Engaño y autoengaño


La verdad tiene estructura de ficción

Jacques Lacan

La corola de la orquidea es un reclamo sexual perfecto para los insectos

Hay pocas oportunidades de leer a Robert Trivers pues incomprensiblemente ninguna de sus obras ha sido traducida al castellano. Menor aun es la posibilidad de oirle en una entrevista. Trivers es uno de esos autores muy citados en todos los estudios de psicología evolutiva pero que pocos conocen de primera mano. Afortunadamente aqui hay un articulo de Alfredo Ruiz donde nos resume a los hispanohablantes sus ideas respecto al tema de este post.

El inefable Punset le entrevistó para Redes en este primer video y siguió con el tema del engaño y el autoengaño en el segundo video con otro neurocientífico interesante Marck Hauser.

Video 1.-

Video 2.-

Antropólogo y biólogo Trivers es seguramente uno de los nombres mas importantes de la neurociencia actual y la psicología evolutiva, sus estudios sobre el altruismo recíproco arrojaron luz para la comprensión evolutiva de una de las conductas mas incomprensibles de los organismos vivos a la luz del evolucionismo puro y duro: la ayuda mutua. Menos conocidos son sus estudios sobre el engaño y el autoengaño.

El engaño es una conducta que podemos encontrar en toda la escala animal y que sirve para obtener ventajas en la interacción con otros individuos usualmente de la misma especie pero tambien entre distintas especies y utiliza el amago de las verdaderas intenciones: no hay engaño sin ocultación, a este respecto ya escribí hace un tiempo un post sobre los engaños que ciertas especies efectuaban en relación con sus congéneres u otros a fin de resultar polinizadas o fecundadas, escapar de la rivalidad de los machos dominantes u obtener prebendas en la distribución de cargas.

La idea de Trivers es que el autoengaño evolucionó a partir del engaño: a fin de hacerlo más fiable en su propósito de engañar. Efectivamente los mentirosos con la repetición de sus mentiras corren el riesgo de ser descubiertos con lo que sus engaños resultarían cada vez mas ineficientes. Es por ello que la detección de mentirosos y la sofisticación de los engaños coevolucionaron.

Naturalmente la orquídea no sabe que está engañando al escarabajo pues carece de autoconciencia, ambos no han aprendido -en su escala- a discriminar los engaños de las verdades, simplemente hacen siempre lo mismo eón tras eón sin aportar nada nuevo, no hay conocimiento ni en la orquídea ni en el escarabajo, ambos se limitan generación tras generación a repetir el mismo engaño y la misma conducta engañada.

Pero los humanos gracias a la aparición del lenguaje hemos refinado mucho nuestros métodos de engaño, hasta tal punto que Guidano supone que no hay conciencia humana sin autoengaño, o dicho de otra forma, el autoengaño parece ser la prestación por defecto de nuestro cerebro: de lo que se trata es de construir un mundo que encaje con el modelo original, un modelo coherente o de alta relevancia en relación con el contexto, hacer encajar un mundo cambiante con el modelo previo que el cerebro ya ha construido. Nuestro cerebro no está pues destinado a encontrar la verdad sino a hacer congruente lo que se encuentra ahi afuera con el mapa que tiene de sí mismo adentro: el autoconcepto.

La mejor forma de mentir es que los demás no detecten nuestras mentiras- a través de esas pequeñas señales psicosomáticas que delatan una falsedad- y la mejor forma de hacerlo es llegar a creerse las propias mentiras. Esto es precisamente el autoengaño, una adaptación destinada a incorporar nuestras mentiras  y hacerlas inconscientes o poco visibles a fin de aparentar ser fiables pues todo engaño está destinado a la autopromoción.

Para nosotros psiquiatras y psicólogos entender mejor estas formas sutiles o burdas de autoengaños son profundamente importantes en nuestro quehacer: prácticamente todas las patologías psiquiátricas o psicológicas están construidas con los materiales del autoengaño, la mentira, la falsificación o el disimulo. De entre ellas destaca una conocida desde la antiguedad aqunque poco frecuente: la pseudologia fantástica o mitomania a medio camino entre la histeria, la psicopatia y el delirio megalómano y que hoy ocupa un lugar destacado entre los trastornos facticios, es decir entre aquellos donde la intención de engañar o autoengañarse son tan evidentes que merecen por si mismos un capitulo aparte.

Si el autoengaño tuvo éxito como estrategia evolutiva fue por la razón de que ahorraba muchos esfuerzos al mentiroso: si alguien cree en sus propias mentiras no tiene que estar todo el tiempo vigilando las cosas que dice o hace a fin de no revelar sus falsedades. Sin embargo el autoengaño tiene un coste muy alto desde el punto de vista de la prueba de la realidad: el autoengañado ha de fragmentar el mundo en aquellas parcelas en las que se autoengaña y aquellas otras donde aplica el principio de realidad a rajatabla. Esta fragmentación del mundo tiene consecuencias mentales (la perdida del sentido de la realidad o la creación de irrealidades tal y como solemos ver en ciertos trastornos de personalidad) y somáticas, consecuencias psicosomáticas importantes aparecen al mantener constantemente esta división de múltiples estados o niveles de conciencia, es como si el individuo fuera un funambulista a gran altura: caerse es fácil y la enfermedad es su coste.

En realidad tanto las personas consideradas normales como los pacientes psiquiátricos nos autoengañamos pues el autoengaño forma parte del peaje evolutivo que pagamos por ser tan inteligentes y a fin de cuentas lo que un organismo vivo pretende es medrar y autopromoverse, lo que sucede es que unos lo hacen más que otros, todo el tiempo, de forma más intensa o abarcando campos cognitivos más amplios. La diferencia que existe entre un delirio (convicción máxima), la pseudología o la histeria de conversión (simulación maxima), la simple falsedad (inconsistencia, falsificación y superficialidad) y aquel que finge a sabiendas como puede ser el caso de un actor es a veces dificil de objetivar.

Ciertos investigadores están persuadidos de que el delirio es la forma más perturbada de autoengaño, pero aun no sabemos cual es la linea que la conciencia humana cruza para transformar un simple y a veces banal autoengaño en una enfermedad que perturba psicóticamente la prueba de la realidad.

Aqui hay otro buen video sobre este asunto.

28 comentarios en “Engaño y autoengaño

  1. La ultima y gran mentira o autoengaño pudiera ser que no tenemos un cerebro «Nuestro cerebro» como alguien que tiene una posesión, mas bien parece que es el cerebro el que nos tiene y crea como una ilusión autoconceptual sin existencia real. Resultado que no sabemos que no somos y el lenguaje delata esa ignorancia, ese autoengaño.

    Saludos

    Juan Manuel.

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  2. Magnífico. De hecho, el individuo, al igual que ocurre en la ciencia, necesita de un modelo o paradigma para poder cotejar su percepción de la realidad con la realidad misma. Sólo cuando aparezca otro modelo que explique más fenómenos (i.e asigne símbolos a objetos), se podrá extinguir el antiguo. Es, por lo tanto, en los momentos de crisis o cambio de paradigma, cuando más difícil resulta mantener el autoengaño. Por eso muchos «progres» no acaban de madurar en la vida: la crisis es demasiado costosa para alguien que vive en «Utopía». Ontogenéticamente, esto se vincula a la interacción entre la vejez somática y la experiencia perceptiva. Por desgracia, la civilización actual ha castrado muchas posibilidades para la experiencia, de ahí que se produzcan tantos desajustes entre el soma y la psique y, así, la incidencia de un gran número de enfermedades mentales.

    Es sólo una idea.

    Gracias.

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  3. Miles davis solía decir «Primero toco, luego digo lo que es». La ilusión simbólica_conceptual consiste en el resultado de creer que cuerpo y mente están separados. Dicho de otro modo no hay un «Yo» separado de la experiencia total. En el caso de un individuo que miente y que lo sabe y a pesar de ello se reitera en el engaño nos da una respuesta total que no podría haber sido de otra manera, por que no hay nadie a parte del movimiento total de repuesta, es una totalidad cambiante en flujo que solo puede dar un resultado por instante. Al no haber un ente separado si no un proceso completo fluyendo, la respuesta dependerá de toda la información que acumule hasta la acción, moraleja tiene o tenemos la misma libertad que una orquieda, solo se puede hacer lo que se hace en base a la totalidad de información que disponemos, el libre albedrío por tanto es otra ilusión, la libertad de elección de mentir o no mentir es otra irrealidad, por que no hay nadie que elija. Es muy sutil el asunto y su asimilación e interiorización un vuelco en la visión del mundo.

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  4. Desde mi punto de vista el libre albedrío es una imposibilidad por que necesita un sujeto con voluntad y propósito que se lo atribuya (Sujeto – Objeto). Por supuesto el cerebro crea la ilusión de un «Yo» estático que se apodera de la acción realizada, pero el Miles Davis que toca y luego dice lo que toca, ya no es el mismo Miles. No solo es dinámico el terreno y los limites de los condicionamientos, el ser humano en si mismo es un terreno con limites azarosos dinámicos, y quien lo controla?, cual es esa entidad básica e inamovible separada de la experiencia que ejerce?, donde esta?, cuando la encuentres como sujeto podrás asignarle el libre albedrío.

    Un saludo

    Juan Manuel

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  5. Un organismo para poder relacionarse tiene una estructura «Funcional» como entidad separada que diferencia las formas y objetos, si me duele la cabeza me tomo una aspirina, si llueve saco el paraguas, a su disposición tiene opciones, incluso puede «Crear» nuevas opciones que le permitan un mayor abanico de elección. Y puede decir lluvia, o libre albedrío es una ilusión como etiqueta de su propio inventario ganado a través de los años. No existe por tanto un «Donde» excepto la ocupación espacial de esa estructura funcional.

    Sin embargo también aparece en escena un sentido de «Yo» que siempre es a posteriori, el hacer de la estructura como función es apropiada por un sentido de autoría llamado «Yo» el que firma , como una fuerza estática/creativa que tiene poder sobre los pensamientos, las acciones y el organismo. Pero es una ilusión que provoca por un lado el sentimiento de culpa pues se hace responsable de la acción en caso de que crea que se ha equivocado, o se enorgullece, también juzga al prójimo por que lo cree poseedor del mismo «Yo» o lo enaltece. Pero si realmente es real ese «Yo» por que no puede controlar sus pensamientos?, emociones y sentimientos?, no será que el pensamiento crea al pensador?. La emoción al emocionado?, de manera que el «Quien» no es ni parece fijo, es dinámico. No hay un «Yo», nace y muere a cada instante moldeado por todas las variables que surgen donde la memoria le da ilusión de continuidad.

    Un saludo

    Juan Manuel

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  6. La paradoja de tu argumento es la siguiente:
    Es un ejercicio de libre albedrio argumentar que el libre albedrio no existe.
    Es como aquel que va a una restaurante y cuando el camarero de da la carta le dice «no elegiré nada, solo despues de haber tenido la experiencia de haber comido decidiré qué quiero comer, podré decir que me ha gustado o que no, pero no puedo elegir».

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  7. Posiblemente sea un enfoque paradójico, las ilusiones tienen eso. Ahora bien existe un modo frontal de investigar esta paradójica situación. Estarás conmigo que primero viene al mundo una entidad biológica bastante funcional, posteriormente a través de este ente biológico/cuerpo se desarrolla un «Yo» psicológico» que tiene una función a modo de herramienta. Conforme avanza en su desarrollo pasa de acompañar para poseer la propiedad del cuerpo, el lenguaje le delata, «Tengo un estomago», tengo un cerebro. Cuando es a partir del cerebro/cuerpo su creación y desarrollo. La herramienta acaba poseyendo al cuerpo hasta tal punto que lo socava, esa entidad psicológica se transforma en un ser ideológico fuente de «ismos», puede llevar al cuerpo a la destrucción, a la obesidad, a la guerra, al consumo de sustancias que dañan al cuerpo, al suicidio, al stress, incluso se reencarna, jejeje. Me da que es un error en la ecuación que desarrolla la entidad biológica, la supremacía de este ente psicologico es abrumadora restando libertad al cuerpo, lo esclaviza con sus contenidos que son cultura, condicionamientos psicológicos. Pero su fragilidad sale a la luz frente a un dolor de tripa, una emoción desbordada, un sentimiento abrumador. Por supuesto tiene un lugar en la totalidad corporal, pero acaba consumiendo bastante energía y acapara. Devolver al cuerpo su mando dejándolo a un lado como acompañante es una opción evolutiva para devolver al verdadero propietario su poder. La ilusión era una ilusión de poder, la energía y la fuerza surgen de la entidad biológica, y el charlatán que comenta las jugadas mediante el pensamiento compulsivo es sustituido por el silencio, donde esa energía pasa a la percepción o toma de conciencia para la totalidad biológica versus los condicionamiento maquinales que dañaban a su creador. Era una ilusión o era real?, toda ilusión es real hasta que se desenmascara. El cuerpo tiene hambre va y come, la entidad cree que el hambre es suya y se la atribuye, es un problema de énfasis, si el énfasis se posa en el cuerpo la entidad psicológica se desvanece, si la entidad yoica acapara la energía, es el cuerpo el que peligra. Y sin cuerpo no hay «Yo», pero sin «Yo» si que hay cuerpo, eso se investiga vía meditación o sacando conclusiones del comportamiento cuando se duerme.

    Si tu sueñas que estas comiendo en un restauran, tiene libre albedrío el «Soñado»?, lo parece pero es una ilusión de poder.

    Un saludo de Juan Manuel

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  8. Estoy de acuerdo con juan manuel respecto al libre albedrio. Mi cita faroita es la de Spinoza :
    “no hay en el alma ninguna voluntad absoluta o libre, sino que el alma es determinada a querer esto o aquello por una causa, que también es determinada por otra, y ésta a su vez por otra, y así hasta el infinito” (proposición XLVIII de Ética)

    Los experimentos demuestran que existe una actividad inconsciente cerebral previa a la consciencia de la decisión, lo que implica que la sensación de voluntad es consecuencia y no causa de la actividad cerebral Por tanto, las decisiones de la mente reflejan deseos, determinados por las circunstancias del organismo ( cerebro +cuerpo)

    Si es verdad que las neurociencias han superado el dualismo cartesiano nos toca aceptar que nuestras acciones están programadas por todo lo que va acumulándose en el subconsciente de programación genética, experiencias, influencias sociales, aprendizaje, traumas, …………… ( genetica + trayectoria vital)

    Tenemos grados de libertad para hacer lo que queramos, pero ninguna libertad para querer lo que queramos.

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  9. Esta ultima frase me ha gustado:
    «Tenemos grados de libertad para hacer lo que queramos, pero ninguna libertad para querer lo que queramos».
    Lo que significa que el libre albedrio se mueve entre dos horizontes: 1)la determinación que procede del contexto y que de alguna forma condiciona qué vamos a hacer 2) y la libertad del sujeto para moverse dentro de las coordenadas de ese mismo contexto.
    Aqui:

    Determinismo y libre albedrío

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  10. Tanto el artículo como los comentarios merecen un mención de honor. He de leerlos contínuamente y aun así me sigo sorprendiendo de todo lo que estoy aprendiendo gracias a ustedes.

    Tengo algunas preguntas, pero necesito asimilar y elaborar un poco todos los comentarios. Soy de las que necesita imprimir la página para leer, subrayar y hacer anotaciones al margen, de lo contrario siento que mi lectura es también una ilusión.

    Gracias de nuevo

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  11. Me alegro que te haya gustado la frase con la que acabo mi anterior comentario. Sobre el tema, y concretamente sobre la paradoja que comentas sobre la elección en un restaurante, me explico con un poco de detalle en la siguiente dirección.

    http://memoriasdesoledad.blogspot.com/2010/11/el-libre-albedrio.html

    Creo que el tema del libre albedrio será de los más importantes y fascinantes en los próximos años cuando las neurociencias aporten más conocimientos.

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  12. El libre albedrío necesita investigarse desde la humildad pues menoscaba nuestra integridad. En cuanto a la frase Miquel “Tenemos grados de libertad para hacer lo que queramos, pero ninguna libertad para querer lo que queramos”. Esto al final queda reducido a que la experiencia determina el condicionamiento, el próximo acto, y toda experiencia es en si misma azarosa. Yo haciéndome eco de la filosofía Hindú e intentando separar al mecanismo cuerpo_mente y he podido llegar a una hipótesis inquietante, podría ser que exista la experiencia sin experimentador que la experimente como algo que controla o hace, aunque dentro de la experiencia aparece un experimentador que experimenta. En el fondo se cumple la máxima lo que es arriba es abajo. Como abajo me refiero a las experiencias del sueño donde no hay experimentador aunque aparezca tomando decisiones en el guión onírico, el tomador de decisiones es parte de la experiencia, pero no aparte de la misma.

    Salud

    Juan Manuel

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  13. Me estreno en este blog con un par de comentarios al vuelo, no quiero perde la oportunidad de vincularme más.
    Respecto al libre albedrio:
    Poco importante si este existe o es una ilusión.
    Yo sólo puedo tener una experiencia de librte albedrío desde mi propia experiencia, y mi propia experiencia me grita a voces que sí que tengo libre albedrio.
    La experiencia de libre albedrio es todo lo que necesitamos para tener libre albedrio. No podemos definir el libre albedrio desde otras coordenadas que no sean la de nuestra percepción de este.
    Lo importante es por qué tenemos nuestra ilusión-percepción de libre albedrio?

    Durante toda la lectura del post he seguido pensando en la frase de Lacan que lo abre.
    A mis alumnos de narrativa les explicaba que lo que nos distinguía de los animales no era nuestra capacidad de mentir (el chimpance joven que juega con una cría cuando la madre lo ve para atraer su atención está mintiendo, pues abandona el juego cuando la hembra deja de verlos). Lo que nos distingue es nuestra capacidad de crear y entender la ficción. A la verdad y a la mentira añadimos la categoría de ficción. Autoengaño y ficción necesitan de las mismas capacidades.

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  14. Eso mismo pienso yo, Alberto. El libre albedrio es la experiencia que yo tengo a diario y miles de veces acerca de mi toma de decisiones, si es o no ilusorio es banal, puesto que mi experiencia sensible me dice que efectivamente puedo decidir y decido en esas coordenadas de ilusión o no.

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  15. Amigo Alberto dices:
    «Lo que nos distingue es nuestra capacidad de crear y entender la ficción. A la verdad y a la mentira añadimos la categoría de ficción. Autoengaño y ficción necesitan de las mismas capacidades».
    Yo diria que la ficción o el simulacro necesita de un nuevo giro en el autoengaño, pues el que finge necesita creer que no está engañando ni autoengañándose. Añadiria que la vida es un juego de engaños donde aquel que primero declara que ha sido engañado pierde.
    Imaginate un juego que consistiera en dos que están continuamente engañandose para obtener algo, ¿que sucederia si el engaño nunca fuera desvelado? Pues que uno no sabria si el otro actua engañado o por el contrario si su engaño consiste en disimular que ha sido engañado. Ocultar el engaño para -a su vez- no mostrar todas las cartas es una buena estrategia de confrontación con el mentiroso. Es una especie de farol sin fin que sin duda jugamos con algunos de nuestros rivales u oponentes en la vida. La experiencia me ha demostrado que el primero que se enfada o pierde los nervios desvelando su ofensa es el que pierde la partida.

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  16. Estamos enunciando en otros términos la ToM.
    No percibí las implicaciones en las relaciones sociales que tenía elaborar ficciones, pensaba en la ficción como entretenimiento, en la capacidad que tenenos de suspender la incredulidad frente a una película de fantasía o de mantener acaloradas discusiones sobre las intenciones del personaje de una novela.
    Enhorabuena por el blog, estoy degustándolo poco a poco, quizá comente en algun post del pasado remoto.

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  17. Creo que un profesional de la mentira llega un momento en que no es consciente de que está engañando porque cree firmemente lo que dice como mecanismo de defensa para seguir manteniendo la mentira frente a cualquier atisbo de duda del oponente. Aquí el autoengaño es perfecto porque cierra bandas que puedan mostrar sus flanco débiles.

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  18. A Alberto: el argumento del teatro social ¿no resulta algo paradójico o más bien autorrecursivo? Pues teatro (social) es, de algún modo, fingimiento y ficción, de modo que esa estrategia evolutiva consistiría en fingir… para adaptarse al fingimiento colectivo, el cual es, bien mirado, la suma de todos los fingimientos. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
    Me viene a la mente una frase que oí hace años: «El amor es una goma que sostienen dos infelices, el que primero la suelta le da al otro en las narices». Aplicable no sólo al amor sino a casi todo y también al simulacro, tema de este espléndido post.

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  19. Enlazo su post a otro post, porque sus enfoques dan mas argumentos a favor y en contra de:

    http://www.rankia.com/blog/oikonomia/640912-cardumenes-peces-crisis-economicas
    «La razón de esos comportamientos sincronizados, su porqué, en el reino animal están claras. La selección natural las ha sacado a la luz como medio de dispersión de riesgos frente a la amenaza de los depredadores y como medio de avistamiento de depredadores: mucho ojos ven más que dos. Una sardina cualquiera tiene más probabilidades de sobrevivir dentro de un cardumen que fuera de él. Pero lo que es más complicado es explicar el cómo se produce ese comportamiento grupal tan altamente sincronizado. Me voy a remitir aquí a un magnífico vídeo2 del matemático experto en redes Steve Strogatz en http://www.ted.com/talks/lang/spa/steven_strogatz_on_sync.html «

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