¿Psíquico o psicológico?


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Ayer se presentó en Castellón el nuevo libro de Javier Castillo, «De lo dionisíaco a lo demoníaco» que se subtitula «Psicoanálisis de la culpa, el miedo y otros sentimientos».

Javier Castillo es uno de esos psicólogos que han evolucionado desde el lacanismo hasta los nuevos paradigmas propuestos por la psicologia transpersonal refundidos por otros autores como James Hillman a propósito de una nueva psicología que intenta recoger la tradición psicoanalítica del inconsciente y refundarla desde una nueva visión que tenga en cuenta las inquietudes espirituales del hombre y que de paso supere la dualidad Bien-Mal que se encuentra en la raiz de toda psicología positivista incuyendo la freudiana. De todos los constructos jungianos seguramente el más importante y el que mejor se adapta a estos nuevos paradigmas es el concepto de arquetipo.

Una psicología que ha recibido el nombre de psicologia arquetipal.

El arquetipo es un patrón de conocimiento, de forma de pensar, de sentir, de actuar y sobre todo de estar en el mundo que tiene  mucho que ver con lo que hoy se conoce con el nombre de patrones o estilos de personalidad incluyendo aqui tanto los normales como a la psicopatologia, pues el arquetipo tiene la ventaja de que no prejuzga patología o normalidad; un arquetipo atraviesa tanto lo biológico, como lo psicológico, lo social y lo histórico y se encuentra perforado en lo mítico; en el sueño y en la metáfora extrae el sentido de su necesaria existencia como modelo, como patrón de conducta que engancha a los humanos como un carril encaja al tren o como una plantilla la figura que el dibujante pretende calcar. No cabe duda de que entre todas las posibilidades de ser que los hombres  hemos inventado como modos de estar en el mundo, el arquetipo es el rastro que esos modelos han dejado en el inconsciente colectivo, ese almacén de posibilidades de ser.

El arquetipo es pues un hecho que se resiste a su psicologización, como por ejemplo es el amor: un concepto que tiene mas que ver con el concepto griego de daimon que con el concepto psicológico que sostenemos sobre él los hombres actuales, el amor es algo más cercano al drang (ímpetu o deseo) de Schopenhauer que al isomorfismo sexual, una especie de afinidad entre personas (e intereses) con que nos lo imaginamos los que habitamos este mundo materialista y positivista de hoy. Para saber algo del amor no tenemos más remedio que recurrir al mito de Eros y Psyché: a pesar de que el mito no pretende explicar nada es la matriz de todos los significados. Lo importante ahora es señalar que el amor es un hecho psíquico -un ciego afán- y de ninguna forma un derivado psicológico, apenas le miramos a la cara se desvanece lo que es lo mismo que decir que casi ningún amor pasaria la prueba de la realidad, del tiempo o del desgaste. Lo psíquico es pues el lugar del arquetipo y no ese constructo que los cognitivistas proponen para explicar o interpretar los devaneos y escarceos de Eros, donde hay Logos no estará Eros, en la psicologia no hallaremos rastros del amor, es inutil buscarlo allí.

Una de las diifultades epistemológicas con que se enfrenta este concepto de arquetipo es su transmisión. ¿Como se heredan los arquetipos? ¿Como aparecen en el inconsciente individual? ¿Existen en algun lugar?

Hay que hacerle algunas fintas al neoplatonismo que impregna algunos desarrollos de la psicologia actual, para enfrentar este tema de los «patrones heredados» (que evocan al lamarckismo) sin quedar prisioneros de una especie de Matrix conceptual que nos lleve de rebote a un cierto solipsismo como movimiento pendular del rechazo de la dualidad y del determinismo reduccionista de la ciencia actual. El peligro está en pensar que las Ideas, las Formas, los Arquetipos tienen una existencia real -como si fueran cosas-y nos penetran por una especie de fuerza teleológica que procede algun lejano lugar -casi siempre sobrenatural- y que olvidemos que estas abstracciones son en realidad productos de la mente humana individual y de su manía por abstraer, el hombre es una máquina de establecer patrones ideales que son proyectados hacia la sociedad, hacia la cultura, siempre hacia fuera como si fueran construcciones ideales que una vez fuera pugnan por volver a entrometerse en lo que está adentro en una especie de movimiento de retorno pendular. El arquetipo o el ideal son pues constructos muy humanos, desplazados de lugar por las propias mentes humanas y vueltas a introyectar poco después por las mentes individuales. El concepto que sostengo de arquetipo tiene más que ver con el concepto de meme de Dawkins que con el concepto ideal de Platón. El arquetipo hoy puede considerarse como un endofenotipo extendido e idealizado, lo que sugiere que los arquetipos no son sólo patrones de conducta humana sino tambien seguramente patrones de funcionamiento celular y tambien social pues lo ideal es tan material como la materia misma con una diferencia: es inalcanzable.

Psyché es pues el alma, la esencia (el pneuma, el élan vital o el chi) y como Eros y la propia Afrodita son fuerzas primordiales preolímpicas que no se someten al dictado de Zeus y al nuevo orden del Olimpo alcanzado tras la victoria de los Dioses frente a los Titanes. Ellos mismos, Psiché y Eros son daimones a medio camino entre los dioses y los hombres y condenados a una existencia sin Logos, más acá del discurso y de la razón que Apolo nos trajo como legado. Eros es pues un mediador alado entre la maléfica Ananké (la diosa necesidad) y las Moiras (regentes del destino) y el Logos. Sus relaciones se desarrollan entre los instersticios que ambas deidades dejan entre la fatalidad y la razón. Eros habita en lo psíquico, habita en la esencia, habita en el alma, y sobre sus razones nadie puede hablar pues pertenece a lo inefable, a aquello que no se puede decir siendo como es un simple hecho, algo que o sucede o no sucede. Enamorarse es pues algo muy lejano a la razón. Estamos en el campo de lo psíquico, en el campo de la psyché.

Es desde este lugar que los arquetipos despliegan su enorme drang, su enorme capacidad de animarlo todo, de iluminar y de oscurecer la voluntad, un lugar que deberiamos acostumbrarnos a pensarlo como una especie de parlamento de dioses, titanes y héroes, tambien como potecialidades celulares. Pues es a través de las historias que nos cuentan los mitos como podemos llegar a escarbar en las motivaciones psíquicas de los hombres, aunque habria que permutar esta palabra de «motivación» por la mas esclarecedora de designio, -el amor no tiene motivación, sólo la pulsión sexual la tiene- pues no existen más que un puñado de posibilidades para los ciudadanos comunes que se limitan a seguir las plantillas que son en realidad posibilidades de ser: la mujer que defiende a su hijo por encima de cualquier consideración moral (Gea), el padre celoso (Saturno), el hijo exitoso y preferido (Zeus), el hijo rechazado (Hefesto), la mujer victimizada por las circunstancias (Demeter) o la puella eterna (Perséfone) son algunas de las posibilidades de ser que se encuentran entre la paleta de elecciones de nuestros contemporáneos, tal y como ya escribi en mi libro » Del mito a la clínica».

El libro señalado se limita, sin embargo, a acoplar determinadas narrativas individuales con ciertos mitos y a hallar correspondencias entre ellos. Javier Castillo pretende ir más allá y enlazar lo mítico con lo individual a nivel del inconsciente en la tradición junguiana de la que es seguidor. En su libro nos habla de otro daimon: del terrible daimon de la culpa algo omnipresente que tampoco puede psicologizarse al decir del propio Castillo, pues la culpa admite varios orígenes que se encuentran solapados unos en otros en una especie de sincretismo psíquico que es el destino previsible de estos titanes psíquicos que crecen por aposición y cambian constantemente como las razones que nos obligan a ser honestos, razones que en otro lugar nos impiden la felicidad y el bienestar.

Efectivamente hay una culpa adaptativa, reparadora que nos lleva a expiar en otros el mal que hayamos podido inflingirles, y hay una culpa judeo-cristiana, heredera del monoteismo y por tanto de la dualidad sobre la que se funda el inconsciente freudiano y la represión. No hay represión sin dualidad. ¿Pero qué sucede en otras culturas sin la tradición de pecado que arrastramos en la nuestra? ¿desaparece allí toda culpabilidad, todo sentimiento de deuda o de vergüenza?

Todo parece indicar de que el contexto cultural moldea las formas psíquicas de la culpa y de su psicologización: el remordimiento y sobre todo las formas de reparación y restitución. Pero más allá de eso hay una culpa arquetípica que no responde a condicionamientos religiosos concretos. Es algo que hemos aprendido observando depresivos y melancólicos profundos corroídos por una culpa transindividual o transpersonal: sabemos por ellos y por la psicopatología y la observación clínica que no es necesario ser creyente, ni siquiera compartir determinados presupuestos éticos o morales de una religión cualquiera para sentir culpabilidad aun sin motivos, pues la culpa es un hecho psíquico, algo fundacional de los seres humanos, algo que se niega a ser psicologizado, que no admite el Logos, que está o no está, como el amor, la culpa se niega a ser categorizada, se esconde y se oculta detrás de máscaras diversas incluso con esa forma donde parece haber desaparecido del todo como sucede en los psicópatas, últimos representantes de Dioniso y de Pan, -inventores del vino y de la masturbación- dioses guías del placer y del exceso que como muchos psicópatas actuales se vieron rechazados, perseguidos, abandonados cuando no sometidos a intensos acosos donde su vida peligró de forma explícita.

No cabe duda de que los arquetipos no son sólo railes culturales sino mucho más que eso, pero es seguro que la cultura, el contexto define qué arquetipos podrán constelarse en los individuos que comparten esa misma cultura. Por ejemplo nosotros vivimos hoy en una cultura titánica, de intensos valores titánicos (y tiránicos) que recluta una enorme cantidad de seguidores:

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Un titán ibérico actual

Personas que como Sísifo llevan a cuestas una tarea de proporciones colosales, muchas veces contradictorias, casi siempre imposibles y siempre penosas con autoexigencias sobre rendimientos que exceden el sentido común y las proporciones de lo humano. Una culpa que no es sexual como tendemos a imaginárnosla por la influencia del psicoanálisis pero que puede volver a recaer sobre el goce sexual pues es el goce el primer lugar que se resiente ante los imperativos de la autoexigencia. La culpa suele manifestarse como un malestar difuso, es así como la reconocemos en nosotros mismos y en los otros, otras veces la culpa es un dolor y casi siempre una imposibilidad. Y seguramente es inconsciente lo que significa como en el caso del amor que nos es desconocida, no podemos psicologizarla o aprehenderla a través de la razón pero siempre implica un movimiento, un drang, un oscuro ímpetu.

La culpa más frecuente que solemos sufrir los humanos actuales tiene un origen mítico, es decir es arquetípica: es la sensación de no dar la talla, de no responder a las expectativas que tenemos o que tienen otros sobre nuestros rendimientos, de no poder; esta es seguramente la lección más importante que podemos extraer del arquetipo que preside la sociedad actual: el mito de Sisifo o de las tareas eternas.

Lo dioses hablan a través de nuestros síntomas, pues es desde lo psíquico que el síntoma vuelve sobre el cuerpo y no desde el Logos de la razón y es por eso que hablar de enfermedades físicas de causa psicológica es una inexactitud: en lo psíquico habitan fuerzas primordiales listadas por la humanidad en forma de mitos y con una forma que llamamos arquetipos. Estos arquetipos tienen mucho que ver con las formas como nos relacionamos con la divinidad es decir frente a lo incognoscible, con la Cosa en sí, con el noumeno kantiano, de manera que las creencias religiosas tienen mucho que ver en la forma como estos arquetipos se encuentran modelados en las sociedades, en los colectivos y en los sujetos individuales pues son caminos, railes o surcos por donde va a desplegarse el ser que es como Heidegger decía Dasein, es decir un ser que está ahí y que tiene movimiento, intencionalidad y expectativas.

El paso del politeísmo al monoteísmo proporcionó algunas ventajas a los sujetos europeos: la individualidad, la responsabilidad y la competencia pero al mismo tiempo nos derrotó con el dualismo implícito de todos los dualismos, el Bien y el Mal eran y son de hechos fuerzas irreconciliables.

Javier Castillo propone un retorno al politeísmo, a un cierto politeísmo imaginario que nos permita entrever las distintas y diversas posibilidades de ser que los griegos inventaron y que desgraciadamente han sido sepultadas en la conciencia humana a un dual si o no, a un delgado o gordo, a belleza o fealdad a responsabilidad o irresposabilidad, a la bondad o la maldad.

El error depende de una conjunción copulativa «o». Es seguro que los griegos tuvieron muchas mas posibilidades de relacionarse con sus dioses interiores que nosotros que sólo podemos admirar (o sentirnos indiferentes) hacia Rafael Nadal.

El problema es éste ¿qué sucederá cuando el Titán ibérico ya no de la talla?

Nosotros lo cambiaremos por otro, ¿pero qué hará él?

Es seguro que sufrirá sin advertir que el verdadero sufrimiento sucedió antes mientras creyó que era un coloso. El resto es ese débito que llamamos culpa y a veces también vergüenza.

titanico

Esquema de un proyecto titánico actual

41 comentarios en “¿Psíquico o psicológico?

  1. ¿Cuál es la diferencia entre lo psíquico y lo psicológico?
    Por otra parte, conozco al tenista español Rafael Nadal Parera pero ¿Quién es Miguel Angel Nadal?
    Gracias.

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  2. Quizá el mito sea el puente que tendemos los humanos para conciliar el mundo de las ideas con el mundo sensible y, en consecuencia, ningún mito ni arquetipo sería, desde luego, psicologizable.
    No sé si Jung ya pensaba así pero yo creo que en su interés por el Tarot él ya debía intuir que tanto da llamarlo arquetipo como planeta como arcano como metal del Opus Magnum.
    De su interesantísimo planteamiento sobre la culpa se derivaría que la culpa de «no dar la talla» es como introyectada, mientras que la otra es una especie de responsabilidad «extro», por otro. Dichoso monoteismo, desde luego.
    Sí, Eros habita en la esencia, en el alma. No hay duda.
    Más aplausos por tanto manantial de ideas.

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  3. Gracias por tu corrección en realidad Miguel Angel Nadal era su tio, el futbolista del Barça.
    Pero me siento decepcionado por tu pregunta: he dedicado un post entero a explicar esa diferencia y se ve que he fracasado.

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  4. Me decidí a seguir este blog y veo que es un lujo por la calidad de los artículos.

    Necesitamos titanes para quitarnos la sensación de incertidumbre que va implícita en nuestra cotidianeidad, el héroe al superar los límites impuestos por la naturaleza y nuestra humanidad, nos otorga un soporte y una certeza para nuestro devenir.

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  5. Buscando cierta información para documentar un post sobre el héroe y la efigie, me he topado -sincrónicamente, como siempre- con esto:
    “Como dice el Dr. Jung (Psychology and Religion, p. 64), la teoría de los arquetipos no es de ninguna manera invención suya (…)
    «Comparar con la teoría de A. Bastian de las “ideas elementales étnicas, las cuales, en su carácter psíquico primario (…) deben considerarse como las disposiciones espirituales (psíquicas) en germen, de las cuales se ha desarrollado orgánicamente toda la estructura social completa”.
    «Compárese con F. Boas: “Desde la cuidadosa discusión de Waitz de la cuestión de la unidad de la especie humana, no queda duda en lo general de que las características mentales básicas del hombre son las mismas en todo el mundo”. “Bastian habló de la tremenda monotonía de las ideas fundamentales de la especie humana en todo el globo: “ciertos patrones de asociación de ideas pueden reconocerse en todos los tipos de cultura”. (…)
    “El Dr. Jung señala que ha tomado el término arquetipo de las fuentes clásicas: Cicerón, Plinio, el Corpus Hermeticum, etc.”
    (Campbell, J.: «El héroe de las mil caras»)
    Salud.

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  6. me gustó mucho el post. Gracias por escribirlo.
    Nunca antes leí que existía una clasificación (dual y monoteísta) etiquetada como psíquico *O* psicológico 🙂 … perdón por la broma implicita (vaya, me salió la culpabilidad judeo-cristiana).
    Enlazando con alguna de las lecturas que estoy haciendo últimamente, le expongo alguna de las reflexiones que me surgen. Por lo visto, según varios investigadores (Damasio, Kandel, Lazarus, Ekman, …), hay una diferencia entre lo que llamamos emociones -que se perciben en la amígdala y no pasan por la corteza cerebral- y los sentimientos -que se perciben en el neocórtex-. Mi reflexión es que -lo síquico- los arquetipos de jung y la mitología son una forma de simbolizar las diferentes emociones que podemos experimentar. Por otra parte, reflexionando acerca de cuanto cultural es una categoría u otra, la mayoría de investigadores coinciden en que algunas partes de las emociones son universales, y algunas partes son culturales, pero ambas cosas están ligadas.
    Pienso que los arquetipos universales de Jung provienen de simbolizar las emociones fruto de los procesos neuronales mas primitivos del cerebro, y por lo tanto, menos inmersos en lo que podríamos entender como cultura.
    Le repito las gracias por su post.

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  7. Lo psíquico son hechos, lo psicológico interpretaciones de esos hechos, de manera Roman que las emociones son hechos psiquicos -como tambien el dolor de tripa-, las emociones no son pues simbolos de nada, se representan a si mismas. Lo que simbolizan los mitos son las «distintas formas de estar en el mundo», que aparecen como un menú desplegable de posibilidades de dar cuenta cada cual de nosotros de distintos hechos psíquicos. De se menu elegimos aquellos carriles que mas se acoplan a nuestra manera de ver y estar en el mundo, pero naturalmente sólo podemos «elegir» aquellos platos que hemos considerado. la consideración que haces entre emoción y sentimiento es pertinente de lo que quiero deir, la emoción seria el nivel de definición psiquico y el sentimiento la parte psicologica. Lo que pretendo señalar en el post es que determinadas emociones como el amor o la culpa son irreductibles al plano psicológico, es por eso que hablamos de daimones, de geniecillos traviesos y juguetones que nos impulsan y nos dirigen sin que nosotros seamos demasiado conscientes de ello.

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  8. De esa frase de Epícteto -y más tarde gestaltiana- de “lo importante no son los acontecimientos (psíquicos) sino cómo nos los tomamos”, entiendo que la segunda parte correspondería estrictamente a la emoción amigdaliana aunque a continuación vendría la intrepretación/traducción a nivel de pensamiento-sentimiento (si no recuerdo mal, la idea de Damasio es que el sentimiento es la emoción pasada por el turmix de la razón o análisis). Krishnamurti también habla de la relación sentimiento-pensamiento.
    Pero también se deduce que “algo” nos impele a identificarnos espontáneamente más con unos arquetipos que con otros. ¿A qué se debería esta tendencia? ¿será innata o adquirida? ¿puede irse aún más allá?
    Cuántos interrogantes deliciosos que nos plantea…

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  9. Seguramente los arquetipos son una especie de almacén de posibilidades que yacen esperando ser activados como los genes. Determinados arquetipos se constelan aqui y no alli, deduzco que hay una parte determinada (por el menú que se despliega segun las condiciones de cada cual)y otra parte que es elección. Un hijo puede sentirse atraido por un arquetipo de contestación al padre, no querer vivir la vida que su padre vivió y elegir un arquetipo errante en oposición a su modelo. El arquetipo de la oposición -sin embargo- es muy parecido al de la identificación y es seguro que por más que se le oponga tarde o temprano terminará vivivendo aquella vida que rechazó y ahi está el karma, la repetición que es la condena de aquellos que eligieron por oposición – a contracorriente- y no tanto por amor. de manera que si creo que hay un menú donde se eligen determinados platos, pero sólo pueden elegirse aquellos que estan en el menú: posibilidades culturales de ser, solo algunos inventan y cocinan su propio plato.

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  10. Puestos a imaginar, me gusta pensar en arquetipo como una impronta heredada, dormida, que no debe ser despertada, ya que el peligro del arquetipo es que domine al yo.
    Está ahí como una niebla que nos permite a veces encontrar respuestas al dolor, o al amor.
    Afrodita como hija de la castación de Urano, y las aguas del mar de Chipre, no califica en mi imaginario como titán( que son hijos de Gea y Urano; escondidos por su padre en las profundidades de la Madre).
    Y Eros, según Hesíodo, estaba por allí junto con Caos. Sería el primero de los dioses
    ( a Caos no se le tiene en cuenta hasta la aparición de los Magos del Caos, cuando caímos en la cuenta que estaban los dos ahí).
    Y Psiqué necesita del ser humano. Siempre me pareció significativo que Todo un dios se enamore del alma humana; es que reconocemos a través del mito la belleza de nuestra psique con sus angustias y pesares y su reconocimiento instintivo de lo bello( bien) y de lo feo( mal).
    ¿Es que acaso las culturas no judeocristianas no intentan curar y proteger al desvalido?
    ¿Como sino se creó la medicina?
    Hubo uno, que frente al compañero de horda herido volvió a socorrerlo.
    Y ése por experiencia vital se fué transformando en el médico.
    un placer leerlo como siempre.
    Besos

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  11. No es banal no que Eros y Caos fueran hermanos ya que uno no podría existir sin el otro a igual que Caín y Abel, forma parte del sentir del Universo. Ana hace mención del libro de Campbell, lo suscribo para acceder a los arquetipos de Jung y para seguir con el viaje arquetípico me atrevo a recomendar «Jung y el Tarot» de Sallie Nichols, Ed.Kairós ¿lo conoceis? Saludos

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  12. Tines razón Afrodita es una diosa primigenia, una especie de principio primordial y no un titán, respecto a Eros me parece que como existen varios mitos sobre su origen, es mejor imaginarnoslo del mismo modo como un Daimon aunque tambien era divino claro. Psyche es desde luego el alma humana y Caos del mismo modo es un principio primordial anterior al orden olimpico. No es banal que Eros y Caos fueran hermanos.
    Los dioses no solo se enamoraban de los humanos sino que copulaban con ellos y ellas, parece que le cogieron bastante gusto al asunto….:-)

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  13. Creo, Rey Carmesí, que podría usted escribir sobre esa concatenación de saberes -o señalamientos, tras leer su otro post gnóstico de hoy- popularmente conocidos como esotéricos pero a los que algunos grandes científicos de renombre no les han hecho ascos (léase tarot-arquetipos, alquimia-transmutación-transformación de la conciencia, astrología-dioses-psíquicos, etc. etc. etc.).
    Nos deleitaría a muchos grandemente, estoy segura 🙂

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  14. No te sientas decepcionado Paco, lo que pasa es que yo considero lo psíquico como un acto o actividad mental, como memorizar, percibir, imaginar, soñar etc. y lo psicológico como el estudio de esas actividades mentales, puesto que no vi algo relacionado con eso en tu post, entonces pregunté por el significado específico de psíquico y psicológico.
    Gracias de todas maneras.
    Saludos cordiales.

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  15. Paco: he estado dándole vueltas al concepto de arquetipo celular. Realmente no he utilizado nunca esta idea y estoy en fase de interiorización para poder opinar desde mi universo de neurólogo, aunque algo atípico y disidente.

    Estoy interesado fundamentalmente en la celularidad, en el individuo celular inserto en un universo compartido en el que prima la reciprocidad, la eficiencia y la seguridad. No sé si se puede hablar de culpa celular pero sí de disfunción o, simplemente incertidumbre. La célula dispone de mecanismos de suicidio que se activan desde dentro cuando no se dan garantías de eficiencia y seguridad y el Sistema Inmune activa desde fuera la muerte apoptótica (programada) ante cualquier incertidumbre. Incluso los leucocitos que van a prestar un servicio bélico van al campo de batalla con el programa de muerte activada.

    Creo que la idea de arquetipo que propones, dirigiéndola hacia el concepto del mem me puede resultar más familiar.

    Prometo participar activamente en los debates que plantees y aprender de ese foro cuyo reclamo: Neurociencia Neurocultura realmente me apasiona.

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  16. Bueno, en la migraña se plantea una necrosis imaginada, probabilística y la respuesta es el estado de alerta nociceptiva, un estado emocional de temor-pánico a la necrosis. Se trata de una emoción somática, del organismo, pero se extiende al individuo. Los arquetipos culturales sobre dolor hacen el resto para estructurarla.

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  17. Bienvenido al foro Arturo. Cuando hablo de arquetipos celulares me refiero a la apoptosis, la necrosis, la mitosis y la inflamación. Concretamente fue en tu post donde oi hablar a alguien (serio) sobre este asunto de la activación de la necrosis como un mecanismo de defensa inscrito en la filogenia como responsable de la jaqueca. Precisamente estoy ya pensando en ello, será en el proximo post. Mi pregunta es la siguiente ¿por qué llamarle programa filogenético (la metafora del maldito ordenador) si le podemos llamar arquetipo celular. ¿No es un patrón heredado ese comportamiento predecible de las células? Si te fijas es algo muy parecido a los arquetipos psicológicos y quiza haya alguna equivalencia, las celulas pueden suicidarse, dividirse, agruparse, viajar, atacar, enquistarse, fagocitar, un poco lo mismo que los individuos enteros y además algunos arquetipos son opuestos de otros. Por ejemplo el arquetipo de la union es el contrario de separación, del mismo modo y tal como tu planteas el arquetipo de la necrosis es el opuesto al de la inflamación.
    Un placer tenerte por aqui.

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  18. El cerebro es una red constructora de hipótesis. Teje su sistema de creencias con sus a prioris y en cualquier momento se produce una salida perceptiva por tensión de la probabilidad. A partir de ahí se produce el bucle de retroalimentación positiva.
    Funciona como una red bayesiana. Si se asigna credibilidad a la información experta existe una alta probabilidad de que active la alerta nociceptiva. A través de las fibras C eferentes se encienden los nociceptores silentes, se libera sustancia P y CGRP (péptido relacionado con el gen de la calcitonina) y se dispara hasta alcanzar un estado estacionario. No se produce toda la respuesta inflamatoria pues falta la señal necrótica (no hay necrosis). Es un estado alucinatorio referido a necrosis. La percepción puede entenderse como un estado alucinatorio controlado por los sentidos. En la migraña sólo hay imaginación y falsa entrada de señal nociceptiva.

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  19. Pingback: Arquetipos celulares y dolor neuropático « neurociencia-neurocultura

  20. Esa idea del cerebro como simulador de acciones es de lo más moderno que existe, y eso de que la percepción es una alucinación controlada se parece mucho a esa idea de Llinás que dice que el movimiento es un temblor controlado.

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  24. He estado leyendo sus últimos artículos pero se me ha ocurrido algo que quizás tenga más relación con éste:

    Miedo y culpa, esas son las dos sensaciones que unifican al enfermo mental con todos los enfermos mentales. El miedo aparece por la incapacidad de resolver los problemas cotidianos. Miedo al vacío (no se me ocurre nada) y miedo al lleno (demasiados pensamientos desorganizados).
    El miedo como oposición a la claridad, a la serenidad, a la normalidad.
    Miedo por no divisar, por ceguera. Borges se maravillaba de la mente, cuando en pocos segundos, desde el sueño a la vigilia, era capaz de reorganizarse completamente. Pues en un grado parecido nos sucede a los perturbados, pero en este caso el asombro es como en pocos segundos pasamos de un estado estable a la desorganización completa de la mente. Y como más tarde, o mucho más tarde, regresamos a la normalidad.

    La culpa viene de la falta de libertad, de la cancelación, de la obstrucción que para la mente supone este miedo, este frío metafísico, y que no es capaz de asimilar porque esta concebida, así creo, para desarrollarse, para ramificarse, para desenvolverse; y no para vigilarse y mantener el perpetuo sacrificio de empezar desde el principio una y otra vez. Y no es una culpa ajena sino algo bien propio.

    Uno pensará que el miedo es hacia algo, y la culpa proviene de algo; pero yo creo que en los enfermos la causa ya no es tan importante como concentrarse en ese sentimiento, sensación o como queramos llamarlo. Aislar el miedo, o la culpa, concebirlo como un absoluto es un camino para soportarlo. Cuando algo me produce miedo, me refiero al miedo patológico, no al normal que también siento claro, desconecto el sistema, lo percibo como un ruido que se introduce en la línea de telefonía pero que no se evalúa, ni se considera para la comunicación; y que no es inhibitorio, porque no intenta anular el miedo sino dejarlo estar y dejarlo estar sin significado.
    Después de ejercitar y armonizar este mecanismo se logra progresar bastante.
    La tercera parte de este entuerto es el dolor. Pero el dolor físico (mareos, dolores de cabeza, taquicardias,…) es soportable si podemos con el miedo y la culpa.
    Salud.

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  25. Estoy de acuerdo con lo que dices porque el miedo y la culpa no necesitan deberse a nada concreto, son previos a la Falta. Se trata de algo enroscado y fundacional en lo humano, somos miedosos porque somos vulnerables y dependientes y nos sentimos culpables porque todo vinculo conlleva resntimiento y mas aquellos vinculos de los que dependemos para sobrevivir.

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  26. Con respecto al dolor diria que es mas patologico lo que hacemos para evitarlo que lo que sufrimos por su causa. En un enotrno que abomina del dolor son esperables dolores de todo tipo. Deberias leer «Contra la interpretación» de Susan Sontag.

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    • “porque todo vinculo conlleva resentimiento”.

      A veces parece que las mismas cosas que nos hacen crecer nos hacen decrecer. Lo que permite respirar, deseos, nos ahoga, si no llegamos. Los impulsos, instintos, se convierten en inhibiciones o ajustes de cuentas con el pasado. Y la puerta es una ventana; y la cama una mesa. Ya sé que andamos por terrenos movedizos y el lenguaje es una metáfora. Pero, sinceramente: ¿somos tan complicados, maestro?

      Un saludo.

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      • Ya puestos, recomiéndeme un libro de Jung.
        Fíjese que me es muy cercan0 este hombre por refencias de muchos lugares pero nunca lo he tratado en persona. Y le vinculo por el influjo que ha tenido sobre sobre la poesía, o sobre muchos poemas o sobre gentes de ese oficio que me han llamado la atención. Uno: Lorca. Dos: Dalí. Tres: Proust. Cuatro: Breton…….

        Gracias por usar su inteligencia en beneficio de todos.

        Saludos.

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  27. Pingback: Sentirse enfermo sin enfermedad | Nomyc

  28. Saludos!
    Pregunto: Es correcto redactar: «Practicar el arte del ballet produce beneficios psíquicos…», en vez de «…beneficios psicológicos…»? hay diferencia en el uso de cada término? o está incorrecto el uso de ambos términos para expresar en la frase algunos beneficios de dicho arte y disciplina?
    Agradezco respuesta professional con conocimiento claro y preciso.

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      • Gracias, tuve una pequeña discusión por creer que se estaba mal empleando el término «beneficios psíquicos», me sonaba más apropiado «beneficios psicológicos» o simplemente «beneficios mentales». Sin embargo, sigo pensando que tal composición y descripción en la frase pues está ignorantemente mal planteada. Soy periodista y bailarina de ballet y he leído en una publicación, de una recién agrupación de baile de aficionados, que tal definición está carente de cuerpo y contenido con sentido.
        Mil gracias de todas maneras por la aclaratoria y desde luego por la exposición del tema. Bendiciones!

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