Identificación: bifurcaciones del amor


Dicen los upanishad que el miedo siempre es miedo de lo otro y esta es precisamente la idea fuerza que va a guiar este post donde pretendo -en clave evolutiva ontológica- explicar ciertos fenómenos que andan de la mano en la evolución de la conciencia del hombre: la identificación, el amor, el albedrío, el miedo, el apego, la regresión y la renuncia.

Para entender mejor el ritmo que presidirá este post me gustaria definir qué es identificación y a qué nos referimos cuando alguien declara que está identificado con esto o lo otro.

Existen varias acepciones de lo que significa identificación, pero voy a referirme sobre todo a dos de ellas: una fuerte -la concepción psicoanalítica de Freud- y otra débil, la construcción de la identidad de la psicología.

Identificarse es -desde el punto de vista del concepto débil- adquirir una identidad, precisamente en este post hablé de qué es lo que sucede cuando un adulto no logra establecer una identidad concreta y separada de los demás, baste entender que la identidad es la sensación y la creencia -más menos ilusoria- que mantenemos acerca de nuestra pervivencia histórica y que tal y como nos legó Erick Erickson es (en palabras de la wiki):

Erik Erikson enfatiza que este esfuerzo por encontrar un sentido de sí mismo y del mundo es un proceso sano y vital que contribuye a la fuerza del ego del adulto. Los conflictos que involucran el proceso sirven para estimular el crecimiento y el desarrollo. Así, para alcanzar un buen nivel de autoestima se debe, antes que nada, descubrir la propia identidad.

Freud en su articulo «Duelo y melancolia» habla sin embargo de otro tipo de fenómenos cuando aborda las razones por las que una persona puede no haber elaborado un duelo tras la muerte de un pariente. Para Freud hay, sobre todo, dos razones: una es la ambivalencia con el objeto perdido, es decir que hubieran cuestiones pendientes con él. Otra razón por la que un duelo (que es un proceso de reparación) no se ponga en marcha es la identificación con el objeto perdido.

¿Qué significa identificarse con un objeto perdido?

En palabras de Freud, la identificación es:

Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones.

Dicho de otra manera somos una especie de conglomerado de identificaciones de aqui y de allá, una especie de puzzle de actitudes, gestos, pensamientos, creencias y parecidos con nuestros objetos de identificación. Somos grandes imitadores y plagiadores de todo aquello que vemos a nuestro alrededor y sobre todo somos copias de un original al que en un tiempo lejano, amamos.Es condición para elegir una identidad el amor. Es verdad que también podemos identificarnos con aquello que tememos (identificación con el agresor) pero vamos a seguir indagando sobre qué cosas elegimos en ese camino de bifurcaciones que es el amor.

Para un niño de 6 años cuando algo le resulta atractivo quiere parecerse a él o poseerlo. Es equivalente decir «me gusta esto» y «quiero ser esto» o «quiero tener esto». Para un niño de esa edad, lo que desea es aquello que le resulta atractivo y le resulta atractivo porque posee o significa algo más que él mismo. No seria posible sentirse atraido por algo en déficit, por algo que nosotros ya poseemos o por algo que los demás consideran banal. Amamos aquello que es más grande, tiene más poder, belleza, bondad, valor o sabiduria que nosotros mismos, esta es la regla que nos ocupará durante toda nuestra vida.

Pero la identificación no es un proceso homólogo segun cada época psicológica por la que el niño atraviesa. La identificación se modifica con la edad -nos identificamos con cosas bien distintas- como ahora mismo comenzaremos a ver desde un punto de vista evolutivo.

Conciencia prepersonal.-

Toda identificación es un movimiento de amor y como tal es un decisión que se nos impone desde el mismo momento en que somos concebidos e implica un posicionamiento entre una bifurcación que se nos abre en nuestro crecimiento y nuestra maduración.

1.-La primera decisión a la que nos enfrentamos es nacer. ¿Vale la pena hacer el esfuerzo? Vivir o morir implica identificarse con el orden (lo tanático) o con el caos (lo vivo). Todos los que estamos ahora aqui leyendo este post optamos en su momento por nacer y vivir. Esta es la primera identificación y es preverbal y probablemente precognitiva y debida al «conatum» spinoziano o al instinto por sobrevivir en el cambio de un medio acuático a un medio aéreo. Con aquella primera bocanada de aire superamos la primera bifurcación y nos adentramos en los umbrales descritos en la mitologia como el camino del héroe.

2.- La segunda bifurcación que nos impone la vida terrena es la de identificarnos con nuestro propio cuerpo, hecho sobre todo de sensaciones. No tenemos más remedio que identificarnos con él dado que no podemos renunciar a la fuente de malestar o de placer, sólo la madre (aun sin reconocer) sale en nuestra ayuda para aliviar aquellas sensaciones que aun no hemos podido computar, lloramos o tenemos raptos voluptuosos de placer cuando nos dan de comer, nos acarician o nos dormimos.

Aprendemos de nuestro cuerpo a medida de que somos capaces de amarlo, sabemos que ese cuerpo -fuente de malestares y de placeres- es nuestro (es el precursor de nosotros mismos) y es entonces cuando desarrollamos la mismidad, el sentimiento de identificación con nuestro propio cuerpo. Ya hemos optado y hemos saltado la siguiente bifurcación: sabemos que somos (sin saber cognitivamente) que somos ese cuerpo desvalido y dependiente. Por eso lo amamos al mismo tiempo que le odiamos cuando nos molesta y lloramos sin parar y a veces sin consuelo.

3.- Pero aun tenemos miedo porque es precisamente nuestro cuerpo en déficit, dependiente y vulnerable el que es nuestro principal contacto con nuestra posición de subordinación y dependencia. Es por miedo por lo que surge el apego y es entonces cuando descubrimos el rostro de la madre, su gestalt y empezamos nuestra tarea de seducción, le sonreimos y ella nos devuelve sonrisas, palabras, gestos y cuidados, el miedo aun sin desaparecer del todo deja espacio a que se desarrolle ese amor que llamamos apego y nos identificamos con nuestra madre, nos identificamos con el Tu, con el Otro (que por sí mismo tambien puede provocarnos miedo) y es por eso que los caminos de la regresión permanecen abiertos para retroceder a un estadío anterior. Elegimos el amor de la madre y con esa elección nos desidentificamos con aquel cuerpo misterioroso lleno de mensajes indescifrables y de enigmas, abandonamos (nos desidentificamos) con nuestro narcisismo primario cuando acatamos el principio de realidad del Tu y aparece paulatinamente el lenguaje: la forma de comunicarnos con el Tu. Superamos así la tercera bifurcación: amando y optando por aquel que nos protege y cuida.

Conciencia personal.-

4.- Y así nos damos de bruces con los estadíos personales de la conciencia: cuando ya sabemos que no somos un único cuerpo-con-la-madre sino que estamos separados de ella y que ella -a su vez- está separada de nosotros, pero aqui no acaba el trasiego del héroe, pues aun tiene ante si un largo periplo, una larga odisea de tránsitos y de elecciones, la siguiente es la aparición del padre.

El padre es otro Tu, que combina aspectos nutritivos de la madre con otros de «teaching» ciertamente atractivos para el hijo que tiene que elaborar la cuestión de la sexuación y por tanto de la diferencia. Para vincularse con el padre el niño (sea niño o niña) tiene que desidentificarse con la madre) y cederle al nuevo personaje parte del amor que anduvo fijado en ella (o retenido en etapas anteriores). El niño tiene ante sí un conflicto de lealtades, el primero de su vida, amar a su padre o amar a su madre, lo que es lo mismo que decir identificarse con uno o identificarse con otro. Ni que decir tiene que existe aqui en esta etapa un sesgo sexual ¿a quien amar, al más cariñoso o al más fuerte?: lo similar reclama la atracción de lo similar y los niños imitarán más a su padre que las niñas.

El hijo ha de elegir en esta bifurcación donde la sexuación (otro temor ancestral) ejerce un poderoso influjo sobre la motivación de cada cual. El niño abre su universo una vez más separándose de la madre primordial que le contuvo mientras fue un bebé y se desidentifica con ella.

En este post hablé del estadío urobórico y en este otro de la «caida»tifónica donde el lector puede encontrar ampliación a estas conceptualizaciones.

5.- El padre nos introduce en la cultura, entendida ésta como diversidad en lo sexual y el niño ha de recurrir a sus primeras experiencias con su mismidad para sacar adelante su identificación sexual, es decir el sentimiento consonante o disonante de pertenecer a un sexo y a un género. Pero al mismo tiempo ha de seguir adelante su camino, un camino que ya no sólo transcurre entre los personajes fiables o seguros del hogar (en el caso ideal) sino que exceden a éste y se introducen en el sendero de la amistad, de la relación con los iguales.

Momento éste, clave para la transformación de vínculos puesto que la progresiva desidentificación con vida, cuerpo, madre y padre puede sufrir sutiles o enconados embates con la rivalidad entre los iguales. El amor de los iguales ya no será nunca más incondicional sino condicionado a la pertenencia y a las demostraciones de pertenencia al grupo.

Otra vez el héroe se encuentra en una bifurcación y ha de elegir entre la predictibilidad de un amor incondicional del hogar o probar el acero de la rivalidad, de la pelea y de la confrontación con los iguales. Aquellos a quien más admira o ama son ahora sus principales enemigos. Ha de optar: identificarse, aislarse o volver atrás.

El amor por los amigos diversificados y de alguna forma sucesivos con sus consiguientes fases de seducción-decepción entran a formar parte del motor motivacional de sucesivas identificaciones y como influencia de ellas la vida toma virajes insospechados antes de este tránsito. La influencia de nuestros amigos en nuestra personalidad es probablemente superior a la influencia de la crianza por sí misma tal y como conté en este post.

6.- Y entonces llega el amor, la última de las bifurcaciones personales donde el adolescente guíado quizá por sucesivos y previos desengaños opta por elegir entre alguien o nada. Un alguien que oficia el sortilegio a través de una identificación y un rescate mutuo, casi mágico y providencial y con el/la que repetirá el eterno ciclo de la vida y donde en cada etapa se reactualizarán aquellas fases prepersonales y primigenias que dieron lugar a nuestra identidad: un recuerdo de jirones de naturalezas desgajadas de otros.

A través del amor repetimos el viaje ancestral que comenzamos cuando decidimos nacer y proyectamos hacia nuestros hijos las condiciones de aquella navegación, una aventura de deslices y aciertos, amores y desamores, muerte y resurrección, traiciones y lealtades, abandonos y permanencias.

Hemos de elegir y elegimos ahi, repetir y vivir en otro cuerpo nuestra propia aventura personal y cuando nos damos cuenta hemos cruzado el ecuador de la vida y nos disponemos a volver. A volver por el camino largo, es ya imposible el regreso por la via edénica de la «regresión» y es entonces cuando entramos en el modo de conciencia transpersonal.

Del que hablaré en mi proximo post.

No he encontrado mejor forma que ilustrar este post que este video de Lluis Llach donde canta el famoso poema de Kavafis: «Viaje a Itaca». Pues asi es la vida: un largo camino de regreso tal y como nos contó Homero en su poema épico, al que sólo podemos renunciar con un gran coste personal.

Aqui teneis el poema entero de K. Kavafis:

Nota liminar.- la Conciencia prepersonal (Wilber) es equivalente al narcisismo freudiano. Se trata de una fase egocéntrica. La conciencia personal se relaciona con la maduración sexual y el complejo de Edipo freudiano y es fundamentalmente etnocéntrica (Wilber).

18 comentarios en “Identificación: bifurcaciones del amor

  1. Muy bueno, un paseo por nuestra vida, la mia inconsciente, en la que vas a trompicones, pues no entiendes el viaje en el q estas sumergido.
    A parte un lujo de detalles, se ha esmerado en las explicaciones.
    Me interesan las vivencias internas sinceras con ellas mismas de las personas, creo q es lo más valioso q me viene del exterior, al ver q son lo mismo q yo.

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  2. Paco te felicito por tu extraordinaria capacidad de abstracción y síntesis, tomando en cuanto tu enorme bagage cultural y profesional. En un sólo post has integrado varios trabajos de Freud, (Duelo y Melancolía, Tres ensayos para una teoría sexual, Introducción al Narcisimo, por citar algunos), sin dejar atrás a autores indispensables en el estudio del psicodesarrollo, como Erickson, Winnicott y Mahler e incluso Lacan.

    Creo que todos tus lectores nos sentimos «identificados» con el post, ya sea en el sentido de una identidad de amor (yo, «cuando sea grande voy a querer ser como Paco), como, y eso lo menciona Jose Juan en la descripción tan precisa del recorrido por nuestra vida.

    Agradezco además el regalo extra, este extraordinadio poema de Kavafis.

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  3. Tu exposición es fascinante Paco y poco o nada se puede decir, pero como siempre creo que hay que ir mas allá estirando el chicle hasta que se rompa y dejando de lado las alabanzas, simplemente comentar que el problema es que no elegimos nada, avanzamos en un proceso automatizado y condicionado que si es bien llevado y no hay ninguna tara o mala experiencia que de al traste con ello nos lleva precisamente a esa conciencia de índole transpersonal al caer en la cuenta que no había libre albedrío si no puro condicionamiento en un proceso imparable a ser parte de algo mayor. Yo no elegí ni he elegido nada desde el amor, al odio, a viajar o a quedarme estancado, ni elegí mi cara, ni mis genes, ni mi tontería, ni repetir, ni nacer, ni morir, ni mis manías…., ni la enfermedad ni la salud, nada……

    Un saludo

    Juan Manuel

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  4. Yo a veces me aislo,cuando me niego a rivalizar con el «otro»,por diferentes razones(Debilidad,miedo etc…).Otras veces,para salir a la calle,en épocas en que era más joven y nerótico,tenía que decirme que «yo soy el otro y formo para de él»,entonces cómo voy a sentir miedo a salir a la calle,si está llena de gonzalos como?,¿acaso yo me tengo miedo a mi mismo?…(bueno,a veces sí).El post,magnifico,como siempre y la música,para llorar cuando me emborrache en casa por las noches.¡Qué tío1 el sr.Traver,si me hubiera agarrado ud.treinta años atrás…Bueno,a lo mejor habíamos acabado los dos en el loquero,eso nunca se sabe..

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  5. Sencillamente magistral, Rey Carmesí… estoy impactada por este cocktail de lacanismo y mito campbelliano, embriagada de resortes y resonancias pasadas y presentes…
    Sí, el viaje del héroe ya de regreso. Cuidado sin embargo: como dice Campbell, no está exento de trampas y nuevas vicisitudes.
    Algo me susurra que las superará.
    Besaes 🙂

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  6. Estarás conmigo Paco que antes de la intención existe una pre_intencionalidad subjetiva e inconsciente producto posiblemente de la influencia genética, del espíritu de la época, de la cultura, del medioambiente y pasado familiar, la quimica corporal, los humores, una predisposición que escapa a la conciencia volitiva, algo que al mirar hacia atrás la puedes observar como ineludible, no has podido escapar de ella. Los errores y aciertos parecen escabullirse a la propia voluntad y se categorizan según resultados, una valoración tampoco clara por la influencia de algo mayor, y si encima crea un mal karma acabamos en un pastizal de culpabilidad. Somos como flores donde la calidad de la semilla, la fertilidad del suelo, el clima y la posición geográfica tendrán un peso mayor que la intención volitiva que solo nos permite seguir los rayos del sol. Bueno vivamos con ello. Lo que parece claro que la naturaleza tiene su propia intención y no es la de dotar de libre albedrío a sus hijos que chocaría con la de explorar toda posibilidad.

    * Curioso Post sobre el Karma, da para una profunda reflexion.

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  7. Hay una cierta inclinación a considerar que «lo inconsciente» es algo ajeno, alienado o diferente a lo consciente, pero lo cierto es que la pre-intenciones inconscientes y las conscientes suelen ser consonantes y andar alineadas, los conflcitos entre Cc/ICc o entre organismo-individuo existen -desde luego- pero son fruto más bien del trasiego que hacemos con aquello que rechazamos. El libre albedrio se situa en ese borde o filo donde elegimos: la elección y la motivación no tienen porque ir en contra de lo inconsciente. Althusser no elige lo que su inconsciente le dicta sino movido por el miedo a su madre, ambos el deseo de ligar en aquella playa y el miedo a su madre tienen lugar en su consciente, se trató de una elección, de algo intencional. Lo que queda inconsciente es la razón por la que se mantuvo fiel a su madre, pero no la acción propiamente dicha.
    Por otra parte el libre albedrio no se opone a la apertura de la experiencia derivada de un sistema de exploración inacabado, sino que la refuerza y explica. Si tenemos libre albedrio es porque nuestra paleta de opciones es mucho mayor que la de cualquier animal.

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  8. Yo no tengo ninguna idea definitiva con respecto al libre albedrío, a pesar de la experiencia personal, clínica y las múltiples lecturas sobre el tema desde diversas ópticas: psicoanalítica, filosófica, sociológica, etc.

    De momento se me ocurre que quizás la posibilidad de elegir se ve muy influída por la fuerza de los riesgos que implican ciertas decisiones, y en ese sentido, lo que podría verse como una opción se descarta pues la posibilidad de haber elegido mal puede llegar incluso a ser letal. En esos casos ¿también podría hablarse de libre albedrío al rechazar algo, o bien no poder realizarlo (que no es lo mismo) ya que por su alto riesgo puede dañar de manera radical?

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  9. Toda elección parece surgir de una aparente auto_motivación. Entre la elección y la auto_motivacion podemos situar el pseudo_libre albedrío, incluso traer a la conciencia mas que la razón la percepción clara de la motivación. Pero eso no es libertad, por que no puedo escoger lo que me motiva. Puedo también experimentar y transgredir mediante un «No hacer» lo que me gustaría «hacer», esa resistencia aun me acercaría mas aunque creara una fatal división en mi interior, descubriendo que libre albedrío y auto_conciencia mantenida son una y la misma cosa dando paso a una inteligencia viva. El libre albedrío es una posibilidad humana pero ciertamente no entra en la paleta de opciones que yo pueda escoger con un «No hacer» o que singularmente me automotive.

    Creo que esta respuesta me satisface, acabo de romper mi chicle. Ya era hora……..

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  10. «El libre albedrío es una posibilidad humana pero ciertamente no entra en la paleta de opciones que yo pueda escoger con un “No hacer” o que singularmente me automotive.»

    A mi también me gusta la reflexión, hablar del libre albedrío como posibilidad que puede darse en algunas ocasiones, y no como un camino abierto.

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  11. Existe ciertas patologias donde podemos observar como los sujetos son incapaces de autotranquilizarse, automotivarse o autodirigirse y dependen por tanto del medio ambiente para hacerlo.
    Yo estoy seguro de que las personas comunes lo hacemos de «motu propio» y creo que además de eso podemos influir en nuestra automotivación. Y elegimos bien cuando es consonante con nuestras posibilidades.

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  12. Gente común son todas aquellas personas que tienen unos limites muy estrechos de elección, a saber no están libres de hábitos y rutinas circulares, influencias sociales, ideas preconcebidas y fantasías estructuradas. Esta gente común, enfrentada a los que sufren graves patologías pueden dar una sensación equivoca sobre el libre albedrío, no es justa ni razonable la comparación, aunque agradezco Paco tu sensibilidad.

    En realidad la gente común esta bastante loca por que cree ser libre, piensa que controlar la realidad cuando realmente esta sometida, y eso es esclavitud. Conducen un coche en una vía de sentido y carril único, creen ser la Thelma & Louise, pero la única opción si son algo inteligentes es disfrutar del paisaje mientras se dirigen al abismo. Mas diría, su única libertad consiste en conducir correctamente haciendo caso a las señales.

    Ahora en mi locura Incluso empiezo a tener complejo de señal de trafico……

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  13. Fascinante reconciliaste a jung y a freud. La corriente transpersonal tiene mucho de fantasia o de pseudociencia segun algunos. Has integrado tmb la logoterapia de Viktor Frankl?

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