¿Se puede rehabilitar a un pederasta?


Recientemente hemos asistido a una nueva escalada de informaciones acerca de la rehabilitación de los pederastas sobre todo a raíz de este caso que ha ocupado las primeras planas de todos los diarios nacionales. La palabra que más se repite en programas televisivos y en los debates periodísticos son éstas «rehabilitación», la otra es «castración química» y la otra «necesita tratamiento».

¿Qué es rehabilitación?

Médicamente hablando rehabilitar significa una curación por defecto, cuando algún mal no puede curarse nos dedicamos a atender a las secuelas que han aparecido después de una lesión o de una injuria casi siempre traumática. Rehabilitar en medicina es una manera de prevenir complicaciones en un proceso determinado, por ejemplo después de una embolia cerebral y la correspondiente hemiplejia hay que rehabilitar los miembros que han quedado atróficos por la inactividad y la perdida de inervación, de lo que se trata es de recuperar el estado de cosas que habia antes del ataque, a veces se consigue y a veces no.

En psiquiatria también hablamos de rehabilitación sobre todo en las enfermedades más graves como en la esquizofrenia. En esta enfermedad hay una progresiva pérdida de habilidades sociales, de hábitos higiénicos y de acoplamiento laboral. Rehabilitar a un enfermo mental consiste en adiestrarle para que su enfermedad no conlleve complicaciones adheridas a su desarrollo con pérdida de habilidades y que el individuo llegue a ser lo más autónomo posible, a veces se consigue y otras veces no.

¿Qué es la castración quimica?

La ciproterona es un antiandrógeno que se usa con frecuencia en ginecologia para tratar la hipertricosis de las mujeres (exceso de vello y acné). En ellas carece de efectos secundarios pero en los hombres se produce una feminización porque la ciproterona ocupa los mismo receptores que la testosterona y termina desplazándola. Es el medicamento que puede usarse para la «castración quimica» sin embargo solo puede usarse con garantias judiciales, nadie receta la ciproterona a un hombre por las implicaciones éticas que existen en el asunto. Además no hay ninguna garantia de que el paciente acabe tomando este medicamento cuya administración es oral. Y además el sujeto -aun tomando el medicamento- puede descubrir algunos trucos para minimizar sus efectos (por ejemplo puede administrarse testosterona).

¿Curar la pederastia? ¿Tratamiento?

El tratamiento médico se aplica a las enfermedades, a los trastornos o a las disfunciones, pero ¿ es la pederastia una enfermedad? ¿Puede uno curarse de algo a partir del deseo de otro?

Actualmente la pederastia esta considerada una parafilia, es decir una desviación del impulso sexual que en este caso se dirige a niños. Por más inexplicable que pueda resultar esta inclinación para los no-pederastas, esta pasión no implica a su vez enfermedad mental y por sí misma parece más bien una patología del control de los impulsos. Los pederastas declaran una y otra vez a sus psiquiatras que se trata de algo que no pueden dominar, algo asi como un impulso alienado, algo más fuerte que su propia voluntad y ante el que sucumben a menudo. Si atendemos y damos crédito a estas declaraciones podemos afirmar que estamos frente a una patología compulsiva-impulsiva de la que hablé en este post, algo muy parecido a lo que les sucede a los violadores, a los jugadores o a los comedores compulsivos. Algunos investigadores han subrayado además el posible origen traumático de esta patologia que podria explicarse a partir de la deshinbición cerebral, otros invocan oscuros circuitos neurobiológicos y otros problemas o disfunciones en el aprendizaje sexual.

Sin embargo la palabra «tratamiento» para este tipo de personas me parece bastante inadecuada porque se opone a la palabra «conducta punible» y es su opuesta. Sólo pueden castigarse aquellas conductas que no son atribuibles a una enfermedad o trastorno mental como es natural. Y aqui está precisamente el problema: determinadas conductas punibles acaban siendo absorbidas por la psiquiatria y lo que es peor, por la opinión publica que identifica lo «inexplicable» con lo «enfermo». Y si hay una enfermedad es comprensible hablar de tratamientos y de rehabilitación y ya no más de castigo, esa es la ideología que tenemos hoy en nuestra sociedad, una ideologia heredada del marxismo (y tambien del humanismo cristiano) y que considera que toda conducta desviada socialmente es abordable desde la psicología o la psiquiatría y que cualquier cosa es susceptible de ser «tratada» con una tecnología u otra. Para esta manera de pensar no existe la maldad sino una especie de caldo de cultivo enfermizo que generaría las patologias susodichas. Una forma de decir que los individuos no somos responsables de nuestra conducta sino las victimas de las circunstancias.

Este debate no es nuevo y se prolonga ya unos dos siglos, sólo que la ideología de la rehabilitación es hoy hegemónica y se encuentra entre las opiniones que sostienen los jueces, los periodistas, los médicos y hasta la Constitución la ha consagrado en su articulado, asi el propósito de la cárcel ya no es castigar sino rehabilitar. De forma ingenua algunos psiquiatras lo dicen cuando son entrevistados, «la cárcel no soluciona los problemas de los pederastas» suelen decir.

Pero para entender este galimatias semántico es necesario retroceder algo en el tiempo: a aquel lugar en el que un psiquiatra llamado Séglas, abolió el término alienación mental (el término clásico) que no prejuzga patología y lo sustituyó por el termino «enfermedad mental» que asimila el sufrimiento mental a las enfermedades médicas. Los que hayan leido el post que titulé «Enfermedades indiscretas» ya habrán entendido la diferencia que existe entre las entidades naturales discretas y los constructos para entender la patología mental que son las nosografias y clasificaciones de las que nos servimos los psiquiatras para entender los sufrimientos de nuestros pacientes.

Alienación y enfermedad mental no son la misma cosa, pero una vez «inventada» la enfermedad mental lo inmediato es la predicción de que habría una escalada de descripciones de psiquiatras diversos que comenzaron a inscribir nuevas patologías arrancadas a la alienación, a la disidencia o a la neurología, hasta hoy donde tenemos una plétora de enfermedades reconocidas por los sucesivos DSMs. Una plétora o proliferación que ha sido denunciada constantemente por algunos psiquiatras.

Curiosamente la palabra alienación tiene dos acepciones pero un sólo significado que es éste que está muy bien explicado en la wikipedia y a la cual remito al lector para que pueda entender que el término «enfermedad mental» y toda la parafernalia rehabilitadora y curativa ligada a ella es en realidad alienante para quién la recibe pues le despoja de su soberania sobre sí mismo arrancándole su responsabilidad y aludiendo a una lejana conspiración neurobiológica para explicar sus actos volitivos.

Tal y como ya comenté en este post «La invención de la locura», la psiquiatria durante el siglo XIX estuvo en el centro de este debate juridico-científico. Se intentaba separar lo «enfermo», del delincuente clásico, de la patologia social y de la patología orgánica. Se llegó hasta el paroxismo en el afán de describir nuevas patologias y algunas de estas ideas tuvieron bastante suerte hasta que fueron por fin desplazadas por otros constructos. Uno de ellos fue el termino «monomania» inventado por Esquirol que gozó de mucha reputación en los tribunales franceses hasta que paulatinamente desapareció de los manuales y los tratados, aunque con otros nombres -la misma idea- sigue apareciendo. Este es uno de esos ejemplos, la conceptualización de acto impulsivo-compulsivo con el que hoy se clasifican los actos pederásticos es algo muy parecido al concepto esquiroliano de monomania.

Una monomania seria una conducta automatizada de la que el sujeto no es consciente de sus razones negándose -por asi decir- la autoria de la misma que se siente como impuesta, a la que el sujeto se resiste y finalmente sucumbe procurando tranquilización. Y además esto transcurre dentro de una personalidad conservada, sin rastro de psicosis o de otra alteración de la conciencia que pudiera explicar esta conducta. Naturalmente el constructo esquiroliano fue muy criticado porque cualquier conducta podia ser explicada en términos de monomania, asi se describieron monomanias homicidas, suicidas, alcohólicas, manias por robar, manias por violar, etc, haciendo imposible discriminar qué criminales actuaban por monomania y qué criminales lo hacian con propósito de lucro por ejemplo, el más natural de los móviles criminales.

Lo realmente curioso de las conductas compulsivo-impulsivas es que siempre se refieren a actos prohibidos, censurados o castigados por la ley, la moral o las costumbres sociales. No existen trastornos de la impulsividad donde el sujeto se sienta inexorablemente impulsado a hacer el bien, a la compasión o a regalar su patrimonio a los necesitados. Esto es como mínimo curioso y parece al menos que la sensación con la que estos pacientes viven su impulso: inexorabilidad, despersonalización, urgencia y anisedad-tensión tiene que ver con esta condición de prohibición, de tabú social.

Ahora bien, el que un acto se viva o se experimente con esta sensación de alienación, de algo que se impone desde alguna lejana instancia psíquica no implica la desaparición de la intencionalidad pues no existe acto volitivo sin intencionalidad. Para abusar de un niño pequeño hay que tener la intención de hacerlo, hay que planear el secuestro o la seducción y elaborar una serie de pormenores. Existe claramente una intencionalidad y por tanto una responsabilidad penal (pues estamos hablando de un acto ilegal) y moral. Sucede lo mismo con el jugador o el comedor compulsivo aunque en estos casos la conducta no entre en conflicto con la ley pues jugar o comer no son delito. Sin embargo comportan pérdidas económicas, a veces la ruina familiar y en el otro caso comportan riesgos para la salud, ganancia -antiestética- de peso y la sensación de que se ha perdido la voluntad o de ser un esclavo de los impulsos. Sin embargo para jugar a la ruleta y para comer hace falta intencionalidad, los sujetos son por tantos responsables de esas conductas. Lo asombroso de esta lógica es que el jugador puede -después de haberlo perdido todo- cobrar una pensión de invalidez a cargo del Estado. Asi están las cosas en nuestra sociedad opulenta.

La pregunta que viene a continuación es ésta ¿Si existe intencionalidad por qué el sujeto la siente de forma alienada, como si no procediera de su propia inclinación?

Existen al menos tres razones para ello:

  • Para eludir la responsabilidad y/o el castigo por los propios actos.
  • Una elección karmática concreta. Puede visitar este post donde se explica precisamente que algunas elecciones libres determinan las guias del futuro desarrollo personal. En esta ocasión hablé del caso de Louis Althusser.
  • Por una facilitación social de la irresponsabilidad individual.

Las relaciones entre los individuos y los Estados modernos son bastante más complicadas que las relaciones que se establecieron entre los primeros grupos sociales asentados en pequeñas comunidades desde la aparición de la agricultura y la acumulación de excedentes. Las conductas punibles han sufrido constantes revisiones desde la antigúedad pero existe algo en lo prohibido que sigue operando como un atractor en los humanos, significa que es esperable que, puesto un determinado limite, haya siempre alguien que lo transgreda, en este sentido la elección de un niño como objeto sexual no puede desvincularse de nuestro concepto sobre la niñez y de las garantias y protecciones que hemos dispuesto como leyes y normas en la suposición de que la infancia debe ser protegida por el hecho de serlo, todo lo cual es muy discutible porque la suposición que subyace a esta idea es que «el niño es siempre inocente e inimputable» algo que podemos contemplar de cerca cuando es un niño el que comete un crimen. Para la ideología de la rehabilitación los niños nunca son responsables, ese es el mensaje y es por eso que su culpa no es castigada proporcionalmente a la falta cometida. La irresponsabilidad individual es el nuevo eje de torsión sobre el que gravita la relación entre las faltas, las decisiones individuales y sus consecuencias.

Pero para rehabilitar a alguien es necesario que ese alguien sea responsable, de lo contrario todo queda en una farsa de rehabilitación, en un lavado de coniciencia o un blanqueamiento del mal.

Porque la clave está precisamente ahi, para rehabilitar a alguien es necesario que sepa de qué quiere rehabilitarse y que la rehabilitación no sea una sustitución de la condena que todos merecemos y necesitamos cuando hemos hecho algo punible. He dicho necesitamos porque la punición, la condena es fundamental para que alguien sea consciente de su falta. El daño hecho sólo es posible reparársele cuando se han avistado las consecuencias de dicho daño pero cuando existen eximentes y subterfugios el criminal está doblemente alienado, primero por su propia mente y luego por el Estado cuando no por la psiquiatría.

Seamos benevolentes, castiguemos aquello que hemos convenido en castigar.

18 comentarios en “¿Se puede rehabilitar a un pederasta?

  1. Estoy completamente de acuerdo con usted en la separación objetiva que existe entre ‘desviación’ y ‘enfermedad’, así como la necesidad de que el trato legal y moral de una y otra se adecue a dicha separación.

    Sin embargo, parece que su artículo estuviera guiado por la creencia en el libre albedrío. Si es así, en este punto no estoy de acuerdo con usted. Cualquier cosmovisión ‘no idealista’ lleva necesariamente al determismo o, a lo sumo (dando por buenos ciertos postulados de la mecánica cuántica), a lo azaroso (que no es tampoco aquello a lo intuitivamente denominados ‘libre albedrío’).

    Por ello, a mi entender, a nivel óntico no hay, en último término, diferencia entre las circunstancias heredadas y las circunstancias ambientales.

    No obstante, hecha esta precisión, creo que, desde un punto de vista utilitario, se puede y se debe mantener y reafirmar el principio de responsabilidad.

    Un saludo.

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  2. Muchas gracias por su aportación Sanzwich. Y me acaba de recordar usted que un dia de estos tendré que escribir un post sobre «Libertad y libre albedrio». Efectivamente mi experiencia personal mental es que el libre albedrio existe y no tiene nada que ver con el idealismo. Yo no niego que haya condiciones extremas donde la mente es guiada a través de experiencias limite que configuran un modelo del mundo especial, es el caso de los abusos infantiles o las experiencias tempranas que pueden definir un «gusto» en el adulto. Por ejemplo muchos violadores han sido niños abusados y muchos pedrastas han sido niños seducidos. Es verdad que ese tipo de experiencias determinan una elección posterior que en cualquier caso precisa de un acto intencional por parte del sujeto: una especie de elección que aunque pueda parecer fatalmente determinada solo lo es en la medida en que uno la siente como alienada, de otro modo ¿como explicarse que no todos los abusados se conviertan a su vez en abusadores? Siempre podemos apelar a la vulnerabilidad biologica, pero eso es otra manera de decir que no sabemos por qué sucede asi. Lo que yo creo es que uno elige, aun en las condiciones más extremas aunque me gustaria concoer su punto de vista sobre el asunto.
    He visitado su blog pero no puedo entrar.
    Gracias

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  3. ¿Como explicarse que no todos los abusados se conviertan a su vez en abusadores?

    Bueno, yo me inclino a pensar que, en esos casos, los abusados no se convierten en abusadores por el contrapeso inmediato que ejercen otros factores históricos (a saber, la mayor conciencia del daño que dichas acciones conllevarían, el temor a acabar entre rejas, etcétera), todos ellos fruto de una educación y una experiencia previa totalmente circunstancial y, por consiguiente, no necesariamente compartida.

    Tampoco se pueden obviar los contrapesos heredados. Cada vez se tiene mayor certeza de que los sentimientos morales primarios son instintivos. Pero, como con cualquier otro rasgo genético-adaptativo, no todos los individuos los poseen en la misma medida; e, incluso, algunos sujetos carecen absolutamente de ellos (aquí, los psicópatas).

    Todos estos condicionantes conforman la balanza de pesos y contrapesos que determina que unos sujetos resistan a sus impulsos destructivos y otros cedan a ellos.

    Podría, claro está, estar equivocado; y quizá, después de todo, los condicionantes que pongo por ejemplo emerjan en un acto de voluntad pura. Pero mi opinión actual es la del imperio del determinismo (con o sin azar), incluso en relación a las decisiones aparentemente reflexivas.

    Además, en mi opinión, este punto de vista no destruye la noción de libertad; ésta, en todo caso, habrá de ser definida de forma más prosaica. Por ejemplo, en un sentido ontológico yo la defino como la adquisición de la mayor conciencia posible. En un sentido político, como la ausencia de coacción. Y, como señalé, en mi anterior comentario, me parece bien que, por su utilidad social, los educadores de todo tipo sigan transmitiendo la concepción idealista de la libertad/responsabilidad.

    PD – El acceso a mi blog está bloqueado porque, de momento, no hay contenido. He creado la plantilla sólo por apoderarme del dominio.

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  4. Estoy más bien de acuerdo con Sanzwich. Y creo que la aparente contradicción entre el sentimiento íntimo de elegir libremente y la sujeción de hecho a la necesidad universal se puede salvar con el siguiente planteamiento: «podemos hacer lo que queramos; pero no podemos querer lo que queramos»
    Versión más pedestre: «podemos hacer lo que se nos antoja; pero no se nos puede antojar hacer cualquier cosa».

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  5. Un tema profundo y de difícil solución. Sólo puedo aportar mi idea: quizá el determinismo, en metáfora, sería un gran imán que nos atrae hacia «ahí» (en otras palabras, «tendemos-a»), y de ese potencial camino a recorrer debido a una fuerza metafóricamente equiparable a la magnética, saldremos (nos desviaremos) sólo en función de lo que podríamos llamar «nivel de conciencia». Sanzwich menciona la cuántica y eso me recuerda que vivimos en un mundo de infinitas posibilidades alternativas y paralelas. Es decir, a menor «nivel de conciencia» (pongamos un gusano de seda por decir algo) menor libre albedrío. Dentro de nuestra especie habría sub-clasificaciones. Evidentemente, la primera «toma de conciencia» es ser consciente -siento la redundancia- de que hay un camino del que salirse… si uno lo desea.
    Y como dice augustbecker, quizá no podemos albergar toda la gama de deseos posibles.
    Un ejemplo sería el predeterminismo biológico o genético: una persona hija y nieta de otras con problemas pongamos circulatorios puede, tomando conciencia de que tiene muchos «números» para padecer las mismas dolencias, adoptar (con la toma de conciencia primero y activando el libre albedrío después) una actitud de prevención (dieta sana, ejercicio, etc.) con lo cual estaría cambiando el destino que le esperaba si no hacía nada.

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  6. Estoy de acuerdo con Augusto, ese es el libre albedrio que nos interesa psicológicamente y no el libre albedrio de los idealistas, en psicologia elegimos en un campo que es a la vez terreno de elección y oportunidad (kairós), no siempre podemos elegir (sobre todo lo que está en el futuro o en el pasado) y además de eso, solo podemos elegir aquello que se encuentra entre un menu desplegable de opciones contempladas. Lo cual no significa que no elijamos, todo acto volitivo no puede darse sin intencionalidad y esa intencionalidad es lo que hace de guia al libre albedrio.

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  7. estoy de acuerdo con vuestra opinion por que de manera cientifica se toca este problema que se da de manera concreta en la sociedad¿cual seria el tramiento en si de una persona que padece de esta situascion conflictiva?¿que medicamentos debe de tomar?

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  8. ´´¿como explicarse que no todos los abusados se conviertan a su vez en abusadores?´´
    Creo que todos los abusados procesan el abuso de diferente forma, hay demasiados factores, no creo que alguien decidea racionalmente no ser pedófilo o si serlo. He conocido gente que fue abusada en su infancia, pero si bien no es gente pedófila, han procesado su abuso en forma negativa (depresión, trastornos de conducta y personalidad, tendencias suicidas, etc), no hacen daño a los demás, pero si así mismos.
    De las personas que conozco, heterosexuales, lesbianas, homosexuales, bisexuales, ninguno de ellos eligió su sexualidad, sencillamente la sintieron, eran sus impulsos, si algo tan natural como la sexualidad no puede elegirse realmente (salvo elegir el como asumirla) ¿que queda para una patología?, creo que los impulsos son aun mucho más fuertes.
    Por otro lado, creo que la maldad y la responsabilidad no es contradictoria con la enfermedad; no es excluyente. Un pedófilo es un enfermo, pero ello no quita que sea un criminal. No puedo imaginar que un pedófilo no sea un enfermo, un psicópata. Aunque no puedan controlar sus impulsos, suelen ser muy malévolos y maniopuladores, suelen creerse superiores a los demás, suelen burlarse de sus víctimas.

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  9. Pues hay pedofilos que son psicopatas y pedofilos que no lo son como hay pedofilos que son impulsivos de los que no lo son. la pedofilia es una conciencia desgajada de las demás conciencias en este caso psicosexual que va por libre con respecto a las cognitivas, conductuales, morales y emocionales y que se ha quedado estancada en una sexualidad infantil.

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  10. Todo depende de la persona, de su ánima, pero está claro, al menos para mi, q una persona q ha sufrido experiencias sexuales en su infancia o antes de su juventud, se le quedará para siempre en su mente, en su recuerdo, sea positiva o negativa dicha experiencia. Y si se mantiene abierta a no temer dicha experiencia puede mejorar su relación con ella.

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  11. Pingback: Secuestros, torturas, violaciones y las secuelas en sus víctimas: ¿Locura o simple maldad? | MiBahia.net

  12. Reblogueó esto en Psi-neófitay comentado:
    «Lo realmente curioso de las conductas compulsivo-impulsivas es que siempre se refieren a actos prohibidos, censurados o castigados por la ley, la moral o las costumbres sociales…»

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  13. Guauuu, he leido el articulo asi como los comentarios… no soy experta en el tema pero mi experiencia es tener un hijo que fue victima de pederastia y en este momento esta en tratamiento psicologico… agradezco a Dios porque mi nino de 3 anos pudo en sus cortas palabras decirme lo que le sucedia con palabras que use con El al cambiarlo y decirle que le amaba y yo estaba para protegerlo y si en algun momento alguien lo lastimaba o hacia sentir mal el podia decirmelo para yo reganarlo y bum la sorpresa… pero el punto es que creo en la responsabilidad del agresor, creo en la intencionalidad y por lo tanto en que uso su libertad de decision y accion mal si fue victima de algo en su ninez o no, etc no quiere decir que no tiene uso de razon ni tampoco que debera esto hacerlo decidir deacuerdo a sus impulsos porque todos en algun momento tenemos impulsos pero no nos domnamos por ellos…..

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  14. Creo que como madre de víctima y persona que presenció los síntomas en los compañeros de clase por un gilipollas que fue su educador infantil, puedo hablar con cierta autoridad de la negligencia brutal que llevo presenciando desde hace tiempo:
    1. Los psicólogos y psiquiatras que dicen que el abuso sexual no está demostrado que deje secuelas, especialmentte en algunas edades o que «a lo mejor el niño no lo ha percibido como agresión» son sencillamente vomitivas (porque son directamente argumentos pederastas).
    2. Me parece RIDÍCULO Y ABSURDO que a un pedófilo se le ponga en tratamiento en la cárcel cuando TODOS SABEMOS que no son enfermos. No es la «sociedad». Hay muchos «profesionales» que dicen que los pederastas se curan (????)
    3. Cuando en un colegio se denuncia a un pederasta los ppsicólogos responsables dirán que el lenguaje verno verbal de los niños no dice nada (que lo que tienen son rabietas) y que el pobrecito pederasta no puede ser eso porque es muy bueno y encantador.
    4. Y ante tanta negligencia la mala siempre será la madre denunciante que, como está loca y paranoica ve lenguaje no verbal por todas partes.
    5, Yo abogo porque todo psiquiatra o psicólogo que no se involucre en pillar a un estúpido de éstos y negar la evidencia en las víctimas se declare objetos de conciencia y deje el camino libre, porque desde luego crean muchos más problemas de los que resuelven
    6. Un pedófilo no es enfermo mental, no tiene trastorno del control de los impulsos y no está alienado cuando lo hace. Lo hace voluntariamente plenamente consciente de todo porque le gusta y sabe que cuando le pillen saldrá en la tele en un montón de reportajes como si fuera un héroe nacional y con un montón de psiquiatrass detrás diciendo lo enfermito que está y (esto es klo mejor) los tratamientos que se están investigando para «curarles».
    Precisamente por eso hay un gilipollas de estos en cada colegio de España que no se pilla porque nadie quiere verlo (intervenir es siempre tedioso). Curemos a las madres denunciantes (están todas locas, al parecer sus hijos no tienn secuela alguna, lo han descubierto porque tienen una bola de cristal…) emitidos por un «especialista en la materia»). lo cual convierte automáticamente a la madre denunciante en loca (neurótica o psicótica, que naturalmente hay que curar, porque el pobrecito pederasta es un enfermito mental con untrastorno del control de los impulsos.

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