planteándonos ahora precisamente el origen genético o no de esa atracción. El problema, creo, es otro. Muchos otros.. Y tan solo es el inicio.
    ¿Pero que habrá detrás de ese empeño en denominar ‘genética’ a ese tipo de atracción?

    Me gusta

  6. Yo siempre he tenido la sospecha de que la repulsión sexual hacia las relaciones endogámicas se produce más por la convivencia que por otros factores. Es la convivencia el factor deserotizante número uno. Por ejemplo, recuerdo que en el instituto y la universidad rara vez se formaban parejas chico-chica entre alumnos de una misma aula o incluso de una misma facultad. Parecía como si el simple hecho de convivir diariamente con alguien ya lo convirtiera en indeseable sexualmente. Supongo que éste es uno de los mecanismos en el que se fomenta el tabú del incesto y el rechazo a las relaciones endogámicas. Porque el documental parece poner de manifiesto que encontrarse con alguien parecido genéticamente a ti con el que no hayas convivido no produce repulsión, sino atracción.

    Me gusta

  7. Esa es precisamente la hipótesis de la familiaridad (Eibl-Eibensfeldt,1995). Crecer juntos puede fabricar una especie de aversión entre los sujetos que les impida aparearse. Pero no explica la atracción genética de la que hablas y que haría las delicias de Dawkins con su «egoismo genético».
    Ese reportaje tambien lo vi yo y los casos que nombra de «enamoramientos adultos» remite a un supuesto determinismo genético. Al parecer, aquellos miembros de una misma familia que se reencuentran en edad adulta viven una conexión tan especial que les lleva a sentir atracción sexual mutua e «inevitable». “Es como encontrar a tu alma gemela”, argumentaban. Los porcentajes en los que ocurre esta atracción son tan altos que no vale la pena juzgarlos moralmente. Simplemente asumirlos, porque así sucede y se da en la «mayoría de los casos». Aquellos que lo padecen son los primeros interesados en que eso no ocurra. No quiero imaginar el choque mental que debe ser reconocer que te has enamorado de un miembro de tu familia.
    Pero el reportaje no habla de los casos en los que sucede al revés: es decir alli donde la noticia de parentalidad destruye el vinculo amoroso.
    Por otra parte el argumento «del alma gemela» lo he oido tanto en parejas que no están emparentadas genéticamente que puede considerarse como un tópico del amor. Para mi en esos casos la noticia de que se encontraban emparentados viene después de que se haya estrechado el vínculo y el código social no es suficiente para promover una separación, antes al contrario los casos que aparecieron en ese documental parace que publicitaran su causa a fin de encontrar simpatías para la misma.
    Por otra parte el caso de Humbert y Lolita no tiene nada que ver con el egoísmo genético puesto que no se encuentran emparentados genéticamente y mi pregunta es ésta. ¿De donde procede la atracción irresistible de Humbert por Lo?

    Me gusta

  8. En cuanto al vídeo enlazado por Iván lo que demuestran estas relaciones es que la naturaleza deja un camino abierto para que se produzcan en algunos casos, haya o no convivencia durante la infancia, es decir, que la inhibición natural genética del incesto no queda activada, por eso surge una doble prohibición: natural y social. En los casos de adopción y encuentro de los familiares biológicos me parece que se pueden poner en funcionamiento en el individuo una serie de procesos de identiicación y amor, pero uno no puede tener dos padres o dos madres por eso una vez activada la inhibición social sobre los miembros de una familia, en este caso la adoptiva, el reencuentro con la biológica se toma como si fueran extraños, será su padre o su madre o sus hermanos biológicos pero nunca convivieron como una familia por eso creo que tienen más posibilidades de no computarse como tal a un nivel psicológico y a la persona le cuesta más poder aplicar la prohibición social.

    En cuanto a la irresistible atracción de Humbert por Lo me parece que se podría explicar siguiendo el razonamiento que Agustín expuso para explicar por qué se puede ser Leal y Traidor al mismo tiempo, en este caso siguiendo los diferentes tipos de amor que puede haber y que me parece recordar que ya estudió Helen Fisher, al final puede que todo sea una cuestión de porcentajes.

    Me gusta