Los que hayan leido este post sobre esta conducta social que conocemos con el nombre de «grooming» ya sabrán a estas horas que en las interacciones sociales la mejor estrategia -la que da mejores puntajes en tiradas repetidas- es la del «toma y daca», es decir yo te doy esto a cambio de que después me correspondas, lo que los humanos entendemos como favores. Y tambien habrán comprendido que el resto de estrategias, la bonachona, la tramposa, la desconfiada o la lunática, dan menos puntos evolutivos en la deriva de esa conducta que ha venido a llamarse «altruismo recíproco».
La teoría de altruismo recíproco fue desarrollada originalmente por Trivers (1971), como un intento de explicar los casos de (aparente) altruismo entre organismos no relacionados, incluidos los miembros de especies diferentes. El coste de ayudar se ve compensado por la probabilidad de beneficiarse de la devolución, que permite el comportamiento de evolucionar por selección natural. Por altruismo recíproco al trabajo, no hay necesidad de que las dos personas sean parientes, ni siquiera a ser miembros de la misma especie. Sin embargo, es necesario que los individuo interactúen con cada uno más de una vez, y tienen la capacidad para reconocer otros individuos con los que han interactuado en el pasado. Si los individuos interactúan sólo una vez en su vida y nunca se reúnen de nuevo, no hay ninguna posibilidad de beneficio de retorno, por lo que no hay nada que ganar por ayudar a otro. Sin embargo, si las personas encuentran a menudo entre sí, y son capaces de identificar y castigar a ‘tramposos’ que se han negado a ayudar en el pasado, entonces el comportamiento puede ayudar a evolucionar (extraido de la wiki en la entrada «egoísmo biológico).
Del mismo modo aquellos de ustedes que visionaran el video de Helen Fisher que colgué en este post tambien sabrán que el amor romántico, el sexo y el amor a secas evolucionaron por distintas razones y de forma independiente.
Los etólogos han acuñado el nombre de amor compasivo a lo que entendemos coloquialmente como amistad para diferenciarlo del amor romántico y del altruismo recíproco, pues como se verá a continuación en la amistad no suele haber reciprocidad sino simbiosis.
John Tooby y Leda Cosmides son una de esas parejas de investigadores que casi siempre publican juntos, es usual encontrarse trabajos firmados por los dos en una perfecta simbiosis como la que se da en matrimonios tras largos años de convivencia y que comparten no sólo hijos, sino intereses y profesión, junto a otros investigadores evolutivos que bien en forma de parejas o bien en forma de amigables y productivas compañias nos hemos acostumbrado a leer juntos, cito de memoria a Nesse y Williams, a Daly y Wilson o a los Damasio.
Efectivamente la pareja humana a largo plazo es el mejor ejemplo de amistad o amor compasivo (ni sexual ni romántico) que existe en la naturaleza.
Pero tampoco es altruismo mutuo.
Más arriba ya comenté cual es la esencia del altruismo mutuo: la estrategia «toma y daca», «tu me das y luego yo te doy» o «solo doy a aquellos confiables que me devolverán el favor».
No parece que las cosas en la amistad funcione de ese modo.
El problema que plantea la reciprocidad o intercambios aplazados es que puede que el que te debe el favor desaparezca, se muera o simplemente se olvide de su deuda, tambien hay que contar con los mentirosos (los tramposos) que aceptan favores pero no los devuelven. El problema de la reciprocidad ha sido bien estudiado en lo que conocemos con el nombre de «El dilema del prisionero de Axelrod y Hamilton y que no voy a describir aqui sino a remitir al lector que aun no conozca este dilema mental a la wiki.
Significa que en la vida real la estrategia del «toma y daca» no es la más frecuente a pesar de ser la más eficaz en teoria y sobre todo no lo es en los individuos que se encuentran emparentados y en los amigos.
Lo que subyace a las relaciones de amistad en terminos de cooperación es que no existen cajas registradoras ni cronometros que vigilen las deudas. En las relaciones de amistad no hay contabilidad como sucede por ejemplo en las relaciones mercantiles, en las profesionales o en las de simples conocidos. El altruismo recíproco no puede pues explicar esa cooperación que llamamos amistad, más aun la desnaturaliza, es por eso que a la amistad no se la puede poner a prueba con negocios, préstamos, ni compraventas. El peor negocio siempre sucede con un amigo y sucede porque las reglas que gobiernan en la amistad no son las mismas que las que gobiernan los intercambios comunes. Un amigo es un mal cliente.
Lo que está detrás de la amistad no es ni sexo ni amor romantico sino una emocion llamada «amor compasivo» por los psicologos evolucionistas y que han descubierto que tiene su propia psicologia. Piense usted en una pareja a largo plazo o en dos amigos que han resistitdo durante muchos años los embates de la vida: ambos se sienten en deuda con los otros, pero son deudas que ni se miden ni existe la obligacion de saldarlas, es una deuda satisfactoria (Pinker 1997). El amor compasivo que sólo se da con los verdaderos amigos y excluimos aqui a los amigos ficticios que son aquellos que se hacen amigos de quien les conviene (usualmente personas poderosas que son los que estan en condiciones de hacer favores) o entre aquellos que habiendo sido amigos se caen de la amistad por encontrarse en otros planos de definición de su propia realidad. Discriminar un amigo verdadero de uno ficticio es a veces bastante difícil, sobre todo en nuestro mundo actual donde las relaciones están fuertemente intervenidas por los beneficios a corto plazo.
El amor compasivo consiste en un extraño placer espontáneo que sentimos cuando ayudamos a un amigo de alguna manera que para nosotros carece de costes y produce sin embargo un enorme bienestar a la otra parte, es por eso que la gratitud, la simpatía, el cariño y la confianza son estirados hasta el limite desde un extremo y el otro. La amistad verdadera se reconoce porque -a diferencia del amor que es un pago sin cash- se trata de un cash sin pago, un beneficio mutuo donde no necesariamente se suceden los préstamos y los favores.
Un ejemplo corriente es este: compartir una habitación con otra persona que tiene los mismos gustos que nosotros. Una persona asi no representaria una carga, no hay costes en la cooperación y ambos pueden disfrutar de la compañia del otro sin necesidad de un coste en malestar. O dicho de otra forma: hay formas de cooperación que sin ser gratis producen la sensación de no comportar costes para los actores sin llegar a constituir reciprocidad.
Tooby y Cosmides han realizado la ingenieria inversa de este proceso para averiguar como evolucionó esta conducta y llamaron la atención sobre la Paradoja del banquero.
Si usted alguna vez ha pedido un préstamo bancario habrá caido en la cuenta (antes de la crisis) que los bancos solo prestan dinero a aquellos que no lo necesitan y que de hecho podrian financiar sus compras a plazos y sin embargo se lo niegan a quien mas lo necesita. Esta es la lógica cruel que se aplica a la cooperación en terminos arcaicos, se ayuda a quien menos lo necesita, el que lleva a cabo el favor solo tiene que preocuparse de los tramposos e identificarlos a tiempo para saber quien no le devolverá el favor sea porque no podrá o sea porque no querrá (Pinker 1997).
Los pensamientos y estrategias que evolucionaron para provocar este tipo de amor compasivo aquel que hace que estemos dispuestos a hacer favores gratis procede de estas conductas:
1.- Aparecer como irreemplazable, una estrategia que explica porque las personas buscan la reputación y el prestigio a fin de aparecer ante los demás como necesarios.
2.-Asociarse con personas que se beneficien de cosas que nos benefician, este viaje en el mismo barco -la suposición de que se comparte un mismo destino- es lo que explica la duración de los matrimonios o las parejas a largo plazo una vez se han amortizado los placeres del sexo y el amor romántico.
3.-Poseer habilidades que beneficien a otros al tiempo que nos benefician a nosotros, como por ejemplo ser un buen recolector y conocedor de plantas medicinales pudo ser en tiempos arcaicos un buen seguro de vida.
Pero en la amistad y el amor compasivo existe un bucle que explica el mantenimiento de la misma a pesar del tiempo. Se trata de que una vez que nos hemos convertido en valiosos para alguien (sea por lo que fuere), esa persona pasa a ser valiosa para nosotros, la valoramos porque sabemos que podria echarnos una mano y sabemos quelo haria porque nos valora y nos quiere y ese sentimiento que le suponemos vuelve a rebotar en nosotros acrecentando nuestro cariño por ella. Este proceso desbocado, autoreferente y recursivo es lo que llamamos amistad y cuyos actores suelen representarse asi:
«Nos gustan las mismas cosas y sabemos que siempre podremos contar el uno con el otro»
Es quizá por eso que Jorge Luis Borges solia decir:
«La amistad es preferible al amor porque no precisa frecuencia».
Y un corolario práctico: si consigues que te haga un favor una vez seguramente te haré dos.
En honor a la amistad quisiera despedir este post con un himno a la misma: «A little help from my friends».
Todo puede conseguirse con esa pequeña ayuda de los amigos.
Bibliografia.–
Tooby, J y Cosmides L: «Friendship and the Banker paradox, other patways to the evolution of adaptation of altruism» en Maynard Smith (ed) «Proceedings of the british academy: evolution of social behavior patterns in primates and man». British Academy, Londres 1996.
Pinker Steven: Cómo funciona la mente. Destino. Barcelona 1997.
Delicioso. Que bueno que fueran miles los amores comapsivos…
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Excelente e interesante post.
Cuando uno asegura su casa contra incendios, no solo da el dinero a la aseguradora, sino que espera muy sinceramente no tener que contar con los servicios de la casa aseguradora. Sin embargo, si uno tiene la mala fortuna de que su casa se incendie y los daños no sean reparados o compensados adecuadamente, entonces cambiará de casa de seguros. En la amistad he observado comportamientos similares a este.
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El «apego» del que habla Helen Fisher sería un tipo de amor compasivo, ¿no? Un tipo de amor compasivo en el que es preciso tener orgasmos porque para Fisher para que haya apego debe haber orgasmos.
Muy interesante el post y los posts que enlaza.
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No, el apego no es superponible al termino amistad compasiva que se refiere a las relaciones interpersonales donde no hay sexo ni parentesco ni altruismo reciproco. En mi opinión el apego es una categoria psiconeurobiologica que se encuentra presente en los tres tipos de amor, aunque menos representado en la amistad. Al fin y al cabo de las amistades podemos prescindir y resisten la distancia lo que prueba que no dependen del apego tanto como el resto de amores.
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Creo que el tiempo invertido en una amistad es uno de los factores más importantes por los que las amistades perduran en el tiempo. Se exige tiempo pero no necesariamente continuidad en el mismo.
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La amistad esa envoltura maravillosa donde dos o más personas disfrutan de un encuentro, o donde las espectativas son siempre abiertas, las puertas de par en par y sin embargo el respeto t mantiene en tu lugar.
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¡ Qué bárbaro ¡ Los Beatles tenían canciones para todo, a juzgar por cómo acabaron su relación se parece más a una relación amorosa que a una amistad. Amor al triunfo y al dinero y luego cantaban canciones de amistad, eran perfectos.
La teoría del altruismo recíproco, eso es el enigma del don, según Godelier :
Haz clic para acceder a 50901623.pdf
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De todos modos, cuando tratamos de explicar la amistad desde una perspectiva evolucionista, habría que huir de conceptos romanticistas como «compartir intereses». Los «intereses personales» son algo que surge con las civilizaciones avanzadas, y especialmente con la revolución industrial y el fomento de la cultura del ocio.
En las sociedades primitivas, se supone que apenas había intereses personales: todos los intereses eran comunales.
Me temo que en el origen filogenético de la amistad no deberíamos meter «constructos» culturales románticos que hablen de «compartir intereses», «envolturas maravillosas» y cosas así… En realidad la amistad surgió como mera estrategia de supervivencia y su origen es más oscuro y siniestro de lo que muchos se atreven a sospechar. La amistad original era una alianza que servía para sobrevivir y defenderse de los enemigos.
Eso explicaría por qué la mayor parte de la población está encallada en amistades que no les satisfacen, con los que apenas comparten intereses, pero que siguen siendo «amigos» por el peso de la inercia, y, más importante, por el miedo atávico a decir «NO». Muchas amistades se mantienen por ese miedo irracional a romper una amistad, que tiene mucho que ver con el hecho de que, en tribus primitivas, romper una amistad podía tener consecuencias funestas debido a lo reducido de las sociedades ancestrales.
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Ivan, mi opinión es que en ambientes modernos la amistad está muy determinada por el «altruismo reciproco» que preside las relaciones de intercambio y que de alguna forma predominan sobre la amistad, pero es evidente que la amistad evolucionó desde el intercambio de «sobrantes». Si yo tengo 2 Kg de carne y tu tienes 2 kilos de fruta, es obvio de que antes de que apareciera el precio de las cosas una buena solución es que yo prescindiera de un kilo de carne por tu kilo de fruta.
Eso es desde luego interés, por lo que no veo porque no pudiera haber intereses de este tipo antes de que se inventara el «interés» bancario.
No estoy de acuerdo en que el interés emergiera de las civilizaciones avanzadas, lo que si es cierto es que cada vez más es posible que ese interés se alejará más y mas de las condiciones de supervivencia.
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Cierto, sólo he querido matizar eso, que la amistad evolucionó a partir de intereses mucho más toscos y ordinarios como sobrevivir, cazar en grupo, intercambiar comida, ayudarse en el cuidado de la prole, etc. Intereses que originalmente debieron ser más colectivos que individuales. Lo decía porque me ha parecido notar un halo romántico, liberal, como de culto a la singularidad del individuo, sobre todo al leer de «proyectos en común», «compartir intereses», «envoltura maravillosa», etc. Puede que lo haya interpretado mal.
En realidad, en la amistad no todo es maravilloso. Hay amigos que son más un engorro que otra cosa, pero uno no puede romper la amistad con ellos, seguramente por un miedo ancestral al ostracismo. Sospecho que ese miedo primitivo es responsable de más lazos de amistad que la afinidad de intereses.
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Lo que dicen precisamente Tooby y Cosmides a este respecto es esto:
«Los intercambios explicitos y la reciprocidad alternada que solemos construir en nuestras sociedades donde el grado de amistad falta y la confianza es baja, estas economias de mercado donde intercambiamos constantemente favores con extraños ha crecido a un ritmo sin precedentes. Este hecho tiene una secuela y es que nos devuelve la idea de falta de compromiso con nuestros compañeros y por tanto estamos expuestos a abandonos en epocas dificiles (que es la funcion de la amistad), lo irónico es que el cómodo entorno en el que vivimos nos hace en lo emocional sentirnos menos seguros pues minimizan las crisis que nos informarían de quienes son nuestros amigos reales».
Y esto es un engorro como dices, si.
Pero peor engorro, es la soledad, creo.
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Tal y como lo expones, la soledad sería un engorro menor comparada con la amistad con las características que describes.
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Bueno, la mayor parte de la gente que conozco eligió esa amistad social que describen Tooby y Cosmides, aunque todo el mundo se queja de sus amigos y les critican constantemente. Intuyo que debe ser peor la soledad que ese juego.
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Magnífica exposición, maestro. Queda clara la diferencia del ideal de amistad. Sólo hay un punto que no me quedó claro:
«un extraño placer espontáneo que sentimos cuando ayudamos a un amigo de alguna manera que para nosotros carece de costes y produce sin embargo un enorme bienestar a la otra parte»
¿y cuando no carece de costes? (¿no es éste un parámetro clave?) Ejemplo: un amigo que vive lejos está deprimido, o intervenido quirúrgicamente, y nos necesita a su lado aunque tenga familiares. Consumir tres días de vacaciones para ir a su lado es un «coste» (en este caso en tiempo libre nuestro), en contraste con otras dádivas que a nosotros no nos representan esfuerzo, aunque el placer para ambos resulte siendo el mismo.
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En su cita de Tooby y Cosmides en su último comment, creo que esto es a lo que la sabiduría popular llama «a las duras y a las maduras», o también «la hora de la verdad». O «ahí te quiero ver» 🙂 Obviamente, en un entorno donde la incertidumbre de ciertos tipos se va minimizando, nos quedamos sin saber qué haría el amigo «a la hora de la verdad».
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Un amigo es aquel que nos ayuda cuando todos nos han abandonado, es como un Banco que nos presta sabiendo que no va a cobrar nunca.
Pero yo no lo pondria a prueba sobre todo cuando hay costes mensurables, ten en cuenta que la amistad tiene que competir crudamente con otras formas de vinculo mas groseras y universales como el «toma y daca».
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Ahora ya se entiende mejor, sí: mejor no ponerla a prueba cuando sí hay costes mensurables, como bien dice usted. A pesar de ello (y sin romantizar, como bien lo califica Iván), por suerte hay casos en que el coste es irrelevante en la transacción: esos amigos nos ayudan, cueste más o cueste menos. A mi entender, ahí justamente está la gracia. Y los demás seguirán sin pasar la prueba del algodón y todos tan felices 🙂
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En mi primer comentario hago una comparación con una casa de seguros. Aparentemente prestamos a fondo perdido, pero este altruismo solo funcionará si el dador de favores está lo suficientemente bien como para prestarlos, de lo contrario tendrá que ocuparse primero de sí mismo. Si uno quiere recibir favores tendrá que procurar que el amigo no caiga por debajo de ese nivel. Por tanto creo que la amistad es un seguro que consiste basicamente en dar cuando es más fácil dar, para recibir ayuda en caso de catástrofe. Lógicamente todo este proceso no se hace de manera consciente. El balance final es positivo, pero lo es en relación a una probabilidad asignada a cosas que nos pueden suceder. Es previsible que aquel al que la vida lo haya tratado bien haya hecho más favores y haya recibido menos, pero sin embargo su vida estuvo cubierta contra un posible riesgo de catástrofe.
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Es exactamente asi Agustin: el dador de favores es siempre alguien con capacidad de ofrecerlos. Dios es el supremo dador de favores por eso siempre lo imaginamos como muy poderoso. ¿Para que serviria creer en un Dios paria que ni siquiera tiene donde caerse muerto y no sabe curar enfermos o resucitar muertos?
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Excelentes reflexiones, felicitaciones.
—
rompelapinata.blogspot.com
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Yo creo que tiene mucha razón, maestro Traver, aunque discrepo con Agustín porque hay muchos magnánimos que lo son precisamente porque, previamente a serlo, la vida les ha «tratado bien», es decir, han «recibido» más que dado (ergo sólo por eso pueden ser magnánimos, porque en principio sólo podemos dar lo que tenemos, y para tenerlo hemos debido recibirlo antes) aunque totalmente de acuerdo en que esos seres parecen «cubiertos contra riesgo de catástrofe». Pero es confuso porque también hay quienes siempre han dado, constantemente, sin recibir casi nada.
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PS: genial esa observación de que si Dios no pudiera curar enfermos no sería Dios 🙂
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Ana, creo que se puede dar sin recibir casi nada y aun así ser un «negocio rentable». La casa de seguros como digo es un ejemplo de esto: podemos querer pagar un seguro de incendios aunque nuestra casa no se haya incendiado nunca, ni tenga viso de hacerlo; y todo con tal de tener cubierta esta posibilidad en caso de que ocurra, y siempre que la cuota sea razonable.
Y es explicable también mediante teoría de juegos, como juego cooperativo de suma no cero (ya se ha hablado de esto por aquí).
Si nos vamos al extremo se ve mejor. imaginemos que solo hay dos personas en el mundo con el tipo de sangre X. Si una de ellas enferma, lo óptimo es que la otra le done sangre; en previsión de que en el futuro le pueda pasar a ella lo mismo. Quizás esto explica por qué en las desgracias los lazos de amistad son mucho más fuertes y verdaderos.
Pero si en lugar de dos personas, añadimos más, entonces se da el fenómeno siguiente: no es importante que los favores te sean devueltos por el mismo amigo al que le sueles hacer favores, pero si por el conjunto de tus recursos (amigos, pareja, familia… ). De lo contrario uno dejará de hacer favores, debido a que estará muy ocupado en uno mismo y la teoría de juegos se cae.
También hay gente para las cuales hacer un favor constituye una motivación en sí misma (bondadosas) o aquellas que sea un incordio (egoístas) ; creo que son las mismos tipos que se vieron en el excelente post del Grooming. El sistema, no obstante, se autorregula.
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Yo no lo habría expresado mejor, querido Agustín. En el fondo estamos de acuerdo, yo también creo que “el sistema se autorregula” (sistema como un nivel «superior» al individuo). Veo obvio que lo importante no es el quién te devuelve (si es que es importante la devolución) sino pasar “al nivel siguiente”, aquél donde lo que importa ya no es el beneficio propio (individual) sino el de la horda. En este sentido, el aparente altruismo individuo-individuo se colapsa a otro nivel en “egoismo para la horda” (p.e. dar la vida por un niño ajeno, ahí estaría una explicación).
Watzlawick tiene un libro (Lo malo de lo bueno) que menciona precisamente esa “cadena de favores”, y creo que esta es la otra parte positiva de hacer el bien sin mirar a quién: que lo que importa -si trascendemos más y más niveles- no es el individuo sino la especie pasando por la horda. O la Vida, pasando por la especie.
Un lujo, compartir estas ideas con vosotros.
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Hace solo unos dias publiqué dos tuiteos que tenian relación con la idea de que la conciencia humana evoluciona mas rapidamente que su cerebro, el tuit siguiente añadia algo más: que la conciencia humana crece alejandose del determinismo puro.
Estas dos pinceladas tienen que ver con lo que dice Ana y lo que dice Agustin en distintas versiones de la misma idea: la conciencia humana no se rige por las leyes darwinianas de la evolución sino por las leyes de los sistemas abiertos, de forma que la conciencia no evoluciona sino que se expande y se aleja cada vez mas de ese centro reptiliano donde andan instalados la reproduccion y la autoconservación.
Y que explicaria lo que dice Ana: que quizá el egoismo del gen una vez superadas las leyes evolutivas en la adquisicion de la conciencia se verian impulsadas a encontrar otros egoismos donde se anclarian quizá otros pegamentos que impedirian o propiciarian (haz el bien sin mirar a quien) la expansion de la conciencia humana.
Me quedo pues con la idea de que el cerebro evoluciona y la conciencia se expande.
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Tambien me quedo con la idea de ese altruismo de donar sangre (u organos) que benefician a desconocidos que nunca podrán agradecernos tal donación, ahi no hay reciprocidad, ni amistad, ahi hay otra cosa que llamaré desde ahora para entendernos «altruismo esencial». Algo que no puede explicarse desde el evolucionismo pero si desde alguna otra instancia de la conciencia particpada de la vida humana.
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Al leer lo de «altruismo esencial», se me ocurre que el ecologismo (en especial, la lucha por la conservación de otras especies animales) caería dentro de esta categoría. ¿Por qué los humanos queremos que no se extingan las otras especies animales de la Tierra? No creo que sea sólo por el interés de nuestra especie, sino porque a medida que conocemos lo inhóspito que es el espacio exterior y lo inconmensurablemente único que es nuestro planeta, el altruismo se expande más allá del límite de nuestra especie, englobando a toda la Vida en la Tierra.
Cuanto más viaje el hombre al espacio exterior y más vea que ahí fuera el universo es hostil a la vida, cuanto más asuma el hombre la «Rare Earth Hypothesis» y entienda que la Tierra es una perla azul de una rareza infinita, más se acentuará un nuevo tipo de altruismo que podríamos llamar «altruismo planetario» o «altruismo de la vida basada en carbono».
Me parece que estos psicólogos anglosajones que tanto gustan de taxonomías y categorizaciones van a tener cubiertos las próximos años sacando nuevas publicaciones sobre los nuevos «altruismos» del milenio…
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¿Que es la rare earth hypothesis?
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Perdón, no había visto la pregunta…
No sé cómo se traduce al español (en la Wikipedia veo que lo han traducido como «Hipótesis de la Tierra especial», aunque no me convence). Es una hipótesis que cuestiona el principio de mediocridad defendido por científicos como Carl Sagan y que viene a decir que la aparición de la vida multicelular en la Tierra fue posible gracias a una combinación altamente improbable de casualidades astrofísicas y geológicas. Es decir, que según esta hipótesis, probablemente no haya tanta vida en el universo como algunos habían especulado. Si la hubiera, seguramente ya habríamos contactado con otra civilización, como bien explica la paradoja de Fermi. El término «Rare Earth Hypotesis» se ha acuñado recientemente a raíz de un libro del año 2000 «Rare Earth: Why Complex Life Is Uncommon in the Universe».
Dejo algunos enlaces a la Wikipedia por si a alguien le interesa:
http://en.wikipedia.org/wiki/Rare_Earth_hypothesis
http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_mediocridad
http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Fermi
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Dado el nivel de conciencia de la especie humana, pienso, más bien, que aunque existiera vida inteligente ahí fuera, no estaría muy deseosa de entrar en contacto con nosotros, la verdad. (No recuerdo quien dijo que esa era precisamente la prueba fehaciente de que existían los extraterrestres 😉
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Iván: piensa que la empiria se construye a base de cosas como ésta: «El eminente matemático y astrónomo Simón Newcomb demuestra que lo más pesado que el aire no puede volar. » (de El Retorno de los Brujos). También podríamos pensar (se lo digo a Sagan si me oye) que en un entorno acuoso no se puede respirar… a menos que se tenga braquias 🙂
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Creo que la paradoja de Fermi es algo bastante improbable. A Fermi le encantaban este tipo de «apuestas» y cálculos, pero creo que no pasa de ser un mero entretenimiento especulativo, al margen de su excelencia como científico. Posiblemente la realidad no sea ni tan optimista como la expresada por Sagan, ni tan pesimista como la que enuncia Fermi. El tiempo que llevamos de exploración espacial o recepción de señales procedentes de otros planetas es insignificante. Y por otro lado pienso que caso de existir otro tipo de vida inteligente es muy difícil que le resultemos de interés, ya sea por exceso o por defecto.
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Pues sí, Ana, en realidad, la «hipótesis de la Tierra rara» está basada en lo que algunos llaman el «chauvinismo del carbono», es decir, la presunción de que la vida sólo puede surgir a partir de agua, aminoácidos, proteínas, etc. Pero quién sabe si puede haber vida basada en otros elementos… Lo cierto es que hasta que la humanidad no tenga evidencias empíricas de vida extraterrestre, todo será un vaivén constante de especulaciones e hipótesis basadas en wishful thinking o en pesimismo antropológico (cuando no directamente en la necesidad de sacar publicaciones para seguir justificando las poltronas académicas)
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De todos modos, Agustín, hay algo a favor de la paradoja de Fermi. Si una civilización avanzada es capaz de crear robots que se autorrepliquen a sí mismos, es decir, robots que sean capaces de fabricarse y repararse a sí mismos a partir de elementos comunes de planetas y asteroides (hierro, aluminio, etc.), estos robots podrían expandirse por toda la Galaxia en unos pocos millones de años.
Sólo que en nuestra galaxia hubiera habido una sola civilización que hubiera alcanzado un grado de desarrollo un poco superior al nuestro, ya estaría toda la galaxia plagada de sondas y robots autoreplicantes procedentes de esta civilización. De ahí que Fermi, en esa famosa conversación se dijera: «Vale, muy bien, si la Tierra es tan mediocre y hay millones de civilizaciones extraterrestres en el universo, ¿»por qué no está la Tierra plagada de pruebas y vestigios de esas civilizaciones (sondas, robots, etc.)?»
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Si, Ivan. Pero encuentro ese razonamiento algo antropocéntrico. Para nosotros que no sabemos si hay vida inteligente ahí fuera es un impulso vital conocer a nuestros vecinos , pero para aquellos que ya conocen la existencia de quizás miles o millones de vecinos podría no interesarles en absoluto una visita y menos a una civilización que posiblemente sea tan inferior a la suya como lo sería para nosotros un hormiguero.
Lo de los robots me gusta. Pero yo pienso que estos robots se integraran biológicamente (al estilo de lo que hoy se llama cyborgs) y no serán meros instrumentos de «seres inferiores» sino que se desarrollarán como una nueva especie con poder de decisión y objetivos propios.
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De verdad sin palabras excelente…. 😀 me llenaron las palabras de tu post.
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No se puede decir nada más que qué hermosura, aún suena mejor que un noviazgo.
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No sé si la amistad es altruista o egoísta. Probablemente ambas cosas… O ninguna. Pero le pasa como al principio de incertidumbre de Heisemberg. En cuanto mides, el electrón ya ha saltado de barrio.
En fin, como me sale gratis:
http://unbosqueinterior.blogspot.com/2013/02/soledad.html
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«Las relaciones humanas son canibalísticas y alienantes, porque todas contienen un
germen de dominación, de aniquilamiento del otro». (pagina 18, «De lo culto y lo sutil»). Ya comencé a leer la novela, cuando la termine haré una reseña. Gracias,neuro-filosofo.
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