Crímenes, patentes e industria farmacéutica


Forcadas

Recientemente ha saltado a la actualidad una monja benedictina, llamada Teresa Forcades, que es además de eso, médico con un curriculum extraordinario y doctora en teología entre otras cosas. En un programa de TV 3 habló de sus ideas sobre diversos dilemas que aquejan a la humanidad  sin olvidarse de una critica feroz a las multinacionales farmacéuticas: la monja en cuestión no deja títere con cabeza y el lector interesado puede verla precisamente en este video donde le hacen una entrevista en profundidad.

Aunque tambien podeis leer su libro «Los crimenes de la industria farmacéutica» aqui en versión pdf:

crimenesfarma

Sobre las ideas que manifiesta la doctora-monja no voy a pronunciarme en profundidad pero si sobre algunas cosas que me han venido a la cabeza a raiz de esta entrevista y tambien sobre el asunto de las multinacionales farmacéuticas siempre envueltas en una especie de teoría de la conspiración propia. Primero abordaré el tema de la religiosidad católica.

  • Personalmente encuentro algunas contradicciones entre la postura de Sor Teresa y su militancia católica pero me alegro de que alguna voz se alce en contra de la ortodoxia vaticana y defienda lo que la Iglesia debió defender siempre: a los pobres, a los necesitados y a los oprimidos y más allá de eso a las causas de la opresión y de la pobreza. La ortodoxia cristiana nunca debió abandonar el espíritu de las primeras comunidades cristianas, el mármol, el boato y las riquezas de la jerarquía católica no encajan bien con la pobreza y la miseria humanas y es por eso que muchas personas han pasado a ser desafectos de la religión.
  • La jerarquía católica -aunque yo soy muy pesimista sobre la capacidad de cambio de los que están bien instalados- debe recuperar el pulso del pueblo y abordar sin miedos una buena reforma de su doctrina social y de sus dogmas, revisando de una vez por todas su asignatura pendiente: su conceptualización de la sexualidad y abordar de una vez la ética del lucro. Hay que sacar al monstruo del laberinto y mirarle a la cara.
  • La Iglesia debe abandonar esa especie de ingenuidad kitch al abordar los temas del amor y cooperación entre humanos y debe además entrenar a su fieles en tecnologías de la conciencia que sean reproducibles por sujetos sin formación y resultar a la vez creible por las personas que presentan intereses de conciencia elevados, menos teismo y más humanidad. Hay que dejar de hablar de Dios, de la defensa de la vida, del pecado y de quién puede y debe casarse y abordar el tema de nuestra supervivencia en este planeta: los intereses espirituales de las distintas Iglesias y el activismo medio-ambiental tienen que ir de la mano contra la codicia y los intereses económicos. El lector interesado puede visitar la página de Leonardo Boff y ver los temas que aborda.
  • Para que ustedes vean como la monja-doctora queda entrampada en su propia red cuando le preguntan cómo ha de vivirse la sexualidad desde un punto de vista monástico, pueden leer esta entrevista donde desliza la siguiente perla: «la vida monástica es una elección sexual sin genitalidad». Si Freud la oyera….sin embargo no aborda el gran tema: las monjas y los curas no tienen sexualidad genital porque no les dejan, esa es la verdad, hay algo pecaminoso e impuro en la sexualidad humana para la Iglesia católica.

Si ustedes visitan esta web que mantienen los islámicos en español pueden notar ciertas diferencias entre la pueril ingenuidad de las webs católicas y la profundidad con que el Islam trata los problemas que abruman al hombre de hoy, sean politicos, espirituales o de cualquier índole. Es evidente que las ideas del catolicismo práctico tienen que ponerse las pilas para competir con otras ideas en un mundo tan complejo como el nuestro, la parálisis de las conciencias frente a la mala distribución de la riqueza y el enroque defensivo en los grandes temas del hombre sólo beneficiará al nihilismo contemporáneo. Algunas monjas y algunos sacerdotes defensores de la teología de la liberación ya han optado por este camino, aunque personalmente no creo que la Iglesia católica pueda ser cambiada desde dentro, necesitaríamos para eso unos cientos de Teilard des Chardins para cada generación, gente con carisma, espiritualidad, una buena cuota de transgresión intelectual y que lleguen al público como uno de esos divulgadores -comunicadores, más que predicadores- cientificos tipo Carl Sagan que no son fáciles de improvisar.

Respecto a la critica feroz que realiza sobre las multinacionales farmacéuticas:

  1. Sor Teresa pone el énfasis en algunos medicamentos que manifestaron severos efectos secundarios despues de haber sido comercializados y tambien sobre el reparto de antivirales para el tratamiento del SIDA en Africa. Lo cierto es que aun siendo muy graves los casos que denuncia -y que involucran a casi todos los laboratorios del orbe que tienen abiertos procesos judiciales contra ellos en medio mundo- lo cierto es que no termina de poner el dedo en la llaga de este estado de cosas. Me refiero a la llaga de las patentes. Aqui hay un buen post sobre este tema de las patentes.
  2. El peligro de disponer de patentes no es que los nuevos medicamentos que se comercializan tengan muchos efectos secundarios sino que no los tengan en absoluto paralelamente a su perdida de efectividad. Los laboratorios farmacéuticos -como es obvio- sacrificarán antes la eficacia que consentir que aparezcan efectos secundarios letales. Es evidente que los laboratorios se plagian a sí mismos (y a otros) con tal de llegar a una farmacologia cosmética, es decir que no tenga sintomas adversos que justifiquen la falta de adherencia de un potencial paciente. Algo asi sucede con los psicofármacos: desde que Janssen inventó el Haloperidol es posible decir que no ha habido ninguna novedad en el tratamiento de los sintomas psicóticos. Los nuevos antipsicóticos no aportan casi ninguna ventaja al Haloperidol, son más caros y menos potentes. Menos eficaces.
  3. Algo parecido sucedió con el Prozac de Lilly, supuso ciertas ventajas sobre los antidepresivos comercializados con anterioridad (imipramina y clomipramina) pero perdia efectividad. A cambio de ello el Prozac inauguró una prometedora via de investigación sobre la recaptación de la serotonina que ha sido el paradigma psiquiátrico en el tratamiento de la depresión durante dos décadas y que ha quedado en nada. El Prozac era mejor tolerado que sus antecesores pero también menos eficaz. Se vendió como los churros como todo el mundo sabe.
  4. El caso del litio merece un capitulo aparte pues es una sal de un elemento químico fácil de sintetizar y muy barato. Aun hoy  y a pesar de múltiples competidores de sintesis el litio es un fármaco eficaz y bastante seguro a pesar de que tiene efectos secundarios. Aqui hay una historia insólita sobre el descubrimiento del litio que nunca fue negocio para nadie.
  5. Sobre las patentes es inútil decir que son una forma de proteccionismo estatal a las supuestas inversiones que un laboratorio tiene que poner en juego para demostrar que el fármaco es útil clinicamente. Sin embargo es bueno decir que la patente se opone a la innovación, es decir los laboratorios disponen (en nuestro pais) de unos 10-12 años para vender su producto sin interferencias de genéricos, pero cuando sacan un producto nuevo es muy probable que sea un clónico del anterior. Algo así sucedió en el caso de Janssen, inventor del Haloperidol, Risperdal (risperidona), Risperdal-consta y ahora un nuevo Risperdal llamado Invega (paliperidona) naturalmente más caro que su hermano. Proteger con patentes a los laboratorios no parece que estimule la creatividad sino que resulta desalentador para la innovacion y la I+D.
  6. ¿Resulta tan caro investigar un nuevo producto? Desconozco los costes de producción de un fármaco pero estoy casi seguro que la sintesis de uno de estos medicamentos no debe resultar muy cara puesto que los diseños quimicos se hacen por ordenador y luego se prueban en animales donde se testea muy especialmente su efecto teratogénico (la talidomida dejó muy mal recuerdo). De cada 50 o 100 moléculas investigadas sólo una decena promete algun tipo de efecto biológico demostrable. Y seguramente solo una molécula pasará a la siguiente fase donde dependiendo de su potencial terapeutico será probado en humanos enfermos.
  7. Una vez demostrado su potencial efecto benéfico para una patologia concreta los fármacos han de demostrar que son superiores al placebo y deben testearse comparándose con otras moléculas que han demostrado su eficacia. Y aqui viene la trampa porque gran parte de los fondos de investigación de los laboratorios estan destinados a «comprar voluntades» en el sentido de que para legitimarlos son necesarias las voces de los grandes popes que «demuestren» -en estudios sesgados para los intereses del laboratorio de turno- su efectividad. que siempre suele dar mayor que aquel con quien se compara.
  8. La comercialización del fármaco es la que está mayormente involucrada con «compras de voluntades» pues una vez demostrada su eficacia el fármaco tiene que ser recetado por el médico individual. Este capitulo es ya sobradamente conocido por todo el mundo para que entre ahora en disquisiciones éticas, pero me gustaria señalar algo: el principal enemigo de un fármaco nuevo no es su ineficacia sino su competencia industrial que intentará demostrar por sus propios medios y estudios financiados ad hoc que tal fármaco tiene efectos secundarios intolerables: los más buscados en los psicofármacos son naturalmente los suicidios que siempre acompañan a las campañas de marketing de los laboratorios enemigos.Y fáciles de encontrar en psiquiatría con fármaco o sin él.

Pero hay algo que desde mi punto de vista es aun más amenazador que las patentes con que los estados protegen a la industria farmacéutica. Me refiero a que sus eslogans de marketing «one pill for each ill» (una pildora para cada enfermedad) ha calado tanto en el imaginario médico como en el de los consumidores. Se trata de una falacia universal, porque lo cierto es que gran parte de las enfermedades y los sufrimientos humanos no tienen cura médica pero quizá tengan solucion politica, espiritual, psicológica, pedagógica o social. No existen tratamientos médicos para los problemas humanos que se vuelven contra nosotros mismos en forma de sintomas, pues en el sufrimiento lo que va a enfermarse primero es el cuerpo y la mente no le va a la zaga.

La ideologia asistencial que construyen todos los estados democráticos está pues capturada por esta idea de que cualquier cosa tiene una solución médica, naturalmente con un fármaco sintético pues otra de las amenazas que se ciernen sobre los grandes lobbyes farmaceuticos son los fármacos que no pagan patente: los genes o las sustancias naturales, las psicoterapias y las terapias manuales, corporales o espirituales, aqui es donde tienen los lobbyes su principal enemigo.

En el caso de los genes ya han encontrado el mecanismo para evadir el no copyright de los mismos: efectivamente los genes no se pueden patentar pero si las tecnologias para medirlos, por eso se han inventado los micro-chips para el genotipado de muestras de ADN y por eso hay tanta gente trabajando para identificar los genes de tal  cual enfermedad, no tanto para curarlas sino para identificarlas con micro-chips. Y en el caso de las sustancias naturales hay una trampa y es el proceso de extracción, purificación y puesta a punto del fármaco, el proceso industrial por asi decir si se puede patentar. Pronto hasta las coles serán productos patentables.

Y es por eso que los producos fitoterapeuticos (que no pagan patente) son tan caros sin ni siquiera ser fármacos (son complementos alimenatarios), hasta los laboratorios homeopáticos han aprendido la lección encareciendo hasta el paroxismo productos que encima no son fámacos y no pasan los controles de los medicamentos.

Lo alternativo es ya tan caro como lo convencional.

El mayor crimen desde mi punto de vista sería si las multinacionales farmacéuticas pudieran conseguir que todo fuera patentable, esto significaria que hasta un vegetal pudiera contar con una marca que lo sacara de su consumo libre y todos los productos que pueden emerger aun de este mercado de lo natural por no hablar de lo que nos espera en el fondo de los mares (que se lo pregunten a Zeltia y a su odisea con el Yondelis): que un fármaco europeo entre en USA es tan dificil como para los ricos entrar en el reino de los cielos.

Otra versión del mismo crimen está en cómo se conceptualizan las enfermedades, es decir quien decide esos supuestos nichos ecológicos que llamamos enfermedades, qué es y que no es una enfermedad. Son precisamente ellos -a través de sus agentes- los que redactan los listados de sintomas  de cada enfermedad o trastorno, ellos se lo cuecen y se lo guisan de manera que tienen en todo momento la sartén por el mango, porque la medicina ya no la hacen los médicos sino los laboratorios farmacéuticos a través de la conceptualización de las enfermedades y sus extensas nosografias.

Por ejemplo, ellos pueden decidir que la anorgasmia femenina o la eyaculación precoz de los varones son enfermedades. Lo harán si disponen de un fármaco prometedor en este sentido (la Viagra no funcionó en las mujeres), pero para poner a prueba a un fármaco hace falta una indicación oficial, es decir un fármaco tiene que testearse con una enfermedad o trastorno concreto, es por eso que cada vez aparecen entidades clinicas nuevas, no porque los médicos las hayamos descubierto sino porque responden a necesidades de los laboratorios que han logrado introducirlas en las revisiones periodicas del DSM.

Los DSM americanos ni las ICD europeas no son consensos sino elaboraciones y conceptualizaciones que responden a otros intereses distintos a los clinicos. Y ni siquiera asi se ponen de acuerdo pues existe un contencioso permanente entre la psiquiatria europea (que es quien ostenta la tradición) y la psiquiatria americana que es quien ostenta el monopolio de la verdad.

Por ejemplo los DSM consideran que hay tres o cuatro tipos de despresión mientras que la psiquiatria europea considera otras posibilidades más ricas, extensas y basadas en observaciones psicolpatologicas detalladas. Para el lector interesado recomiendo estos capitulos del libro del Dr Juan Rojo sobre la depresión que se puede bajar aqui. El DSM comparado con estas descripciones es el libro gordo de Petete, un libro de párvulos.

¿Y el Estado qué pito toca en todo este concierto?

Se lo diré con un chiste:

Los neuróticos construyen castillos en el aire, los psicóticos los habitan y los cuerdos cobran el alquiler.

Y ya tenemos el ciclo de la corrupción cerrado.

12 comentarios en “Crímenes, patentes e industria farmacéutica

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  2. «Pero hay algo que desde mi punto de vista es aun más amenazador que las patentes con que los estados protegen a la industria farmacéutica. Me refiero a que sus eslogans de marketing “one pill for each ill” (una pildora para cada enfermedad) ha calado tanto en el imaginario médico como en el de los consumidores. Se trata de una falacia universal, porque lo cierto es que gran parte de las enfermedades y los sufrimientos humanos no tienen cura médica pero quizá tengan solucion politica, espiritual, psicológica, pedagógica o social. No existen tratamientos médicos para los problemas humanos que se vuelven contra nosotros mismos en forma de sintomas, pues en el sufrimiento lo que va a enfermarse primero es el cuerpo y la mente no le va a la zaga»

    Totalmente de acuerdo.

    Qué difícil nos lo han puesto al hacernos creer que vivir con un dolor, con una pesadumbre o con una herida, que será para siempre, no es vivir. Y que todo tiene remedio. Y que además el remedio es sencillo. Una pastillita. Una charla con la psicóloga. Hacer yoga. O alpinismo.

    Y sin embargo, cuánto ganamos mentalmente en la aceptación. En aceptarse. En saber que también somos esa parte que no nos gusta de nosotros.

    También la vida es, muchas veces, no saber qué hacer ni que pensar. Y en esa incertidumbre sin pedradas, el espíritu discierne y se compromete. Porque sabe lo que tiene y porque sabe lo que no tiene. Entonces me viene Krishnamurti a la cabeza y su idea poderosa y bellísima de la libertad. Y me vienen los viejos estoicos otra vez a mi oreja a recitar.

    La certeza, la certidumbre de que uno será siempre un enfermo- y que al mismo tiempo no dejará de luchar para salirse o diluirla-es para la mente el acto más liberador que pueda uno imaginarse. Mucho más allá de los dos ansiolíticos que debo tomarme cada mañana.

    La pena es que en la sala de consulta a los loquitos no se les enseña a pensar. Y digo pensar, pero quiero decir pensar a su favor. Es decir, a partir de sus propios recursos para elevarse, edificarse, para que contribuyan en su reconstrucción y no sean meros espectadores de la enfermedad que padecen.

    Ya lo dijo usted por ahí: para cancelar las «falsas alarmas» de la ansiedad, hay que cambiar el modo de pensar.

    Un saludo.

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  3. Totalmente de acuerdo contigo Josemari pero estarás conmigo en que a «los loquitos» es dificil hacerlos pensar puesto que la locura por si misma es una enfermedad devastadora que interfiere gravemente con esa capacidad tan humana que es la «comprensión», algo no computable por medios fisicos.
    Pero estoy de acuerdo en que intentar desembarazarse de la locura por si mismo puede ser algo muy creativo, tan creativo como curarse un cancer por medios mentales.
    Y creo además que es posible.

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  4. Gracias Paco, por la referencia a mi libro de la depresión. Realmente es un desastre la medicina basada en «la medicación para el hombre » y no en «el hombre que toma una medicación». Ya dijo Sócrates en su diálogo con un tracio que «no es lícito curar los ojos sin curar la cabeza, y la cabeza sin curar todo el cuerpo, ni el cuerpo sin curar el alma».
    En relación con que es necesario hacer una tecnología de la conciencia, por supuesto que estoy de acuerdo y por eso mi padre el prof. Rojo- Sierra tanto se centró en querer conocer las profundidades de la conciencia y experiemntar personalemnte esas profundidades. Y pienso que igualmente en nuestra relación con los pacientes a mi modo de ver, el paradigma antropológico, y más aún el antropofórico, ha de ser el que nos dirija a la creación de un método científico centrado en la verdadera curación de la enfermedad. Entonces el tratamiento estará integrado en una forma de entender una totalidad del ser humano y en la necesidad de valorar siempre que hasta la más pequeña enfermedad corporal “sin importancia” puede tener un impacto trascendental en el sujeto, pues puede estar cargada de gran fuerza impactante por su realidad psicobiográfica. Por esto en la idea de una medicina antropofórica -o si queremos mejor antropo-noo-fórica- siempre consideraresmos el impacto de la vivencia afectiva que cualquier enfermedad está originando en el paciente.. No quiero alargarme mucho más , pero solo otro comentario a lo que dices sobre que «lo cierto es que gran parte de las enfermedades y los sufrimientos humanos no tienen cura médica». Desde luego que si consideramos que “La enfermedad es vivida como una avería en un servicio” (Jores), (que es lo más habitual), y esperamos que la «pildora» arregle la avería, dede luego que pocas curaciones habrá. Y más en cuanto que en la sociedad moderna actual no nos estamos dando cuenta o no queremos ver lo que sentenciaba J. Huxley cuando decía: “partamos de un principio: El mito del progreso está pasando por malos momentos. Es el mito actual cuyo credo es que la solución se encuentra fuera de ti, en el futuro”. ¿En los nuevos medicamentos que nos prometen constatemente está la solución?
    Por estp, para terminar, creo que la psiquiatría y la medicina han de crear un nuevo paradigma a partir de la concepción antropofórica . Es más, o tiene siempre una finalidad antropofórica o no será más que una técnica de curación sintomatológica que irá dejando a su rastro o bien crónicos enfermos “que no acaban de curarse” o bien “crónicos sociales” que no acaban de equilibrarse.
    Juan Rojo

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  5. Gracias por el enlace a mi entrada sobre las patentes y las farmacéuticas. Me alegra que en algo estemos de acuerdo.

    Las farmacéuticas declaran costes altísimos en la producción de un nuevo producto. La mayoría de esos productos no son medicamentos sino productos de belleza o similares, de los que son medicamentos, la mayoría, como dices, son redundantes. De los costes, la gran parte se va en publicidad y en promociones entre los médicos para convencer que el producto es distinto, en abogados para conseguir patentes y defender las que se tienen y en presionar a gobiernos. De lo que no es gasto inútil para la producción de medicamentos efectivos, la mayor parte se dedica a las pruebas en humanos (después de las de laboratorio y las pruebas en animales). Esta parte podría ser recuperada fácilmente por un sistema distinto de las patentes. Por ejemplo, mediante la participación pública. Eso si se duda que se pueda recuperar con los beneficios de sacar el primero el producto al mercado.

    Un saludo.

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  6. Os pongo partes del capítulo 4 del libro de la depresión que teneis en el enlace puesto por Paco, en donde se explica todo esto con algo más de detalle.
    «Pero no sólo digo antropológico, sino que digo Antropofórico.
    Desde Gregorio Marañon, el “Sesgo Afectivo”, es decir, la vivencia de nuestro estado afectivo se denomina Foria (del griego phero = yo soporto). De ahí viene la palabra “euforia”, que significa sentirse afectivamente estable o la palabra “somatodisforia” que sería sentir afectivamente el cuerpo desagradable.
    (Aunque el prefijo “eu”= bien, hace referencia a estable, acertado, armónico, en el caso de euforia no solo se identifica con la sensación de bien-estar, sino también con un sentimiento afectivo de optimismo)
    Cuando valoramos a los pacientes que padecen una enfermedad, no sólo hacemos un análisis de su sintomatología, sino también de la vivencia afectiva que ésta les supone a ellos. De ahí muchas veces las ideas de muerte al sentirse que no son capaces de vivir en esas condiciones, en este mundo.
    Y no sólo esto, ¿Cuál es la repercusión que la enfermedad ha tenido en el paciente? La enfermedad es un acontecimiento vital de especial importancia que conmueve los cimientos de la estabilidad psíquica del sujeto. Muchos pacientes han sufrido una vivencia tan terrorífica con su enfermedad que luego prefieren tomar medicación mucho tiempo, después de estar asintomáticos, “con tal que no les vuelva” ese infierno de desvalimiento.
    La psiquiatría no solo se centra en el conocimiento operativo de lo que le ocurre al hombre en la enfermedad. Muchas veces este conocimiento tiende a enmarcarse en parámetros de funcionalidad laboral, de adaptación al medio o de que ya ha desaparecido el sufrimiento que padecía el paciente al haberse curado . La Psiquiatría ha de valorar, entender y ayudar en algo más. Insisto en no olvidarnos en el impacto afectivo, la foria, que la enfermedad está teniendo en el paciente o ha tenido una vez pasada la sintomatología.
    La Palabra antropología acentúa mucho el Logos = conocimiento de ser humano y pienso que en el mundo actual donde se busca demasiado la lógica de los
    comportamientos, hemos de acentuar más los componentes afectivos que movilizan las conductas y la existencia del ser humano contemporáneo. De ahí que me refiera a antropoforia, en vez de antropología.
    Los psiquiatras no podemos dejar de ser en cierto modo Foriatras, es decir,
    médicos que valoran y evalúan en los pacientes los estados afectivos. Pero no solo los estados afectivos propios de una enfermedad depresiva, sino también, y esto es importante, la repercusión afectiva que el paciente vive cuando se mira a si mismo sufriendo su enfermedad, y también cuando ya le ha desaparecido la sintomatología clínica. La enfermedad se habrá curado, en ese episodio al menos, cuando los síntomas han remitido, pero la misión médica no ha terminado aquí; el psiquiatra ha
    de seguir valorando, holísticamente, la repercusión afectiva durante y después de la sintomatología y por esto la psiquiatría ha de ser Antropofórica (Realmente yo diría de una forma más detallada, que tenemos que realizar una psiquiatría endo-Noofórica. La palabra endo, se refiere a la interioridad al intus de la persona.Con la palabra Noo -derivada del griego noûs = mente-, y noema que significa “contenido objetivo del pensar” se está siempre refiriendo a que “me doy cuenta de algo”. Por lo tanto lo que estamos valorando en la psiquiatría noofórica, en el caso, por ejemplo, de la depresión, es el darse cuenta el paciente de su reacción afectiva que tiene debida a los sentimientos de tristeza, muerte, perdida de ilusión, etc., que su depresión le origina (intus). Al valorar el psiquiatra este darse cuenta (estado mental – Noo) de sentimientos (foria) que su estado afectivo hundido le origina, estamos realizando una psiquiátrica endo-noofórica)».

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